06 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 6 de junio de 2018

A un día de ser absorbido por una actividad laboral inusualmente intensa, me doy cuenta que ya ha pasado el Primavera Sound sin que sus dosis de felicidad encapsuladas en dosis de poco menos de una hora se hayan visto reflejadas en estas – ahora intermitentes – crónicas. Es hoy o nunca… será hoy.

Pero antes de entrar en crónicas musicales, toca repasar, aunque sea con la habitual brevedad, otros temas que me han tenido ocupado. Reencuentro con Jordi N, cervecita en el patio de Graceland y comida en un restaurante cercano. Hoy nos veremos con los otros dos Jordis (P y R). Con los tres, grandes recuerdos de hace demasiados años. También he hecho de jurado en un concurso de tapas. Divertido y gratificante. No puedo decir todavía el ganador.

Primavera Sound, día 1

Atrás quedan los años en los que mi Primavera Sound empezaba con los primeros conciertos previos y no me perdía ni un acorde. Este año no pude ir a los conciertos del miércoles, aunque no fue por falta de ganas (Belle & Sebastian, María Arnal i Marcel Bagés, Javiera Mena, Spiritualized…).

Así que el jueves fue mi primer día de Festival. Las mismas sensaciones de “Deja vu” al entrar, la misma sensación de felicidad transpirada, la alegría de encontrarse con los amigos delante del primer escenario… y el primer concierto: un divertidísimo (e impecable) concierto de Soul de la mano de Lee Fields and The Expressions. El mejor inicio rematado al salir con la primera cerveza – cara y mala pero gratificante-. Normalmente el primer día suele ser un día de paseos, de buscar sorpresas en diferentes escenarios y de captar sensaciones… la falta de preparación previa hace que este año, esta manera de afrontar el Primavera sea más evidente.  Un poco de Sparks  (que siguen sonando actuales pese a su larga trayectoria) y disfrutamos viendo a Za! que, como siempre, no decepcionan. En Mordor vemos a Björk un poco desde la distancia y disfrutando más de su puesta en escena – raruna es la tía – que de su música (poco festivalera). Delante del mar vemos a Amaya Laucirica y, justo antes de empezar el concierto más esperado por mi del día (Nick Cave) decidimos que es hora de retirarse. Los primeros temas de Nick Cave nos acompañan mientras abandonamos el Festival por una puerta trasera situada junto al monte del Destino.



Primavera Sound, día 2

Viernes. Nuestro cuerpo no responde como lo hacía hace unos años. Después de un día – muy light – de Festival, nos duele todo. “No es Primavera Sound para viejos”.

Empezamos – más tarde de lo que esperábamos y de nuevo en Mordor – con La Bien Querida (bien) y The Breeders (mejor). Mientras vemos a Shellac una vez más (nunca cansan) nos llega la noticia del concierto sorpresa de Los Planetas que nos devuelve a Mordor. Arrancan con “segundo premio” y, desde la cumbre, van bajando en un concierto correcto (que en Los Planetas ya es mucho) hasta que cae en el pozo de la colaboración patética y surrealista de Yung Beef. También algo deslucida fue la intervención de La Bien Querida  por problemas de sonido que se entienden y se perdonan. De hecho, a Los Planetas, se lo perdonamos todo (incluso las colaboraciones que, lejos de añadir, sustraen al conjunto) porqué los queremos mucho. Y con ellos nos vamos, otra vez, pronto.



Primavera Sound, día 3

Sábado. Llegamos pronto. El recinto principal aún no ha abierto y nos acercamos al Primavera Bits que ocupa parte de la playa de San Sebastian. Allí, Óscar Manresa ha montado una versión a escala reducida del Kauai Gava. Estamos en un Festival y podemos comer, sentados en una mesa en la playa, una buena paella con servicio atento y ambiente real de chiringo de playa. Los roñosos bocadillos de las primeras ediciones del Primavera Sound quedan atrás y la restauración ha mejorado mucho los últimos años. Pero este año, con esta oferta en concreto, el paso adelante es brutal.

Es un día de mujeres en el Festival. Lo pasamos bien con Núria Graham, disfruto mucho del concierto de Christina Rosenvinge y me divierto mucho con Car Seat Headrest. Pero el momento álgido del Festival llega con Jane Birkin que, acompañada por la Orquestra Sinfónica del Vallés, nos regala un concierto de esos que hacen grande a un Festival. Temazos de Serge Gainsbourg, emoción y respeto entre el público… Salgo de Mordor con una sonrisa en la boca y con “La Javanaise” dando vueltas por mi cabeza. El Festival podría acabar aquí… pero aún disfrutaré del concierto de Grizzly Bear y de una última cena con los amigos (menos Jordi P. que anda liado en otros escenarios).



Volvemos a casa. Ha sido un buen Primavera. Menos intenso que en otras ocasiones… pero igual de bueno. Hoy ya hemos comprado las entradas para el año que viene.

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