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24 enero 2020


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 24 de enero de 2020

En ocasiones, la realidad supera a la ficción. Leo un titular que, aunque lo parece, no ha surgido de El Mundo Today. “Un sordo denuncia a una web porno por no subtitular los vídeos” (La Vanguardia 17 de enero de 2020). Yaroslav Suris denunció a Pornhub por “la ausencia de subtítulos en los vídeos más populares de la web”.  Sin lugar a dudas, los complejos argumentos y los interesantes y trabajados diálogos de los vídeos exhibidos en Pornhub, son el motivo de las múltiples visitas que tiene la página (92 millones de visitas diarias según las estadísticas anuales publicadas por la misma página a finales de 2018).

También parece surgido de la ficción “Limonov”. Víctor y Laura me regalaron el libro en el que Emmanuel Carrere traza su biografía. Eduard Veniamínovich Savenko, Eduard Limonov, ha sido escritor, vagabundo, político (opositor a Vladimir Putin, luchador por los derechos democráticos, fascista…), luchador en la guerra de los Balcanes (junto a los Serbios), preso político, delincuente juvenil, fundador del Partido Nacional Bolchevique, mayordomo de un multimillonario, poeta underground… aventurero.  Pero sobre todo es una persona aparentemente llena de contradicciones o de una enorme coherencia. Gran libro. Tremendo personaje.

Escucho el primer disco de Fuerza Nueva. Espero poder verlos pronto en Barcelona.

Y hoy, por fin, es viernes. Al salir del trabajo, me acerco a El Magnífico para comprar café. Una caña en El Xampanyet – quizá también una tapa de anchoas -, remataría la mañana. Pero cuando llego, el local está en mantenimiento, otra vez será. En la misma calle, me encuentro con Alfred. Hace poco que se ha mudado y ahora vive en el barrio. Está encantado. Yo también lo estaría. Aún hoy, más de catorce años después, sigo sintiendo este barrio como mío y añoro lo mucho que nos daba.

15 abril 2019


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 15 de abril de 2019

Viernes. Me cojo el día libre. Jordi P. y María se casan. María José ejerce de testigo en una ceremonia que, debido al nivel de friquismo del oficiante, lamentamos no haber grabado en vídeo. Después lo celebramos, con Maica i el Niño (que era el otro testigo) en La Plata con unos buenos boquerones fritos.

Por la noche vemos a Izal en el Poble Espanyol. Sigo prefiriéndolos en sala pequeña, pero también saben brillar en un escenario grande y dominan perfectamente la escena, los ritmos y un repertorio hecho para triunfar en estadios. Lo pasamos bien.

Sábado. María y Jordi celebran su boda con una comida familiar y nos incluyen. Me gusta poder compartir este momento con ellos, pero me gusta más que nos consideren familia. Muchos años juntos, muchas anécdotas y muchas todavía por venir.

13 abril 2019


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 12 de abril de 2019

Desde el concierto del Summercase del 2006, hemos visto muchas veces a Rufus Wainwright encima de un escenario. Festivales, auditorios o teatros… da igual, siempre es un privilegio poder disfrutar de su música. Yo prefiero verlo de pie, cerca del escenario y con una cerveza en la mano… pero esta vez tocaba hacerlo sentado y en un escenario de lujo, el Gran Teatre del Liceu. En la actual gira, Rufus da protagonismo a sus dos primeros álbumes: “Rufus Wainwright” y “Poses”. En la primera parte del concierto repaso su primer disco (dando protagonismo a “Barcelona”) e incluyendo una versión de Joni Mitchell (“Both sides now”) y una de sus últimas canciones (“The sword of Damocles”). Tras una pausa, tocaba repasar “Poses” (para mí, su primer gran disco) y tras un arranque espectacular con “Cigarettes and Chocolate Milk” nada podía ir mal. Nos lo regaló de cabo a rabo (sin el reprise de “Cigarettes…” que nunca esta de más al finalizar el disco) y en los bises “Going to a town” y dos fabulosos regalos: “Hallelujah” de Leonard Cohen y “Across the Universe” de The Beatles (que nos encanta pero que creemos que no la habíamos oído nunca en directo). Un grandioso concierto de Rufus Wainwright… uno más.

En el metro, en la cama, en el sofá de casa… he estado acompañando a los verdaderos protagonistas de la toma de la bastilla leyendo “14 de julio” de Eric Vuillard. De nuevo, Vuillard da un bandazo a nuestra manera de entender la historia rellenando los huecos que los historiadores no consideran importantes y que, sin embargo, ayudan a entender mucho mejor las razones que impulsan los hechos que han marcado nuestra historia.

Arturo San Agustín presenta, en la Laie y rodeado de amigos, su nuevo libro “Pluma de Buitre”. En él se adentra en el Aragón de sus orígenes familiares. Lo leeré.

Un año más celebramos el cumpleaños de María José con un arrocito en La Cúpula de Garraf. Ha reservado María José – y aunque no se han creído demasiado lo del cumpleaños (mucha gente lo utiliza para conseguir una buena mesa) nos han dado la mesa que nos gusta -. Al sol, rodeados de mar y con un buen arroz, celebramos que un año más tenemos ganas de celebrarlo. También desconectamos y empezamos a disfrutar de un largo fin de semana… pero eso ya lo contaré mañana.

08 abril 2019


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 8 de abril de 2019

Dejé de ir regularmente a Gigamesh cuando nos mudamos a Graceland. Poco después se mudaron ellos y la distancia entre nosotros – no la física, ya que en su mudanza no cambiaron de barrio – aumento un poco más. Sin las visitas a la mejor librería de ciencia ficción que conozco, mi inspiración a la hora de buscar lecturas también se vio afectada.

Hace poco, el azar me llevó de nuevo a su puerta y decidí, entre otras lecturas, leer algún libro de Brandon Sanderson. He empezado con “Steelheart”, primera parte de la trilogía de los reckoners, y me lo he pasado muy bien. Lenguaje de cómic, ritmo de cine, dosis elevadas de friquismo, acción a raudales, filosofía nivel p3… me reencontraré con la trilogía, pero también leeré más cosas de Sanderson (que, por suerte, es muy prolífico).

Poco tiempo para mucho más… un concierto de Viva Suecia en Apolo (el segundo en pocos días, esta vez por cortesía de Firestone que organizaban la fiesta y regalaban las entradas… Gracias), un arroz al horno en Graceland mientras María José y Toni hablaban de fotografía, una comida con María José en el Seoul (Av Gaudí 70. Barcelona), “Love, Death and Robots”…

16 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 16 de junio de 2018

Sónar 2018. Viernes, día 2

Han hecho falta 25 ediciones para que finalmente consiga arrastrar a María José al Sónar. El entusiasmo que transmito cuando lo explico, finalmente la ha convencido pese a que la música electrónica no está entre sus preferencias.

Con ella y con Jordi P. recorremos el recinto del Sónar día sin un objetivo concreto: recorremos escenarios, testeamos intervenciones del Sonar+D, vemos un poco de Refree, nos estiramos en una cúpula para ver un espectáculo de luces y sonido, entramos en el decorado de una película espacial (ser astronauta está sobrevalorado, son pobre gente metida en un zulo inmundo), nos encontramos con amigos, conocidos y saludados, intentamos ver – sin éxito – a Rosalia, vemos fragmentos – breves - de las actuaciones de Sophie y Liberato, nos comemos una crepe – María José – y unas patatas – yo - , subimos a una plataforma para hacer una foto decepcionante, chocamos a oscuras con más gente desorientada en Despacio, caminamos, hablamos, reímos, hacemos fotos…


No la he convencido. El año que viene, Jordi P. y yo volvemos a estar solos. Quizá en 25 años lo vuelva a intentar.

Por la noche, ya sólo, me acerco al Sonar Noche para ver el concierto de Gorillaz. Empiezo lejos pero, poco a poco, me acerco al escenario. En las distancias cortas es donde los conciertos se viven con más intensidad y el de Gorillaz se acaba convirtiendo en una fiesta tremenda. Derroche de medios y de talento. El concierto de los de Damon Albarn, a cara descubierta y con invitados de lujo como los De La Soul, entra de lleno en mi top ten particular de conciertos del Sónar noche.


Después del concierto, pletórico, contento… con Clint Eastwood todavía metido en la cabeza…  toca deambular un poco con una cerveza en la mano. Es pronto, pero ya tengo mucho que llevarme a casa. Lo dejo por hoy. Dicen que ha empezado el Mundial… ya habrá tiempo para todo.



15 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 15 de junio de 2018

Sónar 2018. Jueves, día 1

Ser el primero en actuar en un festival no es fácil. Cuando el primero de los músicos de The Venopian Solitude sube al escenario, delante del mismo sólo hay cuatro personas (y no es un decir). Show must go on… el concierto arranca y el público empieza a llegar y en el segundo tema, ya somos muchos los que disfrutamos de una propuesta fresca, sorprendente y tremendamente divertida. Primeros bailes, felicidad expansiva… ha empezado el Sónar… y gracias a este grupo de Malasia… ha empezado muy bien.

Tengo algunos conciertos marcados… pero hoy es un día de pasear por los escenarios y descubrir propuestas en el Sónar+D. Un poco de Oscar Mulero, una pizca de Yuzo Koshiro i Motohiro Kawashima, algo de Little Simz, unos cuantos temas de Putochinomaricón y un concierto de Jenny Hval en el SonarComplex y sus cómodas y mullidas butacas.



Pero el concierto del día, del Sónar de este año y, si me apuráis, de los 25 años de festival… vuelve a estar protagonizado por El Niño de Elche. En ediciones anteriores, también en el SonarComplex, ya he disfrutado de dos actuaciones antológicas – una más festiva, otra más reivindicativa, ambas brillantes – de  El Niño de Elche. Este año, como venía acompañado del bailador Israel Galván, me esperaba algo más tranquilo, más ortodoxo… 



...pero El Niño de Elche es único y sus actuaciones son siempre sorprendentes. Flamenco, electrónica, baile, plataformas vibradoras,  María de la O,  ironía, reivindicación, duende, Antonio Machado, fuerza, magia, dildos que también vibran y sirven para marcar ritmo, baile, intensidad, carcajadas y pelos de punta… un concierto único, irrepetible, impresionante… una maravilla más que añadir a las muchas cosas buenas que le debo al Sónar. Salgo impactado y tremendamente agradecido… el Sónar ha enviado en esta edición un mensaje al espacio exterior, pero el marciano lo tienen en casa desde hace años… y que siga.



No me quedo a ver a Laurent Garnier… después de El Niño de Elche & Israeel Galván, todo será pequeño.




14 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 14 de junio de 2018

Hoy empieza la 25 edición del Sónar.

Lo malo de los aniversarios con números redondos, es que nos obligan a hacer balance. Seguramente, ya he contado esto mil veces (con matices, contradicciones y cierta pesadez de abuelo contando batallitas pasadas), pero como el Sónar cumple 25 años, la nostalgia me empuja a escribir con cariño sobre él.

Aterricé en el Sónar por casualidad. El festival incluía una feria discográfica y me interesaba contactar con los sellos para una emisora de radio que habíamos montado con unos amigos. La música electrónica me parecía entonces algo ajeno, algo relacionado con la fiesta, las drogas, Ibiza y las macrodiscotecas. Esa primera edición me descubrió que la música electrónica era mucho más, que también era cultura,  y consiguió que empezara a considerarla como un género musical rico y lleno de matices.

Tras la primera edición vinieron años de descubrimientos portentosos: Las exposiciones en el CCCB (precursoras de lo que ahora es Sonar+D), los conciertos en el pabellón de la Marbella (no fui al Sonar noche cuando se hizo en Apolo pero en aquel pabellón junto a la playa, vi que el Sónar, aparte de cultura, también era fiesta… y que fiesta), los primeros chill-outs como algo exótico, lujoso y casi incomprensible, grupos, bandas, dj’s, artistas sónicos y visuales… y un buen día,  tras seis o siete ediciones,  me cansé y dejé de ir (otros intereses, otras rutinas… la vida).

El trabajo me hizo volver hace 12 años (en 2007)… y descubrí que todo seguía – evolucionado, mejorado, sobredimensionado – donde lo había dejado. Recuperé sensaciones y vivencias en un recinto de día que, poco a poco, se nos quedaba pequeño. El Sonar noche sí que tenía un marco nuevo que funcionaba y era cómodo. (y ahora no vivo lejos y voy caminando). Viví con escepticismo al principio, y con entusiasmo después, el traslado del Sonar de día a un marco más frío, pero mucho más funcional y cómodo. Estoy viviendo la eclosión del Sonar+D que un buen día fagocitará al Sónar. Y ahí sigo, año tras año, disfrutando de un festival que es mucho más que música.

Sólo tengo agradecimiento para el Sónar: para los tres locos que se lo inventaron (y que demostraron que no era locura sino visión de futuro), para el personal de prensa y el resto de personal del festival, para los artistas que me han hecho vivir momentos intensos y para los que, con su actuación desastrosa, me han dado tema de conversación… ¡Gracias por estos 25 años! ¡He aprendido mucho y me he divertido más!

No puedo acabar esta crónica sin dejarme a un elemento que ha estado presente en la mayoría de mis Sónar. Le he llamado elemento (y según como, no es una mala definición) pero es una persona: Jordi P. Con él hemos vivido conciertos, horas de trabajo, muchas cervezas, comidas malas en el recinto y mejores fuera, fotografías, incursiones en las exposiciones y en el Sónar+D, conversaciones sobre música y sobre el universo y sus contingencias… y este año, seguro, volveremos a compartir buenos momentos. Ens veiem demà Jordi!

06 junio 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 6 de junio de 2018

A un día de ser absorbido por una actividad laboral inusualmente intensa, me doy cuenta que ya ha pasado el Primavera Sound sin que sus dosis de felicidad encapsuladas en dosis de poco menos de una hora se hayan visto reflejadas en estas – ahora intermitentes – crónicas. Es hoy o nunca… será hoy.

Pero antes de entrar en crónicas musicales, toca repasar, aunque sea con la habitual brevedad, otros temas que me han tenido ocupado. Reencuentro con Jordi N, cervecita en el patio de Graceland y comida en un restaurante cercano. Hoy nos veremos con los otros dos Jordis (P y R). Con los tres, grandes recuerdos de hace demasiados años. También he hecho de jurado en un concurso de tapas. Divertido y gratificante. No puedo decir todavía el ganador.

Primavera Sound, día 1

Atrás quedan los años en los que mi Primavera Sound empezaba con los primeros conciertos previos y no me perdía ni un acorde. Este año no pude ir a los conciertos del miércoles, aunque no fue por falta de ganas (Belle & Sebastian, María Arnal i Marcel Bagés, Javiera Mena, Spiritualized…).

Así que el jueves fue mi primer día de Festival. Las mismas sensaciones de “Deja vu” al entrar, la misma sensación de felicidad transpirada, la alegría de encontrarse con los amigos delante del primer escenario… y el primer concierto: un divertidísimo (e impecable) concierto de Soul de la mano de Lee Fields and The Expressions. El mejor inicio rematado al salir con la primera cerveza – cara y mala pero gratificante-. Normalmente el primer día suele ser un día de paseos, de buscar sorpresas en diferentes escenarios y de captar sensaciones… la falta de preparación previa hace que este año, esta manera de afrontar el Primavera sea más evidente.  Un poco de Sparks  (que siguen sonando actuales pese a su larga trayectoria) y disfrutamos viendo a Za! que, como siempre, no decepcionan. En Mordor vemos a Björk un poco desde la distancia y disfrutando más de su puesta en escena – raruna es la tía – que de su música (poco festivalera). Delante del mar vemos a Amaya Laucirica y, justo antes de empezar el concierto más esperado por mi del día (Nick Cave) decidimos que es hora de retirarse. Los primeros temas de Nick Cave nos acompañan mientras abandonamos el Festival por una puerta trasera situada junto al monte del Destino.



Primavera Sound, día 2

Viernes. Nuestro cuerpo no responde como lo hacía hace unos años. Después de un día – muy light – de Festival, nos duele todo. “No es Primavera Sound para viejos”.

Empezamos – más tarde de lo que esperábamos y de nuevo en Mordor – con La Bien Querida (bien) y The Breeders (mejor). Mientras vemos a Shellac una vez más (nunca cansan) nos llega la noticia del concierto sorpresa de Los Planetas que nos devuelve a Mordor. Arrancan con “segundo premio” y, desde la cumbre, van bajando en un concierto correcto (que en Los Planetas ya es mucho) hasta que cae en el pozo de la colaboración patética y surrealista de Yung Beef. También algo deslucida fue la intervención de La Bien Querida  por problemas de sonido que se entienden y se perdonan. De hecho, a Los Planetas, se lo perdonamos todo (incluso las colaboraciones que, lejos de añadir, sustraen al conjunto) porqué los queremos mucho. Y con ellos nos vamos, otra vez, pronto.



Primavera Sound, día 3

Sábado. Llegamos pronto. El recinto principal aún no ha abierto y nos acercamos al Primavera Bits que ocupa parte de la playa de San Sebastian. Allí, Óscar Manresa ha montado una versión a escala reducida del Kauai Gava. Estamos en un Festival y podemos comer, sentados en una mesa en la playa, una buena paella con servicio atento y ambiente real de chiringo de playa. Los roñosos bocadillos de las primeras ediciones del Primavera Sound quedan atrás y la restauración ha mejorado mucho los últimos años. Pero este año, con esta oferta en concreto, el paso adelante es brutal.

Es un día de mujeres en el Festival. Lo pasamos bien con Núria Graham, disfruto mucho del concierto de Christina Rosenvinge y me divierto mucho con Car Seat Headrest. Pero el momento álgido del Festival llega con Jane Birkin que, acompañada por la Orquestra Sinfónica del Vallés, nos regala un concierto de esos que hacen grande a un Festival. Temazos de Serge Gainsbourg, emoción y respeto entre el público… Salgo de Mordor con una sonrisa en la boca y con “La Javanaise” dando vueltas por mi cabeza. El Festival podría acabar aquí… pero aún disfrutaré del concierto de Grizzly Bear y de una última cena con los amigos (menos Jordi P. que anda liado en otros escenarios).



Volvemos a casa. Ha sido un buen Primavera. Menos intenso que en otras ocasiones… pero igual de bueno. Hoy ya hemos comprado las entradas para el año que viene.

12 marzo 2018


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 12 de marzo de 2018

Durante los últimos meses he estado inmerso en los universos de Philip Pullman. He devorado la trilogía que se abre con “Luces del Norte” (“La Materia Oscura”) y me he adentrado con “La bella salvaje” en una nueva aventura. Ahora tendré que esperar… como espero a que Patrick Rothfuss y JRR Martin se decidan a sacudirse la pereza y se pongan a escribir.

Cena en el As de Pikas con Jordi P. Cenamos bien (en el As de Pikas tienen las mejores hamburguesas de Barcelona) y pedimos consejo para encontrar un lugar adecuado para seguir con nuestra multiconversación habitual. La distancia – notable – a la que nos envía el propietario del As de Pikas con su consejo – no es un gran problema. El Lunátic (nombre del Pub al que nos envía) es un viaje subterráneo a un pasado rancio donde todo (consumición mínima incluida) nos empuja a tiempos pretéritos que no siempre fueron mejores. La noche mejora en la Javanesa y en La Llibrería.

Sábado. Paseo por el Puerto y por la costa de Barcelona a bordo del Pailebote Santa Eulàlia. El paseo en un barco centenario es muy recomendable y la mañana pasa volando.


Por la noche, en la Sala Salamandra, Joan Miquel Oliver y La Bien Querida presentan sus últimos discos en el marco del Let’s Festival. Dos grandes conciertos, una de mis salas favoritas (y a pocos minutos en coche de casa) y un fantástico festival.


Domingo. Sólo abandonamos el sofá para acercarnos al Ugarit. Series, lectura y películas malas ponen el resto.

En la Sala Parés disfruto con Ciutats Liquides una colectiva donde Gorka García Herrera, Alejandro Quincoces, Joseba Sánchez Zabaleta i Albert Vidal dialogan sobre la representación y la deconstrucción de los espacios urbanos.

Muy cerca, en el Foyer del Gran Teatre del Liceu, se puede ver (y vale la pena hacerlo) “Verisme Plàstic. Nous realismes a Catalunya” con obra de Daniel Cuervo, Carlos Díaz, Gonzalo Goytisolo, Sok Kan Lai, Pablo Maeso, Neus Martín Royo, Gerard Mas, Efraïm Rodríguez, Josep Santilari, Pere Santilari, Josep Cisquella i Josep Segú. La obra, comisariada por Rosa Ferrer es fantàstica y reune a toda la generación que marco el cambio de la figuración al realismo, con alguno de los jóvenes que siguen sus pasos.

Escultura de Gerard Mas


18 julio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 18 de julio de 2017

Un año más en el Petit Format. Me encuentro con Jordi P y hacemos un par de cervezas mientras escuchamos a Hibernales y a Alberto Montero. Tras la música nos acercamos al Su Ca Pa para cenar. Han cambiado la fórmula desde la última vez que vine y la nueva no me gusta tanto. Empiezo a estar harto de tanto compartir. Por suerte, todo está muy bueno pero algunos problemas con las bebidas (tras la primera cerveza nos dicen que no tienen más de la que hemos pedido y tenemos que seguir con quintos de otra marca. Quintos en un restaurante… en fin). La noche, con los habituales paseos y discusiones, nos llevará al Depo, al Oncle Jack y al Genesis. Al salir no encontramos taxi. Con la mente ralentizada por el consumo generoso de cerveza y bourbon, no se nos ocurre utilizar el teléfono para pedir uno. Caminamos.

Hace años – muchos y seguramente antes de iniciar estas crónicas – hicimos varias cenas veraniegas en casa de Mario. Recordando esas cenas y también otras en el Ugarit, nos reunimos todos en el pequeño Ugarit de la calle Bruniquer. Comida familiar y de amigos. Recuerdos y alguna nueva historia. Me gusta recuperar tanto la compañía como el local.

Que largo es este mes de julio.

19 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 17 de junio de 2017
Sónar, día 3

Tras una mañana de perezas – yo – y de mucho dormir – Alejandro – nos acercamos, de nuevo pronto, al recinto del Sónar. Antes de entrar visitamos el Pabellón Mies Van der Rohe para ver – sobretodo escuchar y sentir - la instalación de Mark Bain. El artista capta con sensores sísmicos las microvibraciones que recorren los materiales con los que está hecho el Pabellón. Estas vibraciones son amplificadas – mucho – y reproducidas por un sistema de altavoces. Esto también es Sónar y es una de las cosas que lo convierten en un festival único en el mundo.

Las primeras horas siempre son tranquilas. Primera cerveza con Jordi P, comida en el Village, algún vistazo a los escenarios que ya están funcionando… Un poco de Animic, una pizca de Joe Goddard… y, en una actuación que prometía más de lo que nos ofrece, vemos a Oblique con Carlos Bayona. Su sonido ochentero no nos aporta demasiado y, tras unos cuantos temas, nos vamos a ver a Gaika. Pese a que abusa del autotune, su actuación es contundente. Dancehall y hip hop de alto voltaje con un sonido crudo e industrial. Pese a que se pueden encontrar paralelismos por los parámetros musicales en los que se mueven, Gaika está a años luz de la actuación de CTangana (a la que me arrastra Alejandro, demasiado tarde descubro que es uno de los Agorazein que ya sufrí en el Primavera Sound de este año  ). En Gaika todo es profesionalidad, preparación y talento, en CTangana  es vacío. Debo decir que entre el numeroso público, soy el único que lo ve así y el resto de la gente se lo pasa en grande.

Tras él tenemos una cita en la zona de realidad virtual donde me convierto en un dinosaurio, en un gorila, en un mono con cartera, en un dragón… y disfruto como un enano en un entorno virtual.


Queda ya poca energía. Fantástica actuación de Sohn para quemar las últimas reservas y vuelta a casa. Estoy agotado y, tras cenar, me retiro a dormir. Evidentemente, tampoco hoy habrá Sónar noche.

16 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 16 de junio de 2017
Sónar, día 2

Este año se nos ocurrió invitar a Alejandro a vivir el Sónar. No sé si podré llegar hasta el final pletórico de energía, pero seguro que será divertido. Llegamos pronto y aprovechamos las primeras horas para visitar Sonar Planta y la zona del Sónar+D que cada año ocupa más espacio y tiene más peso en el Festival. Aprovechamos también para hacer el primer recorrido de tanteo por los diferentes escenarios que empiezan perezosamente a despertar. Un poco de Juan Ingaramo (me gusta lo que escucho) y algo de SonarDome… no sabría decir quienes eran. La primera sorpresa musical nos la regala Jacques y su extraño peinado. Divertido, sorprendente e intenso nos ofreció uno de los conciertos del día.

Alejandro me arrastra a escenarios que no pisaría sin su compañía. Así acabo viendo a Bad Gyal. Su actuación, sin ser el despropósito de lo que me encontré ayer en este mismo escenario, no la guardaré entre mis mejores recuerdos musicales del Sónar. Recupero sensaciones – intensas, rozando lo salvaje - con la brutal agresión sónica y lumínica de Evian Christ. Su actuación en la edición de este año se recordará como una de las gozosas salvajadas del Sonar día.


Nos trasladamos al SonarComplex para ver la actuación de Nonotak. El dúo tiene un montaje impactante – en blanco y negro –. Alejandro se deja tentar por las mullidas butacas de la sala pese a que los decibelios y la fuerza de la actuación son notables. Rematamos, ya agotados, en el Village con Craig Richards. María José nos espera en casa con unas reparadoras pizzas. No habrá Sonar noche debido a la falta de fuerzas.

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 15 de junio de 2017
Sonar, día 1

Primeras horas en el Sónar. Primera cerveza (cara) y toma de contacto con la habitual sensación de día de la marmota que acompaña a las primeras jornadas de un festival conocido. Aprovecho para pasear entre escenarios y para convencer a amigos, conocidos y saludados (y a algún desconocido también) que no se pierdan la Phosphere de Daito Manabe.

Escucho a RayRay en el SonarDome y, pese a que la oferta gastronómica del Festival es muy decente, prefiero salir del recinto para comer en Il Golfo di Napoli. La pizza sigue siendo tan buena como siempre.

Vuelta al recinto para ver Entropy, un interesantísimo proyecto que une músicos, artistas y científicos. Me encuentro con Jordi P. Un poco de Daniel Brandt & Eternal Something, una pizca de Princess Nokia… con incredulidad asisto a la performance bizarra de Yung Beef (bases y voces pregrabadas bajo gritos que pretenden ser la actuación. Cero preparación, menos calidad... y sin embargo éxito de público. Debo estar haciendome viejo. Creo que, ante la posibilidad de disfrutar con semejante engendro, me alegro) y acabo la jornada con el sonido denso de Andy Stott, sin duda, lo mejor del día.


El Sonar es un excelente generador de endorfinas, una bomba de conocimiento que va directo a los centros de placer del cerebro. Una gozada única que tengo la suerte de tener en mi ciudad.

06 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 5 de junio de 2017

Domingo. Día de pereza máxima y dolor muscular tres el Primavera Sond. Tele, sofá y lluvia. Por la noche consigo salir de casa con la intención de ver a Shellac como resopón del festival. Llego justo y hay mucha cola. Tras diez minutos veo que este año no cumpliré con la tradición y no disfrutaré de la contundencia de Shellac. Me consuelo viendo a Ondina en la sala 2 mientras me bebo la última cerveza de esta edición.


Lunes. Festivo. Día de más tele y más sofá. Barbacoa con Mariona (que nos ha facilitado disfrutar más intensamente del Primavera Sound al ocuparse de Cass) en el patio de Graceland y tristeza por acabar este paréntesis musical.

04 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 04 de junio de 2017

Primavera Sound. Sábado 3
Nunca vi a Surfin’ Bichos y hoy el Primavera Sound me da la oportunidad de reparar esta carencia. El aforo del escenario es muy limitado. Somos de los primeros en llegar – casi media hora antes de la hora de apertura – a las puertas del recinto del Festival.  Cuando las puertas se abren, todo el mundo a mi alrededor empieza a correr hacia el punto donde se reparten las entradas. No era mi intención… pero no hemos llegado tan lejos para rendirnos. Empiezo a correr como si no hubiera mañana (y como si mi hígado, ya castigado por varios días de festival y no en un estado inmaculado, no quisiera bajarse de mi cuerpo en pleno sprint). Consigo llegar apenas con vida y, mientras me recupero, alguien coloca en mi muñeca una pulsera. En mi estado semi-comatoso pienso en ambulancias, hospitales y cuidados que me devolverán a la vida… pero pese a su aspecto, la pulsera no tiene nada que ver con el mundo médico sino que servirá para darme acceso al concierto. La primera cerveza empieza a devolverme a la vida.

No podía haber mejor escenario para ver a Surfin’ Bichos recuperando todos los temas de Hermanos Carnales.  Lo paso genial con un concierto que me llega con 25 años de retraso, sin la frescura del momento, pero con la misma entrega y una mayor profesionalidad y oficio.




Nos encontramos al salir con Cesc y comentamos la jugada. También nos encontramos con Jordi P y vemos un poco de la actuación de Museless.  El cartel del Primavera Sound tiene pocos errores. A la misma hora se condensan dos: Junjun es más propio de otros festivales y está puesto con calzador en el Primavera. El otro error, Agorazein, me parece peor. Calidad nula, ego desmedido, humor de bajo nivel  y playbacks vergonzantes. Una falta de respeto a los músicos que, con apuestas de mucha más calidad, han quedado fuera del cartel.

Thurston Moore me devuelve la fe en el Festival y en la música con un concierto corto pero impecable. De nuevo en el Heineken Hidden Stage, rodeado de gente con ganas de escuchar y de pasarlo bien con la música, lo paso genial.



Renunciamos a Van Morrison y cenamos algo mientras Angel Olsen pone banda sonora.

Estamos muy cansados pese a que es pronto. Teenage Fanclub ponen punto y final a nuestro festival con una actuación impecable. Todos los temas son jodidamente buenos y gasto las últimas energías con algún que otro bailoteo.




Mañana quizá llegará, si las fuerzas lo permiten, un regalo de despedida. 

03 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 3 de junio de 2017

Primavera Sound. Jueves 1

Primer día oficial del Festival después del aperitivo de ayer. Los jueves siempre son el día con menos afluencia de público, pero al llegar ya nos damos cuenta que hoy no será así. Dejo a María José en la cola y aprovecho para ver el final del concierto de Kokoschca. María José tarda menos de lo previsto en entrar y nos damos un primer paseo, nos encontramos con Jordi P. y planificamos una jornada en la que coincidiremos poco mientras escuchamos a Mishima.

Convencemos a Jordi P. para que nos acompañe a Mordor – entiendo sus razones para evitarlo – para ver a Triángulo de Amor Bizarro que, como siempre, convencen. Sigo prefiriéndolos en sala pequeña, pero se defienden también en uno de los escenarios de Mordor.

El Heineken Hidden Stage es mi escenario favorito del Primavera Sound. Silencio respetuoso cuando el concierto lo requiere, buen sonido y estética y proximidad de sala de conciertos mediana. Es lo que necesita Aldous Harding para brillar. Voz impresionante y buenos temas. Gran concierto.


Tras él, vuelvo a Mordor para ver a Solange. Musicalmente impecable ofrece un show milimetrado. Quizá demasiado. Yo prefiero que en un directo pasen cosas y gozar de un cierto margen para la sorpresa. Pese a todo, buen concierto. Mi intención es, a continuación, disfrutar de Bon Iver. Consigo situarme relativamente bien pero no estoy cómodo y, tras algunos temas, decido abandonar Mordor. El concierto – los pocos temas que escuché – también impecable, también algo frío.



Todo lo contrario que el directo arrollador de Kate Tampest. El hip hop tendría que ser siempre así. Reivindicativo, inteligente, brillante musical y literariamente, arrollador… el mejor concierto para despedir- pronto – mi jornada.



Inicio una larga vuelta a casa en transporte público.

Primavera Sound. Viernes 2

Mi intención es pasarme la mañana descansando. Tras pasear con Cass y desayunar me vuelvo a la cama con la intención de regalarme perezas inmensas y largas hasta la hora de comer. Una luz se enciende en el fondo de mi consciencia y poco a poco va ganando intensidad. De golpe se convierte en un fogonazo que me recuerda que me he comprometido a participar en un jurado. Tengo el tiempo justo para saltar de la cama, ducharme, vestirme y correr hacia el centro. Adiós mañana de pereza.



Aterrizamos en el Festival en un momento de intenso contraste local. Rebuig provocan terremotos mientras El Petit de Cal Eril intenta minimizar sus efectos. Para sentarnos a planificar la jornada – y para un día soleado – preferimos al segundo.  Jordi nos encuentra y volvemos a ver que será otro día de pocas coincidencias.



Las primeras horas son algo flojas. Decidimos visitar los dos escenarios del Primavera Bits que este año se ha acercado más a la playa. Desde allí tenemos que ir a Mordor y decidimos calcular la distancia entre el escenario Heineken y el Desperados. Es un poco más de kilómetro y medio. Por el camino vemos a la brasileña Tié.

Hace dos años vi a unos jovencísimos Belako. Me encantaron. En este tiempo han ganado en contundencia y seguridad, pero siguen encantándome. Sus directos son una garantía de diversión.


Los que somos veteranos del Festival sabemos que para disfrutar de los conciertos en el Auditori Rockdelux hemos de pasar algunas – no pocas – incomodidades. Lo de este año, no obstante, roza el esperpento más absoluto. 

La tragedia de entrar en el Auditori Rockdelux. Crónica apresurada e indignada

Hacemos cola y, cuando llegamos a la primera puerta, nos dicen que necesitamos una entrada. Corro a la taquilla y, por suerte aún quedan. Naturalmente no son gratuitas. Dos euros por entrada. Económico si no hubiéramos pagado previamente un abono que, en teoría, te da acceso a todo el festival. Tras pasar el primer control empieza un mareante zigzagueo entre cintas y vallas hasta el segundo control. Aquí te obligarán a abandonar todo aquello comestible (nosotros, conocedores de esta política ya tradicional, no llevamos nada). Nuevo zigzagueo mareante hasta la puerta del auditorio donde crees que ya todo lo malo ha pasado. Pero por desgracia no es así.  Dentro del auditorio somos obligados, con todo lo contrario a la amabilidad, a seguir un recorrido determinado que acaba, no podía ser de otra forma, con un nuevo zigzagueo y una nueva cola en la que deberemos esperar cinco minutos – totalmente parados – a que nos dejen acceder a la sala. Para mi sorpresa, el  Auditori no está a tope y todas estas medidas es para un volumen de gente que apenas ocupa las primeras filas (luego se irá llenando, pero todas las medidas no son por una afluencia masiva sino una operativa planificada por el hermano malvado y falto de luces de Donald Trump). Nota a los responsables del Festival (los demás estáis exentos de su lectura): Supongo que muchas de las normas estultas son imposiciones de la dirección del Auditori. Replantearos la relación. Es necesario un escenario así, pero la incomodidad es cada vez mayor y el trato resulta, en ocasiones vejatorio para un personal que es, en una inmensa mayoría, educado y respetuoso. Gracias.

La maravilla de entrar en el Auditori Rockdelux. Crónica de un concierto maravilloso.

Todas  las incomodidades sufridas las compensa un concierto sublime (en realidad, medio concierto) de The Magnetic  Fields. La primera parte de ese inmenso repaso a la vida de Stephin Merritt que es “50 song memoir” fue una pequeña – en realidad, no tan pequeña – delicia, un concierto lleno de humor y sorpresas.  Stephin Merrit, encerrado en el comedor de su casa y rodeado por seis músicos repaso una canción por año de su vida con humor, ironía y nostalgia para un público que, en general, se acerca mucho generacionalmente a él. Una hora y 45 minutos, con pausa incluida que continuará hoy con otro largo concierto (que seguramente me perderé ya que a la misma hora hay nostalgias particulares con las que lidiar).

Y tras The Magnetic Fields hay que reponer fuerzas. Lo hacemos – este año solos (echando de menos a Núria y Jordi R, que este año no han venido, y a Jordi P que recorre el Festival por su cuenta)- con los tradicionales libritos del Primavera Sound.


Rematamos la noche con un conciertazo de Arab Strap. Es pronto pero estamos agotados. Mañana más.


01 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 01 de junio de 2017

Me reencuentro con el gourmet de Jiro Taniguchi y Masayuki Kusumi en “Paseos de un gourmet solitario”. Es una delicia acompañar al protagonista en sus comidas solitarias. Restaurantes sencillos, errores y aciertos, reflexiones sobre gastronomía, costumbrismo y una pasión por la comida sin estridencias ni postureos. No está lejos del lenguaje de un blog de restaurantes de menú, pero el dibujo de Jiro Taniguchi lo convierte en obra maestra.

MODE PRIMAVERASOUND 2017 on

Me acerco al recinto del Forum  con la intención de hacerme con una de las entradas para “Dancefloor Meditations” de Jarvis Cocker y, pese a que llego pronto y que son sólo para abonados me dicen que ya están todas entregadas. Me temo que muchas de ellas a “pesebristas” varios. Lo malo de tener los abonados garantizados es que se les cuida poco y esta clase de cosas es lo que ha hecho que varios amigos dejen de asistir a un festival al que eran asiduos y que, a pesar de estas pequeñas cosas, sigue siendo muy grande.

Aprovecho el desplazamiento para, llevado por la nostalgia, ver la actuación de “7notas 7colores”. Me traslado al Moog de hace muchos años cuando los vi en la presentación de “Hecho es simple”. La energía poderosa de aquel entonces ha dejado paso a… simple nostalgia. La tarde mejora con la actuación de Gordi, todo un descubrimiento y con la primera fiesta colectiva del festival de la mano de Local Natives.



Sólo ha sido un aperitivo. Hoy empieza todo.

22 mayo 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 22 de mayo de 2017


El Maremagnum Fest cierra su primera edición con un conciertazo de León Benavente. El Festival, junto al mar, con un cartel interesante y gratuito, ha empezado con buen pie. Y nosotros rematamos el fin de semana – con perezas, arroz en el patio de Graceland con Mariona, un poco de tele (estamos viendo “Una serie de catastróficas desdichas”) y la resolución de un ataque de “ansia de chino” ya relatado- de la mejor manera posible.


26 marzo 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 26 de marzo del 2017

Aterriza en l’Hospitalet el Barcelona Beer Festival, el paraíso de los aficionados a la cerveza artesana. Mucho más espacio, más tiradores (100), mas cervezas (sobre las 500) y el mismo espíritu. En una visita fugaz pruebo tres cervezas muy diferentes. Me quedan muchas por probar y tenía pensado pasarme hoy… pero al final la pereza supera a la curiosidad cervecera.

En la Salamandra, y dentro de la programación del Let’s Festival, lo pasamos bien con Los Vinagre y aún mejor con Guadalupe Plata que vuelven a regalarnos un conciertazo.

En el metro, camino del trabajo, he leído “Tres desconocidas” de Patrick Mondiano. Ligero para ser un Mondiano, pero totalmente identificable. En casa sigo alternando a Eisner (Pequeños Milagros, La Conspiración) con Blueberrys (El hombre del puño de acero, la ruta de los sioux).


Tambíen ha habido tiempo para cenar con amigos. En Graceland con Fermín y Alena y en la nueva casa de Jordi P. y María con Víctor y Laura.

14 marzo 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 14 de marzo de 2017

Acumulo días – muchos -, vivencias – pocas -, buenos y malos momentos... pero no encuentro el momento de contarlo por aquí. De nuevo, quien todavía tiene el valor de leer esto, se encuentra con una faena de aliño, con un resumen precipitado de algo más de diez días... por suerte no hay mucho que contar.

Un viernes. Hace sol. María José me propone comer en una terraza. Acepto su envite y lo supero proponiendo una paella en la Cúpula de Garraf. Mar en los ojos y una paella buenísima. Empieza un fin de semana con sabor a vacaciones.

En el TNC hemos visto “Vania”, un Chejov correcto de la mano de la compañía valenciana Moma Teatre. Buenas actuaciones.

Ha empezado el Let's Festival. Nuestro primer concierto de este año mezclaba – en un alarde de programación de la confusión nominal – a Mucho con Chucho. Bien los primeros que alternan temazos sensacionales con otros que no lo son tanto. Fueron un buen aperitivo para unos Chucho pletóricos. El segundo tema fue Cirujano Patafísico... y de ahí la cosa fue subiendo hasta el fin de fiesta brutal con Perruzo y Magic. Vuelta a casa con Magic en la cabeza y los oídos convenientemente taponados. El Let's Festival va ganando posiciones entre mis festivales favoritos.

Comidas y aperitivos familiares. Series. Un poco de lectura. Monedas y cómics. Poda en el patio de Graceland y montaje de estanterías. Empezamos a eliminar cosas que no usamos.

Las dosis de nostalgia a las que me veo sometido son mucho mayores que las habituales. La tarea de bucear entre los papeles de mi padre no deja de sorprenderme y de hacerme sonreír. Lo echo mucho de menos pero lo tengo más cerca cada día.