29 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
jueves, 29 de diciembre de 2005


Se acaba el año y es inevitable entregarse a la pasión colectiva que supone hacer balances. Repaso un año de anotaciones en este diario y elaboro dos resúmenes que – aunque nadie los reclama ni espera – he decidido elevar a la categoría de tradicionales. Uno es mi particular resumen del año (una lista poco elaborada y nada interesante de mis actividades durante este año), el otro una guía con algunos de los libros que he leído (y que titulo, de nuevo recurriendo a Josep Pla, “el que hem llegit”). Aquí los tenéis, que aproveche.

RESUMEN INUTIL DEL 2005

Casas vendidas: 1
Casas nuevas: 1 (Graceland, ¡fantástica!)
Libros leídos: 30 (muchos menos que el año pasado)
Comidas / cenas en casa ajena: 36
Comidas / cenas en casa: 27 (10 en nuestra antigua casa y 17 en Graceland)
Comidas / cenas en restaurantes / bares: 108 (muchas de ellas en el “Panyvino”, claro vencedor en esta categoría.)
Cine: 15 (un pobre balance)
Teatro / otros espectáculos: 6 (lo mejor, “Erritjarizaka” de Goebels)
Conciertos: 4
Celebraciones: 3 (una comunión y dos cenas de jubilación)
Padres jubilados: 2 (espero que se diviertan mucho ahora que tienen tiempo)
Viajecitos de fin de semana y pequeñas vacaciones: 5 (lo mas lejano Bilbao)
Exposiciones visitadas: 21
Neveras encontradas junto a contenedores: 1 (una de Coca-Cola en buen estado)
Series que hemos seguido este año: Muchas (Perdidos – fantástica primera temporada -, Sin Rastro, Frasier – primera temporada -, Friends, Mujeres desesperadas – junto a perdidos, lo mejor del año-, Los Soprano, Sexo en Nueva York, Push Nevada – diferente, esperanzador arranque -, A dos metros bajo tierra, Nip Tuck, Alias, Roma, Medical Investigation, CSI – Las Vegas, Nueva York y Miami -, 24 y Diario de una Abuela de verano, han llenado muchas de mis horas delante de la televisión).
Semi “pablazos” sufridos: 1
Bautizos de mar: 1
Mudanzas: 1 (144 cajas, de las cuales más de 30 siguen cerradas)
Robos sufridos: 1

Ha sido un buen año, hemos hecho nuevos amigos, hemos recuperado el contacto con amigos a los que habíamos dejado de frecuentar y seguimos desayunando juntos casi todos los días. Los buenos momentos han superado con creces a los malos ratos que también nos ha tocado vivir.


EL QUE HEM LLEGIT

No voy a perder el tiempo hablando de lo que no me ha gustado, por distintas razones estos libros son los que me han aportado algo al leerlos durante el 2005. Aún estás a tiempo de pedirlos para reyes.

1. BEST SELLERS: “Pompeya” de Robert Harris, “La Rubia de Hormigón” de Michael Connelly, “Naturaleza muerta” y “la mano del diablo” de Douglas Preston y Lincoln Child, “l’Historiador” de Elizabeth Kostova, “Post Mortem” de Patricia Cornwell
2. TIROS SEGUROS: “Vaig creure que el meu pare era Déu” de Paul Auster, “Historia de Mayta” de Mario Vargas Llosa
3. CLÁSICOS: “Las Hermanas Zinn” de Joyce Carol Oates
4. COSITAS BUENAS: “Trenta-dos morts i un home cnsat” de LLort, “una palabra tuya” de Elvira Lindo, “Amanecer con hormigas en la boca” de Miguel Barroso, “El Kilim de la princesa” de Peter Berling, “Pandora al Congo” de Albert Sánchez Piñol, “Diablo Guardián” de Xavier Velasco, “oh, blanca navidad” de David Sedaris
5. LA SORPRESA: “El Curioso incidente del perro a medianoche” de Marc Haddon
6. ESOS LIBROS QUE SIEMPRE TIENES PENDIENTES Y QUE PESE A ESO, CUANDO LOS LEES, TE GUSTAN: “Glamourama” de Bret Easton Ellis.
7. VIAJE A LOS SUEÑOS POLARES: “Cherry” de Sara Wheeler, “el peor viaje del mundo” de Apsley Cherry Garrard, “En el país de la muerte blanca” de Valerian Ablanov
8. UNA HISTORIA BIEN CONTADA: “Enterrar a los muertos” de Ignacio Martínez de Pisón

27 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 27 de diciembre de 2005


Se apagan los ecos de los villancicos que he tenido la suerte de no cantar ni escuchar. Ya ha pasado otra navidad. Familia, regalos y comilonas de impresión, como siempre.
Pero este año las ausencias se han notado mucho: en Nochebuena, en casa de mis padres, Albert – en China – y Anna – baja por enfermedad en el último momento- dejaron un par de sillas vacías en el gol sur. Se les echó de menos.
En Navidad, en casa de los padres de María José, fueron Sus y Alberto los que dejaron el sector joven en minoría. Y ayer, día de San Esteban, Eli y Cesc se sumaron a la lista de deserciones y se quedaron sin el espectacular “mar i muntanya” que da sentido a estas fiestas (espero que la magia de los “tuper” les haga recuperar parte de lo que se han perdido). Una aparición de Anna en el último momento – parcialmente recuperada de su inoportuna enfermedad – animó un poco la fiesta.

El balance, pese a las sillas vacías, es positivo. Un buen rato en compañía de gente a la que quieres, comida espectacular y muchos regalos (mas recibidos que hechos).
Hoy – aunque parezca mentira – debemos volver al trabajo después de estos tres días de actividad suspendida. Nadie dijo que esto iba a ser fácil.

23 diciembre 2005

“- Oye,¿quién es ese tal Míster Ocio, del que todo el mundo habla? – pregunta Damien.”
Bret Easton Ellis. Glamourama.


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 23 de diciembre de 2005


Acabo “Glamourama”. Un arranque espectacular (las primeras 221 páginas son brillantes), una manera de narrar única, dominio del ritmo, un estilo propio, atractivo, brillantez... pero no es un libro redondo. Bret Easton Ellis intenta hacer una gran novela y se pierde por el camino y, con él, se pierde un desconcertado lector. Pese a eso he disfrutado leyendo (número de veces que me he pasado de parada de metro durante la lectura de “Glamourama”: 3).
Decido empezar un clásico, conocido sobre todo por su adaptación cinematográfica y por uno de esos inicios míticos:

“Anoche soñé que había vuelto a Manderley”
Rebeca. Daphne du Maurier

22 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 21 de diciembre de 2005


Con las fechas navideñas llegan una serie de tradiciones entrañables y otras que no lo son tanto. Entre las últimas destaca con luz propia la cena de empresa.
Ante el alto número de intoxicaciones etílicas que se produjeron en las cenas del año pasado el señor Levi – dueño y señor de la empresa donde diariamente me bato el cobre y, por lo tanto, de nuestros destinos – ha decidido reconvertir la cena en comida dando un nuevo sentido a esta tradicional colación navideña.

El lugar elegido para el notable evento es el restaurante estrella de la ciudad en la que trabajo. Los trabajadores de las otras divisiones de Levi (camisas, ropa interior...) también están presentes en el gran salón elegido para la ocasión.

La comida resulta entretenida pese a que hablamos de trabajo, de trabajo y, también un poco, de trabajo. Tras el postre – espectacular – llega otra de esas deleznables tradiciones navideñas. Normalmente me niego a participar en esa idiotez supina llamada “amigo invisible” (explicación para aquellos que tienen la suerte de desconocer su funcionamiento: El azar pone en tus manos un papel con el nombre de un compañero de trabajo al que debes hacer un regalo de un importe determinado. Explicación segunda. Presuntamente es divertido) pero esta vez me vi atrapado y me fue mas fácil participar que negarme.
La fortuna me sonríe y al acabar el reparto de regalos tengo en mis manos un espectacular cuchillo para matar elefantes (ojo, no es broma, tengo un cuchillo con una hoja de 12 centímetros – seguramente ilegal en toda la comunidad europea – con el que podré cometer todo tipo de delitos).

Dejo el reparto de regalos y – sin café – voy a Levi Pants ya que mi turno hace rato que ha empezado. En el momento en el que dejo la sala, el alcohol en sangre de alguno de los presentes llega al nivel “amistad eterna”. Después – a lo largo de la tarde – irá a mas. Por suerte – o por desgracia - no lo veré.

Al acabar la jornada laboral me llevo a casa otra institución de estas fechas (contra la que no tengo ningún tipo de prevención): el lote de navidad. Cargado con el lote – que incluye un jamón y por lo tanto pesa lo suyo – y dispuesto a defenderlo a capa y cuchillo, vuelvo a casa.
Mañana la lotería no me alejará de Levi Pants.

20 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 18 de diciembre de 2005


Domingo. Desplegamos una actividad frenética en busca del regalo perdido. Primero en un centro comercial en el que no dejamos tienda sin visitar (con dos visitas “de vicio” a la tienda de animales) y después en el centro con un recorrido larguísimo que incluye miles de tiendas, el “mercart” y una floja exposición de Blami en el Iguapop. Un bocata en un bar “fanta” nos ayuda a reponer fuerzas para volver a casa con algunos regalos (no todos los que hubiéramos querido comprar).
Cansados, dedicamos el resto del día a descansar, que nos lo hemos ganado. Regalar es muy cansado.

Lunes. Vuelve el gris oscuro, los días de trabajo y la falta de tiempo. El buen humor ayuda a soportarlo.

19 diciembre 2005

“Estimados clientes, el jefe de cocina se acaba de operar de apendicitis. Por favor reduzcan los pedidos de comida cruda para que se pueda recuperar con normalidad. ¡Disculpen las molestias! ¡Gracias!”
Pancarta en el medio del comedor de un restaurante japonés. Barcelona.



DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 17 de diciembre de 2005


Viernes. Empiezan a llegar las primeras felicitaciones de navidad y, a la vez, las primeras respuestas a las que hemos enviado nosotros. El esfuerzo ha valido la pena, ya ha empezado la navidad. Lo celebro acercándome al centro de Barcelona y entregándome al deporte nacional por estas fechas: la caza y captura del regalo.
Por la noche, y después de un productivo día (al menos para la empresa) en Levi Pants, María José y Jordi R2 me rescatan del tedio con una cena en Graceland. Hemos renunciado a salir ya que hoy es el día internacional de las cenas de empresa. El riesgo de que un grupo de compañeros de trabajo te toque en la mesa de al lado es muy grande y no queremos correrlo. Si es duro soportar la cena de la propia empresa, aguantar la de una gente que no te tienen que sufrir durante todo el año debe ser todavía peor.

Sábado. Nos levantamos tarde y no conseguimos arrancar hasta el mediodía. En Sants intentamos encontrar el regalo perfecto para la familia y aprovechamos para pasear por la calle. No tenemos demasiado éxito y acabamos comiendo en un restaurante japonés.
Volvemos caminando a Graceland.
Reventados, descansamos.

A última hora de la tarde nos encontramos con Albert, Esther, Marta, Neus, Andreu, Montse, Carles, David y Nuria. El sistema de quedar en una cena para la próxima ha vuelto a funcionar (con nuevas incorporaciones y actividad previa a la cena, una carrera de Karts en la que no participo).
Todavía con la adrenalina a flor de piel después de la dura competición cenamos en “El Caliu” (Sta. Rosa, 21. Esplugues de Llobregat Tel. 933717436), un pedazo de pueblo a dos pasos de Barcelona.
Al final de la cena salen las agendas, es necesario organizar la próxima quedada.

15 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 15 de diciembre de 2005


En la calle hace frío, mucho frío. Encerrado en Graceland escucho el “A grand don’t come for free” de The Streets intentando que la música de un poco de calor al día. Con una desazonadora sensación de falta de tiempo, deambulo por los días que separan un fin de semana de otro. Es una travesía por el desierto en busca del siguiente oasis. Si uno de esos vergeles repartidos a lo largo del camino no tuviera agua, los apuros serían grandes, la supervivencia difícil.

No todo es sombrío. Disfrutar en compañía de María José de Graceland, leer el “Glamourama” de Bret Easton Ellis (en los últimos días, durante mis viajes al trabajo, me he pasado dos veces de parada totalmente absorto en su lectura), ver algunas series (“CSI”, “Roma”, “Las Vegas”, “Alias”...) y escuchar música son cantimploras que ayudan en la larga travesía de cinco días. Ya queda menos.

13 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 11 de diciembre de 2005


En mi ciudad tenemos una larga tradición consistente en colgar cosas en los balcones. Hace años se solían colgar, una vez usadas, las palmas y los palmones. Todavía hay quien conserva esta tradición, pero últimamente ha caído en el olvido. También es tradicional colgar banderas para celebrar las fechas importantes y todo tipo de pancartas reivindicativas. Otra de las cosas que se suelen colgar en los balcones – o, en su defecto, en las ventanas - es la propia persona (es una manera de protesta que, poco a poco, va ganando adeptos).
La última desafortunada moda colgante la protagonizan multitud de “papa noeles” que este año amenazan con colapsar el espacio balcón de nuestra ciudad. Son de todos los tamaños y condiciones. Unos cuelgan de sus escaleras en un eterno “estoy a punto de llegar a tu casa para dejar los regalos que llevo en el saco”, otros – con más descaro- se han instalado en una silla del balcón y miran con descaro hacia la calle. Los hay pobres y lujosos... pero todos son - estéticamente - un atentado.
En el trayecto que nos lleva desde casa al Ugarit cuento mas de una veintena. La invasión está cercana.

Después de comer en el Ugarit nos encontramos con María y Amador y nos acercamos al faraónico recinto del Fórum. El motivo de nuestra primera visita a este recinto es la presencia en su desaprovechado suelo de un circo sobre hielo, el circo “Paraiso” (hemos conseguido las entradas en una tele local).
En el interior del circo hace frío, mucho frío. Claro, el hielo, concedes antes de empezar la función. Cuando acaba la función (floja salvo algún número de trapecio de mucho mérito) te preguntas cual es la razón de la presencia del hielo. La verdad es que podrían haber hecho lo mismo sin hielo y en un ambiente cálido y todos hubiéramos sido mas felices. Porque ¿era necesario que el saxofonista que se marca un solo en el centro de la pista saliera con patines? (Patines – que todo sea dicho – no dominaba a la perfección) Es mas, ¿era necesaria la presencia del saxofonista en el centro de la pista? ¿Es un solo de saxo un número circense? ¿El hecho de tocar sobre patines es un número de riesgo?
Son preguntas que, lamentablemente, nunca encontrarán respuesta.
Pese a que no es el circo de nuestra vida, nos lo pasamos bien y conseguimos llegar al final de la función sin congelaciones en las extremidades. Una tarde distinta y muy entretenida.

11 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 10 de diciembre de 2005


Miércoles noche. Al salir de Levi Pants me encuentro con María José, Amador y María en “La Esquinica”. La cola, como casi siempre, es impresionante. Pero por suerte María José ha llegado un poco antes y no tendremos que esperar mucho mas (cuando llego el mañico está llamando al 53 y nosotros tenemos el 64). El ambiente es el habitual y, ante el desfile de tapas y de simpatía que nos ofrecen, he de acallar las voces derrotistas que afirman que “ya no es lo mismo que antes”... si no te gusta, no vayas, panoli.
Continuamos la noche en un Pub ingles perdido en alguna calle del Eixample.

Jueves. Fiesta otra vez. No consigo sacarme el pijama en todo el día. En casa se está muy bien.

Sábado. La extraña semana está llegando a su fin. Después de un nuevo día de trabajo es el momento de disfrutar de un largo fin de semana. Aprovechamos para acabar de escribir las felicitaciones de navidad y para acercarnos a correos para enviar las primeras. Como cada año hemos puesto mucha ilusión y esperamos que sean recibidas con alegría.
Graceland, aunque presenta cada día un aspecto mejor, tiene todavía algunos déficit. La presencia de cables de corriente colgando por las paredes es uno de ellos, aunque ante las visitas lo justificamos aludiendo a extrañas corrientes decorativas de una modernidad fuera de toda duda. Habitualmente no cuela.
Tras cuatro meses de vivir aquí hemos decidido que ya va siendo hora de tener una luz en el baño. Nos acercamos a la casa de lámparas del barrio. Compramos dos apliques. Los colocamos. No nos gustan. Volvemos a la tienda. Los devolvemos. Compramos otro aplique, lo colocaremos mañana.

Estamos a punto de salir cuando recibimos la llamada de Jordi N. desde Almería. Me alegra tener noticias suyas. Se ha mudado, tendremos que reenviar la postal.
Por la noche cena en casa de Clara y Roger. También se apunta Toni. Hace mucho que no nos vemos y tenemos mucho que contarnos. Nos echábamos de menos pero el día a día, el trabajo y las respectivas casas nos han absorbido últimamente. Prometemos poner remedio.
Es muy tarde cuando volvemos a casa. Todavía queda un día de fiesta.

Por el camino he acabado de leer "Post Mortem" de Patricia Cornwell y empezado con "Glamourama" de Bret Easton Ellis, uno de esos libros que hace tiempo que tenía en lista pero que siempre aplazaba el momento de enfrentarme a él.

07 diciembre 2005

“No existe, en el ara destinado a loar a los elegidos, un lugar para los desocupados. Mientras el resto de actividades humanas tienen algún tipo de reconocimiento social, no ocurre lo mismo con la ociosidad, que es sistemáticamente ignorada en el mejor de los casos”
Santiago García Quintana. “Idle life”. Buenos Aires 1955.


DIARIO DE UN OCIOSO
miércoles, 07 de diciembre de 2005


El lunes se apaga con un brillo inusual. Mañana es fiesta y la noche es nuestra. Me encuentro con María José en casa de Yoli y Rafa (a cuatro pasos de Graceland) y pedimos comida a un restaurante chino cercano.
Estamos todos cansados después de un largo día de trabajo pero la cena y la conversación nos sirven para alejar todo lo malo del día y para recordarnos que mañana será mejor.

Martes. Me levanto de mal humor y sólo un rato después (con la ayuda de un desayuno con María José y de “Harry Potter y el cáliz de fuego” en los Icaria – se echa de menos la mano de Cuadrón - ) el día empieza a remontar. Damos un paseo por el centro pero no nos atrevemos a acercarnos al mercadillo navideño de Santa Llucia.
Al volver a casa paramos en nuestro proveedor habitual de pollo a l’ast y nos hacemos con la comida. Descanso en casa - con visita de Rafa y Yoli – y trabajo con la postal llenan el resto del día.

Miércoles. Escucho a Sarah Vaughan y eso facilita mi tránsito por Levi Pants. Mañana vuelve a ser festivo, eso también ayuda.

05 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 5 de diciembre de 2005


El primero que dijo aquello de que “lo bueno, si breve, dos veces bueno” era un descerebrado o un enfermo peligroso. Uno llega a esta conclusión cuando ve que el fin de semana ha pasado volando y que vuelve a enfrentarse a una larga – pero por suerte rellena de días festivos – semana laboral.

La llegada de un nuevo armario a Graceland ha producido un notable descenso en el número de cajas que nos rodea en nuestra vida diaria (ahora ronda la cuarentena). La mejora en las condiciones de vida ha tenido un coste elevado en horas de trabajo. El resto del tiempo de los últimos días se ha esfumado entre la cocina (un pastel de chocolate, una coca, puré de manzanas – gracias a la receta de Carol – y dos lomos mechados), un intento frustrado de ver la nueva película de Harry Potter (que fue substituido por una cena en “Il Golgo di Napoli” (Lleida, 38. Barcelona. Tel. 934234543) a base de pizza y otras delicias italianas) y una comida familiar con Rocío, Toni, Helena, David, Marc, Emma y Helena en Graceland.
También ha habido tiempo para nuestra postal de navidad, prácticamente acabada.

01 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 01 de diciembre de 2005


Después de devorar la floja pero terriblemente adictiva “El psicoanalista” de John Katzenbach (su autor no ganará ningún premio literario de prestigio pero sabe como atraer la atención del espectador), me enfrento a la cercanía de la navidad gracias a “Oh, Blanca Navidad...” de David Sedaris.

David Sedaris es un cómico americano ácido y muy divertido. Leo a Sedaris y me pregunto de donde salen los guiones de los programas de humor y de los monólogos de los humoristas españoles. Si es posible hacer humor inteligente, ¿Porqué se empecinan en escribir chascarrillos de taberna? Leo a Sedaris en el metro y me río solo. Leo a Sedaris y me reconcilio con la navidad, leo a Sedaris y me lo paso en grande. Muy recomendable.

30 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 27 de noviembre de 2005


La promesa de un desayuno reparador me hace salir de la cama. Fuera, en el mundo exterior, el viento sigue soplando con fuerza. En la vieja cocina de la casa – ahora convertida en un cálido comedor – tomamos el desayuno y planificamos el día. Es el momento de abandonar el “Hostal del Castell de Gimenelles” y volver a la vida real.
Nos volvemos a perder pero al final llegamos a Barcelona. Nos espera una loca comida familiar.
El motivo de la concurrida reunión es la visita de Ángel (parte de la familia francesa y al que no veía desde el 1983). Estamos todos: mis padres, hermanos, tíos, primas… sólo falta Alberto que sigue con su tour turístico-laboral por Asia. En medio del vórtice de caos que hemos creado una vez mas, intenta sobrevivir Ángel que, pese a entender algo de castellano, no entiende el pedazo de familia que le ha tocado en suerte. Chistes, gritos, discusiones, abrazos, bromas, risas, más gritos… y él en medio de todo, sonriendo pese a la que está cayendo.

El resto del día lo pasamos durmiendo aquejados de una extraña enfermedad.

27 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
sábado, 26 de noviembre de 2005


He dormido bien. Cuando me levanto María José está acabando de preparar el desayuno. No tenemos prisa pero en pocos minutos hemos conseguido salir a la calle. Nuestro destino es el “Hostal del Castell de Gimenelles” (Sant Jaume dels Domenys. Tarragona. Tel. 977671871), hostal del castell de gimenellesun pequeño hotelito rural situado en un pueblo perdido del Penedés. El equipaje es poco (mañana volvemos) pero la tecnología ocupa un lugar destacado (hace un par de años hubiera sido impensable cargar con ordenador, reproductor de música – mp3- y cámara de fotos digital). Nos vamos al campo, si, pero sin renunciar a las ventajas de la civilización.
Un par de cruces de camino mal tomados y finalmente conseguimos llegar al hotel. Es un caserón que se alza en medio de un mar de campos. La vista es impresionante y al fondo el mar – lejano- reluce. Hace frío y mucho viento.
Nuestra habitación, todas tienen nombre, se llama “Cub de Raig ”, tiene dos niveles y es justo lo que andábamos buscando para descansar lejos del trajín de la ciudad.
En una de las zonas comunes del hotel escribo el diario mientras María José lee. El viento sopla con fuerza en el exterior. Nos recomiendan un par de restaurantes cercanos y acabamos decidiéndonos por “El Bosc” (Marta Mata, 46 Urbanització Els Boscos. Banyeres del Penedès (Tarragona) Tel. 977671871). La decisión no podía ser más acertada. La carta es generosa pero la especialidad de la casa es la carne y las verduras a la piedra, así que la decisión ya está tomada. Comemos muy bien y el trato es amable. Volvemos al hotel y rematamos con una siesta espectacular.cae la noche
Cuando nos despertamos ya es oscuro y el viento ataca con fuerza las recias paredes de la casa. No volveremos a salir, hemos encargado cena y tenemos libros para leer.
Cenamos muy bien (cocina de la tierra con el toque justo de creación) y, después de leer un rato, seguimos con nuestra cura de sueño.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 25 de noviembre de 2005


Miércoles. Pese a no tener demasiado tiempo para leer (el trabajo con la postal de navidad ha ocupado casi todo mi tiempo libre durante los últimos días) he acabado “Diablo Guardián” de Xavier Velasco (me ha gustado, intentaré seguir leyendo a este escritor mexicano) y he empezado “El psicoanalista” de John Katzenbach .

Por la noche, al salir de Levi Pants y casi muerto de frío, me encuentro en el “Portolés” con Jordi P., Víctor, David y Jesús. Hacía casi un año que no quedábamos los cinco y los primeros minutos los empleamos en ponernos al día. Han habido muchos cambios y no todos estamos al corriente de todos ellos. Después la conversación girará hacia los temas habituales (fútbol, películas, libros...) pero en el ambiente está la angustia que el trabajo nos produce, en mayor o menor medida, a todos. A ella volvemos de tanto en tanto. Hay algo que no funciona en el actual modelo laboral, se trabaja bajo mínimos con un nivel de exigencia muy alto y todo ello acaba pasando factura. Una factura que no deberíamos pagar y que mina nuestra resistencia.
Seguimos con copas en un horrible bar cercano y, por diversos motivos, se van produciendo deserciones. Al final quedamos Jordi P. y yo con un sabor agridulce. Me ha gustado mucho volverlos a ver pero me preocupa saber que no estamos tan bien como sería deseable.
Ya con Jordi caminamos hacia el Borne y, cuando nos quedamos sin las opciones habituales, tomamos una penúltima cerveza en el Astin. Después continúa nuestro periplo con una última cerveza, acompaña de un shawarma y de la conversación de Pablo (un chileno recién aterrizado en Barcelona que hace de encargado en el “Kapadocia”). Reconstituido por el tardío resopón dejo a Jordi y, entre las nubes de bienestar producidas por la ingestión generosa de cerveza, vuelvo a casa. En la parte de atrás del taxi, pienso en todo lo que hemos hablado durante la cena.

Viernes. María José me recoge a la salida de Levi Pants. Ha empezado el fin de semana.

22 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 22 de noviembre de 2005


El otro día, en los comentarios de este diario, me encontré un mensaje de Víctor “Mans Blaves”. Me hizo ilusión ya que hacía casi un año que no tenía noticias suyas, concretamente desde que, a principios de año, protagonizó – en la mejor tradición curroromerista – una “espantá” de las que marcan época. Pocos días después, fue el hombre al que le comprábamos el vino, el que me informaba de su destino: Portugal.
Desde entonces el silencio, por suerte ahora roto por un mensaje que promete una pronta recuperación del contacto.
No me preocupa la falta de noticias. Mi amistad con Víctor a estado siempre marcada por periodos de largas ausencias. Son muchos años y muchas anécdotas compartidas. Es mucho el cariño.
En ocasiones me planteo si desnudarme en este diario, si exponer parte de mi vida a la vista de tantos desconocidos, sirve para algo. Cuando me encuentro un comentario como el de Víctor descubro que sirve para mucho mas de lo que creía.

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 20 de noviembre de 2005


Sábado. Se acerca la navidad y nuestra postal está todavía algo verde. Empezamos a trabajar en ella y la mañana desaparece de nuestra vista.
A la hora de comer llegan Jordi R. y Nuria. Les enseñamos las novedades que hay en casa y salimos hacia el Maxi (Ctra. Del Prat, 30 Bis. Barcelona. Tel. 932968410). Hoy todavía está más bueno que ayer... tenemos que mirar si tienen algún tipo de bono ya que nos estamos haciendo habituales.
Vuelta a casa y siesta gigante. He renunciado a ver el Madrid – Barça pero mientras trabajo en la postal escucho el partido (y lo disfruto mucho) por la radio. Lo que queda del día se invierte en el visionado de series.

Domingo. Me levanto – son casi las diez – preparo el desayuno y despierto a María José. Desayunamos sin prisas y nos ponemos a trabajar en serio con la postal. A mediodía empiezan las prisas y acabamos corriendo para llegar a tiempo al cine. Vemos “Match point”, me gusta.
Al salir, el sol nos ofrece sus últimos rayos. Hora de volver a casa, de comer algo, de siestas y de series en televisión (actualmente enganchados a “Frasier”, “CSI” (a las 3 ciudades), “diario de una abuela de verano”, “Alias”, “Las Vegas”...).
Se acaba el fin de semana y empieza un nuevo periodo de entrega a una causa en la que no sé si un día creí. Las luces del día festivo empiezan – lentamente – a perder intensidad. Los ratos con los amigos, la compañía de María José, la tranquilidad y la falta de obligaciones han restaurado lo que la vida laboral nunca debió dañar.
Aún nos queda la mañana del lunes, una prorroga nada generosa que aprovecharemos hasta el último minuto.

19 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 18 de noviembre de 2005

Jueves. El acromatismo que domina la semana empieza a remitir gracias a un encuentro con amigos. Lo de menos es el motivo (la inauguración de unas oficinas), sólo importa la compañía. Cuando llegamos – tarde – ya están recogiendo. No importa, nos reciben con una sonrisa y nos dan de comer (entre otras cosas unas croquetas buenísimas). Marta, Alberto, Esther, Neus, Andreu, Marga... estar entre amigos ayuda a mitigar los estragos causados por un día de trabajo.

Viernes. Me levanto muy pronto y desayuno con María José. Dudo entre volver a la cama o embarcarme en una nueva sesión de “estaredinalámbricanohayDiegoquelahagafuncionar”. La segunda opción gana y tras un par de fracasos y alguna parcial victor a decido dejar la informática y salir a la calle.
En el Caixaforum visito L’Art Nouveau. El legado de Siegfried Bing, una fantástica muestra sobre la importancia de este galerista para entender la corriente artística a la que su galería dio nombre.
Tengo un poco de tiempo antes de enfrentarme a Levi Pants. Aprovecho para, sin moverme de sitio, visitar Tiempos de Video. 1965-2005 (una muestra de video creación surgida de la colección Noveaux Médias del Centre Pompidou y de los fondos de la Fundación La Caixa). Junto a mayúsculas tomaduras de pelo encuentro obras interesantes (Nam June Paik, Peter Campus, Bruce Naumann...). Me encanta la reflexión lúdica que propone Dan Graham sobre nuestra percepción de la realidad y su relación con el tiempo.

(vida suspendida, gentileza de Levi Pants)

Cena en el Maxi (nuestra oficina este fin de semana) con Olivia y Roberto. Hace mucho que no nos vemos y tenemos muchos temas que discutir (moda, arte, el mundo rural, la vida, las tapas...). Seguimos en Graceland, ha empezado – mejor inicio no podía tener – un nuevo fin de semana

17 noviembre 2005

"El meu avi sabia de què parlava. Els blancs sempre fan el mateix. Primer ariben els missioners i amenacen amb l'infern. Després vénen els mercaders, que tot ho roben. I després els soldats. Tots són dolents, però els que arriben són pitjors que els anteriors."
Albert Sánchez Piñol. Pandora al Congo. Barcelona 2005.

"Nosotros tardamos, con suerte, veinte años en pagar una casa. Los pigmeos construyen la suya en menos de una semana. Trabajamos ocho horas diarias. Los pigmeos, ocho semanales. Nuestra libertad nos la da el despertador cada lunes. Claro que todo tiene su coste: ellos mueren antes. Podrías darles una lavadora, pero sabiendo que tendría un coste"
Albert Sánchez Piñol en el Babelia de El País (29 de octubre del 2005).


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 17 de noviembre de 2005


A veces uno tiene el día tonto. Un día tonto es aquel en el que tus pensamientos vagan en direcciones extrañas. En esos días, y cada vez mas frecuentemente, pienso en hacerme pigmeo. ¿Es posible bajarme de un mundo en el que estoy comodamente asentado? La respuesta es si. ¿Estoy dispuesto a renunciar a las comodidades de las que disfruto y que a la vez son las culpables de mi esclavitud? Si soy sincero conmigo mismo, la respuesta es que no. Seguramente la respuesta es negativa por que no me atrevo a dar el salto, ya que podría vivir sin mucho de lo que tengo. A cambio conseguiría tiempo y libertad. Pero una cobardía disfrazada de comodidad me obliga a seguir cumpliendo horarios laborales, a trabajar mas de lo que sería lógico y - en un alarde de estulticia - a ofrecer lo mejor de mí en esos minutos que mi patrón paga a precio de risa. Lo que decía, a veces uno tiene el día tonto y se pone a escribir en su diario.

Pero como no soy pigmeo mi vida transcurre entre Levi Pants y Graceland (paraiso de las cajas que, desde hace un par de días, disfruta por primera vez de cortinas).
La semana pasa a un ritmo lento, demasiado lento y en la calle hace frío. Pese a todo tengo que salir, vuelvo en un rato.

15 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 13 de noviembre de 2005


Sábado noche. Cena en casa de Quim y Carol con Toni, Emma y Jordi P. Un delicioso lomo mechado con hierbas y un postre impresionante son las estrellas de la noche. Hace tiempo que no nos vemos y tenemos mucho que contarnos. La cerveza acompaña la larga conversación animada por un impagable episodio de mesianismo (el segundo en poco tiempo) protagonizado por Jordi. Es muy tarde cuando volvemos a casa.

Domingo. El día casi no existe. Lluvia y recuperación.

12 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 12 de noviembre de 2005


Ya ha oscurecido (demasiado pronto, demasiado frío... ya está aquí el invierno) pero el “Unforgettable moments of forgettable times” de “Siwel” aleja la oscuridad, los miedos y las bajas temperaturas (con la ayuda inestimable, hay que ser realista y abandonar la poética de taberna con la que he arrancado, de la calefacción de Graceland).
María José – repuesta del desgaste que supone una mañana de compras gracias a una siesta – juega a mi lado al solitario (spider).

Esta mañana nos hemos levantado y, como no teníamos pan, hemos ido a desayunar al centro comercial que hay cerca de casa. La decoración navideña empieza a amenazarnos desde escaparates y rincones. En pocos días estaremos en navidad – aunque falten mucho tiempo – y tendremos todo un mes por delante para ser buenos con nuestros semejantes y consumir compulsivamente.

En la tienda de discos no tienen entradas para el concierto de Rufus Wainwright de mañana, lo intentaremos en taquilla.

El azar nos lleva a la puerta del “Batik” (Valencia, 454. Tel. 932316015), un restaurante especializado en cocina tailandesa, indonesia y malaya. Hacemos un menú de degustación (15 Euros por cabeza) bueno pero algo escaso.

Vuelta a casa y tarde de lectura, de música (ahora es Rufus Wainwright el que pone la banda sonora a la tarde) y de tranquilidad mientras nos preparamos para una cena tardía en casa de Quim y Carol.

11 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 11 de noviembre de 2005


Viernes otra vez. Después de desayunar con María José espero al hombre de las cortinas que hoy tampoco llegará (una llamada telefónica servirá para excusar el segundo plantón en pocos días).

Semana de trabajo duro en Levi Pants (aire acondicionado estropeado, bajas sin suplencias, vacaciones de parte de la plantilla...) sólo animada por los buenos ratos que he pasado en compañía de María José y por una cena deliciosa en casa de Carles y Montse. El miércoles, al salir de Levi Pants después de un día especialmente agotador, nos encontramos en su casa con el grupo de amigos con el que - contra todo pronóstico - hemos conseguido encadenar varias cenas: Albert, Esther, Marta, Neus, Andreu, los anfitriones y nosotros, nueve en total.
La comida deliciosa, la bebida abundante y la conversación divertida. No se puede pedir más. Quedamos para la siguiente (en está ocasión una comida) en la que intentaremos liar a mas amigos del grupo.
Al salir me vence el cansancio y no cedo ante la nostalgia de entrar en el bar que hay bajo la casa de Carles y Neus. Hace años - muchos creo - fué lugar habitual de salidas nocturnas memorables y de otras no tan memorables.

Las lentejas que estoy preparando mientras escribo esto empiezan a oler. Es un olor de invierno, de días fríos y grises como el que hoy me está obligando a quedarme en casa hasta que sea la funesta hora de iniciar el camino hacia la ciudad vecina de la ciudad vecina. En unas horas empieza un nuevo fin de semana.

07 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 6 de noviembre de 2005


Sábado. Desayuno con María José en el exterior de Graceland. Necesitamos gafas de sol para poder enfrentarnos a los primeros rayos que calientan nuestro, cada vez mas lleno de plantas, patio.
Mientras María José se emplea a fondo en el mantenimiento de la nueva vegetación que amenaza con hacerse con el poder, yo me voy a comprar al mercado. Es pequeño y no lo conozco demasiado pero poco a poco me voy haciendo con él.
Por la tarde, y después de siestas e indecisiones varias, decidimos ir hasta los Icaria con el coche que nos dejaron hace un par de meses y que aún nadie ha reclamado. Aparcamos en la puerta y, tras mucha cola, conseguimos un par de entradas para ver "el jardinero fiel" (una gran película, nos encanta a los dos).
Vuelta a casa. Pese a no haber hecho demasiado estamos muy cansados.

Domingo. He dormido mas de lo habitual pero no lo suficiente para perderme el desayuno al sol que estamos institucionalizando. Una vez acabado, y como nadie nos ha traído el periódico, nos entregamos a la vagancia, a los sudokus y a los crucigramas de Mambrino.
Jori R y Nuria nos llevan al "Quejio", un bar cercano a su casa donde vamos a hacer el aperitivo. Callos, costillas, patatas bravas y sardinas, todo buenísimo y regado con abuendante cerveza. Salgo experimentando ese estado de ingravidez delicioso que se consigue los domingos tras un buen aperitivo.
Vuelta a casa. Pese al generoso aperitivo encuentro un hueco para una comida que remato con una siesta de profesional.
Ha oscurecido cuando me levanto. Me pongo a cocinar (un par de platos para una comida con compañeros de trabajo que tiene María José el martes) mientras escucho la jornada futbolística. El fin de semana se acaba. Mañana toca batallar para conseguir uno nuevo.

05 noviembre 2005

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Viernes, 04 de septiembre de 2005


Por fin es viernes. Me levanto pronto y me encuentro con el desayuno preparado. El cambio de horario tiene una única cosa buena: fuera no es oscuro y se agradece la luz difusa que empieza a llenar el patio de casa. Desayuno con María José y planificamos el largo día que tenemos por delante.
María José se va a trabajar y, mientras espero al carpintero que tiene que ajustar una puerta del armario, aprovecho para añadir programas al ordenador. El ajuste es una cosa sencilla y pronto quedo libre.
En la oficina de objetos perdidos no encuentro nada de lo que nos robaron el otro día. Aprovecho para dar una vuelta por el barrio, para ver nuevas y viejas tiendas, para pasear sin prisas disfrutando del ajetreo de un día laborable desde el punto de vista del que no tiene obligaciones por cumplir.
Pero todo es una ilusión, Levi Pants pronto reclamará mis servicios y deberé acudir a su llamada. La jornada laboral se convierte en un infierno: aire acondicionado estropeado, máquinas que dejan de funcionar por el calor... pese a todo el buen ambiente que reina entre nosotros consigue convertir una jornada dura en un entretenido sufrimiento. Salgo agotado y en la puerta me encuentro la sonrisa de María José que me lleva a casa. Preparo una cena para poder disfrutar de la primera expulsión de Gran Hermano 7.
El libro ("El diablo guardián" de Xavier Velasco), leído en los largos viajes a la ciudad vecina de mi ciudad vecina, me está gustando mucho. En unos días seré capaz de hablar en "slang" mexicano.

03 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 2 de noviembre de 2005


Empieza la semana y, a la vuelta de la esquina, nos encontramos con un día festivo. que es recibido con la alegría que se merece. Lo gastamos compartiendo Graceland con la familia. El tiempo - este verano que se resiste a abandonarnos definitivamente - acompaña y nos permite comer en el patio y alargar la sobremesa hasta que el sol desaparece - maldito cambio de hora -.
No hay tiempo para mucho más. Se agota el día festivo y detrás aparece otro día laborable, y después otro... y otro más.

31 octubre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 30 de octubre de 2005


Días sin escribir, días en los que lo bueno y lo malo se mezclan dejando un regusto agridulce. Pero la vida está hecha de pequeños sinsabores y de mínimas victorias, unos y otras olvidadas al poco tiempo de haber ocurrido.

Viernes. Acabo “Pandora al Congo” de Albert Sánchez Piñol (una maravilla, una pandora al congopequeña delicia fácil de leer que recomiendo a todo el mundo), he disfrutado mucho.
Empiezo “El diablo guardián” de Xavier Velasco que, pese a tener un nombre catalán, es un autor mexicano que me recomendaron (y regalaron el libro) Amador y María.
Me encuentro con ellos en el metro que les llevaba – y a mí también – a Graceland. Hemos quedado para cenar en el Maxi (c/Carretera del Prat, 30 Bis. Barcelona Tel. 932968410). Pulpo, calamares, lacón, jamón, mejillones, cañaillas, pimientos del padrón... nos ponemos las botas y no paramos de hablar. Continuamos en casa. El fin de semana no podía empezar mejor.

Sábado. El día despierta lento en Graceland. Finalmente conseguimos salir y nos acercamos al mercado a comprar. No es el mercado al que – en pocos días – me había vuelto a acostumbrar – falta variedad y cantidad – pero es el que tengo cerca y debo hacerme a él. Hacer la compra a cuatro manos es mas agradable.
Al volver tenemos la primera desagradable sorpresa. Nuestros vecinos –en un afán corporativo difícil de entender – han organizado la tercera reunión en poco mas de un mes. Parece que por tercera vez será María José la que sufra las consecuencias.
El resto del día transcurre entre siestas, partidas del solitario “spider”, de dardos y capítulos de Fraisier.

Domingo. Decidimos coger las bicis por primera vez desde Graceland. Las ruedas están deshinchadas. Perdemos una hora buscando la mancha entre las muchas cajas que todavía decoran el sótano de casa. Al final – cuando ya nos habíamos rendido – aparece en una bolsa donde no debería haber estado nunca. Cruzamos Montjuïc con más penas que glorias y llegamos al centro de Barcelona. Damos una larga vuelta y nos regalamos una cerveza en “El chiringuito del mar” (Playa de Sant Sebastià. Barcelona). Hace sol, la gente llena la playa y nosotros vamos con ropa veraniega.
Estamos muy cansados y decidimos volver a casa con metro. Delante de las taquillas, y en un despiste, nos roban la cartera que llevábamos en las alforjas de la bici. La guardia urbana – totalmente despreocupada por nuestro problema – nos indica que estas cosas pasan y la comisaría mas próxima para ir a poner la denuncia (en ningún momento hicieron amago de intentar ayudarnos de otra manera). Ponemos la denuncia y volvemos a casa en bici – todo nuestro dinero, por suerte no demasiado, y las tarjetas y documentación de María José estaban en la cartera. Sobretodo sabe mal por los recuerdos que también llevaba en la cartera.
En casa descansamos un rato y nos acercamos a un tanatorio cercano a casa – no sabíamos que estaba tan cerca – a darle un abrazo a un amigo. Otra mala noticia.
Al volver a casa – y aunque parece imposible – nos perdemos y acabamos haciendo un tour turístico por la Zona Franca.
Volvemos a casa muy cansados. Cocinar un rato me ayuda a reponerme de los sinsabores del día.

28 octubre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 28 de octubre de 2005


Se acaba una nueva semana laboral. Quedan atrás cinco días de rutina con pequeñas ventanas abiertas a la esperanza: desayunos con María José, lecturas – “Pandora al Congo” me está encantando -, la irrupción explosiva de una nueva entrega de “Gran Hermano”, llegar a casa después del trabajo y encontrarme la cena preparada...
En Graceland se está muy bien pese a los pequeños inconvenientes que convertir una construcción en una vivienda comporta.

Miércoles noche. Salgo de Levi Pants con Jordi P. – recientemente fichado por la insigne empresa que me alimenta desde hace algo más de un año – y nos acercamos hasta el Born. Pateamos las calles en busca de algún sitio donde saciar el hambre acumulada durante todo el día. Recalamos en “el Born”, un pequeño restaurante especializado en fondees. Para empujar la fondee de carne que elegimos caen las primeras cervezas. Hablamos de trabajo, de Levi Pants, de música, de libros, de cine, de gente que conocemos, de gente que conocimos, de gente que no hubiéramos querido conocer, de cosas que pasaron hace tiempo, de política, de cosas que han pasado hace poco, de la vida, de cómo arreglar el mundo, de fútbol, de ordenadores... pero una cena, aunque sea reposada, da para poco rato de conversación. Continuamos con una cerveza en el “Suborn”, la acompañamos con patatas chips mojadas con una salsa inidentificable (he probado cosas mejores).
Salimos a la calle. Caminamos hasta “El Nus”, está cerrado. Nos acercamos al “Kan Kan”. Dani está cerrando, hablamos un rato y continuamos nuestra búsqueda de un lugar donde poder continuar la interrumpida conversación. Nos acoge el “Clansman” que hoy, pese a ser jornada de fútbol, está totalmente vacío. Acompañamos la cerveza con unas onduladas de alto nivel.
Decidimos hacer la última y la que sobra en el “bar del billar de enfrente de “El Nus”. Cerveza, billar y kikos de máquina (como final de fiesta gastronómico nuestra elección no puede ser mas lamentable).
Lo he pasado en grande. Vuelvo a casa con un taxista que me informa del resultado de la jornada de liga de hoy.

Jueves. No hay resaca pero el cansancio es descomunal. Me arrastro economizando esfuerzos. Estoy mayor para según que cosas.

24 octubre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 23 de octubre de 2005


Sábado. El verano, enterrado ya por muchos, se defiende como gato panza arriba y consigue arañar una prorroga recibida con aplausos y menorquinas. Acabará por ser vencido pero su lucha se agradece.
Mañana de compras para Graceland y de visitas a tiendas de muebles. Llegamos a casa tarde y no tenemos ganas de cocinar. Seguimos un consejo de Yoli y Rafa y nos dejamos caer por el “Maxi” (c/Carretera del Prat, 30 Bis. Barcelona. Tel. 932968410). Nos sentamos en la terraza y nos pedimos unas tapas (medias raciones ya que nos han avisado que para dos tendremos bastante). Todo está muy bueno. Calidad, cantidad y a buen precio. A los cafés se apuntan Rafa, Yoli y Lucas que acaba de decidir comprobar empíricamente el efecto de la gravedad en el cuerpo humano. Lucas es muy pequeño y sus padres están preocupados, pero las risas que Lucas nos regala indican que – una vez pasado el susto - todo va bien. Los orujos con los que la casa nos obsequia acaban de poner todo en su sitio.
Vuelta a casa y siesta.
Paso la tarde y parte de la noche intentando (y finalmente consiguiendo) dotar a Graceland de una fantástica red inalámbrica. Ahora acceder a internet será mucho más fácil.
Domingo. Arranque lento. Pedimos un pollo a l’ast por teléfono y Jordi P. y Emma se apuntan al festín aportando un brazo de gitano, la comida dominical ya está completa.
En nuestra antigua casa no solíamos quedar con amigos para comer. Esta nueva modalidad de encuentro con los amigos, mas tranquila y relajada que las cenas, me gusta mucho.
Cuando nos quedamos solos, el ritmo del domingo se vuelve a ralentizar. Es el momento de dejarse llevar por la inercia del fin de semana y de acabar de cargar las pilas que nos darán energía durante el resto de la semana. Son las horas lentas y apacibles que suelen acompañar el final de todas las semanas.

20 octubre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 20 de octubre de 2005


La semana pasa alarmantemente lenta. Aprovecho el ritmo reposado para acabar “L’Historiador” (que, pese a que me ha gustado, no es la joya literaria que alguna crítica literaria proclama) y he empezado “Pandora al Congo” la nueva novela de Albert Sánchez Piñol (el arranque, de momento no puedo decir mucho más, me ha encantado y el libro me tiene totalmente cautivado).

Miércoles noche. Volvemos a nuestro viejo barrio y vemos los cambios que en sólo dos meses ha experimentado. El motivo de la visita es una cena pendiente con Jordi R2 en el “Santa Caterina Cuines” (Tel. 932689918) un restaurante nuevo situado en el interior del mercado de Santa Caterina. Jordi llega un poco tarde pero lo perdonamos inmediatamente cuando nos obsequia con un fantástico pan casero recién hecho (razón de su pequeño retraso).
El atractivo espacio del restaurante (abierto, con techos muy altos y lleno de plantas) me hace olvidar rápidamente alguno de los inconvenientes (no reservan, mesas compartidas, no se puede fumar en las mesas – no soy fumador pero me molesta la limitación impuesta a los fumadores - ...). Los platos, todo es para compartir, van llegando y todo está muy bueno. El público, que probablemente es la primera vez que visita el barrio, es otra de las cosas que me sorprende.
Hablamos, como siempre, de todo un poco y tenemos ganas de alargar pero el madrugón que se adivina en el cercano horizonte de mañana por la mañana nos hace desistir.
Al salir me cruzo con “Gallo” que está sentado en la barra inmerso en ese mundo particular del que pocas veces sale. Me alegra volverme a encontrar con uno de los últimos personajes pintorescos de la ciudad, hacía mucho que no lo veía.

Jueves. Me levanto pronto y desayuno con María José el delicioso pan que ayer nos hizo Jordi (motes gracies).

18 octubre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 16 de octubre de 2005


Me despierto tarde y con la sensación de que una apisonadora me ha aplastado durante la noche. Es lo que tiene salir al campo cuando uno es un urbanita recalcitrante.
Se impone un día de descanso pero lo primero que hacemos es montar las cuatro estanterías que no pudimos montar el viernes, el conjunto es imponente.
Consigo salir de casa, me acerco a la gasolinera y me hago con el último “La Vanguardia” que les queda.
Ahora si, descanso. Lectura en el patio, CSI’s, siestas... un domingo clásico.
Por la noche nos encontramos con María y Amador y después de una cerveza en su casa nos llevan al HANAGIN (c/Provenza, 201. Tel. 934546595). El Hanagin es un japonés de precio fijo. La ventaja es que tu pides lo que quieres comer y, como en cualquier restaurante, te lo preparan al momento. Todo está delicioso.
Al salir, y para bajar la comida, damos un paseo nocturno y rematamos la noche en una cervecería cercana.
Como premio por habérmelo comido todo y por haberme bebido toda la cerveza que me han puesto – es la única razón que se me ocurre – Amador y María me regalan un surtido de chucherías mexicanas que estoy disfrutando mucho.

16 octubre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 15 de octubre de 2005


He dormido poco cuando suena el despertador. Con pereza arrancamos y conseguimos, después de desayunar, salir juntos. En el metro nos separamos, María José se va a Castellón y yo a una tradicional excursión con ex compañeros de trabajo.
El tren que me lleva a Cerdanyola va casi vacío y, pese a que el sueño me vence en algún momento, consigo no dormirme profundamente y no me paso de parada. Recuerdo, al bajar, las muchas veces que, en esta misma estación y con los mismos ojos llenos todavía del sueño del madrugón, cambiaba de transporte en mi camino hacia la universidad.
subida a la Mola bajo la niebla
Albert, el culpable de esta entrañable tradición, me recoge en la estación y me lleva hasta el punto de reunión. Poco a poco van llegando el resto de expedicionarios, todos relacionados con la empresa para la que trabajé hace ya unos años. Algunos, como yo, han dejado de trabajar en ella y otros todavía ahora trabajan en esa empresa. Es una oportunidad para encontrarme con ellos, para intercambiar – en las breves conversaciones que iré teniendo a lo largo del día – noticias sobre la evolución de nuestras vidas, para reír y para recordar viejas batallas perdidas y ganadas.
Reunirse es difícil y, cuando por fin estamos todos, empezamos la subida a “la Mola”. El día no nos acompañará y tendremos suerte si no nos llueve. El camino – pese a mis continuas quejas – es tranquilo y sólo lo endurece un poco la niebla que nos rodea, nos empapa y no nos impide dejar de sudar.
vuelta a casa bajo el sol
Dos horas después llegamos al monasterio de Sant Llorenç de Munt y en unos minutos ya estamos sentados en la larga mesa (en total somos 17) con una cerveza en la mano.
Comida hecha a la brasa, vino peleón y cava para brindar por el cumpleaños de Xavi C. sirven de cojín para las anécdotas de siempre y para nuevas historias. Recuperamos lo mejor del tiempo que pasamos juntos y tengo la sensación de que no ha pasado el tiempo, de que todavía participamos de un mismo proyecto. Es agradable. Fuera no para de llover.
Cuando escampa – la lluvia ha servido de excusa para una ronda extra de cava – empezamos a bajar. El sol nos acompaña y hace la excursión mucho más agradable. Rosa se pierde por el camino y – suerte del teléfono móvil – tardamos un buen rato en volvernos a reunirnos todos.
Llegan las despedidas, los abrazos y los “hasta pronto”. Ha sido agradable, el año que viene – si puedo – no faltaré.

Cuando llego a casa María José acaba de llegar. Tengo las fuerzas justas para dejarme preparar la cena y para intentar leer un poco antes de caer rendido.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 14 de octubre de 2005


Me levanto pronto y desayuno con María José. Hoy tengo fiesta y pienso aprovecharla en todo tipo de actividades provechosas.
Instalo la conexión adsl (por fin, tras dos meses de incomunicación, vuelvo a estar en contacto con el mundo exterior) y espero que lleguen las estanterías que ayer encargué en Ikea (dado el volumen de lo comprado decidimos que, por una vez, el trabajo de transporte lo hagan otros).
Espero a María José para empezar el montaje de las estanterías pero mientras voy preparando la reubicación de los cd’s y cuando llega nos entregamos a un frenesí de montaje en cadena sólo interrumpido por una comida rápida en un restaurante chino cercano a casa (que sólo será utilizado en casos de emergencia). A última hora hemos conseguido tres cosas: montar ocho estanterías, ampollas en los dedos de tanto apretar tornillos y dolor en articulaciones y músculos varios.

María José se va al teatro con Nuria y yo espero a Jordi R. leyendo un libro en el “Deportivo” (Rambla Just Oliveras, 63. L’Hospitalet. Tel. 933375885). El olor de las tortillas que no paran de salir de la cocina es muy tentador. Cuando Jordi llega, cambiamos de bar y hacemos una cervecita mientras esperamos la hora de inicio del concierto de Jaume Sisa que hemos venido a ver.
Jaume Sisa, vestido como Chiquito de la calzada y armado de un repertorio de movimientos que en demasiados momentos me lo recuerda, presenta su nuevo disco “el congrés dels solitaris” acompañado de cuatro músicos que consiguen eclipsarlo en algunos momentos del concierto. Lo mejor son los temas de “Visca la llibertad” que nos ofrece en la segunda parte del concierto y los bises (coreados y esperados –sobretodo un discreto “Qualsevol nit pot sortir el sol”, por un público entregado desde el primer momento).

Al salir vamos a Barcelona y cenamos un bocadillo con María José y Nuria. Es muy tarde.

14 octubre 2005

“El aprovechamiento lúdico de ese remanente de tiempo obtenido tras satisfacer nuestras necesidades básicas – el ocio – es uno de los rasgos definitorios que distinguen al hombre del resto de animales. Esa característica es cultural y, por lo tanto, desarrollarla requiere aprendizaje”.
Santiago García Quintana. Pequeña Historia del Ocio. Buenos Aires 1958


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 13 de octubre de 2005


Semana extraña. Miércoles festivo que me obliga a pasar el día en pijama, jugando a dardos con María José (campeonato que he perdido una vez mas), leyendo, viendo CSI y sesteando.
Cuando parece que el día se acaba, Jordi R2 – que anda por el barrio – nos llama y salimos a cenar. Cena en el “Piripipao” (c/Arquitectura, 20 L’Hospitalet. Tel. 934211203) y vuelta a casa bajo la lluvia (soy el único que no va preparado y llego chorreando) y última copa en casa.

Hoy es el último día de trabajo de esta semana (mañana es laborable pero una hábil maniobra me ha liberado de mis obligaciones en Levi Pants). Empleo la mañana en solucionar unos cuantos “tengos que” entre los que se incluye la compra de una gran estantería para poner cds (de hecho son 12 pequeñas estanterías) con el dinero que unos amigos tuvieron a bien poner en nuestras manos.
Ahora escribo esto sentado junto a un ventanal de Ikea. La vista no es demasiado alegre: un día gris, tráfico y obras, pero es lo mejor que he encontrado para empujar las insulsas albóndigas suecas del menú que he cometido el error de pedir.
En un rato estaré en mi puesto de trabajo en Levi Pants aportando mi granito de arena a la productividad del país.

11 octubre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 9 de octubre de 2005


De nuevo me levanto pronto para compartir mis primeros minutos con el crucigrama de Mambrino de ayer y con el gallo. María José se despierta y después de desayunar ve con desesperación como me enfrento al Sudoku de "El País" de ayer, la lucha es dura pero la victoria dulce.
En un garden cercano compramos nuestras primeras plantas para Graceland (hasta ahora todas las que tenemos nos las han regalado). Es agradable pasear entre tantos árboles y plantas aunque estén en cautiverio.
Se nos ha hecho la hora de comer y hay hambre. Dejamos las plantas en casa y en Sant Feliu nos leemos las cartas de la mitad de restaurantes de la población. La oferta de comida casera de "Can Segura"(c/Sant Pere, 11 Sant Feliu de Guixols Tel. 972321009)consigue tentarnos. Es una fonda ruidosa y repleta de gente. La comida esta buena (sopa de pescado, pescadito frito, canalones y entrecot) está buena, el servicio amable y eficiente y el precio es razonable.
Volvemos a casa. Siesta.

Tener la cabeza desocupada de preocupaciones tiene también sus inconvenientes. Se me ocurre que podemos cargar la nevera que hace unos meses encontramos (una nevera de Coca-cola preciosa) en nuestro pequeño coche. María José - que debería ser la encargada de poner seso - no me contradice y - poco después - la nevera ocupa el 80 por ciento del interior del coche. En el espacio restante, y gracias a las muchas horas que hemos pasado delante del Tetris, conseguimos introducir todas las bolsas, plantas y personas (María José y yo) que debemos llevar a Barcelona.

Han sido unas buenas vacaciones. Durante 48 horas no hemos pensado en cosas que tenemos que hacer (muchas pero no tan urgentes como nos queremos hacer creer)y nos hemos dedicado a disfrutar. En el paseo de ayer por la playa tuvimos una idea de postal de navidad. Empezamos a trabajar en ella.

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 8 de octubre de 2005


Viernes noche. Acabo mi trabajo en Levi Pants y, como premio a mi entrega incondicional a la noble causa de la empresa, en la puerta me espera María José con el coche que hemos hecho nuestro y que un día de estos tendremos que devolver con gran pesar (racionalizando un poco creo que el hecho de que María José me espere en la puerta no tiene nada que ver con mi incondicional entrega al trabajo y, mucho menos, con la dirección delegada - hoy desaparecida - de Levi Pants.
Un rato y unas cuantas canciones después (Family, Los Imposibles, Rufus Wainwright, Aidan Bartley, Loquillo, Gabinete Caligari, Franz Ferdinand...) llegamos a Platja D'Aro. El paseo ha sido tomado por la Feria de la Cerveza pero el exceso de decibelios que ataca desde un escenario que han puesto en uno de los extremos del paseo nos empuja en dirección contraria.
Pese a que es muy tarde, en "La Churraskita" nos dan de cenar (un pedazo de carne grande y bueno). No hay tiempo para mucho más, estamos cansados y aún no hemos pasado por el apartamento.

Sábado. Me despierto pronto y el gallo del vecino (un viejo conocido) pone banda sonora a los primeros minutos de estas vacaciones de dos días que hemos decidido regalarnos (en otras condiciones esto sería un fin de semana pero - por votación popular - lo hemos ascendido de categoría y ahora son vacaciones).
Tengo un montón considerable de "Cultura/s" y "Babelias" por leer, mientras los repaso espero que María José se despierte. El gallo del vecino, ajeno al paso de las horas y a lo lejano que queda el amanecer, sigue con su poco apreciado recital. Empiezo a acostumbrarme.

Leo en el "Cultura/s":
"Es probable que la Obra Maestra Televisiva más aperreada de la historia de la televisión en España, Urgéncias (TV1), sea también pionera en esta forma de emisión destajista como lo ha sido en todos los maltratos imaginables: cambios de hora, de día, supresión, hasta llegar a dar dos episodios - y no necesariamente de la misma temporada- y entre medio dar un simulacro de Telediario Última Hora. Habría que establecer un Tribunal Penal Internacional de la Haya para este tipo de crueldades. En serio."
Mike Ibañez. Series en serie. Cultura/s de La Vanguardia, 172


No puedo estar más de acuerdo. Las tropelías a las que ha sido sometida una de mis series favoritas (guión brillante, ritmo trepidante, realización impecable) por unos programadores bárbaros nos ha dejado a los seguidores - durante muchos años - en un estado de indefensión e incertidumbre del que sólo la fidelidad a la serie nos ha sacado. A las indecencias citadas por Mike Ibañez debo añadir cambios de orden en los capítulos de una misma temporada (lo hicieron saltándose más de diez episodios que luego, sin ningún tipo de rubor ni explicación, emitieron tras el episodio final de la temporada). Ahora este infierno parece definitivamente superado tras la aparición de la serie en DVD.

Decido privarme del repetitivo canto del gallo y escucho el "Dockdelux" (un sampler promocional del sello "Dock" regalo del "RDL" de este mes) que ayer tuve la precaución de pasarme a mp3. María José - en un alarde de recuperación del sueño perdido- sigue durmiendo.

Cuando despierta salimos a la caza de un lugar para desayunar-comer. Paseando por la playa de Sant Antoni acabamos recalando en "El Recó" que, pese a su fantástico emplazamiento (mesa delante del mar) y a su amable servicio, no nos gusta (caro, paella mediocre, no admiten tarjetas de crédito...).
Al acabar paseamos por la larga playa hasta Palamós con el sol a nuestras espaldas. Hablamos y decidimos ir al cine. Vemos "Wallace y Gromit" y después paseamos por el pueblo.
Hora de volver a casa, de hacer una siesta del carnero, de cenar y de ver un poco de tele ("Atrapados en el hielo" sobre la expedición de Shakelton, en el canal 33). Ha sido un día fantástico.

06 octubre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
jueves, 06 de octubre de 2005


Miércoles. Cena en Graceland con Marta, Albert, Esther, Neus, Andreu, Carles y Montse. El sistema de quedar para la siguiente cena ha funcionado perfectamente y hemos decidido continuar usándolo dada su fiabilidad.
Nos hacen – sin que lo merezcamos – un montón de regalos (una planta preciosa que ha llegado esta mañana, un jardín “Zen”, una mágnum de “Morlanda” – un priorat que nos zampamos durante la cena – y un vale, con mucho dinero, para comprar en el Ikea – que se está convirtiendo en nuestra segunda casa -).
Parece que las cenas en el patio han dejado paso, temporalmente, a cenas de interior. Estamos algo más apretados pero el ambiente es igual de agradable.

La cena acaba pronto – mañana hay que trabajar- y, después de quedar para la siguiente, despedirlos y recoger la cocina, María José y yo nos enfrascamos en una reñida partida de dardos en la que – por desgracia – sufro una amarga derrota.

Jueves. Mañana con María José y, cuando se va a trabajar, me acerco al centro comercial ya que tengo una misión que cumplir. Aprovecho para comprarme el “Poses” de Rufus Wainwright y equiparme con revistas musicales gratuitas y con el RDL del mes.

David ha dejado la UCI y ya está en una habitación de la clínica. Me paso a visitarlo e introduzco – de contrabando – un poco de jamón ibérico (misión cumplida). Todo ha sido un susto y los médicos esperan que la evolución sea tan positiva como lo ha sido estos últimos días.

04 octubre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 04 de octubre de 2005

Los días se acortan y el frío nos empuja a olvidar el verano. Desaparecen las camisetas de manga corta y – con ellas – las menorquinas que han vestido mis pies durante los últimos meses. Pese a su patético estado de conservación, les digo adiós con pena. Vuelven los calcetines y los zapatos... llega la opresión de los pies, se fue – quizá no definitivamente – el verano.

A quien madruga... le da tiempo de hacer muchas cosas: desayunar con María José recuperando el tiempo juntos que ayer nos robaron, gestiones, visitas al médico, compras en el mercado, cocina para la cena de mañana y mas gestiones. Llego a Levi Pants cansado pero con la sensación de haber aprovechado el tiempo.
“l’Historiador” de Elizabeth Kostova empieza a atraparme con la fascinante trama bibliófila que subyace bajo la sencilla novela gótica que se desarrolla en las primeras páginas.

03 octubre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 3 de octubre de 2005


Bajo la extraña luz provocada por el eclipse anular, disfruto de las últimas horas del fin de semana en compañía de María José. Ha sido un fin de semana extraño, un fin de semana marcado por el susto que David ha protagonizado. Somos jóvenes y que un amigo sufra un infarto nos ha cogido a todos – a él el primero – con el paso cambiado. David está mejor, pero la sensación es muy extraña. No nos acabamos de creer lo que ha pasado y, a la vez, sabemos que ha ocurrido y seguimos sin entenderlo.

Sábado. Pablo ha venido desde Tailandia y hemos decidido organizar una cena en casa para podernos ver. Por la mañana bajo con María José a nuestro viejo barrio y compro en las tiendas que nos han abastecido de productos alimentarios durante los últimos diez años. Caras conocidas, se donde comprar cada cosa, me lo paso bien.
Ya en casa. Suena el teléfono. Jordi nos cuenta que David ha sufrido un infarto. Incomprensión, miedo e incertidumbre luchan por ocupar nuestra mente. Llamadas y mas llamadas. Conseguimos hablar con Iola que nos tranquiliza (cuando tendríamos nosotros los que la tranquilizáramos a ella). Respiramos, todo ha sido un susto.
Decidimos seguir adelante con la cena pese a la ausencia de David. Me encierro en la cocina y, gracias a la inestimable ayuda de María José, llego a tiempo. Poco a poco llegan todos. Emma, Jordi P., Pablo, Víctor, Laura y – finalmente – Ramón que ha aparecido después de unos meses de ausencia.
David y Iola están presentes y espero que la próxima vez estén sentados a la mesa. Se les echa mucho de menos.
La sobremesa se alarga primero en el patio y luego – obligados por el frío y por el sueño de los vecinos – al interior. Es muy tarde cuando cerramos la puerta y nos vamos a dormir. Duermo poco y mal pese al cansancio, demasiados excesos.

Domingo. Recojo la cocina y empiezo de nuevo a cocinar. Hoy preparo cordero al horno y necesito tiempo. Toni e Isaac son los primeros en llegar y hacemos un aperitivo mientras esperamos a Lorena que hoy trabaja.
De nuevo el patio sirve de marco para la comida pero el frío nos obliga a trasladar la sobremesa al interior.
Estoy agotado: muchas horas en la cocina y muchas horas con amigos. La semana que viene toca descansar un poco. David está mejor.

30 septiembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 30 de septiembre de 2005


Tengo muy claro que este diario - antaño punto de referencia para el reducido círculo de la ociosidad militante – está viviendo sus horas mas bajas.
El secuestro perpetrado por Levi Pants, las muchas horas invertidas en trámites de todo tipo relacionados con Graceland (tramites que, pese a ser realizados con diligencia no han sido capaces de alejarnos de la sensación de que todo está por hacer) y la incompetencia de las empresas que nos subministran el teléfono (sólo puede ser una) y el adsl (artículo este último imprescindible para la periódica publicación del diario) han provocado un notable bajón en cuanto a la cantidad y calidad de las actividades de ocio relatadas aquí (único leiv motiv de este diario) y en cuanto a la periodicidad con la que escribo. Cuando me siento a escribir – de uvas a peras – lo hago en unas condiciones paupérrimas y esto influye en el resultado final de lo que escribo.

Es por todas estas razones por lo que pido paciencia al sufrido lector. Me he dado cuenta del error cometido y, a partir de hoy mismo, prometo enmendarme y poner fin a este exceso de actividad no ociosa y volver al redil del ocio del que nunca debí salirme.

En los últimos días han sido pocos los momentos en los que – como un soplo de aire fresco – el ocio ha reemplazado al tedio y se ha hecho con el timón de mi tristemente secuestrada vida.
Son pequeños fragmentos temporales robados a la rutina. Risas y alegrías que ayudan a superar mejor el listón que supone la larga semana laboral. Entre ellos me quedo con la cena que, venciendo el cansancio, nos regalamos María José y yo en el “Piripipao”. El miércoles recuperamos así una institución: las cenas en el barrio – en este caso en nuestro nuevo barrio – con largas conversaciones y con un paseo nocturno como punto y final para un día de trabajo.
Empieza el fin de semana y un nuevo periodo de búsqueda del ocio. El sol asoma en el horizonte.

26 septiembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 26 de septiembre de 2005


Antes que el lunes, con toda su fuerza negativa, me engulla y sea incapaz de pensar con lucidez, dejo una lista de cosas que he hecho estos últimos días:

- He acabado de leer "El kilim de la princesa" de Peter Berling.
- He visto la imprescindible (María José opina justo lo contrario) "Sim City".
- He empezado a leer "l'Historiador" de Elizabeth Kostova (de momento promete mucho).
- He cenado en casa con María José, Mónica y José María (la cena y las diapositivas que
animaron la velada las pusieron ellos).
- He visto un montón de episodios de "24" hasta acabar la temporada. Me ha gustado mucho.
- He dormido poco.
- He leído periódicos, he hecho crucigramas, he escuchado música, he paseado.

También dejo una lista con las cosas que no he hecho estos últimos días:

- No he hecho vacaciones (y las necesito).

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 23 de septiembre de 2005


Como decía Aníbal (Smith, el del equipo A, que el que redacta el presente tiene una cultura televisiva y limitada y no está por la labor de citar a generales cartagineses): "me gusta que los palnes salgan bien". No es lo que ha ocurrido.
Nuestra ansiada escapada a S'Agaro (necesaria, balsámica, presuntamente restauradora y mil veces deseada) ha tenido que ser postpuesta a causa de la incopetencia de la empresa de poner cortinas a Graceland: retrasos, fallos en las medidas, sistemas inadecuados para nuestras necesidades... no tenemos cortinas y nos hemos quedado sin el balneario que nos tenía que sanar de todos los males provocados por situaciones como la que estoy relatando.

Entregamos todo el jueves noche y la mañana del viernes a la causa del mal rollo. No importa. Una comida en el Jiú (San Fructuoso 133, Tel. 934317389) nos empieza a recuperar. Todo está impresionantemente bueno y la espiral de calamares se añade a los platos que pediré en alguna ocasión.
El resto del día lo dedicamos a ir a buscar y montar el interior de nuestro armario y a limpiar toda la casa (en estado de crisis tras la visita de los cortineros). Nos rescatan de esta frenética actividad Rafa, Yoli y Lucas. En el patio recuperamos fuerzas con el bizcocho casero que se han traído. No sabemos que hacer, aún podríamos ir a S'Agaro pero la pereza vence y nos dedicamos a ver cuatro episodios de "24".

Nota: El borrador del diario de hoy ha sido escrito con mi fisher space pen mientras escucho a Henry Salvador. Hace sol.

21 septiembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 21 de septiembre de 2005


Hay, a lo largo de un día, una multitud de pequeños momentos capaces de llenar con su luz la oscuridad generada por el trabajo, las obligaciones y la rutina.
Son pequeñas cosas que – aparentemente – carecen de importancia, pero que – unidas – son capaces de llenar de sentido ese día que cargamos en el saco de los ya vividos.
Son cosas como un baile en el pequeño espacio que ha quedado en la despensa tras montar en ella las nuevas estanterías (trabajo del que , como siempre, se ha encargado María José), como una caña en un bar sentado junto a la ventana mientras escribo esto que estais leyendo, como el paréntesis que te permites en tu día a día para leer tonterías como esta.
Son momentos únicos que hemos de apreciar en el momento en el que ocurren: un madrugón para desayunar con María José, escuchar a Rufus Wainwright camino del trabajo, pasear por mi nuevo barrio donde todo está por descubrir, una comida en “El Foro” en compañía de un buen libro...
El viernes es festivo, ya queda menos para un largo fin de semana.

19 septiembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 18 de septiembre de 2005


De nuevo consigo hacerme con un teclado para poder escribir una nueva entrada de este diario. Parte de mi tiempo es desperdiciado en batallas perdidas contra la inoperancia de la compañía telefónica con la que tengo contratada la línea, por desgracia la única posible. Por fin, tras mas de dos semanas de silencio, el teléfono vuelve a sonar. Ahora inicio una nueva batalla, esta vez con la empresa con la que tengo contratado el adsl. Parecen más competentes... pero seguramente sólo lo parecen.

Viernes. La explotación semanal a la que Levi Pants me somete ha llegado a su fin. Me encuentro con María José y – juntos – vamos a casa de María y Amador que nos han preparado un auténtico festín mexicano: Guacamole, nachos, un festival de salsas, pimientos rellenos – deliciosos –, mole con pollo – el plato estrella – tequila y cerveza, mucha cerveza. Acaban de volver del Camino de Santiago y tras ver las fotos y contarnos un montón de anécdotas, nos obsequian con una tarta de Santiago que nos han traído.
Es muy tarde cuando llegamos a casa. El fin de semana ha empezado y la semana laboral queda ya muy lejos. Ha valido la pena. Muchas gracias por la cena.

Sábado. Llueve. Acabamos en el centro comercial que hay junto a Graceland a la caza de regalos de cumpleaños atrasados. En un despiste de María José aprovecho para comprarme el “Want Two” de Rufus Wainwright y el “Chambre avec vue” de Henry Salvador. En el Ikea intentamos comprar unas estanterías pero al ver el tamaño de los paquetes y el tamaño del coche, decidimos dejarlo para otro día.

Domingo. Comida con Eli y Cesc en Graceland. Es lo que María José ha bautizado como “hermanitos y cervecitas”. Nos lo pasamos en grande y, al final, los echamos. Queda tras su paso un cementerio de botellas de cerveza. Siesta y “24” (tenemos un montón de episodios gravados y nos estamos poniendo al día).

16 septiembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 15 de septiembre de 2005


Martes. Cenamos en Graceland con Jordi R2 que acaba de aterrizar después de un mes de viajes encadenados. Espero que pese a la lejanía - antes éramos vecinos - no abandonemos estas cenas más o menos improvisadas. La excusa del “vecinaje” tendrá que ser substituida por otra, ya la buscaremos.
Miércoles. Viajamos por última vez hasta nuestra antigua casa. Ya no queda nada por recoger pero queremos hacer algunas fotos y despedirnos de este fantástico piso en el que hemos pasado los últimos diez años. Hacemos las fotos y nos emocionamos, los últimos abrazos se acompañan de alguna lágrima.
Jueves. Por la mañana, y en compañía de Iván, firmamos en el rancio despacho de un notario la venta de nuestra antigua casa. Está hecho, esta vez no hay emoción (suerte que ayer fuimos a darnos ese último paseo por las habitaciones que – ahora vacías – han albergado tantos momentos buenos). Nos queda un montón de recuerdos, de sensaciones, de vivencias... las llaves y lo que significan se las queda el comprador.

A parte de esto, el ocioso que suscribe este diario no tiene tiempo para mucho más. El lanzamiento de una nueva línea de pantalones en Levi Pants y las muchas actividades que tenemos pendientes en la adecuación de Graceland para su uso como vivienda confortable consumen el tiempo que, en circunstancias normales, es ocupado en un sinfín de actividades de todo tipo.
Estoy leyendo “El kilim de la princesa” la quinta y última entrega de la saga de “Los hijos del Grial” de Peter Berling.

13 septiembre 2005

"No a la transmigración en otra especie.
No a la post vida ni en cielo ni en infierno.
No a que me absorva cualquier divinidad. No a un mas allà, ni aún siendo el paraiso reservado a islamitas, con beldades que un libro garantiza siempre vírgenes.
Porque esos son los juegos para ingénuos en que mi agnosticismo nunca apuesta.
Mi envite es al no ser, a lo seguro.
Rechazo otro ser.
Tras consumida mi ración de este guiso indigerible, otra vez no. Una vez ya es demasiado."

José María Fonollosa. No.


DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 11 de septiembre de 2005


Sigo sin línea telefónica y sin adsl. Este hecho - del que sólo es culpable telefónica- afecta a la regularidad de este diario.

Viernes. En el afán por empezar a conocer los locales de nuestra nueva ciudad reservo mesa en un restaurante y, tras cumplir en Levi Pants con la eficacia que me caracteriza, hago un recorrido marathoniano en metro para - finalmente- encontrame en él con María José.
Cal Naré (c/Joan Pallarés, 31-33 L'Hospitalet de LLobregat Tel. 933381774) es un pequeño y agradable restaurante de cocina de mercado. Pese a ser viernes estamos casi sólos (de hecho somos los únicos que hemos reservado) y la cena resulta deliciosa.
La primera incursión gastronómica en l'H se ha saldado con resultado satisfactorio (sigo, no obstante, a la espera de sugerencias que guíen mis próximos pasos). Al salir es tarde y estamos muy cansados.

Sábado. Mañana de trámites, presupuestos, lámparas y centros comerciales. Por la tarde nos encontramos con Pepe y Lidu en nuestra vieja casa. Han venido para llevarse la vieja nevera y un armario. Abdel, un vecino con furgoneta, les ayuda. Al sacar la nevera de su sitio encontramos un nido de suciedad entre la que se esconden tesoros de valor incalculable: una modeda de cinco pesetas (calculad vosotros mismos cuanto tiempo lleva ahí), un kiri (queso en porciones cuyo contenido plástico le ha permitido permanecer inmaculado pese a que hace mas de tres años que no consumimos este tipo de quesitos) y una chocolatina pequeña de esas que ponen en bares y restaurantes para acompañar el café (un verdadero desperdicio).
Al acabar la mudanza necesitamos un baño casi tanto como un cambio de ropa. Pasamos por una bodega del barrio para comprar una botella de vino y vamos a casa.
Adecentados y en moto vamos a casa de Jordi P. y Emma. La excusa de la cena es enseñarnos las fotos de las vacaciones. Desgraciadamente no tenemos nada que enseñar pero disfrutamos viendo las fotos de los demás.
A la hora de cenar somos ocho: Jordi, Emma, David, Iola, Víctor, Laura, María José y yo. Risas y grandes discusiones animan la cena (buenísimo todo). Jordi intenta convencerme de las gratuitas ventajas de creer. Se lo agradezco porque se que su intención es buena, quiere lo mejor para mí. A él va dedicado el poema de Fonollosa que encabeza el diario de hoy.
A las cuatro y cansadísimos abandonamos la casa de Jordi. Nos lo hemos pasado muy bien y siguen apareciendo inesperados regalos de cumpleaños, Víctor y Laura han puesto en mis manos "l'Historiador" de Elizabeth Kostova, un libro que tenía muchas ganas de leer.

Domingo. Día de recuperación en la paz de Graceland. Siestas, perezas... sólo cuando oscurece salimos a dar un largo paseo.

07 septiembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 06 de septiembre de 2005


En los últimos días he aprovechado los largos desplazamientos en metro para leer “El peor viaje del mundo” (me he emocionado en algunos pasajes) y, siguiendo en mis lecturas polares, he empezado a leer “En el país de la muerte blanca” de Valerian Albanov.
Martes noche. Cena con Albert, Esther, Marta, Neus, Andreu y María José en el “Ugarit” de Gracia. Hemos conseguido encadenar varias cenas seguidas quedando para la siguiente el mismo día de la cena. El sistema, de momento, funciona, espero que siga haciéndolo ya que es la única manera para vernos con regularidad. La próxima será en casa.

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 04 de septiembre de 2005


Sábado. Hace sol, desayunamos en el patio de Graceland y nos entregamos a la primera limpieza organizada de nuestra casa. Lo que en un tiempo se convertirá en una actividad tediosa y rutinaria es ahora agradable y en un par de horas algunos rincones de Graceland relucen. El sótano empieza a ser transitable y las cajas se acumulan sólo en los rincones.
Un estudio a fondo del catálogo de Ikea me confirma que la estantería “Expedit” ha sido diseñada por un enfermo de los LP’s y la convierte en objeto de deseo inmediato. En el Ikea que según la publicidad del año pasado de esta cadena nos toca (vivimos al lado) no la tienen. María José me salva de la depresión llevándome a Badalona donde, por suerte, si la tienen. Tengo tres cajas inmensas que contienen una estantería en la que ya me veo colocando mis viejos discos de vinilo pero la capacidad de nuestro coche es limitada. María José demuestra que el capital que hace unos años invirtió en la máquina de Tetris de los bares no fue un desperdicio. En unas cuantas maniobras insólitas consigue colocar las tres cajas, a mi y cerrar la puerta. En el camino, con el cuello doblado junto al techo del coche, no paro de acariciar mi tesoro.
María José se entrega, después de comer, al montaje de la estantería mientras yo descanso. El grito producido por el contacto entre el martillo y uno de los dedos de María José me despiertan de mi letargo y me obligan a echar una mano. Una hora después la “Expedit” luce en el sótano. No me resisto a llenarla, pero es mas grande de lo que parecía (1’85 x 1’85) y los LP’s sólo ocupan parte de su superficie. Los libros empiezan a abandonar sus cajas antes de lo previsto.
Al acabar estamos muertos. Necesitamos dormir.

Domingo. Nos levantamos pronto y seguimos llenando la nueva librería (vaciamos más de 15 cajas).
Los padres de María José vienen a comer. Aprovechan el viaje y nos traen una antigua mesa del abuelo de María José que montamos entre todos. También montamos nuestra vieja mesa en el sotano en lo que será nuestro despacho.
Una vez hecho todo el trabajo acudimos al proveedor oficial de Graceland en lo que a pollos a l’ast se refiere y nos aprovisionamos para comer en el patio. El patio, que a esta hora ya no tiene sol directo, favorece las largas sobremesas.
Ya solos nos regalamos una siesta gigante, vemos un par de episodios de Push Nevada y abrimos algunas cajas mas. Nuestra intención de ir a la vieja casa para traer las últimas cajas ha quedado en eso. Estamos muy cansados, ha sido un buen fin de semana.

"Y es que somos una nación de tenderos, y ningún tendero está dispuesto a parar mientes en una investigación que no le compremeta un rendimiento económico antes de un año. Así que viajará usted sólo con su trineo, pero quienes le acompañen no serán tenderos, y eso tiene un gran valor. Si hace usted su correspondiente viaje de invierno, obtendrá su recompensa, siempre y cuando lo único que desee sea un huevo de pingüino.”
Apsley Cherry-Garrard. El peor viaje del mundo. Barcelona 1999


"DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 02 de septiembre de 2005
"

Jueves. Cena en Graceland con Albert que se trae bajo el brazo una estupenda botella de Jean Leon de la que damos cuenta mano a mano (está delicioso). En el patio, menu infantil (libritos y el primer pastel hecho en nuestro nuevo horno) y una velada agradable en compañía de un amigo que, sólo hoy, está de “Rodriguez” en Barcelona.

Viernes noche. María José me espera en la puerta de Levi Pants y me lleva a Cenar. Hace días, demasiados, que no vamos al “Pan y Vino” (Consolat de mar, 15. Tel. 932687776) y tenemos muchas ganas. Nos tratan mejor que nunca y cenamos de miedo. Durante la cena no paramos de hablar (de hecho le pego a María José un rollo antártico de tamaño descomunal), de hacer planes, de soñar en un Graceland mejor.
Volvemos a casa atravesando la montaña de Montjuïc. El recital de aromas sólo lo eclipsa la sensacional vista de Barcelona que se nos ofrece por el camino. Desde hace unos días esta se ha convertido en nuestra ruta habitual. Dejar la ciudad durante unos minutos y cambiar el asfalto por el verde del parque es una terapia que se agradece.

30 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 29 de agosto de 2005


Las vacaciones acaban hoy para mucha gente. Entre todos los desafortunados se encuentra María José. Este año ninguno de los dos hemos podido disfrutar plenamente de ellas (demasiadas preocupaciones, obligaciones y trabajos) pero nos desquitaremos en cuanto tengamos oportunidad.
Vuelta a la rutina. En el metro hay mucha mas gente pero por suerte han acabado las obras y mis desplazamientos adquieren un poco de cordura.
En mi nuevo reproductor de mp3 suena el "supone Fonollosa" de Albert Pla.

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 28 de agosto de 2005


Nos levantamos pronto y preparamos la casa para la vistia familiar de hoy. Mis padres, mi tío Hernán y la Yayi vienen a ver Graceland. Bajo el brazo mi madre se trae unos calamares rellenos deliciosos que solucionan parte de la comida. La otra parte la pone un asador de pollos cercano que es el segundo establecimiento que alcanza el título de "proveedor oficial de Graceland" (el primero fué el chino "Jiu" y sus imprescindibles latas de Lychis).
Comemos en el patio y la sobremesa se alarga. Se está bien y creo que Graceland les gusta.
Llaman a la puerta. Salgo a abrir y me encuentro con una planta con patas (es una kentia giagante que nos regalan mis padres y las piernas corresponden al hombre que, oculto tras las hojas, la está cargando). La planta es preciosa y se suma a las que últimamente nos han regalado (Jordi y Nuria, Olivia y Roberto... Gracias a todos).
En nuestra vieja casa sólo teníamos una y no demasiado grande, de hecho desde que nos hemos mudado no ha parado de crecer.
Acabamos el día con una nueva visita a nuestra vieja casa y con un episodio de "Push. Nevada" (la nueva serie que nos ha atrapado).

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 27 de agosto de 2005


Viernes en Graceland y, pese a que el sótano - lleno de cajas - parece el decorado preparado para la escena final de "Ciudadano Kane", pese a la hora que empleo para desplazarme de Graceland a Levi Pants o viceversa - accidentado viaje cortesía de TMB (la entidad que regula el transporte en el area metropolitana de Barcelona) - y pese a que ya no vivimos en el centro de Barcelona, nuestra nueva casa nos encanta. El espacio, la luz... creo que hemos acertado.
Una casa, una buena casa se ha hecho para disfrutarla y para compartirla con los que quieres. María José se encarga de organizar la quinta cena en Graceland. Cuando llego - cansado pero contento (es viernes)- las luces están apagadas porque Martina está durmiendo en el comedor. En el patio están Olivia, Roberto y María José.
La temperatura es ideal, la sobremesa se alarga hasta que Martina se despierta.

Sábado. Despertar en Graceland, la luz entra en la habitación, es tarde pero no importa. Está nublado, mientras desayunamos decidimos aparcar la playa para una ocasión mejor y nos vamos a cazar muebles. Pero el plan alternativo también fracasa ya que el coto está cerrado por vacaciones. Improvisamos y acabamos en el Cosmocaixa. Durante algo más de cuatro horas competimos con un montón de niños (y casi siempre ganan ellos) en la carrera consistente en apretar el máximo número de botones en el mínimo tiempo posible. El museo es fabuloso y acabamos nuestra visita, tras zamparnos un bocata en la terraza, en el planetario.
Ya es casi de noche cuando llegamos a nuestra antigua casa para recoger los últimos trastos (todavía tenemos para un par de viajes más).
Hace un par de años el equipo del "Ugarit" de Gracia (el pequeño, nuestro restaurante libanes favorito) montó un "Ugarit" en un centro comercial de Cornellà.
Necesitamos recuperar fuerzas y nos decidimos a visitarlo. Oscar, Firas y el resto del equipo nos reciben con el cariño con el que siempre nos han tratado. El centro comercial es horroroso, no tengo palabras para describir la larga serie de despropositos que lo convierten en una zona intransitable, pero la comida es tan buena (incluso comparado con los otros Ugarit) que volveremos pronto.

24 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 23 de agosto de 2005


Hartos de cajas decidimos abandonar el ejercicio físico y nos entregamos a una sesión de hedonismo playero en el Club (que curiosamente, y contra todo pronóstico, está mucho menos lleno de lo que esperábamos). Sol, playa (osamos abandonar el privado santuario que supone el Club y nos adentramos en la arena de la playa para pasear y bañarnos) y lectura. Hemos abandonado el barrio pero seguimos gozando de alguna de sus muchas ventajas.

Por la noche, al salir de Levi Pants, empiezo mi accidentado - por las muchas obras que trepanan el suelo de la ciudad - regreso a casa. Cojo un bus que se pasea mucho más de lo deseado, bajo y cojo el metro, dejo el metro y cojo el último bus que me acerca a Graceland. A pasado una hora, estoy cansado.
Me recupero con una cena con María José, Yoli, Rafa, Víctor y Laura. Yoli y Rafa son vecinos y Víctor trabaja cerca de Graceland. Cenamos en la terraza y, cuando una vecina - la única que debemos tener - nos pone mala cara tras abrir su ventana, continuamos en el interior intentando no hacer tanto ruido.

23 agosto 2005

"Incluso en las peores circunstancias, la Tierra es un buen lugar para vivir"
Henry Robertson "Birdie" Bowers en una carta enviada a su casa.
Leído en "El peor viaje del mundo" de Apsley Cherry-Garrard.


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 22 de agosto de 2005


Poco a poco nos hacemos con la casa. Hoy nos visitan Lidu, Jose, Alejandro y Joana. Pedimos comida al Jiu y nos regalan una segunda lata de lychis que se incorpora a la colección que, poco a poco, estamos haciendo. A este ritmo, dentro de un año, tendremos en la despensa 104 latas, suficiente para hacer la fiesta del lychi en nuestra nueva ciudad.
Por la tarde vuelvo a Levi Pants, ahora con un horario razonable.

22 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 21 de agosto de 2005


Viernes. Nos ha costado mucho sudor y muchos rollos de precinto encajar nuestra casa y, apenas 24 horas después de haberlo conseguido, empezamos a deshacer el trabajo hecho. La primera noche ha sido corta pero hemos descansado y – sobretodo – ya nos sentimos en casa.
Vamos hasta nuestro viejo piso y, pese a que todavía nos une un vínculo afectivo, ya no me siento en casa. Es un piso donde viví hace tiempo – ayer aún dormí aquí – pero mi casa está en otra ciudad.
Por la noche, cuando salgo de Levi Pants, ya es sábado.

Sábado. Desde hace unos minutos tengo 37 años. María José me espera en la puerta de Levi Pants y me lleva a cenar. En el “Ugarit” – ya pasa de la 1 de la madrugada – nos reciben con una sonrisa y nos hacen sentir como en casa. Cenamos y, sin fuerzas para más, volvemos a casa. Allí me esperan mis regalos: un reproductor de mp3 - en el que ahora mismo está sonando el “Soidemersol” de La Buena Vida-, una tabla de cortar para mi nueva cocina, un libro con los grabados de Goya, los cuatro Asterix que me faltaban y un cd. Muchas gracias.

Por primera vez en muchos días no es el despertador el que nos saca de la cama. No es tarde pero da gusto no preocuparse por parar el despertador. Por la mañana compramos para la cena de hoy y por la tarde adecentamos un poco la casa y deshacemos unas cuantas cajas.
Cena de cumpleaños con amigos (Jordi R., Nuria, Amador, María, Toni, Jordi P., Emma, Consol y Alberto nos acompañan). Mas regalos (entradas para ir a un concierto de Sisa, libros, complementos para la casa y el boli de los astronautas…).
El último regalo requiere una pequeña explicación: en uno de los mejores episodios de “Seinfeld” Jerry visita a sus padres en Florida y uno de los vecinos de sus padres le regala el boli “de los astronautas” que escribe incluso en condiciones de ausencia de gravedad. Habíamos hablado y hecho risas con el episodio varias veces y Jordi encontró que el boli era el regalo ideal para mí. No se equivocó, a parte de las risas y el buen rollo que consiguió, ahora puedo escribir este diario en el espacio, o bajo el agua, o en temperaturas extremas…
A las 4:30 conseguimos echar a los últimos. Por suerte aún no tenemos vecinos, la casa ha resistido bien el primer asalto de importancia.

Domingo. Descubrimos lo gustoso que es no hacer nada durante todo el día. Disfrutamos, sin obligaciones, por primera vez de Graceland.

19 agosto 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 18 de agosto de 2005


Ha llegado el día. Nos levantamos pronto y, ante el difícil acceso a la cocina que las cajas han dejado, salimos a desayunar por el barrio. Las mejores opciones fallan – son las vacaciones y muchos bares están cerrados– y al final acabamos haciendo un bocata (tamaño familiar) en un bar cercano al mercado.
A las 9 hemos quedado con los de la empresa que nos hará la mudanza. El encargo lo hicimos por teléfono y no tenemos muy claro si aparecerán o no. Matamos el tiempo de espera con el deporte que nos ha mantenido activos durante los últimos días: hacer cajas.

Puntuales aparecen y empiezan a llevar las cajas al camión mientras nosotros seguimos rodeados de cartones. La actividad, durante las cuatro horas que tardan en cargar el camión, es incesante. Nosotros vamos de un lado a otro desorientados, sin saber que hacer, cerrando con el precinto, buscando nuevas cajas, decidiendo que se queda y que nos llevamos… al acabar estamos agotados pese a que todo el esfuerzo físico lo han hecho los tres trabajadores de la empresa de mudanzas: Jesús, Ernesto y Xavi. En el cajón del camión están todas nuestras cosas (metidas en 144 cajas) y los muebles que nos llevamos a Graceland.
En el momento de cerrar la puerta se escapan un par de lágrimas fugaces, pero la urgencia del momento no nos deja tiempo para despedirnos de nuestra – ahora ya antigua – casa. Hemos pasado 10 años increíbles entre sus paredes y siempre será nuestra primera casa.

Viaje a Graceland en moto con el camión de las mudanzas detrás. Comida en el patio de casa y después, como en una película puesta al revés, las cajas abandonan la caja del camión y empiezan a llenar el sótano de nuestra casa.
Tengo trabajo en Levi Pants y no me puedo quedar a ver el resultado.

Por la noche, cuando llego a casa, empiezo a disfrutar de nuestra nueva casa. María José ha conseguido convertirla en un hogar y cenamos por primera vez solos en Graceland. Empezamos a vivir una nueva aventura.