23 octubre 2013

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 20 de octubre de 2013

Salimos paseando del hotel hasta un muelle donde cogemos el ferry que nos cruza el río. Agradabilísimo paseo por un parque y – tras perdernos un poco – vuelta a la civilización. Nos gusta vaciar de obligaciones nuestras visitas a otras ciudades, pero es muy difícil abandonar totalmente nuestra condición de foráneos y siempre hay algo que tienes pendiente. En mi caso, una visita a la Tate Modern. La hacemos – y me alegro de haberla hecho- .



Cruzamos el Milenium Bridge rodeados de turistas, entramos en St. Paul's y seguimos nuestro paseo. De golpe nos hemos quedado casi solos, los turistas se han esfumado y tampoco hay locales. Nos acompañan ocasionales parejas de todas las edades que, portapapeles en mano, corren de un lado a otro (parece una especie de juego urbano). Es ya la hora de comer, decidimos acercarnos a la estación donde cogeremos el tren y comemos en The Nightingale Café (193 Balham High Rd. London). The Nightingale es una antigua farmacia reconvertida en café. Bonito y agradable para tomar un café y alguno de los deliciosos pasteles caseros que ofrecen, también hacen algunos platos sencillos. Comemos bien. Un único pero: no cobran con tarjeta.



Hora de volver a casa. Tren, lanzadera, avión (con una hora de retraso) y taxi. Muy cansado, casi tanto como feliz. ¡Y aún queda la segunda parte del regalo!

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