25 febrero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 25 de febrero de 2005


Martes. Mi madre tiene que visitar – por motivos laborales – la ciudad vecina y nos encontramos a la hora de comer. Hacemos un menú en Can Armengol y nos contamos cosas. Me gusta, tendremos que repetirlo.
Por la noche llega la enfermedad: 39’5º, dolor de cabeza... gripe.
Desde entonces soy un alma en pena sin demasiadas cosas que contar. Para adaptarme a las bajas temperaturas estoy leyendo “Cherry”de Sara Wheeler, una excelente biografía de Apsley Cherry-Garrard, explorador sobreviviente de la expedición de Robert Falcon Scott al Polo Sur y autor de “El peor viaje del mundo”.

22 febrero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 20 de febrero de 2005

Día de referéndum. Votamos pero nuestro voto no es vinculante y pese a eso, algunos lo hacemos (las extrañas razones que nos llevan a ello no soy capaz de explicarlas). Pese al frío nos acercamos al quiosco para comprar el periódico y al colegio electoral para votar. Volvemos a casa y nos refugiamos en el caldeado comedor.
Por la tarde me encierro en la cocina y preparo la cena de hoy (tapas habituales y cordero al horno). Eva y Alfonso llegan puntuales y, como son muy educados, dicen que todo está bueno. Larga sobremesa pese a que mañana trabajamos.
Contra todo pronóstico el concierto de ayer no ha dejado secuelas en forma de agujetas.

20 febrero 2005

“Yo no me pienso callar ni bajo el agua
hay muchas cosas que decir
se pueden contar con la mirada
también se pueden escupir...”
Cooper. Rabia. Retrovisor. Elefant Records 2004


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 19 de febrero de 2005


Viernes. La sirena que marca el final de la semana en Levi Pants suena en mis oídos como un canto celestial, soy libre.
Me encuentro con María José en el “Panyvino” (Consolat de mar, 15 Tel. 932687776) y me empiezo a recuperar gracias a la deliciosa cena y a la conversación que me aleja de las miserias que la fabricación de pantalones conlleva. Empieza el fin de semana.

Sábado. Nuestra casa, antaño ejemplo legendario de limpieza y orden, ha sucumbido a los demonios del caos y necesita un apaño. Nos ponemos manos a la obra y conseguimos – entre partida y partida al “Heroes of Might and magic” – devolverle su antiguo esplendor.
Ya es de noche cuando salimos a la calle y vamos hasta la sala Apolo para ver el concierto de “Cooper”. Calientan la sala los gaditanos “Champagne” y lo hacen tan bien que nos compramos su cd pese a la horrible portada que alguien ha decidido plantarle. Pequeña pausa – que aprovecho para reaprovisionarme de cerveza – y suben al escenario Alejandro Diez y los suyos. Su directo sigue siendo uno de los mejores a los que he asistido. Los temas se enlazan uno tras otro en un festival de ritmo que te contagia y no te deja escapar. Suenan temas de su anterior álbum y de “Retrovisor”, el disco que han venido a defender en el concierto de hoy. También Cooper nos regala – como siempre – alguna versión deliciosa (sensacional la de “where i find my heaven” de los “Gigolo Aunts”). No paro de bailar y me prometo – como siempre – no dejar pasar tanto tiempo hasta el próximo concierto.
Volvemos a casa caminando por el “Rabal”. Hace mucho frío.

18 febrero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 16 de febrero de 2005


De casa al trabajo y del trabajo a casa. Rompo el bucle infernal con una sesión de teatro en compañía de María José, Víctor y Laura. Vemos “Copi i Ocaña al purgatori” y soy – creo que de largo – el que más disfruta tanto con las interpretaciones como con el agridulce texto.
Al salir cruzamos la calle y entramos en el “Viena” para hacer un bocata. Unos guiris, tan sobrados de cervezas como faltos de talento, utilizan el piano que hay en el piso superior del local para ofrecernos un recital al que nos gustaría haber podido renunciar.
Vuelta a casa, hace mucho frío. El pequeño verano que tuvimos la ilusión de vivir este fin de semana se aleja en el recuerdo.

15 febrero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 14 de febrero de 2005


Salgo de Levi Pants poco antes de que se acabe oficialmente el día y vuelvo a Barcelona. Isaac y Lorena hace poco que se han comprado un piso no lejos del barrio y hoy hacen una inauguración a la que han tenido a bien invitarme. Llego casi el último (tras una parada en la gasolinera para comprar el vino que mi impresentable improvisión no me ha permitido adquirir antes) y me encuentro con la casa llena de gente que, como yo, se dedica a la confección de pantalones. He trabajado con la mayoría y alguno de ellos se cuenta entre mis amigos. Me encuentro con gente a la que aprecio y a la que, circunstancias de la vida, hacía mucho que no veía.
Entre saludo y saludo, entre conversación y conversación, consigo ingerir una cena fragmentaria con los muchos ingredientes que los anfitriones han puesto a mi disposición.
Una vez puestos al día, las conversaciones giran hacia lo mal que está el mundo de los pantalones y hacia impagables anécdotas protagonizadas por los habituales de la ineficacia que se han ido cruzando en nuestras respectivas vidas laborales.
Son las tres cuando alguien lo comenta y me devuelve a la realidad. Me despido de Isaac y Lorena (que por cierto, tienen un piso sensacional) y del resto de la gente. En mi agenda hay un montón de citas sin fecha fija... me gustaría que algún día seamos capaces de ponerles fecha.
El corto camino a casa atraviesa una ciudad desierta y fría.

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 13 de febrero de 2005


la salida del sol desde la habitación lectura privilegiada La Fosca. Palamós
De nuevo en el balcón de nuestra pequeña habitación en “La Fosca”. Escribo un rato mientras María José se ducha. El sol se levanta y empieza a calentar, pronto me sobrará el jersey que me he puesto. La playa está desierta y sólo se oye el rumor de las olas y el canto de los pájaros. La vista también es impresionante. Sólo por este momento ha valido la pena desplazarse hasta aquí.
Bajamos a desayunar en el comedor del hostal, desde la ventana vemos el mar.
Seguimos delante del mar cuando, ya en S’Agaro, paramos en la terraza de “La taverna del mar” para repasar los periódicos de hoy domingo. Esta ilusión de verano nos acompañará y nos dará fuerzas durante los próximos días.
En Alella nos encontramos con Carles y Dolors, comemos un menú en un restaurante y devolvemos el coche a los padres de María José (con el depósito no muy lleno, sin Coca-colas light y sin jamón). “El Tete” tiene que bajar a Barcelona en coche y nos lleva a casa.
El resto del día lo invertimos en vegetaciones caseras de domingo terminal.

13 febrero 2005

EL CURIOSO INCIDENTE DEL PERRO A MEDIANOCHE
MARC HADDON

Christopher Boone tiene 15 años. Le gustan las matemáticas y las ciencias, hacer listas, los gráficos y el color rojo. Es capaz de recitar los números primos hasta el 7507 y odia los colores amarillo y marrón. Christopher, que tiene problemas de relación con las personas y no ha ido solo nunca más allá de la tienda de la esquina, emprenderá una investigación tras el asesinato de Wellington, el perro de su vecina.
“El curioso incidente del perro a medianoche” es un libro delicioso en el que Christopher nos cuenta sus avances detectivescos mientras que, paralelamente a su investigación, descubre que el mundo que le rodea está lleno de contradicciones y no es tal y como el creía. El libro de Marc Haddon es sorprendente, divertido y se lee de un tirón. No se si algún día me volveré a encontrar a Christopher protagonizando algún otro complicado caso, pero me encantaría poder volver a disfrutar de su compañía y de su particular visión del mundo.


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 12 de febrero de 2005


Suena el despertador inusualmente pronto – hoy es sábado- y María José y yo – ambos con una cara de sueño tamaño familiar – nos levantamos y conseguimos – tras un reparador desayuno – ponernos en marcha.
Cogemos el tren hasta El Masnou. En la estación nos esperan Pepe y Lidu que nos dejan su coche con el depósito lleno, dos latas de Coca-cola light y una más que generosa ración de jamón.
Llegamos a Palamós y nos dirigimos a “la Fosca”. “La Fosca” es una playa que, pese a que está rodeada de construcciones, conserva mucho encanto ya que se salvó de la especulación urbanística salvaje que asoló toda la costa catalana durante los años 70. He reservado habitación en el “Hostal la Fosca” (Passeig de la Fosca, 24 Tel. 972601071). Situado a pie de playa es un hostal sencillo pero limpio y agradable (el hecho de que nuestra habitación tenga un balcón con unas vistas privilegiadas a toda la bahía eliminan cualquier pero que las sencillas instalaciones del hostal puedan sugerir).
Ha llegado el momento de abrir las Coca-colas , preparar el jamón y disfrutar (en nuestra fantástica atalaya) del arrullo del mar, del sol y de las excelentes vistas mientras leemos un rato (estoy leyendo “Pompeya” de Robert Harris). En el “Babelia” encuentro un artículo sobre la retrospectiva de Yves Klein que se acaba de inaugurar en el Guggenheim. Hace unos años tuve la oportunidad de ver otra retrospectiva (en el Reina Sofía) de su obra y me impactó. No se descarta una visita a Bilbao en los próximos meses para ver la exposición y visitar por fin el Museo.
Ahítos de mar y de sol nos acercamos al pueblo, encargamos un par de pasteles (hoy Jordi R. nos ha invitado a cenar en su casa para celebrar su cumpleaños) y volvemos al Hostal para comer. El menú está muy bien y las impresionantes vistas acompañan nuestra comida.
Siesta. Antes de dormirme levanto la cabeza y veo la playa. Al despertarme compruebo con alivio que la playa – desierta – sigue estando allí. Son las seis y empieza a oscurecer. Hora de levantarse.
Pasamos a recoger los pasteles y nos encontramos con “Pez” que va hacia casa de Jordi. Juntos, llegamos a casa de Jordi y Nuria. “Goti” ya ha llegado y la nevera – llena a rebosar de quintos de cerveza- ya ha sufrido los primeros ataques. Es la segunda vez que nos encontramos para celebrar el cumpleaños de Jordi en Palamós, espero que se convierta en tradición. En algún momento de la tarde – entre la tercera y la cuarta cerveza en un cálculo aproximado– aparecen Pep (al que a partir de hoy también conoceremos como “Mimote”) y Carlos y, poco después, la comida ya está lista y podemos empezar a cenar. Jordi vuelve a demostrar que sus habilidades culinarias no paran de crecer y prepara un generoso surtido de fritos y revueltos y – cuando ya no nos cabe nada – un sensacional “estofado de buey al vino de alta graduación”.
La sobremesa se llena de discusiones y conversaciones imposibles (series de televisión, fenómenos paranormales, filosofía de bar – “Goti” es una verdadera eminencia en la materia-, música, ciencia, cine, restaurantes, la salud del “papa”, gastronomía, Jordi Hurtado, fútbol (Nuria ha conseguido – pese a nuestro voluntario aislamiento – saber el resultado del Zaragoza – Barça), religión, anécdotas propias y ajenas...).
Somos los primeros en retirarnos. “La Fosca” hace honor a su nombre y nos acoge con un impresionante cielo estrellado. Demasiada comida y bebida, duermo mal.

10 febrero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 10 de febrero de 2005


Ayer, tras más de un mes de lectura fraccionada, acabé “Las hermanas Zinn”. Pese a que no la he leído de un tirón (sus 970 páginas no facilitan la tarea), me ha encantado.
Me levanto pronto y, tras desayunar con María José, me voy a rehabilitación. Salgo pronto y tengo por delante muchas horas antes de que el señor Levy vuelva a ser el amo de mi tiempo.
Me paro en un bar y me siento en una mesa, junto a la ventana, iluminada por el sol. Empiezo a leer “el curioso incidente del perro a medianoche” de Mark Haddon. Mi nuevo héroe literario se llama Christopher Boone, tiene 15 años y es capaz de recitar los números primos hasta el 7507. Devoro, de un tirón, la mitad del libro.
El resto de la mañana lo ocupo en visitas a tiendas de cómics y – ya en casa- frente al ordenador.

LAS HERMANAS ZINN
Joyce Carol Oates

La historia de una familia, los grandes inventos de finales del XIX, un rapto desde un globo, un buhonero yanqui que morirá embreado y emplumado, la vida social de Filadelfia, un homenaje hecho con humor y respeto a Louisa May Alcott y a su “Mujercitas”, la búsqueda del movimiento perpetuo, el salvaje oeste, los libros de etiqueta, Mark Twain, la silla eléctrica, los viajes en el tiempo, el “star system” teatral, raptos, muertes, nacimientos, historias de amor, leyendas, el mundo de los espíritus...
La riqueza de “Las hermanas Zinn” está en todo lo que cuenta y en como lo cuenta su autora. Joyce Carol Oates consigue, con fina ironía, un rico retrato de las últimas décadas del XIX . Unas décadas marcadas por el cambio, por el enfrentamiento entre el progreso y la confianza en la tradición, por el despegue de una nación marcada por el destino para liberar el mundo.
De nuevo me ha sorprendido la capacidad que tiene la autora americana para cambiar de registro, para adaptarse a distintas maneras de escribir. Un libro fantástico para disfrutar con tiempo.

07 febrero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 06 de febrero de 2005


Restaurante nuevo en el barrio. Se llama “Cheese me” y está especializado en quesos (tanto en tabla como en platos elaborados). Para unos queseros como nosotros la tentación es muy grande y, después de una mañana de sábado dominada por la pereza, nos decidimos a probarlo. El local es bonito y la carta presenta platos atractivos. Nos decidimos por los platos elaborados con queso y dejamos la tabla para otra ocasión. Los platos son, siendo generosos con el calificativo, tapitas (muy ricas pero decepcionantemente esmirriadas). Salimos con hambre y, pese a que todo estaba muy bueno, el local no nos ha ofrecido argumentos que nos inviten a volver.
Por la noche nos encontramos con Jordi P., Emma, David, Iola, Víctor, Pablo y Laura en el “Xativa”. Hemos quedado para encontrarnos con Pablo que trabaja en Tailandia y está pasando unos días aquí. Por sorpresa aparece Ramón (también exiliado pero en los USA) y el reencuentro es todavía mejor. Vuelven las tremendas discusiones de antaño (no importa el tema y en ellas siempre estoy implicado directamente) y, una vez hemos arreglado el mundo, seguimos con una larga sobremesa y con un par de copas en un pub inglés al que soy incapaz de poner nombre y, mucho menos, de ubicar en el mapa. Durante la noche hay un intento de partida al mentiroso. Jugamos todos menos Pablo que sigue con su histórica política de “ yo no juego a nada”.

Domingo. Día de recuperación y de pijama hasta la noche.
A las 10 me encuentro en “The Black Horse” con Jordi P. y Ramón. Vemos el partido del Barça (perdemos) y después cenamos en “La chacha”. Hoy es la Superbowl y, desde hace muchos años, Jordi y yo quedamos para verla. Este año se ha apuntado Ramón que, durante su estancia en los USA se ha aficionado al fútbol americano. Durante el partido aparecen Pablo y David, se toman una cerveza y, tras lanzar desprecios absolutos por el aburrido deporte que estamos viendo, se retiran.
Un buen motivo para ver la final de este año es que los “Eagles” se han clasificado –por primera vez desde que sigo el campeonato – para la final. Siempre he sido seguidor de los Eagles pese a sus decepcionantes temporadas y me gusta que este año haya sido distinto.
El partido no resulta demasiado divertido y además los “Patriots” ganan el partido. Pese a todo ha estado bien y el año que viene intentaremos repetir – espero que los “Eagles” vuelvan a tener su oportunidad.
Son las 4:30. Mañana – de hecho hoy -madrugo.

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 06 de febrero de 2005


Restaurante nuevo en el barrio. Se llama “Cheese me” y está especializado en quesos (tanto en tabla como en platos elaborados). Para unos queseros como nosotros la tentación es muy grande y, después de una mañana de sábado dominada por la pereza, nos decidimos a probarlo. El local es bonito y la carta presenta platos atractivos. Nos decidimos por los platos elaborados con queso y dejamos la tabla para otra ocasión. Los platos son, siendo generosos con el calificativo, tapitas (muy ricas pero decepcionantemente esmirriadas). Salimos con hambre y, pese a que todo estaba muy bueno, el local no nos ha ofrecido argumentos que nos inviten a volver.
Por la noche nos encontramos con Jordi P., Emma, David, Iola, Víctor, Pablo y Laura en el “Xativa”. Hemos quedado para encontrarnos con Pablo que trabaja en Tailandia y está pasando unos días aquí. Por sorpresa aparece Ramón (también exiliado pero en los USA) y el reencuentro es todavía mejor. Vuelven las tremendas discusiones de antaño (no importa el tema y en ellas siempre estoy implicado directamente) y, una vez hemos arreglado el mundo, seguimos con una larga sobremesa y con un par de copas en un pub inglés al que soy incapaz de poner nombre y, mucho menos, de ubicar en el mapa. Durante la noche hay un intento de partida al mentiroso. Jugamos todos menos Pablo que sigue con su histórica política de “ yo no juego a nada”.

Domingo. Día de recuperación y de pijama hasta la noche.
A las 10 me encuentro en “The Black Horse” con Jordi P. y Ramón. Vemos el partido del Barça (perdemos) y después cenamos en “La chacha”. Hoy es la Superbowl y, desde hace muchos años, Jordi y yo quedamos para verla. Este año se ha apuntado Ramón que, durante su estancia en los USA se ha aficionado al fútbol americano. Durante el partido aparecen Pablo y David, se toman una cerveza y, tras lanzar desprecios absolutos por el aburrido deporte que estamos viendo, se retiran.
Un buen motivo para ver la final de este año es que los “Eagles” se han clasificado –por primera vez desde que sigo el campeonato – para la final. Siempre he sido seguidor de los Eagles pese a sus decepcionantes temporadas y me gusta que este año haya sido distinto.
El partido no resulta demasiado divertido y además los “Patriots” ganan el partido. Pese a todo ha estado bien y el año que viene intentaremos repetir – espero que los “Eagles” vuelvan a tener su oportunidad.
Son las 4:30. Mañana – de hecho hoy -madrugo.

05 febrero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 04 de febrero de 2005


Me levanto pronto, desayuno con María José y voy a rehabilitarme. Al salir – aún es muy temprano – me dedico a pasear sin prisas, a leerme El País de cabo a rabo en un bar, a aprovisionarme de revistas (“Rock de Lux”, “Cuines” y una de informática) y a disfrutar de la mañana libre que mi extraño horario laboral me ha regalado.
De vuelta en casa escucho el fantástico cd con lo mejor del sello discográfico francés “Fargo” que regala el “Rock de Lux” de este mes. Descubro bandas y tipos impresionantes a los que intentaré seguir la pista (Clem Snide, Andrew Bird and the mysterious production of eggs, Ben Weaver, White Hassle – su “Let it be me” es un temazo-... ).

Por la noche cena en casa de Lluís, celebramos su cumpleaños con una impresionante cena mexicana. En la mesa somos 11 pasándonos sin parar platos buenísimos y botellas de picante. Anécdotas pasadas y recientes nos hacen reír mientras damos buena cuenta de la botella de tequila añejo que dejamos a medias en casa de Carmen y Juan. Nos despedimos diciendo que lo repetiremos en breve.

02 febrero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 1 de febrero de 2005


Siempre he pensado que yo era un tío “fuertote”. Pero la cruda realidad – constatada por mi traumatólogo habitual - es que tengo menos musculatura que “Hello Kitty”. Para solucionar el problema tengo que ir – como si fuera un delincuente habitual – a sesiones de rehabilitación.
La primera sesión resulta una inmersión en un mundo nuevo lleno de sorpresas. Tras un montón de tramites burocráticos que ponen a prueba los nervios más templados, llego a una sala donde hay unos cuantos pacientes realizando todo tipo de actividades extrañas. El aspecto de la sala y los movimientos repetitivos de los pacientes me fascinan y me recuerdan escenas de “Alguien voló sobre el nido del cuco”.
En primer plano, un hombre que sube una gran pelota de colores con sus pies le añade a la escena un toque circense que no me tranquiliza en absoluto. La señora que se golpea el antebrazo de manera repetida contra una espaldera me hace temer lo peor.
Aparece el monitor (no parece agresivo) y me enseña los ejercicios que tengo que hacer para ponerme como Schwarzenegger. Pienso que jamás volveré a salir de aquí pero, cuando acabo los ejercicios (no tan duros como era de esperar), salgo en libertad.

El resto de mis días está marcado por los extraños horarios a los que la dirección delegada de Levi Pants me está sometiendo. El ocio volverá pronto. O eso espero.