22 junio 2020

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 22 de junio de 2020


Y tras la tormenta que ha hundido nuestro barco, llega la calma y nosotros a una playa. Nos situamos y empezamos a recoger los restos del naufragio que las olas acercan a la arena. Aún no sabemos cuales servirán y cuales habrán dejado de ser útiles, pero los cogemos todos, no sabemos tampoco cuales vamos a necesitar. Nos situamos para empezar de nuevo. Seguramente no será fácil.

Apuramos las nuevas etapas de esta pesadilla disfrutando de los pequeños avances: las primeras reuniones sin pantallas, la primera comida (aunque de sea de trabajo) junto al mar, el 50 cumpleaños de Toni en Graceland, la paella del sábado compartida – con familia, con amigos…- y manteniendo algunos elementos que nos acompañaran en la nueva etapa que empieza -algo de teletrabajo, mascarillas…

Cass cada vez duerme más y cada vez interacciona menos con el mundo que le rodea y del que somos parte fundamental. Una visita a sus veterinarias nos tranquiliza: hay menos fuerza y sus articulaciones le limitan los movimientos, pero aparentemente no hay dolor. Nos animan a aumentar los paseos que tanto le hacen refunfuñar. Aprovechamos las noches y, si podemos, salimos los tres.

Leo poco. Vemos algunas series.

Veo, en otras partes de la playa, otras personas que también recogen los restos del naufragio. Habrá que estar pendiente de los más cercanos. Quizá necesiten ayuda.

21 junio 2020

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 21 de junio de 2020


Parecía que, con todas las consecuencias de la pandemia que nos ha robado la primavera, este año, el verano, no llegaría a tiempo.

Y ayer, en uno de los paseos nocturnos con Cass, María José me señaló un pequeño objeto rectangular en el suelo.

En el medio de la calle, blanquecina, desgastada ya por el uso y tras un vuelo incierto cargado de desprecio hacia su función pasada, la limpieza y la convivencia, la pastilla de Fogo nos anuncia un año más, que ya ha llegado el verano.