15 febrero 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 14 de febrero de 2005


Salgo de Levi Pants poco antes de que se acabe oficialmente el día y vuelvo a Barcelona. Isaac y Lorena hace poco que se han comprado un piso no lejos del barrio y hoy hacen una inauguración a la que han tenido a bien invitarme. Llego casi el último (tras una parada en la gasolinera para comprar el vino que mi impresentable improvisión no me ha permitido adquirir antes) y me encuentro con la casa llena de gente que, como yo, se dedica a la confección de pantalones. He trabajado con la mayoría y alguno de ellos se cuenta entre mis amigos. Me encuentro con gente a la que aprecio y a la que, circunstancias de la vida, hacía mucho que no veía.
Entre saludo y saludo, entre conversación y conversación, consigo ingerir una cena fragmentaria con los muchos ingredientes que los anfitriones han puesto a mi disposición.
Una vez puestos al día, las conversaciones giran hacia lo mal que está el mundo de los pantalones y hacia impagables anécdotas protagonizadas por los habituales de la ineficacia que se han ido cruzando en nuestras respectivas vidas laborales.
Son las tres cuando alguien lo comenta y me devuelve a la realidad. Me despido de Isaac y Lorena (que por cierto, tienen un piso sensacional) y del resto de la gente. En mi agenda hay un montón de citas sin fecha fija... me gustaría que algún día seamos capaces de ponerles fecha.
El corto camino a casa atraviesa una ciudad desierta y fría.

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