30 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 30 de junio de 2018

Ya es verano. La pastilla de Fogo del vecino incívico, así lo proclama a los cuatro suelos. Y aunque parece que ha cambiado de marca, su actitud de falta de respeto hacia el resto de vecinos, permanece inalterable año tras año.


Jueves. La revista online de gastronomía 7 Caníbales celebra su décimo aniversario con una fiesta. Amigos, conocidos y saludados entre los invitados, buena música, mucha bebida y platos de lujo (Había mucho más e igual de bueno, pero a mi me encantó la Royal de boletus, cocidos y Crudos de Les Cols & Bolets Petras, la Papada de puro ibérico Arturo Sanchez del Miramar, el bikini de confit de pato del Empordà con queso pecorino sardo del Via Veneto & Collverd, el gazpacho verde de King crab y tobiko de la Barra de Carles Abellan & GranBlau, la Dorada semicurada con almendras y uvas de Fismuler & el Club del Gourmet de El Corte Inglés, el Todo el Salmón: piel, morro, cresta, ventresca, huevas, carrillera y brandada de salmón de El Celler de Can Roca & Carpier Ahumados, el Sunomono de algas frescas y moluscos del Dos Palillos & Porto Muiños y la costilla de vaca a la brasa con bearnesa y patatas suflé de Can Jubany & CárnicasGuikar).  Muchas felicidades por la fiesta (fiestón) y por estos diez años de buen trabajo. Espero seguir coincidiendo con ellos y que me inviten a la fiesta del 20 aniversario.

Viernes. El día no ha sido el infierno que me temía al salir de la fiesta ayer. Acabamos el día en S’Agaró con un largo paseo por la playa, una cerveza frente al mar y una cena con Marta y JoanMa en el Pi de Sant Pol. El fin de semana empieza muy bien.

Sábado. Suena el despertador. Tras dos noches de salir, con muchas risas y alcohol de más, cuesta saltar de la cama. Lo conseguimos y, poco después, paseamos por la playa. Cass va directa al agua y se regala baños de abuela sin apartarse de la orilla. Verla disfrutar de su playa es una alegría y justifica el esfuerzo de levantarse. También nos alegra encontrarnos con algunos de los paseantes habituales.

Un desayuno en la playa, en el Sant Pol, con periódico y wifi deja paso a un día de siestas, partidos del Mundial en la tele, lectura, paseos por Sant Feliu.

La noche avanza. Escuchamos los directos de Elvis Perkins y Josh Rouse en el Vida que emite radio 3. Escribo mientras María José repasa las fotos que ha hecho en la playa. En un ratito, empieza julio.



26 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 26 de junio de 2018

Leo a Karl Ove Knausgard. Otra vez. Una nueva entrega de “Mi Lucha”, la quinta. Sigo con este viaje a ningún sitio que me fascina sin entender demasiado bien las razones. “Tiene que llover”.

Otro viaje, este compartido, empezó hace 28 años. Lo celebramos con una cena con Albert, Esther, Marta y JoanMa en Casa Varela. Me gusta seguir celebrando aniversarios y hacerlo rodeados de amigos.

Y en Graceland hemos celebrado un año más la verbena de San Juan con una cena con los amigos habituales en este tipo de celebraciones. La sobremesa acaba muy tarde cuando Toni, el más valiente, vuelve a su casa.

Las vacaciones están todavía muy lejos. Tendré que inventarme islas para llegar entero.

18 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 18 de junio de 2018

El domingo y, con él, el descanso, saben a poco. La recuperación es lenta y los esfuerzos han sido muchos y continuados. Tras semanas sin disfrutar de Graceland, se impone un día de no hacer nada. Desayuno y comida en el patio, primeros partidos del Mundial para mí, un poco de lectura, pereza… y algo de mal humor cuando se acerca el lunes.

He leído “Origen” de Dan Brown. Que parte de la historia pase en Barcelona es el motivo que me empujó a leerlo… y quizá lo único que lo salva del desastre (al menos para el lector de aquí). Origen tiene una trama débil, previsible hasta decir basta, y unos personajes esquemáticos incluso para un best seller. Está, eso sí, bien documentado y no contiene las barbaridades que pensaba que quizá me podía encontrar (hay alguna que otra licencia, pero no es dolorosa). Un libro para ahorrarse… y, si hacen la película, creo que también será prescindible.

No me puedo quitar de la cabeza “Todos mis amigos se llaman Cayetano” de los Carolina Durante. Como soy de compartir, también las obsesiones, aquí lo tenéis. Y en julio tocarán en el Petit Format. No me lo voy a perder.

17 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 17 de junio de 2018

Cass me despierta y salgo a comprar el periódico y el desayuno. En mi paseo me encuentro con varios walking deads recién salidos de los últimos conciertos del Sónar. Yo no estoy mucho mejor, soy un señor mayor y las fuerzas ya empiezan a estar justas.

Sónar 2018. Sábado, día 3

Cuando llego al recinto del Sónar día, Ydvst han transformado el SonarVillage. Ambiente acogedor. Apetece un aperitivo a la sombra.

Sigo con ritmos tranquilos de la mano de la francesa Oklou y rompo el entorno acogedor con la apuesta oscura y reivindicativa de Pina + Gnomalab. Buena sesión reforzada por una de las mejores visuales que veré en esta edición del Sónar.

También reivindicativo es pasarse por el escenario donde está anunciada la actuación de Valtònyc. No me interesa nada su música, pero es necesario pasar por delante del escenario vacío que el festival ha tenido a bien mantener. Echo en falta una declaración, un mensaje claro para despistados y no informados.

Vuelvo al mismo escenario, poco después, para ver a Mow. Sus temas suenan a banda sonora de David Lynch… me gustan.



Reservo fuerzas para poder ir por la noche a disfrutar de unos LCD Sondsystem pletóricos. Pese a que me están gustando mucho, abandono el concierto un rato para ver a Lanark Artefax en el escenario vecino. Ya de vuelta en el escenario principal, veo el final del concierto de LCD Soundsystem y me doy un paseo hasta casa.

Ha sido un buen festival. Felicidades por el aniversario y espero seguir cumpliendo años con vosotros.

16 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 16 de junio de 2018

Sónar 2018. Viernes, día 2

Han hecho falta 25 ediciones para que finalmente consiga arrastrar a María José al Sónar. El entusiasmo que transmito cuando lo explico, finalmente la ha convencido pese a que la música electrónica no está entre sus preferencias.

Con ella y con Jordi P. recorremos el recinto del Sónar día sin un objetivo concreto: recorremos escenarios, testeamos intervenciones del Sonar+D, vemos un poco de Refree, nos estiramos en una cúpula para ver un espectáculo de luces y sonido, entramos en el decorado de una película espacial (ser astronauta está sobrevalorado, son pobre gente metida en un zulo inmundo), nos encontramos con amigos, conocidos y saludados, intentamos ver – sin éxito – a Rosalia, vemos fragmentos – breves - de las actuaciones de Sophie y Liberato, nos comemos una crepe – María José – y unas patatas – yo - , subimos a una plataforma para hacer una foto decepcionante, chocamos a oscuras con más gente desorientada en Despacio, caminamos, hablamos, reímos, hacemos fotos…


No la he convencido. El año que viene, Jordi P. y yo volvemos a estar solos. Quizá en 25 años lo vuelva a intentar.

Por la noche, ya sólo, me acerco al Sonar Noche para ver el concierto de Gorillaz. Empiezo lejos pero, poco a poco, me acerco al escenario. En las distancias cortas es donde los conciertos se viven con más intensidad y el de Gorillaz se acaba convirtiendo en una fiesta tremenda. Derroche de medios y de talento. El concierto de los de Damon Albarn, a cara descubierta y con invitados de lujo como los De La Soul, entra de lleno en mi top ten particular de conciertos del Sónar noche.


Después del concierto, pletórico, contento… con Clint Eastwood todavía metido en la cabeza…  toca deambular un poco con una cerveza en la mano. Es pronto, pero ya tengo mucho que llevarme a casa. Lo dejo por hoy. Dicen que ha empezado el Mundial… ya habrá tiempo para todo.



15 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 15 de junio de 2018

Sónar 2018. Jueves, día 1

Ser el primero en actuar en un festival no es fácil. Cuando el primero de los músicos de The Venopian Solitude sube al escenario, delante del mismo sólo hay cuatro personas (y no es un decir). Show must go on… el concierto arranca y el público empieza a llegar y en el segundo tema, ya somos muchos los que disfrutamos de una propuesta fresca, sorprendente y tremendamente divertida. Primeros bailes, felicidad expansiva… ha empezado el Sónar… y gracias a este grupo de Malasia… ha empezado muy bien.

Tengo algunos conciertos marcados… pero hoy es un día de pasear por los escenarios y descubrir propuestas en el Sónar+D. Un poco de Oscar Mulero, una pizca de Yuzo Koshiro i Motohiro Kawashima, algo de Little Simz, unos cuantos temas de Putochinomaricón y un concierto de Jenny Hval en el SonarComplex y sus cómodas y mullidas butacas.



Pero el concierto del día, del Sónar de este año y, si me apuráis, de los 25 años de festival… vuelve a estar protagonizado por El Niño de Elche. En ediciones anteriores, también en el SonarComplex, ya he disfrutado de dos actuaciones antológicas – una más festiva, otra más reivindicativa, ambas brillantes – de  El Niño de Elche. Este año, como venía acompañado del bailador Israel Galván, me esperaba algo más tranquilo, más ortodoxo… 



...pero El Niño de Elche es único y sus actuaciones son siempre sorprendentes. Flamenco, electrónica, baile, plataformas vibradoras,  María de la O,  ironía, reivindicación, duende, Antonio Machado, fuerza, magia, dildos que también vibran y sirven para marcar ritmo, baile, intensidad, carcajadas y pelos de punta… un concierto único, irrepetible, impresionante… una maravilla más que añadir a las muchas cosas buenas que le debo al Sónar. Salgo impactado y tremendamente agradecido… el Sónar ha enviado en esta edición un mensaje al espacio exterior, pero el marciano lo tienen en casa desde hace años… y que siga.



No me quedo a ver a Laurent Garnier… después de El Niño de Elche & Israeel Galván, todo será pequeño.




14 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 14 de junio de 2018

Hoy empieza la 25 edición del Sónar.

Lo malo de los aniversarios con números redondos, es que nos obligan a hacer balance. Seguramente, ya he contado esto mil veces (con matices, contradicciones y cierta pesadez de abuelo contando batallitas pasadas), pero como el Sónar cumple 25 años, la nostalgia me empuja a escribir con cariño sobre él.

Aterricé en el Sónar por casualidad. El festival incluía una feria discográfica y me interesaba contactar con los sellos para una emisora de radio que habíamos montado con unos amigos. La música electrónica me parecía entonces algo ajeno, algo relacionado con la fiesta, las drogas, Ibiza y las macrodiscotecas. Esa primera edición me descubrió que la música electrónica era mucho más, que también era cultura,  y consiguió que empezara a considerarla como un género musical rico y lleno de matices.

Tras la primera edición vinieron años de descubrimientos portentosos: Las exposiciones en el CCCB (precursoras de lo que ahora es Sonar+D), los conciertos en el pabellón de la Marbella (no fui al Sonar noche cuando se hizo en Apolo pero en aquel pabellón junto a la playa, vi que el Sónar, aparte de cultura, también era fiesta… y que fiesta), los primeros chill-outs como algo exótico, lujoso y casi incomprensible, grupos, bandas, dj’s, artistas sónicos y visuales… y un buen día,  tras seis o siete ediciones,  me cansé y dejé de ir (otros intereses, otras rutinas… la vida).

El trabajo me hizo volver hace 12 años (en 2007)… y descubrí que todo seguía – evolucionado, mejorado, sobredimensionado – donde lo había dejado. Recuperé sensaciones y vivencias en un recinto de día que, poco a poco, se nos quedaba pequeño. El Sonar noche sí que tenía un marco nuevo que funcionaba y era cómodo. (y ahora no vivo lejos y voy caminando). Viví con escepticismo al principio, y con entusiasmo después, el traslado del Sonar de día a un marco más frío, pero mucho más funcional y cómodo. Estoy viviendo la eclosión del Sonar+D que un buen día fagocitará al Sónar. Y ahí sigo, año tras año, disfrutando de un festival que es mucho más que música.

Sólo tengo agradecimiento para el Sónar: para los tres locos que se lo inventaron (y que demostraron que no era locura sino visión de futuro), para el personal de prensa y el resto de personal del festival, para los artistas que me han hecho vivir momentos intensos y para los que, con su actuación desastrosa, me han dado tema de conversación… ¡Gracias por estos 25 años! ¡He aprendido mucho y me he divertido más!

No puedo acabar esta crónica sin dejarme a un elemento que ha estado presente en la mayoría de mis Sónar. Le he llamado elemento (y según como, no es una mala definición) pero es una persona: Jordi P. Con él hemos vivido conciertos, horas de trabajo, muchas cervezas, comidas malas en el recinto y mejores fuera, fotografías, incursiones en las exposiciones y en el Sónar+D, conversaciones sobre música y sobre el universo y sus contingencias… y este año, seguro, volveremos a compartir buenos momentos. Ens veiem demà Jordi!

06 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 6 de junio de 2018

A un día de ser absorbido por una actividad laboral inusualmente intensa, me doy cuenta que ya ha pasado el Primavera Sound sin que sus dosis de felicidad encapsuladas en dosis de poco menos de una hora se hayan visto reflejadas en estas – ahora intermitentes – crónicas. Es hoy o nunca… será hoy.

Pero antes de entrar en crónicas musicales, toca repasar, aunque sea con la habitual brevedad, otros temas que me han tenido ocupado. Reencuentro con Jordi N, cervecita en el patio de Graceland y comida en un restaurante cercano. Hoy nos veremos con los otros dos Jordis (P y R). Con los tres, grandes recuerdos de hace demasiados años. También he hecho de jurado en un concurso de tapas. Divertido y gratificante. No puedo decir todavía el ganador.

Primavera Sound, día 1

Atrás quedan los años en los que mi Primavera Sound empezaba con los primeros conciertos previos y no me perdía ni un acorde. Este año no pude ir a los conciertos del miércoles, aunque no fue por falta de ganas (Belle & Sebastian, María Arnal i Marcel Bagés, Javiera Mena, Spiritualized…).

Así que el jueves fue mi primer día de Festival. Las mismas sensaciones de “Deja vu” al entrar, la misma sensación de felicidad transpirada, la alegría de encontrarse con los amigos delante del primer escenario… y el primer concierto: un divertidísimo (e impecable) concierto de Soul de la mano de Lee Fields and The Expressions. El mejor inicio rematado al salir con la primera cerveza – cara y mala pero gratificante-. Normalmente el primer día suele ser un día de paseos, de buscar sorpresas en diferentes escenarios y de captar sensaciones… la falta de preparación previa hace que este año, esta manera de afrontar el Primavera sea más evidente.  Un poco de Sparks  (que siguen sonando actuales pese a su larga trayectoria) y disfrutamos viendo a Za! que, como siempre, no decepcionan. En Mordor vemos a Björk un poco desde la distancia y disfrutando más de su puesta en escena – raruna es la tía – que de su música (poco festivalera). Delante del mar vemos a Amaya Laucirica y, justo antes de empezar el concierto más esperado por mi del día (Nick Cave) decidimos que es hora de retirarse. Los primeros temas de Nick Cave nos acompañan mientras abandonamos el Festival por una puerta trasera situada junto al monte del Destino.



Primavera Sound, día 2

Viernes. Nuestro cuerpo no responde como lo hacía hace unos años. Después de un día – muy light – de Festival, nos duele todo. “No es Primavera Sound para viejos”.

Empezamos – más tarde de lo que esperábamos y de nuevo en Mordor – con La Bien Querida (bien) y The Breeders (mejor). Mientras vemos a Shellac una vez más (nunca cansan) nos llega la noticia del concierto sorpresa de Los Planetas que nos devuelve a Mordor. Arrancan con “segundo premio” y, desde la cumbre, van bajando en un concierto correcto (que en Los Planetas ya es mucho) hasta que cae en el pozo de la colaboración patética y surrealista de Yung Beef. También algo deslucida fue la intervención de La Bien Querida  por problemas de sonido que se entienden y se perdonan. De hecho, a Los Planetas, se lo perdonamos todo (incluso las colaboraciones que, lejos de añadir, sustraen al conjunto) porqué los queremos mucho. Y con ellos nos vamos, otra vez, pronto.



Primavera Sound, día 3

Sábado. Llegamos pronto. El recinto principal aún no ha abierto y nos acercamos al Primavera Bits que ocupa parte de la playa de San Sebastian. Allí, Óscar Manresa ha montado una versión a escala reducida del Kauai Gava. Estamos en un Festival y podemos comer, sentados en una mesa en la playa, una buena paella con servicio atento y ambiente real de chiringo de playa. Los roñosos bocadillos de las primeras ediciones del Primavera Sound quedan atrás y la restauración ha mejorado mucho los últimos años. Pero este año, con esta oferta en concreto, el paso adelante es brutal.

Es un día de mujeres en el Festival. Lo pasamos bien con Núria Graham, disfruto mucho del concierto de Christina Rosenvinge y me divierto mucho con Car Seat Headrest. Pero el momento álgido del Festival llega con Jane Birkin que, acompañada por la Orquestra Sinfónica del Vallés, nos regala un concierto de esos que hacen grande a un Festival. Temazos de Serge Gainsbourg, emoción y respeto entre el público… Salgo de Mordor con una sonrisa en la boca y con “La Javanaise” dando vueltas por mi cabeza. El Festival podría acabar aquí… pero aún disfrutaré del concierto de Grizzly Bear y de una última cena con los amigos (menos Jordi P. que anda liado en otros escenarios).



Volvemos a casa. Ha sido un buen Primavera. Menos intenso que en otras ocasiones… pero igual de bueno. Hoy ya hemos comprado las entradas para el año que viene.