31 octubre 2004

“...el ocio es la condición previa de todo pensamiento , en la medida que implica la necesaria libertad para que el pensamiento fluya sin la subordinación a un fin o una tarea funcional”
Jordi Ibáñez. Tiempo para Pensar. Cultura/s de La Vanguardia num. 123


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 30 de octubre de 2004


Sábado en Barcelona. Nos levantamos tarde y, todavía con la pereza pegada al cuerpo, preparamos el desayuno y desayunamos sin prisas. La sobremesa se alarga y, tras el primer café, llega el segundo. No tenemos mucho que hacer y tampoco tenemos planes: es el momento ideal para – todavía en pijama – entregarnos a una nueva sesión de “Friends” (atención estamos acabando la cuarta temporada y todavía no tenemos la quinta. Se aceptan prestamos y/o donaciones).
Siesta del carnero y, mientras María José todavía duerme, partida de “Doom II”.
Preparo la comida mientras María José pinta.
Un nuevo intento de encontrar una chaqueta para María José en el centro fracasa pero el paseo y el rato que pasamos juntos compensa.
Volvemos a casa, nos regalamos una nueva sesión – reducida – de “Friends” y, mientras María José prepara la cena, me pongo al día con el diario.
Suena el “Smile” de Brian Wilson.
Noche de “24”. Un maratón de 4 episodios nos lleva hasta la una y media de la madrugada. Antes de irnos a dormir retrasamos una hora los relojes. Ya está aquí el estúpido horario de invierno, ha llegado la oscuridad a nuestras vidas.

30 octubre 2004

“El ocioso puede dedicarse, como los clásicos, a la meditación y el noble arte epistolar; puede ser un apasionado del amor, la escultura o el teatro; puede escribir poemas o pergeñar enciclopedias; puede desarrollar múltiples actividades; lo que no puede es trabajar, porque todo lo hace por placer”
Enric Sòria. Vindicación de la pereza. Cultura/s de La Vanguardia num. 123


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 29 de octubre de 2004


Mi vida de ocioso empieza cada día al abandonar la ciudad vecina. Los viernes, el viaje de vuelta, tiene un sabor especial: atrás quedan todos los sinsabores de una semana laboral y en la estación de destino me espera todo un mundo de oportunidades de ocio.
Me encuentro con María José en el centro y damos un paseo. María José se quería comprar algo de ropa pero no lo encuentra y yo no soy la mejor compañía para ir de compras. Aprovechamos para visitar en la sala Parés la interesantísima exposición de Nacho Amor y un par de exposiciones más que no me gustan demasiado (la técnica no lo es todo).
Vuelta a casa. Escucho el “Smile” de Brian Wilson y, con gran alegría, descubro que ha valido la pena la espera (de más de 30 años). “Smile” es un disco vibrante, divertido, rico, pleno... una maravilla que, con toda seguridad, me acompañará mucho durante los próximos días.
Por la noche quedamos con Yoli y Rafa para cenar. Tenemos que celebrar una liberación y lo hacemos con una cena en el “Marc’s”. Esta vez, al ineludible Franchini (lomo con roquefort), le acompañará un Kamasutra (hamburguesa, con cebolla y paté.
Decidimos continuar en “La torre rosa”. Nada más entrar Rafa y yo nos sentimos atraídos por el “millón” que está junto a la puerta y es que, como dice Rafa, ya tenemos una edad y el “millón” es un imán para los de treintaitantos. Desgraciadamente en el interior del bar no se está tan bien como en su fantástico jardín (el volumen de la música impide mantener una conversación pausada). Estamos todos muy cansados y decidimos retirarnos.

28 octubre 2004

“Al menos ellos saben, por experiencia propia, que muchas de las mejores cosas que atesora la humanidad sólo se pueden lograr gracias al ocio, a la pereza incluso. Porque el ocio es creador, y lo excelente necesita tiempo. No sólo el goce de vivir, también los mejores pensamientos, las ideas verdaderamente iluminadoras, los versos más tenaces o más consoladores, muchos de los cuadros, filmes, sinfonías , relatos y recetas que han hecho de nuestro paso por la tierra algo relativamente llevadero, han nacido del ocio, de esos lapsos aparentemente baldíos, improductivos, inútiles, en que nuestro silencio ya no nos inquieta; de ese tiempo perdido que es en realidad un eco o una prefiguración del Paraíso.”
Enric Sòria. Vindicación de la Pereza. Suplemento Cultura/s de La Vanguardia 123.


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 27 de octubre de 2004


Día de lluvias y tristezas.
Me sorprende el amplio artículo dedicado a la pereza como “garante del gozo de vivir y el pensamiento libre” en el Cultura/s de hoy. No suelen la pereza y su hermano el ocio tener buena prensa y es agradable encontrar, en un suplemento que suelo leer, un artículo de cuatro páginas (ilustrado con cuadros de Paula Rego) dedicado a elogiar sus virtudes.
Por la noche me encuentro con Jordi P. y Víctor en el “Black Horse”. Vemos como el Español cae eliminado en la copa del rey. Hablamos de fútbol. Hablamos (poco) de otras cosas. Cenamos en el “Murivecchi”. Hablamos de fútbol. Hablamos (poco) de otras cosas (la mayoría de ellas relacionadas con el fútbol). Volvemos al “Black Horse”. Vemos como el Barça cae eliminado en la copa del rey. Hablamos de fútbol y (poco) de otras cosas.
A una hora prudente, y antes de la que sobra, nos retiramos. Sigue lloviendo.

27 octubre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 22 de octubre de 2004


En el trabajo. Dos llamadas traen malas noticias relacionadas con un amigo primero y con una compañera de trabajo después (Juan, Araceli... siento no haber podido estar a vuestro lado hoy. Un beso muy grande a los dos).
Por la tarde y dentro de la rueda de médicos en la que me he introducido voluntariamente (uno tiene una edad y tiene que pasar ciertas revisiones con preocupante frecuencia) visito por segunda vez en dos semanas a un alergólogo. Después de la primera visita y ante la manifiesta estulticia del facultativo tuve la tentación de no volver. Ojalá lo hubiera hecho. Una enfermara, armada con un punzón, introduce en mi organismo todo tipo de substancias para comprobar las reacciones de mi cuerpo ante tal agresión. Descubro que soy alérgico a casi todo.
El médico está cerca de la ahora desmantelada fábrica de tejanos de la que fui despedido hace unos meses. Paso por delante del edificio y me encuentro a Xavi que sigue trabajando aquí. Con él visito las fantasmagóricas instalaciones y me encuentro con los excompañeros que ocupan el taller clandestino en que la empresa se ha convertido últimamente (este viernes cierra definitivamente). La casualidad me ha llevado a ver el final de algo que empezamos con mucha ilusión hace cuatro años.
Me encuentro con María José y subimos hasta casa de Olivia y Roberto para cenar y celebrar el reciente cumpleaños de Olivia. Roberto prepara una cena deliciosa y discutimos sobre planes de futuro. A la una – mañana tenemos que trabajar – nos retiramos. Ha sido un día agridulce, un día lleno de sensaciones encontradas.

24 octubre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 24 de octubre de 2004


El despertador funciona correctamente (la disfunción de ayer se debió sin lugar a dudas a un error en la manipulación provocado por el cansancio). Desayunamos (hoy más tranquilamente) y, vestidos con la camiseta del “Rafael” con la que ayer fuimos obsequiados, salimos hacia Palamós.
Nos encontramos con los compañeros de taller y volvemos al “Rafael”, está vez para aplicar los conocimientos adquiridos navegando un poco. Desplegamos velas y, por desgracia, el viento no nos acompaña. Pese a la poca velocidad el paseo, amenizado con más historias marineras (entre ellas la historia del “Rafael”), resulta delicioso. Trabajo poco pero me canso mucho (que dura es la vida en el mar).
a bordo del Rafael el Rafael a todo trapo. Foto de Michele Curel
Volvemos a puerto y nos despedimos hasta dentro de dos semanas (que será cuando acabaremos el taller con una pequeña ruta por la costa).
Vuelta a casa con parada en el “Baviera” de Playa de Aro para recuperar fuerzas. Estoy muy cansado.

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 23 de octubre de 2004


El despertador no suena a la hora prevista. Por suerte un sexto sentido se impone al silencio reinante y me despierta media hora después y nos pone en marcha. Desayunamos a ritmo de velocista en plena carrera y salimos hacia Palamós. Llegamos puntuales a la puerta del Museo de la Pesca y nos reunimos con Joan (Patrón del “Rafael” y organizador del taller de navegación tradicional al que hoy asistiremos) y con el resto de alumnos (en total somos diez).
Hace un par de meses tuvimos la oportunidad de navegar en el “Rafael”, un barco de vela latina construido en 1915. Joan – su patrón – nos animó entonces a apuntarnos en este cursillo que estamos a un paso de empezar.
Todavía con mucho sueño acumulado en los ojos nos acercamos al aula donde Quim se encargará de explicarnos la teórica que- pese a ser la parte más complicada- se hace muy amena. Empieza el baile de extraños términos marineros y la inacabable lista de partes en las que se puede dividir lo que para mí – hasta hoy – era conocido con el nombre genérico de vela.
Al acabar la clase hacemos una parada para el café en un bar cercano y bajamos a la playa para seguir con las clases.
la farigola a bordo del Rafael
En la playa nos espera Pere con su “Farigola”. Pese a su pequeño tamaño la “Farigola” está aparejad igual que un barco de mayor eslora y esto la hace ideal para las explicaciones sobre maniobras y partes del aparejo. Pero antes de la clase nos espera una sorpresa. El barco está en el agua y, entre todos y a la manera tradicional (a fuerza de riñones) la sacamos hasta la arena de la playa para poder ponernos a su alrededor y seguir las explicaciones sobre como maniobrar con una vela latina. Como en la lección teórica las explicaciones se llenan de anécdotas marineras, de casos prácticos que hacen las clases aún más entretenidas.
Al acabar devolvemos el barco a su elemento – tarea que resulta infinitamente más fácil que su contraria – y nos dirigimos a un restaurante cercano para disfrutar de la paella ofrecida por la organización. Aprovechamos el rato de descanso para conocer mejor a nuestros compañeros de clase.
La tarde empieza con un taller de nudos impartido por Ramón – marinero de este puerto – ya a bordo del “Rafael”. La experiencia del profesor consigue que – hasta un negado para todo tipo de tareas que requiera un mínimo de habilidad manual como soy yo – sea capaz de aprender a hacer nudos de dificilísimo nombre y aún más complicada elaboración.
Tras el taller de nudos sólo queda tiempo para una visita guiada al Museo donde vuelven las historias de marineros que nos han acompañado durante todo el día.
Camino de casa paramos en un chino para comer algo. La jornada ha sido muy larga, estamos encantados pero muy cansados. Al llegar a casa María José cae rendida y yo aprovecho para escribir y leer un rato (acabo “Milenio Carvalho”). Mañana volvemos.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 22 de octubre de 2004


Dejo la ciudad vecina, vuelvo a Barcelona, cojo un tren hasta El Masnou y, en su estación, evitándome un largo camino hasta Alella, me espera María José con el coche prestado y una sonrisa preciosa que me compensa todas las penurias arrastradas durante el largo día.
En el viaje hacia S’Agaro cantamos viejas canciones de “Los Flechazos” (“En el club”, “Viviendo en la era pop”, “La chica de Mel”...) y, aún más viejos, temas de Elvis.
Llegamos, dejamos los trastos en el apartamento y salimos en busca de algo para poder desayunar mañana. Aprovechamos para cenar algo en “La Churrasquita” mientras hacemos planes y hablamos.
El día ha sido muy duro. Nos vamos a dormir pronto.

22 octubre 2004

“El viejo miró a Ignatius y luego miró aquella enorme olla, el hornillo de gas, los carros abollados. Al fin, dijo:
- Yo puedo darle trabajo aquí.
- Muchísimas gracias – dijo Ignatius en tono condescendiente-. Pero aquí no podría trabajar. Este garaje es muy húmedo y yo soy propenso a las afecciones respiratorias, entre varias otras.”
John Kennedy Toole. La Conjura de los necios.


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 21 de octubre de 2004


Hoy he ido a una entrevista en las oficinas de una empresa del país vecino (a la que llamaremos Vendedores Paraíso Incorporated) que pretende incorporar a su plantilla a una persona con conocimientos sobre el mundo de la moda. Seguramente el proceso de selección quedará aparcado – en lo que a mí se refiere - tras esta primera entrevista, pero la ubicación de la sede de la empresa en uno de los edificios más altos de la ciudad me ha proporcionado, mientras esperaba, una visión diferente de Barcelona. Sólo por esta nueva sensación ha valido la pena el tiempo invertido.

Salgo de la entrevista con sensaciones encontradas: por un lado no me importaría dejar el cerrado mundo de la confección de pantalones y por otro la posibilidad de un cambio -aunque no llegará- siempre asusta un poco. En la calle el día de sol ha dejado paso a una lluvia ligera que refresca más que molesta.

Vuelvo a casa y, mientras espero a María José, preparo la cena. Entregado a las tareas culinarias escucho el primer disco de los mallorquines “Amarillo” . Una primera escucha - no demasiado atenta- me ha dejado un buenísimo regusto.
Ya en compañía de María José, caigo en una nueva sesión de televisión (un solo capítulo de “Friends” y el recuperado esta semana “Gran Hermano”).

20 octubre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 20 de octubre de 2004


Jornadas laborales más largas de lo habitual me retienen durante más horas de lo que yo quisiera en la ciudad vecina. En los viajes en metro me encuentro siempre con caras largas, sólo sonríen los niños. Un principio de semana así desgasta las baterías a cualquiera.
María José y una cena tempranera en el “Marc’s” (Passeig Maragall) me devuelven las energías consumidas durante los dos últimos días. Recupero el sabor del “Franchini” (delicioso bocata de lomo con roquefort) y me entrego a la cocina de fusión de la mano del “Manelic” (Bisbe a la plancha con cebolla avinagrada y tomate). Una vez más el local – que siempre me trae recuerdos – no defrauda y se asegura futuras visitas.
Volvemos a casa y nos entregamos al visionado de "Friends" (fin de la tercera temporada y principio de la cuarta). Sigo leyendo “Milenio Carvalho”.

18 octubre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 17 de octubre de 2004


Pese a ser sábado el despertador suena a una hora indecente. Desayuno con María José y, minutos después, reanudo el sueño en un tren con destino a Castellón.
Ya con Lidu, Jose y nuestros sobrinos Alejandro y Joana salimos a dar una vuelta por la ciudad. Al pasar por delante de la mítica "Discos Medicinales" no puedo resistirme y entro a comprar un par de elepes de Los Brujos. El nuevo disco de su lider, Miguel Ángel Villanueva, publicado por el renacido sello discográfico que también gestionan desde aquí no aparece hasta el lunes. Mala suerte... ya me lo compraré en Barcelona.
Aperitivo en la abarrotadísima terraza de un bar situado en una plaza junto a un mercado (mis lamentables y/o inexistentes conocimientos del callejero de Castellón me impiden ser más concreto) y comida en el restaurante "Rokelin" especializado en productos de Teruel.
Volvemos a casa e intento hacer la siesta sin conseguirlo (Joana pese a ser muy pequeña tiene unas pilas inagotables).
El resto de la velada familiar pasa tranquilamente, ver como Joana se come una pera (corazón incluído) se convierte en la experiencia más destacada de la noche.

Domingo. Tener sobrinos y dormir en la misma casa es igual a dormir poco. Desayunamos todos juntos y, para liberar durante unos minutos a Jose y Lidu, nos convertimos en padres adoptivos y salimos a dar un paseo dominical. Cuando volvemos a casa, después del paseo por el parque y de un aperitivo en una terracita, la paella ya está casi preparada. Hemos salido de casa con dos niños y hemos vuelto con los mismos dos... creo que lo hemos hecho bien y que otro día también nos los dejarán.
Después de comer, una nueva siesta nos prepara para el viaje de vuelta. Esta vez no me duermo pero una vez vista la película con la que Renfe ameniza el viaje (algo así como "La maldición de los agujeros") creo que hubiera sido la mejor solución.
Volvemos a casa caminando desde la estación y nos entregamos a una sesión de "Friends" una vez recuperada nuestra condición de pareja sin hijos.

16 octubre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 14 de octubre de 2004


Dejo la ciudad vecina y vuelvo a Barcelona. En la terraza de un bar con nombre de ciudad austriaca leo (la segunda parte de “Milenio Carvalho”) mientras hago tiempo. A la hora indicada estoy en la puerta de la escuela donde asistiré, en compañía de antiguos compañeros de trabajo, a una clase de cocina impartida por Mireia (que es la cocinera de la manufacturera de pantalones que nos despidió hace unos meses). Roger, Toni, Jordi M y Oscar serán mis acompañantes. Como niños malos nos sentamos en la última fila y, pese a que la clase es genial y el resto de los alumnos parecen aprovechar el tiempo, al salir nos damos cuenta que no hemos aprendido a hacer “panellets” ni mousse de castañas que eran los dos platos estrella de la lección de hoy.
Pese a todo Mireia nos perdona y se apunta a la primera cerveza en el Michael Collins y a la posterior cena en un restaurante chino. Poco a poco van apareciendo más antiguos trabajadores de Pep Jeans : Quim, Francesc, Mónica “guais” y Marc completan el grupo que, a falta de ofertas mejores, vuelve al Michael Collins para continuar la noche. Me gusta volver a encontrarme entre toda esta gente con la que compartí tres años llenos de cosas buenas (las malas se olvidan rápido o no vale la pena dedicarles atención).
Mañana trabajo y, en un momento de lucidez, decido volver a casa a una hora prudencial. La ciudad, pese a ser jueves, está vacía y el taxi no tarda en llegar al barrio.

14 octubre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 12 de octubre de 2004


Día festivo. María José y yo repartimos las horas de este oasis en el medio del desierto laboral entre la imprescindible limpieza de la casa y el visionado de episodios de “Friends” (hasta ocho episodios). Por la noche Jordi R2. aparece por casa y nos enseña a hacer su fantástico pan de calabacín y cebolla.
Improvisamos una cena y cenamos mientras la casa se llena del delicioso aroma del pan recién hecho.
Mañana hay que volver a la rutina laboral, pero sólo seré suyo durante tres días.

12 octubre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 11 de octubre de 2004


No hay nada mejor, después de un largo lunes de trabajo, que un martes festivo. La esperanza del día de libertad que se adivina tras la montaña de pantalones que tengo en mi mesa, me mantiene con fuerzas.
Y al final llega el silencio. Vuelvo a casa y espero a María José.
Juntos bajamos caminando por un barrio que hoy parece especialmente lleno de gente de fiesta. Cena en el “Panyvino” (Consolat de Mar, 15) con Jordi P. y Emma. Hacía mucho que no nos veíamos y tenemos muchas cosas que contarnos. Una vez agotada la sobremesa continuamos con un par de copas en el “Borneo” y en la terraza del bar de impronunciable nombre que está en la calle del “Black Horse”. Jordi y Emma nos enseñan las fotos de su viaje a Lisboa y, respondiendo a la vieja tradición de traernos una botella de vino o licor del país al que se viaja, me regalan una botella de oporto.
Hacemos “la que sobra” en casa.

10 octubre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 10 de octubre de 2004


Un silencio extraño nos envuelve cuando nos despertamos. Los domingos son días silenciosos pero hoy el silencio es más denso. Pronto descubrimos que el culpable es un apagón que afecta a todo el barrio y que impide que uno de nuestros vecinos - fan de Bisbal y d.j. vocacional que ameniza las mañanas de nuestro vecindario- aporte su habitual y no siempre bien recibido granito de arena a la matinal dominical.
María José calienta el café con una vela (sin él no hubiéramos podido salir de casa) y desayunamos.
Bajamos caminando hasta el Club y nos entregamos a una mañana de piscina y playa rematada con el estreno de nuestra pelota de voley. Como no estamos en disposición de hacer un partido decidimos entrenar. El “entreno”, limitado por nuestra lamentable forma física y una penosa técnica, básicamente consiste en agacharse constantemente a recoger la pelota del suelo y a, ocasionalmente, probar el sabor de la arena de la playa (que pese a que resulta mejor de lo esperado no acaba de colmar mis apetencias en lo que a gastronomía se refiere).
Vuelvo a casa contusionado, lleno de polvo y con los codos y las rodillas en un estado penoso.
Después de comer, una nueva sesión de “Friends” nos lleva a la tercera temporada.
Escribo el diario de hoy mientras María José hace la siesta. Suena “Swordfishtrombones” de Tom Waits, en este momento “The soldier’s things”.

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 9 de octubre de 2004


Me levanto pronto, preparo el desayuno y despierto a María José. Teníamos la intención de ir a S’Agaró pero al final la pereza nos ha vencido y durante el desayuno elaboramos planes para disfrutar de un fin de semana en Barcelona.
Empezamos en los Icaria viendo “Mar adentro”. La historia está muy bien contada, los actores (los principales y los secundarios) están grandiosos y yo me harto de llorar.
Al salir aprovechamos para comprar en el supermercado del centro comercial y, con las bolsas, nos vamos a comer al “Pato Pekín” (C/ de la Marina, 16-18 Tel. 932254111). El pato laqueado está delicioso y las vistas al Puerto Olímpico (el día es muy soleado) son impresionantes.
Vuelta a casa. Sesión enfermiza de “Friends” y siesta.
Nos levantamos de la siesta y salimos a pasear por el barrio. Bajamos hasta la playa y llegamos finalmente a los Icaria. Vemos la fantástica “Kill Bill 2” y volvemos paseando a casa. Durante la proyección de la película me como una caja mediana de palomitas. Vuelve a este diario, tras muchas demandas y meses de silencio, una de sus más reputadas secciones:

CRITICA DE PALOMITAS.
LAS PALOMITAS DE LOS ICARIA DE BARCELONA.


Criterios de valoración: entre 0 (pésimo) y 5 (genial).
Sabor.................................................... 4 (bueno, ligeramente saladas, como a mí me gustan)
Consistencia......................................... 3 (pese a no estar recién hechas, el tiempo transcurrido entre su elaboración y consumo es el correcto )
Relación cantidad / precio...................... 1 (estoy deseando poder puntuar bien este apartado algún día, el problema en este caso no es la calidad, es el precio).
Valoración global................................. 3 (Las típicas palomitas de una multisala. Sobrias, pero correctas)


Ya en casa de nuevo, es la una de la madrugada. Preparo la cena, cenamos y nos entregamos a una nueva sesión de visionado de “Friends”. Estamos a un episodio de acabar con la segunda temporada. Por suerte Pau nos ha dejado la tercera y la cuarta.

Diario de un ocioso
Viernes, 8 de octubre de 2004


Jueves. El hilo musical suena a todas horas en Levi Pant’s. La selección musical – realizada con toda seguridad por un seguidor de las enseñanzas de Torquemada - es desquiciante y está empezando a hacer mella en mi salud mental. Tras la sirena que marca el final de la jornada llega el silencio y, pese a la paz espiritual que esto comporta, los insultantes estribillos siguen paseándose en mis, cada vez más numéricamente mermadas, neuronas.
Ya en casa descubro con alegría que Wanadoo ha tenido a bien reestablecer – tras una semana de apagón – de nuevo el servicio por el que les pago. Me pongo al día con el correo y hago lo que puedo con este diario.
Por la noche, y ya con María José, quedamos con Lluís en el “Black Horse” para hacer una previa de la cena de esta noche. El “Black Horse” se ha convertido, con los años, en nuestro “Central Perk” (estoy viendo demasiado “Friends”), en una ampliación del comedor de casa llena de ingleses en un estado avanzado de embriaguez.
Cena en el “Ugarit Born” (c/Comerç, 29 Tel.933100873). Al final somos ocho: Juan A., Carmen, Rosa, Carlos, Jose y los tres de la cerveza previa. El numerito de danza del vientre que nos ofrece el restaurante no empaña una velada muy divertida. Reímos un montón (animados, todo hay que decirlo, por un consumo más que notable de bebidas alcohólicas locales y foráneas) y continuamos la fiesta en el “Borneo” hasta tarde.

Viernes. Las fiestas, llenas de risas y de promesas de amistad incondicional, hasta altas horas de la madrugada, se pagan al día siguiente. Sobretodo si éste es laborable.

07 octubre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 7 de octubre de 2004


Vuelvo tras días condenado al ostracismo por Wanadoo que, sin previo aviso y sin ningún tipo de justificación, me ha tenido sin el servicio que he contratado con ellos durante mas de 6 días (si estás pensando en contratar tu ADSL con esta compañía, toma nota).
Como los días a reseñar en este diario se han acumulado de manera indecente creo que lo mejor será hacer un rápido resumen.
Sábado: “Mar y muntanya” en casa de mis padres. Este plato delicioso, normalmente reservado al día de Sant Esteve, aparece por sorpresa a media temporada. Pau y Elena también están invitados a disfrutar del pantagruélico banquete. Pau y yo somos los responsables de la desaparición de las reservas vinícolas de la familia.
Domingo: Después de una tranquila mañana en casa, ayudamos a Clara y Roger con su mudanza. No queda mucho por hacer, pero su nueva casa es un ático sin ascensor y los últimos viajes se hacen muy duros.
Lunes: Vuelve el trabajo.
Miércoles: Acabo “Ángeles y Demonios” de Dan Brown (mejor best seller que “el código”) y leo un cuento de García Márquez (“Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo”) origen de un episodio del libro que más veces he releído. Paseo con María José y cena en el “Panyvino” (Consolat de Mar, 15 Tel. 932687776).
Visionado de series: Alto (“24” y “Friends”- ya estamos en la segunda temporada-). Me he desenganchado de “O.C.”.

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 30 de septiembre de 2004


Miércoles. Se acaba la jornada laboral en Levi Pants y los trabajadores abandonan ordenadamente sus puestos de trabajo. Ha sido un día duro y necesito un rescate.
Dejo la ciudad vecina y salgo del metro, ya en Barcelona, justo en el momento en el que el sol se pone al final de la Diagonal. Siempre me ha gustado pasear por esta calle a esta hora de la tarde. Hoy el espectáculo de colores y luces me empieza a reconfortar.
Sigo mi paseo hasta la plaza de la Concordia y, como el “Fragments” (cuantos recuerdos) está cerrado, me siento en la única mesa que queda libre en el jardín de “Can Deu” a tomar algo. Este jardín es uno de esos rincones en los que es fácil desconectar del ritmo de la ciudad. Pese a que siempre está lleno, el ambiente es muy tranquilo. Leo (“Ángeles y demonios” de Dan Brown) mientras noto que, poco a poco, mis baterías recuperan la carga normal.
Cena con María José y Jordi R2 en el “Kiku-chan” y copas en la terraza de “La Candela”. Después de unos días de frío podemos disfrutar de las últimas terrazas de la temporada y no hay que perder ni una oportunidad. Mis pilas (gracias a la conversación y a la buena compañía) están como nuevas cuando llego a casa.