29 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
jueves, 29 de diciembre de 2005


Se acaba el año y es inevitable entregarse a la pasión colectiva que supone hacer balances. Repaso un año de anotaciones en este diario y elaboro dos resúmenes que – aunque nadie los reclama ni espera – he decidido elevar a la categoría de tradicionales. Uno es mi particular resumen del año (una lista poco elaborada y nada interesante de mis actividades durante este año), el otro una guía con algunos de los libros que he leído (y que titulo, de nuevo recurriendo a Josep Pla, “el que hem llegit”). Aquí los tenéis, que aproveche.

RESUMEN INUTIL DEL 2005

Casas vendidas: 1
Casas nuevas: 1 (Graceland, ¡fantástica!)
Libros leídos: 30 (muchos menos que el año pasado)
Comidas / cenas en casa ajena: 36
Comidas / cenas en casa: 27 (10 en nuestra antigua casa y 17 en Graceland)
Comidas / cenas en restaurantes / bares: 108 (muchas de ellas en el “Panyvino”, claro vencedor en esta categoría.)
Cine: 15 (un pobre balance)
Teatro / otros espectáculos: 6 (lo mejor, “Erritjarizaka” de Goebels)
Conciertos: 4
Celebraciones: 3 (una comunión y dos cenas de jubilación)
Padres jubilados: 2 (espero que se diviertan mucho ahora que tienen tiempo)
Viajecitos de fin de semana y pequeñas vacaciones: 5 (lo mas lejano Bilbao)
Exposiciones visitadas: 21
Neveras encontradas junto a contenedores: 1 (una de Coca-Cola en buen estado)
Series que hemos seguido este año: Muchas (Perdidos – fantástica primera temporada -, Sin Rastro, Frasier – primera temporada -, Friends, Mujeres desesperadas – junto a perdidos, lo mejor del año-, Los Soprano, Sexo en Nueva York, Push Nevada – diferente, esperanzador arranque -, A dos metros bajo tierra, Nip Tuck, Alias, Roma, Medical Investigation, CSI – Las Vegas, Nueva York y Miami -, 24 y Diario de una Abuela de verano, han llenado muchas de mis horas delante de la televisión).
Semi “pablazos” sufridos: 1
Bautizos de mar: 1
Mudanzas: 1 (144 cajas, de las cuales más de 30 siguen cerradas)
Robos sufridos: 1

Ha sido un buen año, hemos hecho nuevos amigos, hemos recuperado el contacto con amigos a los que habíamos dejado de frecuentar y seguimos desayunando juntos casi todos los días. Los buenos momentos han superado con creces a los malos ratos que también nos ha tocado vivir.


EL QUE HEM LLEGIT

No voy a perder el tiempo hablando de lo que no me ha gustado, por distintas razones estos libros son los que me han aportado algo al leerlos durante el 2005. Aún estás a tiempo de pedirlos para reyes.

1. BEST SELLERS: “Pompeya” de Robert Harris, “La Rubia de Hormigón” de Michael Connelly, “Naturaleza muerta” y “la mano del diablo” de Douglas Preston y Lincoln Child, “l’Historiador” de Elizabeth Kostova, “Post Mortem” de Patricia Cornwell
2. TIROS SEGUROS: “Vaig creure que el meu pare era Déu” de Paul Auster, “Historia de Mayta” de Mario Vargas Llosa
3. CLÁSICOS: “Las Hermanas Zinn” de Joyce Carol Oates
4. COSITAS BUENAS: “Trenta-dos morts i un home cnsat” de LLort, “una palabra tuya” de Elvira Lindo, “Amanecer con hormigas en la boca” de Miguel Barroso, “El Kilim de la princesa” de Peter Berling, “Pandora al Congo” de Albert Sánchez Piñol, “Diablo Guardián” de Xavier Velasco, “oh, blanca navidad” de David Sedaris
5. LA SORPRESA: “El Curioso incidente del perro a medianoche” de Marc Haddon
6. ESOS LIBROS QUE SIEMPRE TIENES PENDIENTES Y QUE PESE A ESO, CUANDO LOS LEES, TE GUSTAN: “Glamourama” de Bret Easton Ellis.
7. VIAJE A LOS SUEÑOS POLARES: “Cherry” de Sara Wheeler, “el peor viaje del mundo” de Apsley Cherry Garrard, “En el país de la muerte blanca” de Valerian Ablanov
8. UNA HISTORIA BIEN CONTADA: “Enterrar a los muertos” de Ignacio Martínez de Pisón

27 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 27 de diciembre de 2005


Se apagan los ecos de los villancicos que he tenido la suerte de no cantar ni escuchar. Ya ha pasado otra navidad. Familia, regalos y comilonas de impresión, como siempre.
Pero este año las ausencias se han notado mucho: en Nochebuena, en casa de mis padres, Albert – en China – y Anna – baja por enfermedad en el último momento- dejaron un par de sillas vacías en el gol sur. Se les echó de menos.
En Navidad, en casa de los padres de María José, fueron Sus y Alberto los que dejaron el sector joven en minoría. Y ayer, día de San Esteban, Eli y Cesc se sumaron a la lista de deserciones y se quedaron sin el espectacular “mar i muntanya” que da sentido a estas fiestas (espero que la magia de los “tuper” les haga recuperar parte de lo que se han perdido). Una aparición de Anna en el último momento – parcialmente recuperada de su inoportuna enfermedad – animó un poco la fiesta.

El balance, pese a las sillas vacías, es positivo. Un buen rato en compañía de gente a la que quieres, comida espectacular y muchos regalos (mas recibidos que hechos).
Hoy – aunque parezca mentira – debemos volver al trabajo después de estos tres días de actividad suspendida. Nadie dijo que esto iba a ser fácil.

23 diciembre 2005

“- Oye,¿quién es ese tal Míster Ocio, del que todo el mundo habla? – pregunta Damien.”
Bret Easton Ellis. Glamourama.


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 23 de diciembre de 2005


Acabo “Glamourama”. Un arranque espectacular (las primeras 221 páginas son brillantes), una manera de narrar única, dominio del ritmo, un estilo propio, atractivo, brillantez... pero no es un libro redondo. Bret Easton Ellis intenta hacer una gran novela y se pierde por el camino y, con él, se pierde un desconcertado lector. Pese a eso he disfrutado leyendo (número de veces que me he pasado de parada de metro durante la lectura de “Glamourama”: 3).
Decido empezar un clásico, conocido sobre todo por su adaptación cinematográfica y por uno de esos inicios míticos:

“Anoche soñé que había vuelto a Manderley”
Rebeca. Daphne du Maurier

22 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 21 de diciembre de 2005


Con las fechas navideñas llegan una serie de tradiciones entrañables y otras que no lo son tanto. Entre las últimas destaca con luz propia la cena de empresa.
Ante el alto número de intoxicaciones etílicas que se produjeron en las cenas del año pasado el señor Levi – dueño y señor de la empresa donde diariamente me bato el cobre y, por lo tanto, de nuestros destinos – ha decidido reconvertir la cena en comida dando un nuevo sentido a esta tradicional colación navideña.

El lugar elegido para el notable evento es el restaurante estrella de la ciudad en la que trabajo. Los trabajadores de las otras divisiones de Levi (camisas, ropa interior...) también están presentes en el gran salón elegido para la ocasión.

La comida resulta entretenida pese a que hablamos de trabajo, de trabajo y, también un poco, de trabajo. Tras el postre – espectacular – llega otra de esas deleznables tradiciones navideñas. Normalmente me niego a participar en esa idiotez supina llamada “amigo invisible” (explicación para aquellos que tienen la suerte de desconocer su funcionamiento: El azar pone en tus manos un papel con el nombre de un compañero de trabajo al que debes hacer un regalo de un importe determinado. Explicación segunda. Presuntamente es divertido) pero esta vez me vi atrapado y me fue mas fácil participar que negarme.
La fortuna me sonríe y al acabar el reparto de regalos tengo en mis manos un espectacular cuchillo para matar elefantes (ojo, no es broma, tengo un cuchillo con una hoja de 12 centímetros – seguramente ilegal en toda la comunidad europea – con el que podré cometer todo tipo de delitos).

Dejo el reparto de regalos y – sin café – voy a Levi Pants ya que mi turno hace rato que ha empezado. En el momento en el que dejo la sala, el alcohol en sangre de alguno de los presentes llega al nivel “amistad eterna”. Después – a lo largo de la tarde – irá a mas. Por suerte – o por desgracia - no lo veré.

Al acabar la jornada laboral me llevo a casa otra institución de estas fechas (contra la que no tengo ningún tipo de prevención): el lote de navidad. Cargado con el lote – que incluye un jamón y por lo tanto pesa lo suyo – y dispuesto a defenderlo a capa y cuchillo, vuelvo a casa.
Mañana la lotería no me alejará de Levi Pants.

20 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 18 de diciembre de 2005


Domingo. Desplegamos una actividad frenética en busca del regalo perdido. Primero en un centro comercial en el que no dejamos tienda sin visitar (con dos visitas “de vicio” a la tienda de animales) y después en el centro con un recorrido larguísimo que incluye miles de tiendas, el “mercart” y una floja exposición de Blami en el Iguapop. Un bocata en un bar “fanta” nos ayuda a reponer fuerzas para volver a casa con algunos regalos (no todos los que hubiéramos querido comprar).
Cansados, dedicamos el resto del día a descansar, que nos lo hemos ganado. Regalar es muy cansado.

Lunes. Vuelve el gris oscuro, los días de trabajo y la falta de tiempo. El buen humor ayuda a soportarlo.

19 diciembre 2005

“Estimados clientes, el jefe de cocina se acaba de operar de apendicitis. Por favor reduzcan los pedidos de comida cruda para que se pueda recuperar con normalidad. ¡Disculpen las molestias! ¡Gracias!”
Pancarta en el medio del comedor de un restaurante japonés. Barcelona.



DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 17 de diciembre de 2005


Viernes. Empiezan a llegar las primeras felicitaciones de navidad y, a la vez, las primeras respuestas a las que hemos enviado nosotros. El esfuerzo ha valido la pena, ya ha empezado la navidad. Lo celebro acercándome al centro de Barcelona y entregándome al deporte nacional por estas fechas: la caza y captura del regalo.
Por la noche, y después de un productivo día (al menos para la empresa) en Levi Pants, María José y Jordi R2 me rescatan del tedio con una cena en Graceland. Hemos renunciado a salir ya que hoy es el día internacional de las cenas de empresa. El riesgo de que un grupo de compañeros de trabajo te toque en la mesa de al lado es muy grande y no queremos correrlo. Si es duro soportar la cena de la propia empresa, aguantar la de una gente que no te tienen que sufrir durante todo el año debe ser todavía peor.

Sábado. Nos levantamos tarde y no conseguimos arrancar hasta el mediodía. En Sants intentamos encontrar el regalo perfecto para la familia y aprovechamos para pasear por la calle. No tenemos demasiado éxito y acabamos comiendo en un restaurante japonés.
Volvemos caminando a Graceland.
Reventados, descansamos.

A última hora de la tarde nos encontramos con Albert, Esther, Marta, Neus, Andreu, Montse, Carles, David y Nuria. El sistema de quedar en una cena para la próxima ha vuelto a funcionar (con nuevas incorporaciones y actividad previa a la cena, una carrera de Karts en la que no participo).
Todavía con la adrenalina a flor de piel después de la dura competición cenamos en “El Caliu” (Sta. Rosa, 21. Esplugues de Llobregat Tel. 933717436), un pedazo de pueblo a dos pasos de Barcelona.
Al final de la cena salen las agendas, es necesario organizar la próxima quedada.

15 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 15 de diciembre de 2005


En la calle hace frío, mucho frío. Encerrado en Graceland escucho el “A grand don’t come for free” de The Streets intentando que la música de un poco de calor al día. Con una desazonadora sensación de falta de tiempo, deambulo por los días que separan un fin de semana de otro. Es una travesía por el desierto en busca del siguiente oasis. Si uno de esos vergeles repartidos a lo largo del camino no tuviera agua, los apuros serían grandes, la supervivencia difícil.

No todo es sombrío. Disfrutar en compañía de María José de Graceland, leer el “Glamourama” de Bret Easton Ellis (en los últimos días, durante mis viajes al trabajo, me he pasado dos veces de parada totalmente absorto en su lectura), ver algunas series (“CSI”, “Roma”, “Las Vegas”, “Alias”...) y escuchar música son cantimploras que ayudan en la larga travesía de cinco días. Ya queda menos.

13 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 11 de diciembre de 2005


En mi ciudad tenemos una larga tradición consistente en colgar cosas en los balcones. Hace años se solían colgar, una vez usadas, las palmas y los palmones. Todavía hay quien conserva esta tradición, pero últimamente ha caído en el olvido. También es tradicional colgar banderas para celebrar las fechas importantes y todo tipo de pancartas reivindicativas. Otra de las cosas que se suelen colgar en los balcones – o, en su defecto, en las ventanas - es la propia persona (es una manera de protesta que, poco a poco, va ganando adeptos).
La última desafortunada moda colgante la protagonizan multitud de “papa noeles” que este año amenazan con colapsar el espacio balcón de nuestra ciudad. Son de todos los tamaños y condiciones. Unos cuelgan de sus escaleras en un eterno “estoy a punto de llegar a tu casa para dejar los regalos que llevo en el saco”, otros – con más descaro- se han instalado en una silla del balcón y miran con descaro hacia la calle. Los hay pobres y lujosos... pero todos son - estéticamente - un atentado.
En el trayecto que nos lleva desde casa al Ugarit cuento mas de una veintena. La invasión está cercana.

Después de comer en el Ugarit nos encontramos con María y Amador y nos acercamos al faraónico recinto del Fórum. El motivo de nuestra primera visita a este recinto es la presencia en su desaprovechado suelo de un circo sobre hielo, el circo “Paraiso” (hemos conseguido las entradas en una tele local).
En el interior del circo hace frío, mucho frío. Claro, el hielo, concedes antes de empezar la función. Cuando acaba la función (floja salvo algún número de trapecio de mucho mérito) te preguntas cual es la razón de la presencia del hielo. La verdad es que podrían haber hecho lo mismo sin hielo y en un ambiente cálido y todos hubiéramos sido mas felices. Porque ¿era necesario que el saxofonista que se marca un solo en el centro de la pista saliera con patines? (Patines – que todo sea dicho – no dominaba a la perfección) Es mas, ¿era necesaria la presencia del saxofonista en el centro de la pista? ¿Es un solo de saxo un número circense? ¿El hecho de tocar sobre patines es un número de riesgo?
Son preguntas que, lamentablemente, nunca encontrarán respuesta.
Pese a que no es el circo de nuestra vida, nos lo pasamos bien y conseguimos llegar al final de la función sin congelaciones en las extremidades. Una tarde distinta y muy entretenida.

11 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 10 de diciembre de 2005


Miércoles noche. Al salir de Levi Pants me encuentro con María José, Amador y María en “La Esquinica”. La cola, como casi siempre, es impresionante. Pero por suerte María José ha llegado un poco antes y no tendremos que esperar mucho mas (cuando llego el mañico está llamando al 53 y nosotros tenemos el 64). El ambiente es el habitual y, ante el desfile de tapas y de simpatía que nos ofrecen, he de acallar las voces derrotistas que afirman que “ya no es lo mismo que antes”... si no te gusta, no vayas, panoli.
Continuamos la noche en un Pub ingles perdido en alguna calle del Eixample.

Jueves. Fiesta otra vez. No consigo sacarme el pijama en todo el día. En casa se está muy bien.

Sábado. La extraña semana está llegando a su fin. Después de un nuevo día de trabajo es el momento de disfrutar de un largo fin de semana. Aprovechamos para acabar de escribir las felicitaciones de navidad y para acercarnos a correos para enviar las primeras. Como cada año hemos puesto mucha ilusión y esperamos que sean recibidas con alegría.
Graceland, aunque presenta cada día un aspecto mejor, tiene todavía algunos déficit. La presencia de cables de corriente colgando por las paredes es uno de ellos, aunque ante las visitas lo justificamos aludiendo a extrañas corrientes decorativas de una modernidad fuera de toda duda. Habitualmente no cuela.
Tras cuatro meses de vivir aquí hemos decidido que ya va siendo hora de tener una luz en el baño. Nos acercamos a la casa de lámparas del barrio. Compramos dos apliques. Los colocamos. No nos gustan. Volvemos a la tienda. Los devolvemos. Compramos otro aplique, lo colocaremos mañana.

Estamos a punto de salir cuando recibimos la llamada de Jordi N. desde Almería. Me alegra tener noticias suyas. Se ha mudado, tendremos que reenviar la postal.
Por la noche cena en casa de Clara y Roger. También se apunta Toni. Hace mucho que no nos vemos y tenemos mucho que contarnos. Nos echábamos de menos pero el día a día, el trabajo y las respectivas casas nos han absorbido últimamente. Prometemos poner remedio.
Es muy tarde cuando volvemos a casa. Todavía queda un día de fiesta.

Por el camino he acabado de leer "Post Mortem" de Patricia Cornwell y empezado con "Glamourama" de Bret Easton Ellis, uno de esos libros que hace tiempo que tenía en lista pero que siempre aplazaba el momento de enfrentarme a él.

07 diciembre 2005

“No existe, en el ara destinado a loar a los elegidos, un lugar para los desocupados. Mientras el resto de actividades humanas tienen algún tipo de reconocimiento social, no ocurre lo mismo con la ociosidad, que es sistemáticamente ignorada en el mejor de los casos”
Santiago García Quintana. “Idle life”. Buenos Aires 1955.


DIARIO DE UN OCIOSO
miércoles, 07 de diciembre de 2005


El lunes se apaga con un brillo inusual. Mañana es fiesta y la noche es nuestra. Me encuentro con María José en casa de Yoli y Rafa (a cuatro pasos de Graceland) y pedimos comida a un restaurante chino cercano.
Estamos todos cansados después de un largo día de trabajo pero la cena y la conversación nos sirven para alejar todo lo malo del día y para recordarnos que mañana será mejor.

Martes. Me levanto de mal humor y sólo un rato después (con la ayuda de un desayuno con María José y de “Harry Potter y el cáliz de fuego” en los Icaria – se echa de menos la mano de Cuadrón - ) el día empieza a remontar. Damos un paseo por el centro pero no nos atrevemos a acercarnos al mercadillo navideño de Santa Llucia.
Al volver a casa paramos en nuestro proveedor habitual de pollo a l’ast y nos hacemos con la comida. Descanso en casa - con visita de Rafa y Yoli – y trabajo con la postal llenan el resto del día.

Miércoles. Escucho a Sarah Vaughan y eso facilita mi tránsito por Levi Pants. Mañana vuelve a ser festivo, eso también ayuda.

05 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 5 de diciembre de 2005


El primero que dijo aquello de que “lo bueno, si breve, dos veces bueno” era un descerebrado o un enfermo peligroso. Uno llega a esta conclusión cuando ve que el fin de semana ha pasado volando y que vuelve a enfrentarse a una larga – pero por suerte rellena de días festivos – semana laboral.

La llegada de un nuevo armario a Graceland ha producido un notable descenso en el número de cajas que nos rodea en nuestra vida diaria (ahora ronda la cuarentena). La mejora en las condiciones de vida ha tenido un coste elevado en horas de trabajo. El resto del tiempo de los últimos días se ha esfumado entre la cocina (un pastel de chocolate, una coca, puré de manzanas – gracias a la receta de Carol – y dos lomos mechados), un intento frustrado de ver la nueva película de Harry Potter (que fue substituido por una cena en “Il Golgo di Napoli” (Lleida, 38. Barcelona. Tel. 934234543) a base de pizza y otras delicias italianas) y una comida familiar con Rocío, Toni, Helena, David, Marc, Emma y Helena en Graceland.
También ha habido tiempo para nuestra postal de navidad, prácticamente acabada.

01 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 01 de diciembre de 2005


Después de devorar la floja pero terriblemente adictiva “El psicoanalista” de John Katzenbach (su autor no ganará ningún premio literario de prestigio pero sabe como atraer la atención del espectador), me enfrento a la cercanía de la navidad gracias a “Oh, Blanca Navidad...” de David Sedaris.

David Sedaris es un cómico americano ácido y muy divertido. Leo a Sedaris y me pregunto de donde salen los guiones de los programas de humor y de los monólogos de los humoristas españoles. Si es posible hacer humor inteligente, ¿Porqué se empecinan en escribir chascarrillos de taberna? Leo a Sedaris en el metro y me río solo. Leo a Sedaris y me reconcilio con la navidad, leo a Sedaris y me lo paso en grande. Muy recomendable.