27 enero 2005

“El ‘otium’ romano era el tiempo dedicado a los asuntos no relacionados con el negocio (neg-otium). Esto lo convertía en patrimonio exclusivo de ciertas clases. El ocio era un privilegio de los socialmente más favorecidos”
Santiago García Quintana. Pequeña Historia del Ocio. Buenos Aires. 1958

“Los romanos consideraban el ‘otium’ (tiempo no dedicado a asuntos comerciales o políticos según las diversas castas y clases) como una categoría temporal y política, destinada al uso social y privado de unos pocos privilegiados, y que para convertirse en algo positivo o negativo tenía que acompañarse de un adjetivo.”
Glòria Soler. En busca de la ociosidad. Cultura/s de La Vanguardia 123


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 26 de enero de 2005


Vuelvo a encontrar un oasis en el centro de la semana. Me levanto pronto, desayuno con María José y paso las primeras horas del día en su compañía. El trabajo pende sobre nuestras cabezas como una espada amenazante. Sabemos que, en unas horas, seremos suyos. Pero ahora el tiempo es nuestro y lo aprovechamos alargando cada minuto como si de unas vacaciones se tratara.
Hace sol y, pese al frío, en la calle se está bien. Paseamos, arreglamos un par de temas pendientes y, en una tienda nueva del barrio, intento encontrar – sin éxito – algo de ropa.
A mediodía llega la realidad. María José se va a trabajar y yo le sigo poco después.
Entro en la zona oscura, entro en el ‘neg-otium’.

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