11 mayo 2009

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 10 de mayo de 2009


Se acaba el día con la pequeña decepción que ha supuesto un gol en contra, en el último minuto, que retrasa la celebración de la liga de este año. Un mismo hecho ha provocado, en dos días de la misma semana, una explosión de euforia y una pequeña decepción. Alegría y tristeza por un gol inesperado... curioso.

Hoy ha sido un día de descanso, de pereza y de recuperación después de un sábado intenso. Y es que ayer celebramos que Víctor y Laura se han casado. Y para hacernos partícipes de la buena noticia organizaron una fiesta en un bar. Buena música – muchas canciones bien elegidas -, copas abundantes y muchos amigos. Fue un placer poder estar con ellos, ver lo contentos que estaban y reencontrarnos con gente a la que no vemos tanto como querríamos y a otros a los que no veíamos hacía demasiado.

Al final – y con muchas copas de más encima – y después de haberlo pasado muy bien, nos retiramos con promesas de reencuentros futuros que espero que se cumplan.

Antes de la fiesta cenamos en un restaurante cercano con David, Iola y Jordi P.
El Memorias de China (Lincoln, 7 Barcelona Teléfono: 93 415 76 02) es un restaurante chino que supera en mucho a la media de los chinos que conozco. Todo está buenísimo, el servicio es atento y profesional, el local es amplio y cómodo y la decoración... bueno, es un restaurante chino, y digamos que tiende al exceso.
Al salir David y Jordi me hacen ver que el local era el que ocupaba un antiguo horno – justo al lado del Otto Zutz – en cuya puerta habíamos esperado más de una noche a la caza de algo sólido con lo que absorber el líquido ingerido previamente.

Mis padres han estado unos días en París y nos han obsequiado con un surtido de quesos que nos solucionó la comida del sábado. En el patio de Graceland nos regalamos un banquete con quesos espectaculares. Siete quesos franceses (con un impresionante Timanoix que espero reencontrarme en breve y otras maravillas como el Cantal y un Brique grandioso) y dos quesos ingleses (un Red Leicester y un invento extraño con cebolla y nueces que es curioso) adquiridos en la escapada que hicieron a través del eurotúnel.

La crónica inversa de este fin de semana acaba con una mañana de sábado tranquila en la que fui a buscar los quesos para el banquete, paseé con Cass, leí el periódico, jugué al poker y perdí.

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