16 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 16 de junio de 2018

Sónar 2018. Viernes, día 2

Han hecho falta 25 ediciones para que finalmente consiga arrastrar a María José al Sónar. El entusiasmo que transmito cuando lo explico, finalmente la ha convencido pese a que la música electrónica no está entre sus preferencias.

Con ella y con Jordi P. recorremos el recinto del Sónar día sin un objetivo concreto: recorremos escenarios, testeamos intervenciones del Sonar+D, vemos un poco de Refree, nos estiramos en una cúpula para ver un espectáculo de luces y sonido, entramos en el decorado de una película espacial (ser astronauta está sobrevalorado, son pobre gente metida en un zulo inmundo), nos encontramos con amigos, conocidos y saludados, intentamos ver – sin éxito – a Rosalia, vemos fragmentos – breves - de las actuaciones de Sophie y Liberato, nos comemos una crepe – María José – y unas patatas – yo - , subimos a una plataforma para hacer una foto decepcionante, chocamos a oscuras con más gente desorientada en Despacio, caminamos, hablamos, reímos, hacemos fotos…


No la he convencido. El año que viene, Jordi P. y yo volvemos a estar solos. Quizá en 25 años lo vuelva a intentar.

Por la noche, ya sólo, me acerco al Sonar Noche para ver el concierto de Gorillaz. Empiezo lejos pero, poco a poco, me acerco al escenario. En las distancias cortas es donde los conciertos se viven con más intensidad y el de Gorillaz se acaba convirtiendo en una fiesta tremenda. Derroche de medios y de talento. El concierto de los de Damon Albarn, a cara descubierta y con invitados de lujo como los De La Soul, entra de lleno en mi top ten particular de conciertos del Sónar noche.


Después del concierto, pletórico, contento… con Clint Eastwood todavía metido en la cabeza…  toca deambular un poco con una cerveza en la mano. Es pronto, pero ya tengo mucho que llevarme a casa. Lo dejo por hoy. Dicen que ha empezado el Mundial… ya habrá tiempo para todo.



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