DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 13 de julio de 2015
Viernes. Marta y JoanMa nos recogen en casa. Empieza la
operación Vespa. Viaje en coche hasta
Albocasser donde Pepe y Lidu nos esperan para dejarnos su casa y darnos las
últimas instrucciones. Nos repartimos las habitaciones y salimos a cenar.
Cenamos en el Teyma donde nos reencontramos con Tere y Manolo. En la terraza,
mientras comemos, continuamos las tertulias y las risas que nos han acompañado
durante todo el viaje. Albert y Esther nos
dicen que es tarde para salir de Barcelona y que se incorporaran mañana. Volvemos
a casa, sacamos las sillas “a la fresca” mientras somos acosados por todo tipo
de insectos (algunos, de tamaño considerable, provocan reacciones adversas).
Sábado. La costumbre de salir a pasear con Cass por la mañana
se traslada también – por motivos incomprensibles - a los días en los que
estamos sin ella. Me levanto pronto, doy un largo paseo por el pueblo y
aprovecho para comprar los periódicos y el desayuno. De vuelta a casa espero
leyendo a que todo el mundo se despierte, desayunamos y nos preparamos para ir
a San Mateu donde hemos reservado mesa para comer y donde casualmente hoy
celebran una feria medieval. Prefiero el pueblo sin la feria (es más fácil
apreciar la belleza del pueblo y de sus edificios y no hay tanta gente) pero lo
pasamos bien paseando por calles atestadas de gente disfrazada y tenderetes de
todo tipo. Nos encontramos con Esther y Albert y subimos hasta la Ermita de la
Mare de Deu dels Angels donde tenemos reservada mesa en el Farga
Restaurant. Bonito, agradable… y todo está muy bueno. Disfrutamos de una
excelente comida mientras ponemos al día a los recién llegados de las muchas
tonterías que ya hemos dicho. Vuelta a Sant Mateu donde compramos quesos,
anchoas, unos bizcochos muy caros y bebidas para sacar esta noche a la fresca.
Vuelta a Albocasser, cena en el Mesón Pele y larga tertulia antes de ir a
dormir.
Domingo. De nuevo me levanto pronto con la intención de
pasear un poco, comprar el periódico y el desayuno. Por suerte tenemos pan
congelado porqué el domingo no hay pan.
La operación Vespa consiste en llevar a Barcelona la Vespa
que Pepe ha regalado a María José. La Vespa de Pepe, matriculada en el 1963, es
una reliquia familiar y, pese a su edad avanzada, funciona perfectamente. Tras
el desayuno, toca probar la moto y dar vueltas al pueblo. La cara de felicidad
de María José es directamente proporcional a las vueltas que – tanto ella como
Albert y JoanMa – dan con la moto. Mientras las tandas de entrenamiento
continúan, las cocineras empiezan a preparar la paella. A la hora de comerla, a
la mesa somos 12.
No hay tiempo – pero si ganas – para siestas. Es el momento
de subir la moto al remolque, atarla y volver a Barcelona. Las vueltas siempre
son largas pero, como siguen las tonterías y las risas, esta lo es menos. La operación
Vespa se cierra con éxito cuando la dejamos en casa. Es el momento de pasar por
casa de mis padres para recoger a Cass, por casa de Eli y Cesc para recoger una
caja con cosas que pesa como un muertos y volver a casa para acabar el domingo
en modo Zombie On… y María José amenazando con llevarme mañana al gimnasio.