DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 15 de junio de 2018
Sónar 2018. Jueves, día 1
Ser el primero en actuar en un festival no es fácil. Cuando
el primero de los músicos de The Venopian Solitude sube al escenario, delante
del mismo sólo hay cuatro personas (y no es un decir). Show must go on… el
concierto arranca y el público empieza a llegar y en el segundo tema, ya somos
muchos los que disfrutamos de una propuesta fresca, sorprendente y
tremendamente divertida. Primeros bailes, felicidad expansiva… ha empezado el
Sónar… y gracias a este grupo de Malasia… ha empezado muy bien.
Tengo algunos conciertos marcados… pero hoy es un día de
pasear por los escenarios y descubrir propuestas en el Sónar+D. Un poco de
Oscar Mulero, una pizca de Yuzo Koshiro i Motohiro Kawashima, algo de Little
Simz, unos cuantos temas de Putochinomaricón y un concierto de Jenny Hval en el
SonarComplex y sus cómodas y mullidas butacas.
Pero el concierto del día, del Sónar de este año y, si me apuráis,
de los 25 años de festival… vuelve a estar protagonizado por El Niño de Elche.
En ediciones anteriores, también en el SonarComplex, ya he disfrutado de dos
actuaciones antológicas – una más festiva, otra más reivindicativa, ambas
brillantes – de El Niño de Elche. Este
año, como venía acompañado del bailador Israel Galván, me esperaba algo más
tranquilo, más ortodoxo…
...pero El Niño de Elche es único y sus actuaciones son
siempre sorprendentes. Flamenco, electrónica, baile, plataformas vibradoras, María de la O, ironía, reivindicación, duende, Antonio
Machado, fuerza, magia, dildos que también vibran y sirven para marcar ritmo,
baile, intensidad, carcajadas y pelos de punta… un concierto único, irrepetible, impresionante… una
maravilla más que añadir a las muchas cosas buenas que le debo al Sónar. Salgo
impactado y tremendamente agradecido… el Sónar ha enviado en esta edición un
mensaje al espacio exterior, pero el marciano lo tienen en casa desde hace años…
y que siga.
No me quedo a ver a Laurent Garnier… después de El Niño de
Elche & Israeel Galván, todo será pequeño.
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