23 septiembre 2016

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 23 de septiembre de 2016

Leo el pregón de La Mercè de Javier Pérez Andujar y disfruto de un texto que habla de lectores impenitentes, de lecturas nostálgicas, de escritores, de grupos perdidos, emisoras malditas y de mi ciudad. De esa ciudad misteriosa en la que crecí y en la que sigo perdiéndome entre la nostalgia y la sorpresa.

Disfruto leyéndolo y dejándome llevar por el viaje a las lecturas del pasado que propone, un viaje que también es el mío. Recupero personajes, historias y sensaciones enterrados bajo la capa de polvo que los años disponen sin que nos demos cuenta. Recupero también espacios de lectura y las texturas y colores de los cómics que me hicieron lector y, con ellos, una ciudad que fue y sigue siendo aunque a veces no la veamos cegados por el aliento de la novedad.

El pregón de Javier Pérez Andujar es también un canto a la Barcelona que no figura en la historia oficial de la ciudad. A esa Barcelona de barrio que, por suerte, se empieza a recuperar gracias a los fragmentos que han sobrevivido y a las historias que aún podemos contar.


Gracias Javier por el pregón. Seguiremos leyendo pese a que – o quizá precisamente por eso - leer (y no sólo en Barcelona) es de pobres.

18 septiembre 2016

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 18 de septiembre de 2016

Tras las vacaciones cuesta recuperar el orden y las rutinas que lo hacen posible. Este diario no es una excepción y tras un periodo en el que de manera irregular y errática han ido apareciendo las crónicas vacacionales – crónicas vacías que llenaban espacio sin contar nada relevante - , toca volver a la normalidad. A partir de ahora volveré a las publicaciones ocasionales que, aunque también vacías de contenido, intentarán contar algo más de lo que he contado este agosto.

Para empezar la tarea es difícil. Tengo que explicar en la crónica de hoy dos semanas de trabajo salpicadas de algún que otro reencuentro posvacacional y algunas – tímidas aún – actividades de ocio. Sin notas, recurriendo a la memoria y con el riesgo – casi la seguridad – que me dejaré más de una importante, se me antoja que no será una crónica demasiado brillante para empezar nueva temporada.

He leído “Yeruldelgger. Muertos en la estepa” de Ian Manook, una novela negra que me regaló Jordi P. (con el que, por cierto, cené un día en el En Ville, después comento o no). Muy adictiva. Me lo he pasado muy bien leyéndola (que el protagonista, Yeruldelgger, sea un policía mongol,  le añade un toque de exotismo a la novela sin desviarla de los estándares del género. 

La cena en En Ville (Doctor Dou, 14. Barcelona) bien. Aterrizamos en él tras encontrarnos el restaurante escogido muy lleno (no reservan) y, pese a que es un sitio extraño, la comida estaba buena. Ya que he abierto un paréntesis “gastronómico”, aprovecho para hablar también del Bellavista del Jardín del Norte aunque fui por motivos laborales. Demasiado grande y con una recepción poco ágil, no me gustó pese a que el local es espectacular y la comida estaba muy buena. Tiene, no obstante, el éxito asegurado aunque sólo sea por la curiosidad que provoca su relación con Messi.

En el Festival Altaveu vimos a Maika Makovski. Un golpe de suerte – cambio de escenario – nos permitió conseguir entradas. Y fue realmente una suerte poder disfrutar de la presentación de Chinook Wind. Acompañada del Quartet Brossa (dos violines, cello y viola), de una trompa  y de una  batería, Maika Makovski nos regaló un gran concierto. Verla siempre es un espectáculo pero esta nueva versión es aún mejor que la que habíamos visto hasta ahora.


Un viaje relámpago a Castellón para celebrar el 50 aniversario de boda de Pepe y Lidu, una cena con mis padres y con mi tío Hernán, unos días sólo en Graceland que no me gustan nada, una cena con Toni en el patio de Graceland, mucho cansancio, reencuentros laborales – casi todos gratos -… he vuelto.

04 septiembre 2016

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 4 de septiembre de 2016
Vacaciones (la propina)

Tras cuatro días de vuelta a la realidad, me escapo de nuevo a S’Agaró y me reencuentro con María José para reiniciar las vacaciones en el punto en el que las dejamos.

Vuelve la playa, las cenas en terrazas frente al mar o en jardines en el campo. Vuelve también el ritmo tranquilo, la lectura y todo lo que en Barcelona parece tan difícil.
En las crónicas del vacío que han llenado (no de contenido) este diario, me he dejado las lecturas de los últimos días. Novela negra pero menos (“La nochevieja de Montalbano” de Andrea Camilleri) y un clásico del humor (“Gracias Jeeves” de PG Wodehouse) me han acompañado en la playa y, ya en Barcelona, en los viajes a el trabajo.

Ahora sí que es el final definitivo de las vacaciones. Duele, pero menos que otras veces. Hemos descansado mucho y lo hemos pasado bien. Dejamos S’Agaró con la esperanza de poder volver pronto. Aquí, cerca de la playa y de muchos amigos, también somos muy felices.