16 octubre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 14 de octubre de 2004


Dejo la ciudad vecina y vuelvo a Barcelona. En la terraza de un bar con nombre de ciudad austriaca leo (la segunda parte de “Milenio Carvalho”) mientras hago tiempo. A la hora indicada estoy en la puerta de la escuela donde asistiré, en compañía de antiguos compañeros de trabajo, a una clase de cocina impartida por Mireia (que es la cocinera de la manufacturera de pantalones que nos despidió hace unos meses). Roger, Toni, Jordi M y Oscar serán mis acompañantes. Como niños malos nos sentamos en la última fila y, pese a que la clase es genial y el resto de los alumnos parecen aprovechar el tiempo, al salir nos damos cuenta que no hemos aprendido a hacer “panellets” ni mousse de castañas que eran los dos platos estrella de la lección de hoy.
Pese a todo Mireia nos perdona y se apunta a la primera cerveza en el Michael Collins y a la posterior cena en un restaurante chino. Poco a poco van apareciendo más antiguos trabajadores de Pep Jeans : Quim, Francesc, Mónica “guais” y Marc completan el grupo que, a falta de ofertas mejores, vuelve al Michael Collins para continuar la noche. Me gusta volver a encontrarme entre toda esta gente con la que compartí tres años llenos de cosas buenas (las malas se olvidan rápido o no vale la pena dedicarles atención).
Mañana trabajo y, en un momento de lucidez, decido volver a casa a una hora prudencial. La ciudad, pese a ser jueves, está vacía y el taxi no tarda en llegar al barrio.

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