27 octubre 2013

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 27 de octubre de 2013

Desde hace casi un mes, vuelvo a ser socio del paraíso. De momento sólo pagaba la cuota que me abre sus puertas siempre que quiero. El viernes, aprovechando mi día de fiesta y las temperaturas estivales, también fui. Recuperar el mar, leer tumbado al sol, nadar al aire libre… tengo que ir más.


Sábado. Improvisamos una cena en casa. Me apetece cocinar, así que por la mañana voy al mercado sin tener una idea muy clara de lo que voy a preparar. Compro lo necesario para preparar una empanada de carne y unas albóndigas con sepia. Cocinar con tiempo es absorbente y relajante, la mañana – con el acompañamiento musical de Rne3 – pasa volando. Olores, texturas, tareas repetitivas… y un buen resultado final.



Desechables es uno de aquellos grupos que lo tenía todo para triunfar y no triunfó quizá porqué también tenía todo para no hacerlo. Guardo de ellos tres de sus lp’s – nunca tuve el primero, “Golpe tras golpe” – y el recuerdo vago de un concierto en KGB. De hecho yo llegué a ellos tarde, cuando apareció “Amor Pirata”, su último disco y fui retrocediendo en su discografía convirtiéndome en fan sin posibilidad de volver a verlos en directo. Por eso, cuando vi que la programación del In-Edit incluía el estreno en Barcelona de “El Peor Dios”, no lo dudé un momento. La película de Alex Montes, Daniel Arasanz y Nicolás Tarela me ha permitido recuperar parte lo que me perdí.  Quizá demasiado biográfico y lineal, “El Peor Dios” es un buen documental sobre Desechables y contiene algunos momentos memorables (y una actuación en una sala de ensayo…  25 años después). Un gustazo ver una sala de cine totalmente llena de fans de entonces y de ahora. Si lo queréis ver, tenéis una nueva oportunidad el sábado 2 a las 15:45 h.



Y tras el regreso al pasado, cena con amigos – Quim, Carol y Toni - en el patio de Graceland. Se acaba octubre, cambiamos la hora y seguimos pudiendo utilizar el patio para cenar… quien dijo que no habría verano.

25 octubre 2013

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 25 de octubre de 2013

Viernes. Estoy saturado, decido cogerme un día libre. No ha sido una semana especialmente dura, pero el cansancio acumulado ha hecho mella y las fuerzas y el humor están justas.

Durante la semana ha habido tiempo para poco. En la Sala Parés me reencuentro con la obra de Arnau Alemany y en la Galería Trama con Javier Vázquez. Tras mirar un par de cuadros, me giro y la escultura de la foto me hace pegar un bote… no la había visto pese a estar en medio del paso y el impacto es brutal.
Y en casa, nueva edición de los Graceland Underground Documentary Nights. Lo pasamos bien – viendo Anvill – pese a la pobre asistencia de público.



Y hoy, por fin, es viernes.

23 octubre 2013

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 20 de octubre de 2013

Salimos paseando del hotel hasta un muelle donde cogemos el ferry que nos cruza el río. Agradabilísimo paseo por un parque y – tras perdernos un poco – vuelta a la civilización. Nos gusta vaciar de obligaciones nuestras visitas a otras ciudades, pero es muy difícil abandonar totalmente nuestra condición de foráneos y siempre hay algo que tienes pendiente. En mi caso, una visita a la Tate Modern. La hacemos – y me alegro de haberla hecho- .



Cruzamos el Milenium Bridge rodeados de turistas, entramos en St. Paul's y seguimos nuestro paseo. De golpe nos hemos quedado casi solos, los turistas se han esfumado y tampoco hay locales. Nos acompañan ocasionales parejas de todas las edades que, portapapeles en mano, corren de un lado a otro (parece una especie de juego urbano). Es ya la hora de comer, decidimos acercarnos a la estación donde cogeremos el tren y comemos en The Nightingale Café (193 Balham High Rd. London). The Nightingale es una antigua farmacia reconvertida en café. Bonito y agradable para tomar un café y alguno de los deliciosos pasteles caseros que ofrecen, también hacen algunos platos sencillos. Comemos bien. Un único pero: no cobran con tarjeta.



Hora de volver a casa. Tren, lanzadera, avión (con una hora de retraso) y taxi. Muy cansado, casi tanto como feliz. ¡Y aún queda la segunda parte del regalo!

22 octubre 2013

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 19 de octubre de 2013

Tras desayunar salimos a hacer el turista por la ciudad. El metro nos deja, no lo habíamos buscado, junto al Borought Market y descubrimos un espacio fantástico donde la venta de productos y la degustación de los mismos productos que se venden se dan la mano de manera armónica. Disfrutamos paseando, mirando y oliendo (es demasiado pronto y el desayuno es demasiado reciente para disfrutar plenamente de la oferta gastronómica – variada y muy apetecible – que se nos ofrece.

Continuamos paseando por la City y, seguramente por culpa de una manera de viajar anárquica y muy personal, alternamos espacios saturados de turistas con otros extrañamente desérticos. Vemos edificios nuevos y edificios viejos, espectaculares y feos, nos llenamos los ojos de bares, restaurantes y comercios, esquivamos obras y no paramos de hablar, hacer fotos e intentar robar unos minutos de wi-fi.


Pero pese a que somos más paseantes que turistas, hay ciertas tentaciones en las que nos gusta caer. Pese a que el metro es la mejor opción para desplazarse, cogemos un barco para cambiar de zona. Pese al viento, el paseo es agradable y las vistas – inéditas para nosotros – justifican la turistada.

De nuevo a pie, esta vez en zona mucho más turística, esquivamos la marea como podemos y seguimos nuestro paseo por el Soho con parada – justo cuando empieza a llover – en Chinatown. Las ofertas para comer son muchísimas. Nos decidimos por el Manchuria Legends (16, Lisle Street. London. Teléfono: 020 7287 6606 ) y por uno de sus menús. Buena comida china a buen precio.



Al salir sigue lloviendo, momento de entrar en un museo. En la National Gallery nos centramos en su fantástica colección de arte de finales del XIX y principios del XX y, tras dar un repaso a algunos cuadros del resto de su colección, salimos de nuevo a la calle donde el sol vuelve a ofrecernos un buen acompañamiento para nuestro paseo.

Esta vez el paseo será largo y nos llevará hasta Candem con parada en la British Library (brutal). Más fotos, más conversaciones, más rincones para descubrir, más espacios dejados para visitas posteriores y muchísimo cansancio. La vuelta al hotel se convierte en una pequeña odisea (líneas de metro y de tren fuera de servicio, buses de substitución y locales casi tan perdidos como nosotros) pero finalmente conseguimos llegar.




Tras un reparador descanso, salimos a cenar. Hay pocas fuerzas y nos decidimos por la opción más cercana. El Hazev – hoy mucho más lleno – vuelve a acogernos. Y sin pilas para más, tras la cena, nos vamos a dormir – no sin antes parar en la recepción del hotel para actualizar instagram y enviar algún mensaje.

21 octubre 2013

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 18 de octubre de 2013

Hoy es viernes. Además no es un viernes cualquiera ya que me he cogido fiesta. Y lo he hecho porqué hoy empiezo a disfrutar del regalo que María José me hizo para el cumpleaños. Primera parte: Londres.

Cogemos un bus, un avión, una lanzadora, un tren, el metro y… finalmente llegamos a nuestro hotel (las indicaciones que me hicieron llegar por mail son infalibles y llegamos sin demasiados percances - un pequeño show, muy gracioso, de cambio de andenes y poco más- ). Nuestro hotel está en una zona de Londres que no conocíamos: Canary Wharf. Gigantescos edificios de oficinas, canales y muelles, restaurantes y bares.

Nuestro primer paseo, no hay fuerzas para mucho más, será por este barrio. Descubriendo a cada paso, ya que todo es nuevo para nosotros, paseamos entre gente con pinta de querer pasarlo bien recién salidos de una larga semana laboral. 

Hace frío, por suerte hemos venido preparados y podemos pasear tranquilamente junto a los canales sin que el viento nos moleste demasiado. Acabamos cenando en el Hazev (Discovery Dock West, 2 South Quay Square, Canary Wharf, London. T. 020 7515 9467), un restaurante turco que tiene la ventaja de estar junto al hotel. Buena comida, restaurante muy agradable y precio más que correcto.


Al salir hacemos las primeras fotos para instagram (las primeras de muchísimas).  De vuelta al hotel aprovechamos la conexión wi-fi para colgarlas.


16 octubre 2013

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 16 de octubre de 2013

Me ha acompañado, en mi última travesía por el desierto, “La guerra del fin del mundo” de Mario Vargas Llosa.  Ha sido una suerte.

Una suerte porqué leer novelas de Vargas Llosa es siempre gratificante y enriquecedor, una suerte porqué “La guerra del fin del mundo” es una de las mejores novelas del escritor peruano (y según alguna entrevista, una de las que está más orgulloso) y una suerte, sobretodo, porqué gracias a ella he descubierto la guerra de Canudos. Y es que, aunque el libro de Vargas Llosa es una novela, está basado en un conflicto militar ocurrido en Brasil entre 1896 y 1897.

La historia de Canudos es tan fascinante como la novela. Antonio Conselheiro era un predicador que deambulaba de villa en villa con sus seguidores. Finalmente se instaló con sus seguidores en una propiedad agrícola de Canudos, en el estado de Bahía. Sus prédicas empezaron a atraer a nuevos residentes hasta que se creó una ciudad que acogía a miles de personas. El movimiento fue visto con malos ojos por muchos estamentos de la incipiente república brasileña que envió sucesivos ejércitos, cada vez más numerosos, para acabar con el movimiento. Los tres primeros ejércitos fueron derrotados por los seguidores de Antonio Conselheiro mientras seguía aumentando la población de Canudos. La cuarta incursión militar arrasó Canudos, matando a toda la población y degollando a los prisioneros. Se calcula que en Canudos murieron más de 25.000 personas entre soldados (de los 12.000 enviados, murieron más de 5.000) y habitantes de Canudos pero todas las crónicas, como suele ocurrir, fueron escritas - o censuradas - por los vencedores.


Con esta fascinante historia, bastante desconocida para nosotros, Vargas Llosa arma una novela de aventuras situada en la frontera entre dos mundos, el viejo orden que se muere mientras otro empieza a andar sin saber cómo ni hacia dónde.

13 octubre 2013

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 13 de octubre de 2013

Me pasa siempre. Después de un periodo de trabajo intenso, cuando llega el momento de descansar, mi cuerpo se revela y, acusando el estrés físico y psíquico, caigo enfermo.

Las últimas semanas han sido desastrosas a nivel tiempo de ocio. Mucho trabajo y muy intenso. La mente siempre fija en temas laborales. Por eso, este fin de semana – el primero en muchos – lo he tenido que pasar en casa entre pañuelos, pastillas y caramelos para la garganta. Mañana, cuando tenga que volver al trabajo, seguramente estaré mejor. 


Aprovechamos para ver películas y descansar. No hay fuerzas para mucho más.

11 octubre 2013

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 11 de octubre de 2013

Y al tercer día resucitó… bueno, realmente no ha sido al tercer día… pero he resucitado. Miro la fecha de la última entrada del diario (22 de septiembre) y pienso que nunca he estado tanto tiempo sin escribir aquí.
Mi ausencia está justificada. El tiempo de ocio durante ella ha tendido a 0 y por tanto hay poco que explicar. 

Un concierto de la Pascal Comelade Bel Canto Orquestra, otro del Cor de Cambra del Palau de la Música… pero es trampa ya que ambos conciertos estaban relacionados con el trabajo.



Y hoy, por fin, un día libre. Escucho la radio, acabo de ver The Pacific y ahora saldré a dar un largo paseo con Cass. Así se está mucho mejor… y además es viernes.