DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 04 de octubre de 2009
Una vez superado – con nota – el paréntesis estival toca recuperar las buenas tradiciones. Y nuestra cena mensual con Marta, Esther y Albert es una de ellas. Esta vez nos toca elegir a nosotros y – con la excusa de que tenemos reunión de vecinos (de la que me escapo con la excusa de que tengo una cena) - los convocamos en nuestro pueblo. Cena en La Bodegueta del Museu, agradable sobremesa y cita marcada en el calendario para el próximo encuentro. Empezamos a contar los días.
Otra de las tradiciones que me gusta es la subida a La Mola con unos cuantos ex-compañeros de trabajo. Hace 15 ó 16 años que se celebra (son míticas las discusiones que, animadas por las generosas dosis de alcohol ingeridas durante la comida en el restaurante que hay en la cima de la montaña, se establecen sobre el tema) y, aunque no he ido a todas, cada año intento hacerme un hueco en la agenda para reencontrarme con ellos y recordar las anécdotas que, cada año, nos hacen reír.
Este año éramos pocos (9) y echamos de menos a los habituales que por diversos motivos (bodas, trabajo, viajes con niños, niños enfermos, despertadores que no funcionan, embarazos...) no han podido estar con nosotros.
Esta vez, mi rodilla así lo pedía, decidí subir por el camino fácil (los organizadores, buena gente por lo demás, se empeñan en dar un rodeo a ritmo infernal sin más intención que alargar el camino). Fue una suerte ya que a medio camino la suela de mi bota derecha se peleó con el resto de la bota y decidió irse por su cuenta. Por el camino fácil no supuso un problema y por suerte llevaba calzado de reserva en la mochila.
Una vez arriba reencuentro, comilona y larga y animada sobremesa.
Al despedirnos, como cada año, hablamos de una hipotética edición primaveral... pero seguramente nos volveremos a ver dentro de un año, intentaré no perdérmelo.
Y por la noche, sin tiempo al final para pasar por la ducha (creedme, después de la excursión lo necesitaba) voy con María José al TNC para ver el “Nonsolum” de Sergi López y Jorge Picó. Sólo había oído alabanzas del espectáculo de Sergi López y todas tenían razón. “Nonsolum” es hora y media de Sergi López en estado puro. Gestualidad, expresividad, humor, simpatía, entrega, energía, diversión, algunos momentos hilarantes... un espectáculo generoso y agradecido. Lo disfrutamos mucho y, aunque las entradas están agotadas, si tenéis la oportunidad de haceros con una o si hace algún tipo de gira, no dudéis en dejaros seducir por la magia de “Nonsolum”.
Os dejo en enlace con la web del espectáculo por si anuncian en ella nuevas actuaciones.
04 octubre 2009
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