31 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 30 de enero de 2005


Me levanto – el primer sorprendido soy yo – pronto y despejado. Tengo un montón de “Cultura/s” y “Babelias” pendientes y – aprovechando el silencio de la mañana del domingo – me dedico a repasarlos a la búsqueda de nuevas maravillas con las que iluminar mis futuras horas de ocio.
Ya con María José salimos a dar una vuelta y acabamos en los Icaria. Vemos“Ocean’s 12” que no me gusta demasiado (le falla el ritmo y la historia es floja).
Vuelta a casa. El resto del domingo pasa lentamente con la amenaza del lunes en el horizonte.

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 29 de enero de 2005


Nos levantamos pronto y, después del desayuno, nos dedicamos a todo tipo de actividades de ocio casero. Son casi las dos cuando conseguimos salir de casa para dar una vuelta por el barrio. Después de un largo paseo – y dado el paupérrimo estado en el que se encuentra nuestra nevera - acabamos comiendo en Hugo (Rec Comtal, 6 Tel. 933100817). Vuelta a casa y siesta.
Por la noche quedamos con Mónica y José María en el “Panyvino” (Consolat de Mar, 15 Tel. 932687776) que se ha convertido en una extensión de nuestro comedor. Cenamos – como siempre- muy bien y alargamos la sobremesa. Copas en el Ginger (Lledo, 2 Tel.933105309). La música y el ambiente es genial y, cuando creo que estoy preparado para una segunda copa, aparece la cuenta y nos dicen que – son más de las tres- van a cerrar. Nos han dejado a medias... continuaremos otro día.

28 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 27 de enero de 2005


Hércules tuvo que afrontar doce trabajos. Matusalén, hijo de Enoc, vivió 969 años. Astérix se enfrentó a doce pruebas. La mano de Dios le marcó un gol a Inglaterra. A estos hechos prodigiosos – todos ellos en el terreno incierto que media entre el mito y la realidad – se les añade, desde el día de hoy, la visita que he hecho al Fnac ¡Sin comprar nada!
He paseado entre sus estanterías repletas de tentaciones, he acariciado los lomos de los libros, he atesorado discos que después he vuelto ha dejar en sus estantes, he visto, he olido, he tocado, he oído y no he probado porque el guardia de seguridad me miraba con suspicacia. He estado cerca del cielo y he renunciado a él. He añadido mi nombre a la lista de héroes míticos. Soy un valiente.

27 enero 2005

“El ‘otium’ romano era el tiempo dedicado a los asuntos no relacionados con el negocio (neg-otium). Esto lo convertía en patrimonio exclusivo de ciertas clases. El ocio era un privilegio de los socialmente más favorecidos”
Santiago García Quintana. Pequeña Historia del Ocio. Buenos Aires. 1958

“Los romanos consideraban el ‘otium’ (tiempo no dedicado a asuntos comerciales o políticos según las diversas castas y clases) como una categoría temporal y política, destinada al uso social y privado de unos pocos privilegiados, y que para convertirse en algo positivo o negativo tenía que acompañarse de un adjetivo.”
Glòria Soler. En busca de la ociosidad. Cultura/s de La Vanguardia 123


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 26 de enero de 2005


Vuelvo a encontrar un oasis en el centro de la semana. Me levanto pronto, desayuno con María José y paso las primeras horas del día en su compañía. El trabajo pende sobre nuestras cabezas como una espada amenazante. Sabemos que, en unas horas, seremos suyos. Pero ahora el tiempo es nuestro y lo aprovechamos alargando cada minuto como si de unas vacaciones se tratara.
Hace sol y, pese al frío, en la calle se está bien. Paseamos, arreglamos un par de temas pendientes y, en una tienda nueva del barrio, intento encontrar – sin éxito – algo de ropa.
A mediodía llega la realidad. María José se va a trabajar y yo le sigo poco después.
Entro en la zona oscura, entro en el ‘neg-otium’.

25 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 25 de enero de 2005


Me levanto inusualmente pronto y no desayuno con María José (hoy tengo que hacerme un análisis de sangre y tengo que estar en ayunas). Hace frío, mucho frío (y se hace difícil pensar que hace sólo dos días estaba en la playa disfrutando del sol).
María José – que tiene que ir a trabajar – me acompaña en la moto. Cruzamos la ciudad – vacía todavía a estas horas – bajo la amenaza inmisericorde de un frío polar que me impide pensar con claridad.
Los caóticos horarios a los que Levi Pants me somete me han dejado la mañana libre, aprovecharé para hacer gestiones y para leer (sigo con “Las hermanas Zinn” que pese a que me está gustando mucho, es un libro para las vacaciones cuando el tiempo de lectura es mayor y más continuado).

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 23 de enero de 2005


Ilusionados con el día de sol decidimos, después de desayunar copiosamente, bajar caminando hasta el club para entregarnos a la holganza absoluta bañados por los cálidos rayos del sol. Inauguramos, con este poco solemne acto, la temporada playera 2005 y, en un exceso de confianza, nos quitamos la ropa ilusionados por la sensación de verano que nos rodea. Pero la realidad nos confirma que nuestras esperanzas son vanas y que el invierno – con sus rigurosas temperaturas – sigue instalado en nuestro barrio (y según informan, con una sonrisa no disimulada los hombres del tiempo, la cosa todavía empeorará los próximos días). De nuevo púdicamente cubiertos, nos entregamos a la lectura del periódico dominical – que cada día pesa más – y a la relajante visión del mar. No ha llegado el verano pero esto se le acerca bastante.
Vuelta a casa y tarde de domingo con todos aquellos “extras” que se le suponen: siestas, visionado de series, una buena película, actividades ociosas...

23 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 22 de enero de 2005


Viernes. Salgo de Levi Pants mas tarde de lo previsto pero de buen humor (no hay nada como dejar las penas atrás para recuperar la alegría). Con María José recupero fuerzas en una cena tempranera en “La Sucursal”. Somos los primeros en llegar y cenamos con tranquilidad. Al salir el local ya se ha llenado y hay un poco de ruido pero nosotros hemos estado muy bien. Volvemos paseando a casa y descansamos, la semana ha sido muy dura.

Sábado. Nos levantamos pronto y, después de desayunar, cogemos la moto y vamos a ver un ático en la otra punta de la ciudad. El ático está muy bien (incluso, dentro de lo que cabe, de precio) pero no acaba de cumplir nuestras expectativas, seguiremos con nuestra búsqueda.
En “La esquinica” hacemos una tapa de morro y una “guays” mientras leemos el periódico. El ambiente en el bar, como siempre, es sensacional.
Comida en casa de David y Helena. Calçots y paella, no se puede pedir más.
Después de una larga sobremesa nos acercamos a casa de Montse que prepara palomitas (buenísimas). María José y yo jugamos con Nala lo que hace que nuestras ganas de tener perro aumenten mucho.
Vuelta a casa, lo hemos pasado muy bien pero estamos muy cansados, la vida social puede ser agotadora.

21 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 20 de enero de 2005


Pese a que mi vida suele transcurrir con tranquilidad – no exenta de cierta inconsciencia – hay ciertas contradicciones que me producen desazón.
Una de esas contradicciones se produce cuando me pongo a escribir este diario y lo que tengo que contar es una paradoja del título genérico bajo el que se va a englobar. Esto ocurre con frecuencia, con demasiada frecuencia. Me encuentro, una vez más, perdido en el oscuro mundo del “No-ocio”. Un yermo en el que nada florece, un mundo de tinieblas en el que nada brilla, un rincón tenebroso en el que no suelen haber historias alegres que contar.
Atrapado entre unos horarios desquiciantes (diseñados sin duda por un fanático de la teoría del caos) y las múltiples normas burocráticas que nos vemos obligados a seguir (dignas del peor estado soviético) me he convertido en un hábil artesano de los puzzles del tiempo. He hecho encajes de bolillo para poder llegar a todo lo que tenía que hacer y ha quedado poco tiempo para disfrutar.
Los desayunos y las noches con María José, un poco de lectura y el visionado de Friends (se acabo la quinta temporada, se aceptan préstamos y/o donaciones de la sexta) se han convertido en los únicos momentos brillantes de los últimos días. Por suerte se acerca el fin de semana.

18 enero 2005

“El futuro no es nada halagüeño. Asistimos, y es una tendencia que va a más, a una progresiva comercialización del ocio. Dos conceptos que no tienen nada que ver – ocio y consumo – se confunden hasta el punto de no poderse entender el primero sin la presencia del segundo.”
Santiago García Quintana. Pequeña historia del ocio. Buenos Aires. 1958


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 17 de enero de 2005


Vuelvo a Levi Pants después de unas cortas pero provechosas vacaciones y lo hago con un nuevo – y nada atractivo – horario. El nuevo horario – que a finales del día ya me habrán cambiado – me deja la mañana libre. Tiempo libre que empleo en la resolución de varios “tengos que” y en pasear por la calle disfrutando de mis últimas horas de tranquilidad.
En Levi Pants mi organismo se revela contra la intrusión que el trabajo supone y me empieza a doler la pierna. Vuelvo a casa muy tarde, cojeando y con un humor de perros. Por suerte en casa me espera María José con la cena preparada. Los últimos minutos del día se convierten en los mejores.

17 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 16 de enero de 2005


Jordi R. y Nuria (que acaban de estrenar casa) nos invitan a comer una paella. Su nueva casa ha cambiado mucho desde la última vez que estuvimos aquí, al final ha valido la pena el duro periodo de obras, la espera, los plazos no cumplidos y los disgustos.
Ha sido un buen final para las vacaciones que hoy acaban. A partir de mañana tendré que volver a ganarme el tiempo de ocio con el sudor de mi frente.

16 enero 2005

“Desde las primeras décadas del desarrollo industrial dedicar tiempo al ocio fue sinónimo de degradación. Las palabras de Benjamin Franklin "el tiempo es oro" ilustran el espíritu de la época al respecto. Cuando Franklin hace referencia al trabajo dentro del catálogo de virtudes, anota lo siguiente: ‘Trabajo: no perder el tiempo; estar siempre ocupado en hacer alguna cosa provechosa; evitar las acciones innecesarias’.”
Javier Álvarez Dorronsoro. El trabajo a través de la historia. Cuaderno de Materiales. Nº9.


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 15 de enero de 2005


Debía tener razón Benjamín Franklin cuando dijo eso de que “el tiempo es oro”... y por eso es un placer derrocharlo sin consideración. Día de siestas, de “Friends” (hasta 6 capítulos), de dejar “Garfield” a medias (es insufrible), de compras y de perezas compartidas. Un buen día.

15 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 14 de enero de 2005


Estoy en el primer sueño (potenciado por la generosa ingestión de derivados de la uva y de la cebada que he protagonizado hace unas horas) cuando María José me despierta. Desayunamos y, cuando marcha al trabajo, vuelvo a la cama para empezar a vivir mi último día de vacaciones.
Unas horas después – y, todo hay que decirlo, en un estado mucho mejor que el presentado a primera hora de la mañana – me levanto por segunda vez y entrego mi vida al ordenador (escribo el diario, pongo al día el correo y juego al “heroes of might and magic”).
Jordi R3 – creo que es su primera aparición en este diario – se dedica al negocio inmobiliario y nos ha encontrado un piso que cree que nos puede gustar. Con María José nos acercamos a una ciudad vecina – no la misma en la que trabajo – para que Jordi nos enseñe el piso. El piso es muy grande (el doble de metros que nuestro actual piso), está bien pensado y tiene encanto. Nos gusta mucho (Jordi tiene razón al pensar que es ideal para nosotros) pero tenemos que estudiar el tema (desde el primer momento hemos vistos puntos a favor y puntos en contra).
Volvemos a casa sin parar de hablar del piso, mirando los planos, haciendo planes, soñando, deshaciendo los planes y volviéndolos a hacer.
Contárselo a alguien nos ayudará a poner nuestras ideas en claro. Llamamos a Jordi R2 y nos vamos a cenar al “Panyvino”. Durante la cena – tan buena como siempre – aparecen de nuevo los planos y con el café la decisión está tomada. No tenemos nuevo piso (aunque este se acerca bastante a lo que queremos), seguiremos buscando.
Copa en el Borneo y con las ideas más claras (gracias Jordi’s) volvemos a casa.

14 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 13 de enero de 2005


Me levanto, desayuno con María José y vuelvo a la cama para continuar pagando los excesos que ayer tuve a bien permitirme. Un par de horas después me levanto de la cama maldiciendo a “la que sobra” y a los efectos que produce: euforizantes por la noche y francamente desagradables a la luz del nuevo día.
Plan ocioso para hoy: cocinar sin prisas.
Enciendo la radio y empiezo a trabajar en la cocina. Las rutinas de la cocina son, siempre que todo funcione, tremendamente relajantes. Me entrego a ellas y, a lo largo del día y como por arte de magia, van apareciendo los platos para la cena de esta noche: tartar de salmón, “hommos”, salmón marinado, cabrito al horno, mousse de castañas...
Por la tarde llega María José y, entre plato y plato, empezamos a ver la primera temporada de “Doctor en Alaska” y algún que otro episodio de “Friends”.
Es tarde cuando Xavi, Raquel y Gilbert (compañeros de trabajo en Levi Pants) llegan a casa. Pronto recuperamos la complicidad y el buen ambiente que ha caracterizado al equipo que formábamos los cuatro hasta hace poco.
Tras la comida llegan las copas, las historias ya viejas y nuevos y sabrosos rumores que nos hacen reír.
El tiempo pasa volando y cuando nos damos cuenta ya son las cuatro. Hora de retirarse. Ha sido divertido.

13 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 12 de enero de 2005


Vacaciones. El nivel de actividad baja y toda actividad se vuelve perezosa. Los últimos días se han caracterizado por un ir y venir por la calle sin rumbo fijo (y sin objetivos claros) y por el visionado en casa de series (quinta temporada de “Friends” y la primera temporada de “Senfield”). María José, que ha cambiado la gripe por un sensacional resfriado, está mejor.
Cuando me levanto – tarde – María José ya está preparando el desayuno. Desayunamos sin prisas y, poco a poco, inicio la actividad diaria. Me encuentro con Roger en la Bodega Lluís (c/ Pinar del río).bodega Lluís
La bodega es un remanso de paz, uno de esos lugares anclados en el tiempo en los que me siento especialmente a gusto. El sol entra por la ventana e ilumina nuestra mesa animando la conversación. Fuera hace frío y el mundo se mueve deprisa, dentro del bar disfrutamos del calor del sol filtrado por el cristal de la puerta, del delicioso aperitivo y de la compañía.
Comemos en “La Ternerita” y, recuperando un bar de juergas pasadas (la nostalgia es el único encanto que le puedo encontrar), nos despedimos con un café.
Vuelta a casa y episodio de “Friends” con María José.
Por la noche me encuentro con Víctor, Jordi P. y Jesús en “The Black Horse” (la última vez que quedamos los cuatro para cenar fue el 17 de enero, hace casi un año). Cenamos estupendamente en “La Chacha” y, tras un tempranero abandono de Jesús, iniciamos nuestro tradicional periplo por bares del barrio (“The Black Horse”, “Borneo” y “Brigadoom”). En algún momento de la noche (antes del Borneo) Víctor ha protagonizado una inteligente retirada y nos ha dejado “la que sobra” para Jordi y para mí.
Cuando llego a casa me encuentro encima de la mesa del comedor el resumen que María José ha escrito para mí del episodio de “Urgencias” de hoy. El resumen me permite recuperar historias abandonadas hace meses (tener estropeado el video tiene extrañas soluciones), gracias.

10 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 10 de enero de 2005


Domingo. María José sigue enferma y yo me encierro en la cocina (es un decir, la cocina no tiene puerta) para preparar la cena de esta noche. Cenamos mi tío Hernán (ya sabéis, mi padrino, el que se parece a Junior Soprano) y yo mientras María José se lo mira con envidia.

Lunes. Por la mañana aprovecho que tengo cosas que hacer por el barrio para dar un largo paseo y disfrutar de las calles en un día laborable. Por el camino me voy encontrando gente (mi tía, a un amigo, a un ex profesor de un cursillo que tuve que dejar cuando entre en Levi Pants...) y eso hace el paseo más agradable todavía.
Tarde en el médico que me confirma que me hago viejo y me receta unas sesiones de rehabilitación. No tengo edad para seguir vagando sin rumbo por la calle. Me recluyo en casa y me entrego al enfermizo visionado de “Sexo en Nueva York” (cae la quinta temporada que queda a disposición de Jordi P., puedes pasarla a buscar cuando quieras).

09 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 09 de enero de 2005


Una oportuna gripe de María José ha limitado nuestra vida social estos últimos días. Necesitábamos bajar el ritmo y el parón nos ha servido para descansar un poco.
Pese a todo el viernes cenamos en casa de Pau y Elena con Tere y Joan. La cena, regada generosamente con vinos de la colección de Pau, resultó deliciosa (el milhojas de escalibada está impresionantemente bueno) y la sobremesa muy divertida (las partidas al juego de olimpiadas de la “Play” ayudaron mucho). No alargamos demasiado y, con promesas de repetirlo pronto , nos despedimos.
El resto del tiempo hemos vivido enclaustrados. María José ha dormido mucho y yo he vuelto a recaer en viejos vicios (he cometido el error de instalar de nuevo “Heroes of might and magic”).
Juntos, y rodeados de pastillas por todas partes, hemos acabado de ver la cuarta temporada de “Sexo en Nueva York”, hemos empezado a ver la quinta y hemos empezado a ver la primera temporada de “Senfield”. Pese a la enfermedad seguimos en plena forma.

06 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 06 de enero de 2005


A ritmo del “Real Gone” de Tom Waits pongo fin a las últimas horas de estas largas y agotadoras jornadas navideñas. El balance es bueno pero nuestro cuerpo presenta claros síntomas de necesitar un largo descanso (María José está en la cama y yo no me encuentro demasiado mejor).
Ayer fue un día marcado por tradiciones que hemos ido haciendo nuestras durante los últimos años. La noche de reyes suelen venir nuestros padres a cenar a casa. Pese a que no hay presión nos gusta que disfruten y eso quiere decir trabajo. Por la mañana compras en el mercado y puesta en marcha de la cocina. Por la tarde me encierro entre ollas hasta que llegan.
Además del habitual surtido de entrantes (“hommos”, “esqueixada”, boquerones, “gildas”, salmón marinado – receta de Nuria -, tartar de salmón – una incorporación nueva que no faltará en futuras cenas-, huevos de codorniz, ensalada...) preparo un filete de buey mechado que, pese a las dudas iniciales por su sencillez, resulta delicioso. María José se encarga del pan (de cebolla y calabacín, receta de Jordi R2) y del postre (el tiramisú que también Jordi R2 nos enseñó a hacer).
Después de cenar seguimos con las tradiciones de la noche de reyes. Este año María José ha recogido bastante dinero y con Sus y Alberto, como el año pasado, vamos a comprar juguetes y a entregarlos en una de las campañas que las emisoras de radio organizan esta noche para que ningún niño se quede sin juguete. Dos “scalextrics” y dos bicicletas pequeñas son la estrellas que esperamos que, por la mañana, arranquen grandes sonrisas. Pero el resto de regalos (un camión de bomberos, un castillo, un monopatín, un juego de maquillaje creativo y una pelota) estamos seguros que también cumplirán su función.
Son las dos de la madrugada y el ambiente de la calle – llena de gente – es fantástico pero estamos muy cansados y, tras tomar algo en un bar que está cerrando, volvemos a casa a dormir.

Hoy hemos continuado inmersos en la tradición: madrugón, viaje a Alella, regalos (el disco de Tom Waits que sigue sonando ahora mismo es parte de mi generosa y no negaré que merecida cosecha), chocolate de la tía Antonia (espeso, casi solido), vuelta a Barcelona, siesta del carnero (de 3 horas), moto, comida en casa de Olivia y Roberto (que en un alarde de tradicionalismo ha preparado unos canalones impresionantemente buenos), sobremesa mientras Martina da vueltas en el reducido ecosistema que es el comedor, vuelta a casa y, mientras María José duerme e intenta recuperar fuerzas, yo escribo y escucho un disco con sabor a clásico.

05 enero 2005

“La exaltación del trabajo, como mística del capitalismo que volvió del revés la antigua y ociosa jerarquía de valores comenzó, según Lafargue, a finales del s. XVII y vino a coincidir con el surgimiento de aquello que nos podría permitir volver al ocio sin recurrir a esclavos: el maquinismo moderno.”
Enric Sòria. Vindicación de la pereza. Cultura/s de La Vanguardia. 123

“En la antigüedad, las élites de la sociedad aspiraban intensamente a la condición de ociosas. A conseguir ese ideal estaban dedicados sus – pocos - esfuerzos. Para algunos, los más afortunados de sus miembros, esa norma de vida se convirtió en una dichosa realidad. Y lo hizo en parte gracias a la ventajosa posición que tenían las élites como poseedoras de derechos sobre la fuerza de trabajo de otros por nacimiento.”
Santiago García Quintana. Pequeña Historia del Ocio. Buenos Aires 1958.


DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 04 de enero de 2005


Una de las peores pesadillas que un ocioso puede tener es caer enfermo el primer día de sus vacaciones y no recuperarse hasta el día que tiene que volver al trabajo. Ayer lunes era mi primer día (oficial) de vacaciones y la pesadilla me rondó. Un oportuno desenfriol y no pocas lizipainas parecen haber alejado el fantasma de momento.
Pese a todo ando flojo de fuerzas y las empleo en el aprovisionamiento de la nevera (tenemos algunas cenas en casa y hay que ir preparando nuestra despensa para los ataques que se adivinan en el horizonte) y en las últimas compras de regalos.
Martes. Tras desayunar con María José e instalar nuestro flamante paquete de seguridad (que de momento ha conseguido exasperarme reduciendo alarmantemente la – por otro lado nada destacable – velocidad de nuestro ordenador) salgo a la calle con la intención de comprar algún que otro regalo. El primero en “pillar” soy yo mismo. Botín obtenido tras la visita a un par de quioscos: una revista de cocina (“Descobrir Cuina”), dos revistas de música (“Rock de Lux” y “Zona de Obras”), los dos cd’s que acompañan a las revistas (un resumen del 2004 – con Wilco, Corcoise, Tom Waits, Franz Ferdinand, Air, Nancy Sinatra, The Divine Comedy...- y un disco titulado “Religión y Rock” – con Parálisis Permanente, Siniestro Total, Fangoria & Family, Jorge Drexler, La Costa Brava... - ) y un libro (“El último merovingio” de Jim Hougan). Todo me cuesta menos de 18 Euros, tengo trabajo para rato.
Quedo para comer con María José en el “Eden” (plaza Bonanova, 9 Tel. 932531386), un restaurante japonés con un menú muy bueno pero no demasiado económico (12 Euros bebidas aparte).
Tras la comida me acerco al apartado de correos donde recojo un par de discos (nada destacable).
De nuevo en casa. María José cocina mientras yo me dedico a otras tareas domésticas. Entre receta y receta vemos tres episodios de “Sexo en Nueva York”.

03 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 2 de enero de 2005 (part II)


Tras vencer a la pereza conseguimos arrancar. Largo paseo intentando y no consiguiendo comprar alguno de los regalos que tenemos pendientes. Decidimos ir al cine. “Bad Santa” añade un poco de sana acidez a las edulcoradas navidades que suelen llegar desde Hollywood. Volvemos a casa caminando y, muy cansados, decidimos entregarnos a un sin fin de siestas y visionado de series.
Estoy leyendo “las hermanas Zinn” de Joyce Carol Oates (uno de los fabulosos libros que me regalo Eli, mi hermana).

02 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 02 de enero de 2005


Sábado. Como casi cada año el día 1 se convierte en una jornada de transición que prácticamente no existe. Empiezo el año vagando por casa en compañía de María José, recogiendo los restos de la fiesta de ayer, viendo 7 episodios de la cuarta temporada de “Sexo en Nueva York” que ayer nos dejó Jordi P., sesteando y jugando con el ordenador. A las 8 de la tarde consigo sacarme el pijama, ducharme y salir a la calle. Damos una vuelta por el barrio – lleno de gente – y volvemos a casa.
Domingo. Nos levantamos pronto, desayunamos y limpiamos la escalera (dura tarea que se reparte entre los vecinos de manera más o menos aleatoria). Hace sol y apetece salir a la calle. Mientras María José se ducha escribo un rato y repaso otros blogs que suelo leer. Una mala noticia en uno de ellos me aprieta el corazón. Me doy cuenta de que, al seguir la vida de otros por su diario, llegamos más cerca de lo que en un principio podemos llegar a imaginar. Lo siento de verdad, un beso muy grande.

01 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
sábado, 01 de enero de 2005


Viernes. Salgo pronto de un trabajo al que espero no volver hasta el día 17. El motivo de tan prolongada ausencia son unas más que merecidas vacaciones. Tengo, de nuevo, tiempo para perder o para ocuparlo en todos esos placeres fútiles en los que me suelo sumergir.
Empleo las primeras horas de libertad remunerada, en compañía de María José, preparando la casa para la cena de esta noche. Al final a la mesa somos 13 (superando el anterior aforo máximo para una cena en casa): Olivia, Roberto, Lluís, Víctor, Laura, Jordi P., Toni, David, Iola, Consol, Alberto, María José y yo. Es una cena de “sobaquillo” (cada uno se ha traído algo bajo el brazo para, entre todos, confeccionar el menú de esta noche) y todo está buenísimo. Mención aparte merecen las diabólicas olivas picantes aportadas por Iola y David (un invento terrorífico capaz de taladrar los mas curtidos estómagos).
Tras la cena llegan las campanadas (cada vez más espaciadas entre sí) y con ellas el final de un año que, si bien podía haber sido mejor, no ha estado mal.

La fiesta continúa tras un alzamiento popular en contra de mi selección musical (Marianne Faithfull, Nancy Sinatra, Estrella Morente, Caetano Veloso, Loretta Lynn, Bebo Valdés y El Cigala, Brian Wilson...). Ante estos graves hechos y dada la imposibilidad de conseguir a estas horas de la noche el “Disco Samba” (pedido a gritos por la parte más radical de la concurrencia) me veo obligado a pinchar – con la imprescindible colaboración de Toni – abyectos “hits” del pop español de los 80 que son coreados a grito pelado y bailados con obscenos movimientos de los que os ahorraré descripciones que podrían resultar hirientes.
La fiesta, animada pues con estas extrañas coreografías, continúa hasta las cuatro. Creo que todos nos lo hemos pasado muy bien.

Escribir un diario permite mirar hacia atrás y hacer balance con mayor precisión. Te permite también acumular datos inútiles y compartirlos para ayudar a los demás a ampliar su bagaje de conocimientos poco provechosos. Aquí tenéis un RESUMEN INÚTIL DEL 2004.
- Ultima vez que me corté el pelo: 7 de febrero (naturalmente en “El Portalet” de Sant Feliu de Guixols).
- Celebraciones de boda a las que he asistido: 1 (la de Jordi R. y Nuria en Palamós).
- Viajes: 1 (un fin de semana en Milán).
- Despidos: 1 (aunque todo parecía indicar que serían 2).
- Contratos: 1 (en Levi Pants... lo repito para navegantes despistados: ES UNA METÁFORA).
- Cursos empezados: 2
- Cursos acabados: 0
- “Pablazos” a los que he asistido en casa: 1 (protagonizado por Víctor)
- Comidas o cenas organizadas en casa : 17 (este año hemos estado vagos)
- Comidas o cenas a las que hemos sido invitados – en casas ajenas- : 41 (y es que dejamos siempre el plato limpio, muchas gracias a todos).
- Comidas o cenas en restaurantes o bares: 118 (sin comentarios)
- Películas de cine: 25 (dos por mes)
- Teatro, conciertos y otros espectáculos: 8 (pobre bagaje)
- Mañanas de sol en el club: 21
- Libros leídos: 41
- Cálculos renales expulsados: 1 (extremadamente grande)
- Paseos en barco: 2 (pero el segundo duró todo un fin de semana)
- Exposiciones visitadas: 41 (de todo tipo)
- Días en el paro: 178
- Desayunos con María José: 365 (todos los días menos uno)