31 julio 2016

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 31 de julio de 2016

Ante una posibilidad de huida de la ciudad, no lo dudamos. Marta y Joanma nos la ofrecen y, pocas horas después de la propuesta, ya estamos en Bell-LLoc. Descanso, risas, pacharán, piscina, perro en la piscina, comidas con amigos, una cena de fiesta mayor con bocadillo triste… vacaciones cortas e intensas para afrontar una nueva semana.

Y vuelta al trabajo. Con más trabajo del esperado, sorpresas y cambios. La semana pasa cada vez más lenta.

Se acaba julio. Por la mañana, en los pasillos del metro, hay menos gente. Y a partir de mañana aún se notarán más las ausencias. Pese a que los veranos en la ciudad ya no son lo que hace unos años, todavía se nota el éxodo vacacional en Barcelona. Los lugareños son sustituidos por veraneantes venidos de todas partes, pero sus ritmos y horarios los delatan y los convierten en incómodos obstáculos que hay que sortear.

Viernes. Cena de quesos en el patio de Graceland con Toni y Mariona. En la ciudad también es posible dibujar una buena noche de verano.

Sábado. Maratón de Bourne para preparar el visionado de la nueva película que estrenaron ayer.

Domingo. Después de ir a un centro comercial abierto en domingo, vamos al Centre d’Art Tecla Sala para ver la exposición “Col·lecció Bassat. Art Contemporani de Catalunya 1940-1979”. El contraste entre el centro comercial y la sala de exposiciones es desolador. El centro comercial está totalmente lleno, en la sala de exposiciones sólo nos cruzamos con los vigilantes y con un adulto acompañado de una niña. Y es una lástima porqué la colección de arte contemporáneo – en su mayoría de autores catalanes – de Lluís Bassat es impresionante tanto por la calidad de las obras expuestas como por los nombres que las firman: Picasso, Miró, Tàpies, Saura, Millares, Guinovart, Brotat, Rafols-Casamada, Serra de Rivera, Subirats, Cuixart, Tharrats, Vilacasas… y muchos otros. No hay que perdérsela (se puede visitar gratuitamente hasta el 2 de octubre.

22 julio 2016

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 22 de julio de 2016

Hace años que la tradicional barbacoa en casa de Kris y Tony no es una barbacoa. La fecha y la prevención de incendios dejaron sin sentido el nombre que, sin embargo, sigue teniendo una reunión – casi familiar – que este año ha llegado a su undécima edición y que apetece siempre mucho. Los años pasan rápido y sólo el crecimiento de las niñas nos permite ver como pasan. Acabamos, como siempre, con una sesión fotográfica que también es tradición y con muchos abrazos.

Leo el “Un hombre enamorado” de Karl Ove Knausgard. La segunda parte de “Mi lucha” no sorprende – por suerte -. Brillante en la descripción de lo cotidiano, tremendamente despiadado al mirar hacia el interior... leer a Knausgard fascina a la vez que provoca cierta sensación de estar entrando en terrenos demasiado personales. Ahora se impone una pausa antes de acometer “La isla de la infancia”. No hay prisa. En castellano se acaba de publicar la cuarta entrega y aún hay dos pendientes de traducción.

En el Arts Santa Mònica visito Black is Beltza. Black is Beltza es una exposición en torno al cómic
de Fermín Muguruza, Harkaitz Cano y Jorge Alderete y nos muestra el proceso de construcción de la novela gráfica. La exposición – que ha ido acompañada de un montón de actividades, entre ellas grabaciones y conciertos con músicos de diversos orígenes – es excelente: fotografías, recortes de periódico, dibujos preparatorios, guiones, la banda sonora... al salir me compro la novela gráfica que me gusta, pero menos (el guión es justo y el ritmo de la narración visual no fluye como debería). Pese a todo me dejo llevar por la banda sonora, por los creativos dibujos y por la excelente ambientación y disfruto leyéndolo.

Cuento los días que faltan para las vacaciones y no me salen las cuentas. Hace un par de días, en una comida de trabajo con personas de diferentes empresas, comentamos lo largo que se está haciendo este mes de julio. Era una sensación compartida. O este curso ha sido especialmente duro o cada vez va a peor. Me temo que la respuesta correcta es la segunda.

Al publicar la entrada constato que se me olvidó el aniversario de este blog (ha sido un julio de pereza y no he pasado demasiado por aquí). El 11 de julio cumplimos trece años juntos, tampoco este año lo celebraremos.



17 julio 2016

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 17 de julio de 2016

Ha vuelto “el que grita”. “El que grita” es un vecino que, siempre por la noche y sin un horario fijo, rompe la noche con un grito. Suponemos – por el tono del grito – que se trata de un hombre, pero no lo podemos asegurar, podría ser “la que grita”. Lo que es inmutable es el número de gritos (uno o dos como mucho) y la capacidad pulmonar del emisor (constatable por el considerable volumen al que el grito es emitido). Naturalmente, su grito es mucho más evidente en verano ya que dormimos con la ventana abierta, pero no descartamos que su carácter no esté limitado por la estacionalidad.

Digo que “ha vuelto el que grita” debido a que el año pasado – y quizá el anterior – no escuchamos sus gritos nocturnos. No sabemos si sus gritos son de angustia o de alegría, si son el reflejo de una necesidad vital o si responden a una extraña liturgia religiosa desconocida por este barrio, podrían ser de dolor o de placer (lo que demostraría una regularidad amatoria notable del que grita), quizá son un ritual de saludo a la luna o un símbolo de locura… pero lo que es cierto es que los echábamos de menos y que siempre son acogidos con una sonrisa.

Y la vida sigue mientras se acercan las vacaciones a paso extremadamente lento. Pongo pausa a la semana con una comida en la Braseria Nicasio de Sant Boi con Toni y Oscar. Buenísima carne a la brasa, cervezas, muchas risas y “pablazo” notable de Toni. Lo dejamos con ganas de repetir. Poco más que destacar… el ritmo ha bajado mucho, quizá es el calor… pero quizá son las baterías bajas.

11 julio 2016

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 10 de julio de 2016

Hoy no escribiré mucho. Lo atribuiré al tremendo calor que estamos sufriendo y a las noches de insomnio y sudor... pero realmente la causa es más simple y personal: pereza.

Fin de semana de aire acondicionado, series y pocas actividades en el exterior (al final preferimos una divertida cena en casa de Isi y Maru al concierto de Sr. Chinarro en el Petit Format) . Las vacaciones están cada vez más cerca pero parecen no llegar nunca.

04 julio 2016

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 03 de julio de 2016


Llega por fin el fin de semana después de muchos días extraños. Días llenos de desplazamientos dentro de la ciudad por motivos laborales y personales. Reuniones, visitas al hospital y mucho calor. Al volver a casa queda poco margen para todo aquello que no sea descansar. Ayudan las cenas en el patio de casa y un rato de tele compartida (con los últimos episodios de la sexta temporada de Juego de Tronos como protagonistas absolutos de la semana). Poco a poco, las cosas se ponen en su sitio y la preocupación se difumina.

Aunque en ocasiones me queje del trabajo – de ahí el nombre de este diario – en lo laboral soy afortunado: tengo un trabajo extraño que me suele divertir y que me obliga a aprender constantemente. Por la naturaleza asociativa de la institución para la que trabajo, mis jefes cambian cada cierto tiempo y ahora estoy al final de un período. Los últimos cuatro años he tenido la suerte de trabajar a las órdenes de Joan. Han sido cuatro años de desafíos constantes, de proyectos que parecían quijotescos pero que han llegado a buen puerto gracias a una planificación brillante y a unos compañeros de viaje bien elegidos, de éxitos brillantes, de cambios, de aprendizaje y reconocimiento... pero también han sido cuatro años de trabajo duro, de pequeños – y grandes - problemas que solucionar, de exigencia profesional y entrega.

Han sido cuatro años muy buenos y, pese a que estoy muy agradecido a Joan por todo lo que me ha aportado tanto en lo profesional como en lo personal, ha sido él el primero en agradecerme mi trabajo públicamente. Tengo mucha suerte. Gràcies Joan!!

En el TNC vemos “Daurrodó”, un espectáculo de Joan Baixas en colaboración con Cildo Meireles. Y pese a la buena voluntad y a algún hallazgo escénico, la colaboración entre dos universos creativos tan diferentes - entre el teatro y el arte - no acaba de cuajar. Teatro y arte tienen tempos distintos o el teatro debe tener un tempo, un ritmo, que el arte no precisa. Ese es uno de los errores de “Daurrodó”, seguramente no el único. Pese a todo, no es un error su programación en el TNC. Una de las funciones del teatro público debe ser potenciar la creatividad en los márgenes, la experimentación y el mestizaje. Por desgracia, nada garantiza que la creatividad con riesgo dé buenos resultados.