16 julio 2003

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles 16 de julio de 2003

Tarde de lectura (acabo La Ciudad y Los Perros y empiezo una novela negra: El Eco Negro de Michael Connelly).

La Ciudad y Los Perros.
Mario Vargas Llosa. 1963
Las relaciones de un grupo de adolescentes en el colegio militar Leoncio Prado de la capital peruana sirven a Vargas Llosa para definir una historia de iniciación a la vida. Los cadetes protagonistas aprenden las leyes no escritas del mundo adulto, “o comes, o te comen” a la vez que empiezan a conocerse ellos mismos. Pero el escritor también nos ofrece el retrato de una sociedad peruana, la de los años 50, clasista, tremendamente racista y harto violenta. Estilísticamente arriesgada resulta cautivadora desde las primeras páginas. Muy recomendable.
Sigo con el repaso de la obra de Vargas Llosa y sigo encontrándome con gratas sorpresas en cada libro.


Miércoles. Nos hemos quedado sin pan y María José me invita a desayunar. Nos sentamos en la terraza de la Taverna del Bisbe en la Plaza de la Catedral. Bocadillo, café con leche y periódico, corre un aire fresco que hace que se esté muy bien.
Damos una vuelta por el Barrio Gótico y tomamos aguas en La Granja de la calle Banys Nous; cuando María José se marcha a trabajar, sigo caminando hasta el Born. En la calle Flassaders entro en la galería 44art contemporani. Exposición fotográfica de Mikel Eskauriaza sobre la tierra de nadie en la periferia de las grandes ciudades. La exposición es sencilla pero Agricultura (en la que vemos un pequeño huerto urbano con uno de los templos de la modernidad –el museo Guggenheim- de fondo) me hace sonreír.
Vuelta a casa.
Veo Trono de Sangre, el Macbeth de Kurosawa, que hace unos meses grabe de la tele (la hicieron en Que Grande Es El Garci).
Son casi las 17:00. Tendré que salir a la calle para mitigar los efectos que esta dura jornada me está causando.

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