14 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 14 de julio de 2004


Me levanto pronto, preparo el desayuno y despierto a María José para ver juntos el encierro de hoy, el último de este accidentado año. Pobres de nosotros... tardaremos todo un año en volver a oír la voz de Javier Solano comentando los encierros. Será un largo año sin los anuncios de Moshy, sin la publicidad de los espárragos de Navarra y sin ver el barco de Forum Filatélico. Los echaremos a todos de menos con la esperanza de reencontrarlos el próximo siete de julio.
Cogemos las bicis y bajamos hasta el Club. El sol anuncia un largo día de playa pero nuestra alba piel nos hace desistir pronto y volvemos a casa. María José se va a trabajar mientras me quedo escribiendo un rato.
El “Cultura/s” de La Vanguardia viene encabezado por un largo reportaje sobre Rafael Amat i de Cortada y su largo diario “Calaix de sastre”. Tomo nota y, en la primera ocasión que tenga, me haré con los escritos de este predecesor (en lo que a escribir un diario se refiere) del siglo XVIII. Los diarios son un género literario menor que cada vez me interesa más. Su mezcla de costumbrismo y reflexión nos acerca mucho a la manera de pensar y de vivir de aquellos que los escribieron y sus coetáneos.
Por la tarde vuelvo al “cole”. Cinco horas de clase me esperan.

Empecé a escribir este diario como una broma para unos amigos. Ahora, más de un año después, sigo escribiéndolo – sobretodo – para mí y para, si es posible, contagiar una parte del entusiasmo con el que intento transitar por la vida. Me gusta ver que la gente lo lee y, más que nada, que lo disfruta. Supongo que los lectores más habituales son amigos que quieren saber de mí. También sé que hay lectores a los que no conozco. Hoy he recibido un mail de una de esas personas desconocidas que se pasan por aquí con cierta regularidad (es el primero que recibo). Es agradable tener algo de feedback y sobretodo cuando lo que te dicen es bonito.
Muchas gracias. Un beso.

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