DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 30 de mayo de 2019
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“Javier”
Mi madre y el D.N.I. son los únicos que me llaman así desde
1.975.
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“A ver si
escribes en el Diario que, si no, no me entero de lo que hacéis”
Así que, por petición popular (de una persona, pero con
influencia) hoy escribo sobre otros temas antes de iniciar las crónicas
musico-hedonistas (y prescindibles) que, si tengo tiempo y fuerzas, llenarán
este diario los próximos días.
De nuevo han pasado quince días desde mi última crónica y,
como hago últimamente, recurro a Google y sus invasivas herramientas, para que
llene los huecos que mi frágil memoria tiene de los últimos días.
He vuelto al Candy Crush. Después de meses – quizá más de un
año - de ausencia, y ante la insultante ventaja en niveles de la que hacía
alarde María José, he decidido dedicar tiempo y esfuerzos a esta inútil tarea y
limar la diferencia. Más de 1.100 niveles de separación no auguran un éxito
próximo en el tiempo… y bien mirado, tampoco auguran un éxito.
El resto de los temas no importan demasiado.
El “Ordesa” de Manuel Vilas me deslumbró en sus primeros capítulos
para ir limando mi entusiasmo a medida que avanzaba en su lectura. Hay buena
literatura en él, pero no es – a mi parecer – un libro redondo. Aún así, me lo
hizo pasar bien y mal. También me hizo pensar y sonreír.
Época de mucho trabajo. La mala política que últimamente llena
todos los espacios de nuestra vida, también influye en mi vida laboral,
infectando todo lo bueno que me rodea. Pese a todo, hay satisfacciones como
resultado de mi trabajo y eso mitiga los sinsabores. Las elecciones que
tendrían que arreglarlo todo, no lo han hecho… tendremos que seguir remando
contra corriente.
Barbacoas en el patio de Graceland, comidas, cenas y buenos
ratos con la familia y los amigos… suerte de esto.
Y hoy empieza el Primavera Sound... como si fuera viernes a todos los efectos.