27 mayo 2023

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 22 de mayo de 2023


Viernes. Salimos pronto de Graceland con destino a la estación de Sants. Un tren nos llevará hasta León. El viaje es largo pero cómodo y la experiencia lo suficientemente buena para marcar nuestros desplazamientos en el futuro. Una vez en León caminamos hasta el Hotel que hemos escogido cerca de la Catedral. La habitación es pequeña (en las fotos de la web no lo parecía) y la cama también. Funcional y limpio.

Salimos a dar un primer paseo y a comer algo. Visitamos el Palacio del Conde Luna y comemos unas tapas en Los Cazurros. Fantástica la ración de morcilla. Seguimos paseando y hacemos alguna parada más para tomar algo.

Paseo nocturno y vuelta al hotel. Aún no lo sabemos, pero dormiremos mal.

Sábado. Frío. En el exterior hay cuatro grados y el hotel paró la calefacción hace una semana (y parece que no van a encenderla ya). Ponemos la manta del armario en la cama, pero seguimos teniendo frío. La solución que nos dan es que pongamos más mantas.

Salimos a desayunar. Queríamos hacerlo en el mercado o en sus alrededores pero, medio en obras, no es lo que esperábamos. Mientras desayunamos un chocolate con churros, decidimos cambiar de hotel. Nos acogerá el Hotel AC León San Antonio que nos ofrece una fantástica habitación (con calefacción y cama extremadamente cómoda).

Una vez instalados, volvemos a los largos paseos con paradas para dibujar. Visitamos la Catedral y su Museo, el Centro Leonés de Arte (con una interesante exposición de José Ferrero y Miguel Galano, “Viajes de ida y vuelta”), San Isidoro y San Marcos. Comemos en el D.O. (bien y muy abundante) y tapeamos – poco- para cenar.

Domingo. Sueño reparador. He acabado – el largo viaje en tren ha ayudado mucho – “El Prisionero de Zenda” de Anthony Hope. Pese a su viejunismo, lo he pasado bien.

Paseos, paradas técnicas para dibujar, largas conversaciones… y un paseo por el rastro (más mercadillo que mercado de antigüedades). Hoy visitaremos el MUSAC (uno de los motivos de nuestra visita a León) y la Casa Botines (cerrando así – espero – el largo e inesperado ciclo gaudiniano que me ha perseguido útimamente).

Cogeremos fuerzas en la Real Colegiata de San Isidoro (impresionante el espacio, bien la comida y el servicio) y, para cenar, en el Mimo (Plaza San Marcelo, 15. León).

Lunes. Aprovechamos la mañana para hacer algunas compras y dar los últimos paseos. Nos espera el tren y un largo viaje hasta Barcelona. Nos ha quedado mucho por ver, bares en los que nos apetecía estar, restaurantes en los que queríamos comer. Ya tenemos excusa para una segunda visita. Volvemos a casa con las pilas recargadas y ganas de quedarnos (más que en el lugar, que nos ha gustado mucho, en el estado de vacaciones, que nos ha gustado todavía más).



No hay comentarios: