08 octubre 2009

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 08 de octubre de 2009


Hay veces que el autor tiene una buena historia en las manos y la desaprovecha. Es el caso de “3055 Jean Leon”. 3055 jean leon
La historia de Ceferino Carrión – nombre con el que nació el protagonista del documental – es un caramelo. El documental es de los que se construyen solos gracias a los testimonios - muchos de ellos actores (Paul Newman, Dennis Hopper, Robert Wagner, Angie Dickinson...) – y a una historia sólida que mezcla fantasía y realidad sin marcar los límites. “3055 Jean Leon” tiene grandes hallazgos como es el recurrir a ese 3055 con reminiscencias del Kane de Wells. Pero Agustí Vila pierde el pulso de la historia y sólo el espectador que sea capaz de obviar los interludios que lastran la historia disfrutará del documental. Estos interludios que interrumpen la historia son fruto del ego del director (esa necesidad de demostrar que es un artista por encima de un narrador audiovisual) o de la necesidad de hinchar metraje. Y no sé cuál de las dos opciones es peor.
Pese a todo “3055 Jean Leon” se deja ver y su historia es tan agradecida que supera sus deficiencias. Una lástima.

No es el caso de Mireia Sentís que en el Cultura/s de La Vanguardia de ayer nos regalaba un sensacional artículo sobre los brigadistas negros en la Guerra Civil Española. “Los Brigadistas Ocultos” es un ejemplo de como hacer la historia atractiva. En esta ocasión cogiendo un detalle poco conocido, investigándolo a fondo y explicándolo con claridad y con ritmo.

También ayer disfruté con el final de “El nombre del viento” de Patrick Rothfuss. Patrick Rothfuss, el nombre del viento
Hacía tiempo que me llegaban voces sobre él (de amigos, de blogs que leo, de suplementos de cultura de periódicos...) y, desde que Lidu me lo regaló, deseaba leerlo pese a que el hecho de llevar la etiqueta de “fantasía épica” me asustaba un poco. Y creo que es esa etiqueta lo único que puede impedir que “El nombre del viento” se convierta en el fenómeno literario del año y sería muy injusto. Injusto porque “El nombre del viento” es algo más que una novela de género. La primera obra de Rothfuss es una novela completa que atrapa desde la primera página y que no te suelta.
El nombre del viento” es una historia de aprendizaje (es la primera parte de una trilogía) llena de aventuras. Hay unos gramos de Tolkien (un mundo medieval con seres fantásticos, diferentes razas e idiomas, un pasado mítico, magia y espada), un poco de Rowling (parte de la historia ocurre en una universidad donde se enseña – entre otras materias – magia), algo de Dickens (ese ambiente picaresco de Tarbean) y mucho, muchísimo, de saber contar historias.
“El nombre del viento” es una gran novela. Lo único malo es que sus casi 900 páginas son sólo la primera parte de una historia que continuará... y cuando acabes con ellas querrás saber más.

"He robado princesas a reyes agónicos.
Incendié la ciudad de Trebon.
He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo.
Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar.
He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día.
He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.

Quizá hayas oído hablar de mí."

Patrick Rothfuss. El nombre del Viento


Ayer también fui a ver una exposición colectiva. Bajo el título genérico de POETICAS.CAM el Centre d’Art Tecla Sala y la Caja Mediterráneo han organizado una exposición con las obras de una serie de jóvenes artistas becados por la CAM.
Los 12 trabajos de los artistas becados son muestras de varios caminos del arte contemporáneo actual pero la mayoría utilizan soportes antes no considerados artísticos como la fotografía y el video. Los límites entre géneros se han difuminado y esto es uno de los problemas de algunas de las obras expuestas. ¿Qué diferencia hay entre el reportaje de Glòria Martí “Cuando la tierra tiembla” – bien hecho, interesante – y un reportaje periodístico al uso? ¿Qué hay de contemporáneo en las – buenas e incluso bonitas – fotos de Raúl Belinchón? En el mismo camino que él está Begoña Cisneros pero su trabajo me parece más interesante sin llegar al nivel que esperaba encontrarme en la muestra.
Personalmente – y la apreciación del arte siempre es subjetiva – me quedo con el trabajo fotográfico de Belén Uriel (su instalación también es interesante), con los gigantescos acrílicos de José Piñar y con las esculturas y los dibujos de Carlos Domingo.
Una de las cosas grandes del arte es su capacidad de hacernos reflexionar sobre el mundo en que vivimos y sobre el arte en sí. Ahora que lo pienso, Poeticas.cam cumple con su objetivo. (Poeticas.cam estará en el Centre d’Art Tecla Sala de l’Hospitalet de Llobregat hasta el 20 de diciembre).

No hay comentarios: