17 junio 2012



DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 15 de junio de 2012

He decidido que, para disfrutar del Sònar, necesito el día libre. Mis vacaciones serán más cortas, pero el día promete intensidad.

Me encuentro con Jordi P. (que ha tomado la misma sabia decisión que yo) en el Kasparo. Ya en el recinto empezamos a deambular por los diferentes escenarios y a consumir las primeras cervezas de la jornada. Buen ambiente (los zombies de pupilas gigantescas aún no han salido de sus cuevas), es la hora ideal para ver las exposiciones del SonarPro y, en el Macba,  una instalación interesantísima (The Game of Life ) que propone una nueva manera de reproducir la música y "Oferta Pública" de Rita McBride.

El Sónar es también un generador de felicidad (en muchos casos potenciada por el consumo de fármacos pensados para ello) y es una gozada ver tanta gente sonriente, tantos momentos intensos y tanta diversión. Pero el exceso de  "buenrollismo" provoca un cansancio importante. Decidimos recuperar fuerzas en Carlota Akenaya (Pintor Fortuny, 32). El Carlota Akenaya es un restaurante Sumiyaki (barbacoa japonesa). Buenos detalles (como disponer de una jarra de agua en la mesa), servicio amable y todo está muy bueno. Volveré seguro ya que está cerca del trabajo.

Repuestos, nos entregamos a una larga jornada de paseos entre escenarios, cerveza y conversación. Vemos algo de "Supersilent feat. John Paul Jones", de Nightwave, de Flying Lotus, de Austra y de otra gente que - programa en mano - soy incapaz de identificar. La jornada se ha convertido más en una fiesta que en un día de conciertos. El Sónar también es esto... Felicidad en buena compañía, grande.

Dejo a Jordi a las puertas del concierto de John Talabot y vuelvo a casa para recuperar fuerzas de cara a la noche. Con María José vemos series y, cuando llega el momento de salir para una intensa noche de conciertos, decido que las fuerzas me han llevado hasta aquí y que no hace falta llegar al límite. Mañana será otro día.

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