DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 03 de noviembre de 2009
Superando un ataque agudo de pereza me siento delante del ordenador para, en un pequeño resumen que se adivina de aliño, despachar una semana en la que no han pasado demasiadas cosas. Después del intenso fin de semana pasado tocaba descansar y lo hicimos, sin demasiados miramientos, durante la semana.
Llegamos al fin de semana con fuerzas pero con ganas de estar en Graceland y aprovechar estas últimas mañanas de temperaturas casi veraniegas. Las tardes, oscuras después de la siesta, son otro asunto y nos recuerdan que el invierno está llamando a la puerta y que no podremos evitar durante mucho tiempo más su llegada. Como tampoco podemos evitar la llegada de noticias que duelen, que no querríamos escuchar pero que esperamos poder mitigar con nuestro cariño, con abrazos y estando ahí por si se nos necesita.
Así, durante el fin de semana, desplazamos la actividad a la noche – ante la inexistencia de las tardes y la soleada languidez de las mañanas – descubriendo un nuevo restaurante en el barrio – sencillo pero curioso -, celebrando el cumpleaños de una amiga rodeados de muchos amigos y dejándonos cuidar en casa de Olivia y Roberto que, no contentos con prepararnos una cena buenísima, también me regalaron el último libro de Antonio Luque y unas entradas para el próximo concierto de Yann Tiersen en Barcelona.
Hoy toca teatro. Urtaín. De guantazos, de los que dan los boxeadores y de los otros, los que da la vida.
03 noviembre 2009
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