10 enero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 10 de enero de 2005


Domingo. María José sigue enferma y yo me encierro en la cocina (es un decir, la cocina no tiene puerta) para preparar la cena de esta noche. Cenamos mi tío Hernán (ya sabéis, mi padrino, el que se parece a Junior Soprano) y yo mientras María José se lo mira con envidia.

Lunes. Por la mañana aprovecho que tengo cosas que hacer por el barrio para dar un largo paseo y disfrutar de las calles en un día laborable. Por el camino me voy encontrando gente (mi tía, a un amigo, a un ex profesor de un cursillo que tuve que dejar cuando entre en Levi Pants...) y eso hace el paseo más agradable todavía.
Tarde en el médico que me confirma que me hago viejo y me receta unas sesiones de rehabilitación. No tengo edad para seguir vagando sin rumbo por la calle. Me recluyo en casa y me entrego al enfermizo visionado de “Sexo en Nueva York” (cae la quinta temporada que queda a disposición de Jordi P., puedes pasarla a buscar cuando quieras).

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