12 agosto 2009

DIARIO DE UN OCIOSO
miércoles, 12 de agosto de 2009


Vacaciones, días 9, 10, 11 y 12

Las vacaciones son un momento de encuentros y reencuentros. La ausencia de compromisos, de horarios y de agenda nos permite disfrutar – todavía más – de esos momentos compartidos. Aquí, en S’Agaró, son los amigos de la infancia – ahora ya adultos y con los mismos problemas, tristezas y alegrías que nosotros (como entonces) – los que se convierten en protagonistas de esos encuentros.

Anna y Jaume llevan años viviendo aquí. Esto les convierte en unos auténticos “gurus” en lo que a locales locales se refiere. Siempre nos llevan a sitios que no conocemos y casi siempre aciertan. Primero hacemos unas tapas en un clásico del Sant Feliu más canalla. El Extremeño es un local de tapas anclado en el tiempo. Tapas de toda la vida, algunas buenas y otras (unos de los peores sonsos que jamás me han servido) no tanto. Pero el local – decorado hace mucho y nunca (me temo) reformado – es genial y el vino turbio entra de miedo acompañando las tapas buenas e incluso las no tan buenas.
Y después seguimos – hablando mucho y riendo más – con unos mojitos en el Juanita Banana (creo que se llama así, pero no lo juraría dado el nivel alcohólico alcanzado a la entrada y – sobretodo – a la salida). No pongo direcciones porque no cogí tarjetas pero de este bar no la pondría igualmente ya que es un pequeño secreto que me gustaría que siguiera siéndolo durante un tiempo, uno de esos locales que vale la pena esforzarse un poco para encontrarlo o disfrutar del placer de que te lo descubran. Una gran noche de esas que se recuerdan con una sonrisa en la boca.

Al día siguiente Neus y Andreu nos acogen en su casa. Aina y Biel aún están despiertos cuando llegamos y es divertido ver que empiezan a ser autónomos. Les damos de cenar a ellos y luego, en su jardín, empezamos a preparar nuestra cena. Bueno, la prepara Andreu mientras Neus, María José y yo descubrimos lo fabuloso que es el anochecer en su jardín. De nuevo acompañan la cena y la larga sobremesa conversaciones y risas hasta que el frío – ya de madrugada – nos aconseja dejarlo para otro día.



Y a parte de estos gratos momentos, todo lo demás es rutina vacacional plagada de grandes pequeños placeres: baños en la playa, juegos con Cass, aperitivos, paseos, siestas, ratos de lectura (estoy leyendo “Vida y Destino”), un poco de tele (hemos acabado la novena temporada de “Frasier” y hemos empezado con la primera de “El Ala Oeste de la Casa Blanca”, desayunos y comidas en el balcón... vacaciones disfrutadas al máximo, sin prisas y con la mínima agenda necesaria.

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