31 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 29 de agosto de 2004


La ilusión de vacaciones se desvanece con la misma facilidad con la que empezó. Hoy es el último día de las vacaciones de María José que, a falta de unas particulares, he adoptado como propias.
De nuevo el día, convencido de estar a la altura de las circunstancias, pone un gris telón de fondo para ambientar mejor el drama: mañana hay que volver al trabajo.
Hoy es un día perezoso, apático, desganado... tendríamos que apurar los últimos minutos que nos quedan de vacaciones con energía, intentando aprovechar cada segundo, apurando hasta el último minuto para hacer aquello que nos hemos demorado un mes en hacer... pero en vez de eso nos dejamos llevar por el ritmo que marca el cielo y nos movemos con lentitud, sin ganas. No apetece hacer nada especial, apetece apenas saltar de la cama al sofá. Hoy es un día triste.
Haciendo un esfuerzo salimos a dar una vuelta por el barrio, compramos el periódico y lo leemos en la terraza del “Black Horse”. Una cosa lleva a la otra y poco después estamos en el “Murivechi” haciendo una pizza.
Pero todo ha sido un vano intento de disimular la realidad. Hoy es el día que es y sus restos los malgastaremos dejándonos llevar por la dinámica que quizás no deberíamos haber abandonado.
También hoy se acaba una olimpiada que no he seguido tanto como me hubiera gustado pero que me ha proporcionado muy buenos ratos. Hoy es un día de finales y de despedidas, hoy es un día triste y ha sido una gozada disfrutar de él.

29 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 28 de agosto de 2004


Se acerca el final de las vacaciones que no he tenido. María José empieza a trabajar el lunes y la sensación de veraneo se desvanece poco a poco. El día gris y desapacible añade su granito de arena para que la sensación de final de fiesta se acentúe.
Decidimos sacudirnos la sensación de episodio final de “Verano azul” (con canción de el “Dúo Dinámico” incluida) y dedicamos la mañana a un intensísimo visionado de series (“O.C.” y “Sexo en Nueva York”) alternándolo sabiamente con siestas y ratos de lectura.
A la hora de comer bajamos hasta el “Agua” para comer un arroz. Mientras nos lo preparan, esperamos leyendo el periódico y disfrutando de la vista. El “A foreign sound” de Caetano Veloso, que me ha acompañado toda esta semana, suena en el hilo musical.
Al salir paseamos por la playa, hoy más vacía que de costumbre debido a las muchas nubes que llenan el cielo, y continuamos hasta casa.
Olimpiadas, siestas y lectura...
Al anochecer salimos a dar una vuelta por el barrio y acabamos en el FNAC. Al salir de él somos más pobres económicamente pero nos hemos enriquecido culturalmente (es una manera de justificar el consumismo como cualquier otra).
Por la noche, y ya en casa, intentamos ver una película pero acabamos atrapados por la apasionante final de voley femenino entre China y Rusia.
Ha sido un día estupendo... lástima que la canción del “Duo Dinámico” sigue sonando con insistencia.


CAETANO VELOSO
A foreign sound. Universal Music 2004

Nos guste o no, la música popular norteamericana ocupa un lugar destacadísimo en nuestra cultura musical. La hemos respirado en películas, series de televisión, musicales, discos y emisoras de radio y forma parte de nuestra vid y de nuestros recuerdos desde siempre.
“A foreign sound” es un homenaje a toda esa música, una colección de temas a los que Caetano Veloso añade su particular estilo. Temazos clásicos de Gershwin (“The man I love” y “Summertime”), Cole Porter (“So in love”), Jerome Kern y Otto Harbach (“Smoke gets in your eyes” popularizado por “The Platters” se mezclan con increíbles temas de factura más reciente como el “Come as you are” de Kurt Cobain, “it’s alright, ma” de Bob Dylan o “If it’s magic” de Stevie Wonder.
El resultado de aplicar la sabiduría musical de uno de los grandes a una buena materia prima es, casi siempre, un álbum espectacular. Los 23 temas de los que está compuesto este álbum sonaran en cenas y reuniones de amigos durante mucho tiempo. Jordi y Nuria me descubrieron esta maravilla, espero con estas líneas descubríroslo a vosotros.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 27 de agosto de 2004


Suena la sirena en Levi Pants, una nueva semana laboral llega a su fin.
Cena en casa de Roger y Clara . Somos cinco (también ha venido Toni), la cena es en la terraza y el aire fresco garantiza una noche agradable. Guacamole, Muttabal, Burritos, ensalada griega... la propuesta de la noche es un placentero viaje gastronómico. Todo está buenísimo.
Como siempre que nos reunimos vuelven las historias sobre el mundo de la confección (en el que todos los que estamos sentados en la mesa hemos trabajado en un momento u otro) y sobre “Aquel que tu ya sabes” (protagonista de impagables anécdotas y fuente de todos los conflictos). También nos permitimos soñar sobre nuestro futuro.
Ha sido una buena noche.

26 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 25 de agosto de 2004


Si cada uno de mis días es un clon del día anterior, las noches también tienden a confundirse y mezclarse.
Martes. Cena con María José, Jordi R. y Nuria en “La Chacha”. Copas en “La Candela”.
Miércoles. Cena en casa de Olivia y Roberto. Una molesta lluvia (cuatro gotas pero muy inoportunas) nos impide disfrutar del jardín.
Ya ha pasado una semana desde mi cumpleaños y sigo recibiendo inesperados regalos: el “a foreign sound” de Caetano Veloso (arrebatador tras una primera escucha) y un libro de cocina (“100 recetas para quitarse el sombrero” de Abraham García) con el que espero aumentar mi repertorio culinario.
Mañana toca descansar (del trabajo y de la intensa vida social desplegada durante estos últimos días), aprovecharé para leer. He acabado “El enigma del cuatro” de Ian Caldwell y Dustin Thomason (muy entretenida) y he empezado “El último catón” de Matilde Asensi. Ya se sabe: los best sellers son para el verano.

24 agosto 2004

“Ignatius leyó con satisfacción lo que acababa de escribir. El Diario brindaba todo género de posibilidades. Podía ser un documento de actualidad, vital, real, un testimonio de los problemas de un joven.”
John Kennedy Toole. La conjura de los necios.


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 23 de agosto de 2004


Domingo. Me despierto pronto y preparo el desayuno que tomaremos en el balcón.
Poco después ya estamos en “Punta Prima” disfrutando de la playa.
El resto del día pasa lentamente entre siestas, ratos de lectura y olimpiadas en la tele (ciclismo en pista, voley playa y atletismo). Me gustaría quedarme aquí pero mañana tengo que trabajar. Volvemos a Barcelona.

Lunes. El día empieza cuando mi trabajo en Levi Pants llega a su fin. Hoy vamos a cenar en casa de Jordi R2. Tras subir los cinco pisos que separan la casa de Jordi de la calle, no estoy en mi mejor momento (María José no está mucho mejor). Poco después llega Xavi al que no hemos visto los últimos años.
El menú que Jordi ha preparado justifica el esfuerzo invertido en la escalada desde la calle, el olor del pan (de calabacines y cebolla) sólo es un aviso de lo que viene después: sopa de melón, bacalao con tomate confitado, piñones y pasas y helado casero de frutas del bosque con mascarpone (todo delicioso).
Si algún día Jordi deja el mundo de la confección de pantalones siempre encontrará un lugar en la restauración.
Un buen güisqui de malta (del que consumimos más de lo que la prudencia aconseja) acompaña la sobremesa.

23 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 21 de agosto de 2004


Estoy de nuevo sumergido en un fin de semana de vacaciones, cada segundo tiene un valor incalculable. Pese a eso nos levantamos tarde, desayunamos tranquilamente y, sin prisas, partimos hacia S’Agaro.
Llegamos poco antes de la hora de comer y en la pescadería compramos la comida. Al salir llevamos un pequeño tesoro en una bolsa de plástico.
Nos damos un pequeño festín rematado con una siesta sensacional. Después de la siesta nos damos un baño en punta prima. El viento nos obliga a volver a casa.
Nos encontramos a Benito (el ex presidente del Club que parece haber hecho un pacto con el diablo porqué está exactamente igual que hace 20 años) y a Carles (el actual presidente) y nos invitan a la fiesta de esta noche de la que no teníamos noticia.
La fiesta del Club... han pasado muchos años desde la última a la que asistí. Al llegar tengo la sensación de que el tiempo, en una de esas bromas que suele gastarnos, decidió detenerse en un día de agosto de hace muchos años. Durante la noche, amigos y conocidos, intentarán resaltar los grandes avances que la fiesta ha tenido durante mis años de ausencia... nada más alejado de la realidad.
Las raciones de la cena están contadas y nosotros nos hemos apuntado a última hora... pero la providencial ausencia del “mosen” (toda una institución fuente de múltiples anécdotas) pone en nuestro plato el sustento necesario para esta noche.
La fiesta (poco más que una cena de fin de verano con baile posterior) transcurre placidamente. Rodeado de los amigos de siempre (aunque no están todos) me siento como en casa. En la mesa somos muchos: Anna, Jaume, Neus, Andreu, David, Nuria, Carles, Montse... y, de tanto en tanto, Pau, Claudia y Martí, la nueva generación, se dejan caer por la mesa de los “viejos”.
En varios momentos de la noche me dejo llevar por la nostalgia de otras fiestas, de otras noches, de otros veranos.
Volvemos a casa, después de echar una mano a la hora de recoger, caminando. Es tarde cuando nos metemos en la cama.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 20 de agosto de 2004


Jueves noche. María José organiza un casino ilegal con el único fin de darme mis regalos de cumpleaños. Como siempre hay mucha ilusión encerrada en cada uno de los paquetes (muchos). Camisetas personalizadas (alguna de ellas genial) y libros, muchas gracias.

Viernes. Las fechas señaladas, en este caso mi cumpleaños, tienen las mismas posibilidades de convertirse en un infierno o en un paraíso que cualquier otro día del año. La única diferencia somos nosotros ya que nos gustaría que un día perfecto acompañara a esa fecha especial.
El día se complica y tener que pasarme el día en la fábrica de pantalones no facilita la cosa.

Tras salir de Levi Pants, donde todos los compañeros han tratado de hacerme el día más llevadero, la jornada empieza a cambiar de color. Llego a casa y ayudo a María José a dar los últimos toques a la cena que se ha pasado el día preparando. Pronto llega Jordi R2 que, como buen vecino, se ha apuntado a últma hora. Tras él, y poco después, llegan Toni, Roger, Clara, Víctor y Laura.
Entre bocado y bocado surgen anécdotas divertidas, historias mil veces contadas (y nunca iguales) e imposibles discusiones sobre fechas y lugares donde quizá estuvimos.
Tras la cena, Víctor sufre lo que en casa es conocido como un “pablazo” y es el primero en abandonar la sobremesa que no se alarga demasiado.

Pablazo: Suspensión total o parcial de la conciencia que sufre un invitado en nuestra casa. Recibe este nombre en honor a uno de los practicantes habituales de esta extraña –pero menos rara de lo que nos gustaría- conducta.

20 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 19 de agosto de 2004


Días aciagos. El poco tiempo libre que me deja mi agotadora jornada laboral en Levi's Pants lo malgasto en una batalla perdida contra Bill Gates y su jodido sistema operativo (que irónico nombre). Esta guerra está provocando, entre otros efectos colaterales igualmente desagradables, que el tiempo dedicado a contar, en este diario, mis andanzas, se vea notablemente reducido. Además no hay demasiado que contar.
Al final parece que, tras días de desigual lucha, tendré que tomar soluciones drásticas.
Mañana cumplo 36 años y María José está montando una cena en casa... no todo tiene que ser malo.

17 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 16 de agosto de 2004


Domingo. Cena con Consol y Alberto en el “Panyvino” (Consolat del Mar, 15. Tel. 932687776). De nuevo – y esta vez sin esperar al final de la cena – recibimos la noticia de que vamos a ser tíos. Besos, abrazos, brindis... nos están rodeando.
Alberto, que apostó que la selección española haría un buen papel en el último mundial (de hecho dijo que quedaría entre los cuatro primeros), paga la cena con la promesa de no volver a apostar jamás a favor de la selección española.
Después de cenar hacemos una cervecita en el “Borneo” y lo dejamos por hoy. Este otoño intentaremos hacer una escapada a Milán para devolverles la visita.
Lunes. La jornada en Levy Pants termina. Estoy agotado pero saco fuerzas de flaqueza y, con María José, voy al barrio de Gracia que esta semana está en fiestas. En el “Puku” nos encontramos con Emma y Jordi P. y recibimos la tercera noticia de embrazo en tres días consecutivos (los embarazados son Edu y Gloria).
Cenamos en el “Ugarit” (como siempre, muy bien) y después iniciamos un largo paseo por las calles decoradas del barrio. Cuando ya no podemos más, paramos en el “Garaje Hermético” para repostar. Soy el único que mañana trabaja.

15 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 15 de agosto de 2004


El desayuno se sirve en la terraza. Desayunar con los ojos anegados por el verde de los árboles y acompañado de una suave música de fondo era una de las cosas que con más cariño recordaba de nuestra primera estancia aquí. Nada ha cambiado: Zumo de naranja, embutidos, pan de payés y café...
Al acabar bajo a la piscina y nado un rato aprovechando que todavía está vacía. Después nos instalamos en las hamacas y leemos (he empezado a leer “El enigma del cuatro” de Ian Caldwell y Dustin Thomason).
A las dos de la tarde, y con pena por abandonar este remanso de paz, volvemos a Barcelona.Después de comer y mientras María José se regala con una siesta espectacular empiezo mi – por motivos laborales limitado – visionado de competiciones olímpicas. En esta primera tongada desfilará ante mis retinas una caótica mezcla de ciclismo femenino, gimnasia, vela, judo, hockey hierba y waterpolo. Que grande es el deporte de salón.

“Qué cosa más absurda tener que escribir para comprender el día a día. Las palabras que hoy redacto cuando las leo mañana se me antojan como escritas por alguien ajeno. A veces me hacen reír. A veces me inquietan. Actúan sobre mí como un espejo. No puedo negar que las he escrito y veo con claridad entre sus líneas”
Sabino Méndez. “Corre, Rocker. Crónica personal de los ochenta”


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 14 de agosto de 2004


Tras cinco jornadas de despertares idénticos, me sorprende la novedad de un amanecer sin despertador. María José ya se ha levantado y me recibe con el desayuno preparado.
A media mañana, todavía anonadados por la cena de ayer en el camarote de los hermanos Marx, salimos de casa hacia el Montseny. Nuestro destino es Can Barrina (Tel. 938473065) un pequeño hotel situado en medio de la montaña (como diría Jordi P.: “en el puto medio de la nada”). Hace 8 años Mar y Carlos celebraron aquí su boda, nos alojamos aquí y nos gustó mucho.
Por suerte el hotel sigue siendo tan encantador como quedo fijado en nuestra memoria. A los cinco minutos de llegar ya estamos disfrutando de la piscina (desde la que se goza de una vista espectacular de las montañas vecinas).
Una vez instalados no nos apetece coger el coche y empezar a buscar un sitio donde comer. Decidimos no movernos de aquí y disfrutar al máximo de la paz y del espectacular paisaje que se nos ofrece.
El resto del día transcurrirá entre ratos de lectura (he acabado el libro de Sabino Méndez), siestas en el jardín junto a la piscina y en la habitación, baños y buenas comidas en el comedor del hotel).

Acabamos la cena en la terraza mirando el cielo estrellado (en el comedor hace un poco de calor). La tenue luz que nos rodea nos molesta un poco y bajamos hasta la zona de la piscina para, tumbados en las hamacas, poder mirar al cielo sin la interferencia de la luz. De fondo oímos la música suave que suena en la terraza del hotel, conversaciones y risas. Nos hemos puesto un jersey pero el fresco de la noche hace que, tras un rato dedicado a intentar encontrar las pocas estrellas que somos capaces de reconocer, nos retiremos a nuestra habitación.

14 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 13 de agosto de 2004


Prácticamente a diario consigno en este diario mis desayunos con María José. Y lo hago porque, para nosotros, son importantes. Son la manera de empezar el día juntos, de hacer planes o de contarnos nuestras expectativas para el día que empieza. Muchos días no nos volveremos a ver hasta la noche y ese momento que hemos conseguido arrancarle al día – en ocasiones a base de madrugones – se ha convertido en una necesidad, casi una adicción.

Después del desayuno me voy a trabajar mientras María José se va al Club a disfrutar del sol, de la playa y de todo eso que – hasta hace dos semanas – era parte de mi vida. La tortilla se ha girado y ahora soy yo el que está en la parte de la sartén que más quema.

Por la noche damos una vuelta por el barrio y decidimos cenar en la terraza del Centre d’Art Santa Mónica. La vista sobre la parte baja de Las Ramblas es espectacular, corre aire fresco y los sonidos que llegan de la calle convierten el restaurante en un sitio ideal.
La comida es sencilla pero correcta... el servicio es demencial: Los primeros platos no llegarán jamás, sólo llegan la mitad de las bebidas, a la hora de los postres aparece una canastilla de pan que – poco después – desaparece intacta... pedimos la cuenta y nos traen una que no coincide en nada con lo que hemos pedido. La segunda cuenta es correcta pero no nos han cobrado los cafés. Todos los camareros – eso sí, son amables – parecen estar totalmente superados. No volveremos y es una verdadera lástima.Hacemos la primera copa en el Belmonte y nos convertimos en los primeros clientes de la terraza del “PANYVINO” (Consolat de Mar, 15) que hoy inauguran.

12 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 11 de agosto de 2004


Cena con María José, Yoli y Rafa en el Murivechi. Hoy abandonamos las deliciosas pizzas y nos decantamos por la pasta y los risottos (que están igualmente buenos). Con los postres llega la noticia: en unos meses seremos “tíos”. Abrazos, besos y mucha alegría. Es increíble como han podido aguantar toda la cena sin decirnos nada (yo no hubiera podido).Decidimos celebrarlo en una terracita del barrio. Como el “Black Horse” está cerrado, probamos en “La Candela” pero su terraza está llena. Al final acabamos en la terraza de un bar fanta. Estamos muy contentos.

11 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 10 de agosto de 2004


Trabajo y poco más. Volver a casa cada día supone un pequeño trozo de cielo después de la larga jornada laboral.
El poco tiempo libre que queda lo he dedicado a, en compañía de María José, ver “Soldados de Salamina” (que no me ha gustado ni la mitad que el libro de Javier Cercas) y “O.C.” (los dos episodios de la semana pasada). En la columna del haber también tengo que consignar una cena en “el foro”.
He empezado a leer “Corre, rocker” de Sabino Méndez que, como reza el subtítulo del libro, es una crónica – muy personal pero nada sentimental – de los 80. Que Sabino, responsable de alguno de los mejores temas del rock nacional, escribe bien ya lo sabía después de leer sus excelentes crónicas en “Ruta 66”. Pero el libro me está sorprendiendo gratamente. En algunos momentos se pierde en su mundo interior perdiendo el hilo de la narración pero rápidamente lo compensa con algún sublime episodio de esos años gloriosos para el rock patrio. La sinceridad y la autocrítica también se agradecen.

09 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 8 de agosto de 2004

Dormimos mal y nos levantamos pronto. Desayunamos en el hotel (un buffet bastante lamentable) y bajamos a la playa. No hay prácticamente nadie y podemos elegir donde aterrizamos las toallas. Se está muy bien pero, cuando nos vamos a dar un baño, vemos que el agua está bastante sucia.
Volvemos al hotel, cogemos los trastos y, con el sucio coche, llegamos a Castell.
Aquí se está mucho mejor. Hay más gente pero el marco vale la pena y el agua está mucho más limpia. Después de un par de baños paramos en el chiringuito (que lástima la música) a hacer un café y emprendemos el regreso a Barcelona previo paso por el túnel de lavado. Por fin el coche presenta un estado decoroso.
Por la noche vamos al “teatre Grec” para disfrutar del “Yo, Claudio” protagonizado por Héctor Alterio. La adaptación de la obra de Robert Graves, hecha por José Luis Alonso de Santos es buena y disfrutamos mucho. Algunos aspectos de la puesta en escena (gratuitos, desafortunados) y algún error en la elección de los actores (esa Mesalina...) son los únicos “peros” a una gran noche de teatro. Los actores (especialmente Héctor Alterio, Alicia Agut y Israel Frías) están realmente bien y las dos horas y media de espectáculo pasan volando pese a las incómodas gradas del teatro.
Al acabar la representación bajamos paseando por el Poble Sec. Ya en casa cenamos un poco y – es tarde y mañana trabajo – nos vamos a dormir.

08 agosto 2004

“El verano se asocia frecuentemente a la posibilidad de disfrutar por un tiempo de las bendiciones de la vida (...) casi nadie asocia la palabra “disfrutar” con su antecesora lingüística, la más popular “fruto”. Disfrutar significa, aun desde su origen, aprender a tomar del árbol de la vida cotidiana sus más preciados frutos y paladearlos. Saborear cada cosa, cada momento, alegre o triste, extraordinario o cotidiano, siempre intensamente. Degustar el simple hecho de vivir”
Jorge Bucay. Degustar el simple hecho de vivir. El País. Sábado 7 de agosto de 2004.


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 7 de agosto de 2004


Nos levantamos pronto y tras desayunar copiosamente salimos con destino a Palamós.
El coche, recién estucado de manera gratuita por las aves que pueblan el cielo de nuestra ciudad, presenta un aspecto lamentable que causa sensación en la autopista. Necesitamos un túnel de lavado.

Los acontecimientos de las últimas semanas se han precipitado a una velocidad endiablada trastocando mi ritmo vital. Apenas me he dado cuenta de que ha llegado agosto, de que los periódicos han sufrido su habitual reducción de volumen y de que ya han aterrizado los habituales columnistas veraniegos de El País. Me incorporo, desde hoy (y con ocho días de retraso), a la legión de lectores veraniegos que siguen las peripecias veraniegas de Elvira Lindo, los interesantísimos artículos científicos de Javier Sanpedro, el “palabras.net” de Jorge Bucay (que hoy me presta una cita)... En verano me olvido de la información (mucho más magra que el resto del año) y dedico más tiempo a “la revista” que al resto de contenidos del periódico... por desgracia este año sin vacaciones.
Llegamos al apartotel que servirá de base para las actividades de este fin de semana tras dos horas de viaje (con visibilidad limitada debido a la nueva decoración del coche que aún no hemos podido eliminar). En el vestíbulo nos recibe, lo juro, una reproducción del esqueleto de un tiranosaurio en actitud amenazadora. Aún no repuestos de la impresión subimos a la habitación. La habitación tiene un balcón con unas vistas estupendas... al tiranosaurio. Si estiramos la cabeza también se ve el mar.
La playa está a pocos metros. Baño, un poco de sol y un largo paseo allanan el camino para una buena comida. Comemos (muy bien) en “La Salsa” (c/Lopez Puigcerver, 22. Palamós. Tel. 972315456).
Después de la siesta bajamos a la piscina del hotel y nadamos en el excelente caldo de cultivo para todo tipo de enfermedades que son sus – no tan transparentes – aguas. Los jacuzzis (2) prometen infecciones cuyo nombre no aparece todavía en los libros de medicina y decidimos que, con el primer baño, ya nos hemos expuesto a suficientes riesgos por hoy.
Lectura en el balcón... el tiranosaurio me mira de reojo.
A las 9 embarcamos en el “Rafael”, un precioso barco de vela latina construido en 1915. El paseo, organizado por el “Museu de la Pesca” de Palamós, nos llevará (a motor) hasta la playa de Castell. Durante el viaje de ida, Joan, el patrón, nos ofrece un poco de información sobre el barco y sobre navegación en general. Anclamos en Castell cuando ya ha oscurecido y las estrellas se empiezan a ver con claridad (poco después las nubes nos impedirán disfrutar del espectáculo). De fondo se escuchan las olas rompiendo contra la orilla y los grillos. Sólo rompe el encanto del paseo el ego, anormalmente grande, de un poeta local – pasajero como nosotros - que se empeña en imponer sus poemas recitados, historias y batallitas a las amenas explicaciones de los dos “Joans” que patronean la barca.
Volvemos a puerto con un inconsciente al timón del barco. Me divierto mucho y me siento privilegiado al poder llevar el timón de esta embarcación tan bonita. Volveremos, la próxima vez de día para poder ver al “Rafael” con las velas desplegadas.
Llegamos al puerto a las 12:30 con mucha hambre. Por suerte encontramos un restaurante que tiene la cocina abierta hasta las 2:30 de la madrugada. Se llama “La Queixalada” (Passeig del mar, 16. Palamós. Tel. 972315704). La comida está buena y los camareros son muy atentos, hemos tenido suerte. A María José le regalan un pareo de color naranja.
Volvemos al hotel y leemos. Acabo “El lejano país de los estanques” que me ha gustado mucho. El tiranosaurio no descansa.

“Tampoco se nos había ocurrido suplir esa carencia con un teléfono móvil. Personalmente me había abstenido de pedirlo porque soy de la opinión de que el teléfono móvil es el más salvaje y abyecto atentado que el progreso tecnológico ha producido contra uno de los pocos tesoros espirituales del hombre: la soledad.”
Lorenzo Silva. El lejano país de los estanques. Barcelona 2003


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 6 de agosto de 2004


Tras cinco largas jornadas de agotadora esclavitud, mi entrega a Levi Pants llega a su fin por esta semana. Estoy agotado pero consigo reunir fuerzas para emprender el regreso a casa donde me espera María José.
Ha empezado un nuevo período vacacional, limitado por el tiempo (a dos escasos días) pero con un sin fin de posibilidades para disfrutar de cada momento.
Cenamos en el “Ugarit” del Born y después hacemos una cerveza en la terraza del “Black Horse” donde una conocida marca de cerveza americana (si, esa) está de promoción y nos regala –previo consumo – los siguientes objetos promocionales:
Objeto número uno: Un par de llaveros – abre cd’s: Desde este momento pongo una de las unidades de este utilísimo “gadget” al alcance del primer amigo que demuestre interés por él.
Objeto número dos: Una gorra (tipo Luís Aguilé) que pasa a engrosar la abultada colección de María José, sólo superada por la del propio Aguilé y, por motivos laborales, la del capitán Pescanova.
Objeto número tres: Una utilísima chapa que, una vez colocada en la ropa y tras apretar un botón ubicado en su dorso, emite de manera regular destellos cegadores. Su utilidad es un misterio al que no pienso dedicar ni un minuto de mi precioso tiempo vacacional.
Objeto número cuatro: Un reloj de pulsera tan feo como útil para la playa.
Contentos con nuestros regalos, volvemos a casa.

06 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 5 de agosto de 2004


Miércoles. Al salir de Levy Pants me encuentro con María José en el FNAC con la intención de realizar el tradicional abastecimiento literario para las vacaciones (aunque este año no tengo vacaciones). Un Coetzee, el “Corre, rocker” de Sabino Méndez y “El enigma del cuatro” son mis elecciones para este mes de agosto. Me apetece mucho empezar a leerlos (primero tengo que acabar “El lejano país de los estanques” de Lorenzo Silva). Por la noche vemos O.C. (lo teníamos grabado), los dos primeros episodios nos gustan lo suficiente para incorporarla a la larga lista de series que seguimos.

Jueves. El día es una anodina fotocopia del resto de mis jornadas en la manufacturera de pantalones. Por suerte, a la hora de comer, María José se acerca a la ciudad vecina para que podamos pasar un rato juntos. Hora y media después la magia del día se retrae de nuevo para permitirme ingresar de nuevo en la zona oscura.
Al salir me encuentro con María José en el Club. El sol ya se ha puesto pero aún hace calor. Unas cuantas piscinas después soy un hombre nuevo – muy cansado, pero nuevo -.Sólo queda un día para el fin de semana.

04 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 3 de agosto de 2004


El ritmo desenfrenado que ha tomado mi vida durante estos últimos días espacia mis escritos y hace que, muchos de ellos, lleguen con un considerable retraso. Consagro los días laborables a Levy Pants y me lanzo de cabeza en la dorada piscina del ocio durante los fines de semana.No obstante, en el lento y gris transcurrir de los días de labor, queda espacio para pequeñas cosas que llenan de luz mi día: los desayunos y las largas conversaciones con María José, los viajes de ida y vuelta – convenientemente refrigerados - a la ciudad vecina con buena lectura (he acabado “El club de la buena estrella” de Amy Tan, me ha gustado mucho), una cena con Víctor y Laura en el “Murivechi” con copas en la terracita del Black Horse...

03 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 1 de agosto de 2004


El calor me despierta demasiado pronto y sigo dormitando en el sofá del comedor. Dos horas después María José me despierta y desayunamos en el balcón los últimos restos del pan que nos hizo Jordi R2.
Mientras damos forma a la agenda de actividades lúdicas de hoy leemos un buen rato aprovechando el silencio sólo roto por el canto del puto gallo tonto de nuestro vecino.
Cuando más pica el sol, a una hora inhabitual para nosotros, llegamos a “La Conca”. Hay muchísima gente y el griterío es ensordecedor. Decidimos darnos un rápido baño (tan rápido que olvido el paquete de klennex en el bolsillo del bañador) y huir de la que – en otras condiciones – suele ser una playa paradisíaca.
Vuelta por Platja d’Aro y regreso a casa.Se hace difícil creer, cuando estás tan cerca de la felicidad absoluta, que mañana tengo que ir a trabajar... tendré que tener paciencia... son sólo cinco días.

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado 31 de julio de 2004


Nos levantamos pronto, desayunamos en el balcón y vamos a la playa. Cuando llegamos hay muy poca gente y aparcamos las toallas junto al agua. Nueva jornada de sol y agua fría... una gozada. Al volver nos cruzamos con familias que, cargadas con un montón de accesorios seguramente imprescindibles, llegan ahora con la intención de tostarse al sol.
El resto de la mañana la ocupamos en una visita a Sant Feliu de Guixols que está en plena fiesta mayor. Compramos bacalao en Can Prat y paseamos un rato.
Después de una larga y reparadora siesta salimos con destino a Palamós donde nos encontramos con Jordi R. y Nuria. Seguimos los cuatro hacia Peralada y, en los jardines del casino, asistimos al ensayo general de “Madama Butterfly” de Puccini. La segunda ópera de la semana me reafirma en mis ideas aunque me gustó más la del Liceo.
Cena tardía en el jardín. El marco es muy agradable pero la comida resulta algo floja.
3:00 AM: terminamos de cenar y salimos del casino
3:30 AM: dando vueltas por el Empordà en busca de una gasolinera abierta.
3:45 AM: nos paran los “mossos”. Como venimos de Peralada no tenemos que soplar.
4:00 AM: Jordi y Nuria nos dejan en Palamós junto a nuestro coche.
4:35 AM: Nos metemos en la cama. Estamos muy cansados.

02 agosto 2004

“Tengo ganas de fiesta/ de que acabe el invierno/ de volver a nadar en el mar (...) seremos delfines o ballenas azules viviendo en el fondo del mar” Family. El bello verano. Un soplo en el corazón. Elefant Records 1993.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes,30 de julio de 2004


Jueves. En Levi Pants suena la sirena que marca el final de la jornada. Su sonido es música para mis oídos. Me encuentro con María José en una de las salidas de la ciudad y partimos con destino a S’Agaro. Por el camino, como siempre, no paramos de hablar.
Al llegar vamos directamente a casa de Albert y Esther que nos han preparado la cena. También está Alonso, que trabaja en Strauss Pants y, con el que, no puedo dejar de hablar de gente a la que ambos conocemos (el mundo de la confección de pantalones es un mundo pequeño).
La cena está muy buena (sobretodo las patatas al horno con las que Albert nos sorprende), la noche es fresca y, en el porche de la casa, se está muy bien, pero estamos cansados y aún no hemos pasado por casa.
Al llegar al apartamento nos encontramos un regalo que nos dejó mi madres. Es un pequeño carrusel de madera en el que, al girar, suena la misma música que sonaba en una atracción del Magic Parc que me gustaba mucho cuando era pequeño. Recuerdos de infancia – relacionados con S’Agaro – comprimidos en un regalo para nuestro aniversario con el deseo de que nuestra “vida en común continúe con el mismo entendimiento, cariño, comprensión y alegría”.

Viernes. Nos levantamos y, después de desayunar en el balcón y pelearnos con las persianas bajamos hasta la playa. Hacía años que no iba a “Punta Prima” pero, quizás por que las playas son de los pocos lugares que no cambian demasiado, todo sigue igual.
Volver a nadar en el mar, descansar, dejarse querer por el sol... casi me había olvidado de lo bien que se está en la playa. Cuando el sol empieza a picar volvemos a casa y nos regalamos una estupenda siesta del carnero. Serán muy cortas... pero son nuestras vacaciones.
Comemos en el balcón y María José se va a ver una amiga mientras me quedo leyendo.
A las 7 y armado con nuestra pelota de básquet subo al Club. El Club son dos pistas de tenis, un frontón, una cancha de baloncesto y poco más, pero durante muchos veranos pasé horas y horas jugando aquí con los amigos. Ahora está algo abandonado pero la pista de básquet aún funciona. Después de unos cuantos intentos de enceste y cuando ya estoy cansado llegan Albert y Esther, que vienen con María y Laura y María José. Empiezan los 21. Pierdo el primero y gano el segundo pese a mi lamentable estadística de tiro. Llegan también Marta y Miquel y el Club empieza a parecerse al club de los veranos de nuestra infancia. Marta me gana el tercer 21 justo cuando María José aparece con provisiones líquidas.
Recuperamos fuerzas mientras María se lanza a perseguir las recién descubiertas pompas de jabón.

El sol ya se está poniendo pero aún hay tiempo para un baño rápido en Punta Prima. En la playa no hay casi nadie y la luna, roja en el horizonte, pone el broche al largo día. Un día que no me importaría repetir una y otra vez si me quedara “Atrapado en el tiempo”.