08 mayo 2011

ENROQUE

El enroque es una jugada de ajedrez que permite al jugador alcanzar una posición más defensiva en una sola jugada en la que mueve dos piezas.

Esta maniobra ajedrecística se ha utilizado mucho en política últimamente. La cosa funciona así: se coge un argumento – no importa si este es verdadero o falso, es más, mejor cuanto más alejado esté de la verdad -, se hace piña con correligionarios y seguidores, se empieza a repetir el argumento con insistencia y, finalmente, se convierte en certeza inamovible. Berlusconi es un maestro en este arte y, en nuestro país, el PP no le va a la zaga. En ocasiones la maniobra sale mal (“Ha sido ETA”), pero pese a eso se puede seguir enrocado durante el resto de la partida (hay quien hoy todavía afirma la autoría no islámica del atentado del 11 M en Madrid). Lo triste es que, la mayoría de las veces, la maniobra tiene réditos positivos para quien la realiza (así lo demuestra la última encuesta del CIS en Valencia). No importa la realidad sino lo que se cuenta.

Naturalmente el PP no es el único practicante del enroque político. El PSOE (“No hay crisis”, “No llegaremos a los 4 millones de parados”) también lo han intentado. Pero, recién llegados a la práctica del enroque, aún no han aprendido a cerrar filas cuando la realidad evidencia sus mentiras y les suele salir el tiro por la culata perdiendo muchas piezas en cada partida.

Esta semana he asistido, estupefacto, a un nuevo tipo de enroque: el enroque futbolístico. Tras la semifinal de Champions League entre el FC Barcelona y el R Madrid vimos el lamentable espectáculo de los perdedores repitiendo – como si de un mantra con virtudes terapéuticas se tratara – los mismos argumentos expresados con guiones aprendidos y utilizando, una y otra vez, las mismas palabras. El enroque alrededor de una mentira – que se pretende que por repetición alcance la categoría de verdad – tiene la máxima expresión en las grises comparecencias ante la prensa del segundo entrenador del equipo que perdió la eliminatoria. “Lo ha visto todo el mundo” fue su principal argumento.

Al día siguiente repasé la prensa internacional que, como suponía, vio el mismo partido que yo, un partido distinto al que vendía el segundo blanco. Si, todo el mundo lo vio, pero vio una cosa distinta a la que tu quieres vender. Pese a eso, jugadores, seguidores y directivos siguen enrocados.

El enroque basado en una mentira evidente sólo puede tener un valor de redención ante los fieles seguidores que, pese a las evidencias, cierran filas en torno a sus líderes. Entiendo que se utilice, aunque me disguste y me asuste un poco. En general, todos tendríamos que ser mucho más críticos con lo que nos cuentan. Sólo así seremos capaces de vencer la resistencia que supone un enroque tramposo.

No hay comentarios: