31 julio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 31 de julio de 2017
Vacaciones, día 3

Despertar a María José no siempre es fácil. Por suerte somos dos y, aunque tenemos prohibidas las alegrías y la conversación, conseguimos que se levante y nos lleve a jugar a la playa.

Mañana de lectura y juegos. Por la tarde volvemos a la playa con unas sillas encontradas en el garaje. Leer cómodamente y disfrutar de la playa que, poco a poco, se va vaciando. Hoy hay olas de las que revuelcan. Es divertido mirar (y difícil salir del baño con dignidad – y con el bañador en su sitio--).


Cena tranquila, episodio de Transparent y lectura. A estas alturas es ya difícil saber que día es hoy y cuantos días llevamos en el paraíso. Y, contradiciendo lo que el encabezado dice, hoy es el primer día de vacaciones.


30 julio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 30 de julio de 2017
Vacaciones, día 2

En Sant Pol, todavía muy dormidos, coincidimos con uno de los caminantes habituales. De nuevo me sorprende la alegría de volver a encontrarse con conocidos y saludados de muchos años.  Hoy no hago fotos – serían igual que las de ayer y muy parecidas a las que he hecho los últimos años-, juego con Cass.



Desayuno en el balcón de casa. Pan recién hecho y café colombiano que nos trajo la madre de María. Todo delicioso.

Primer día de playa. Mi falta de pericia al extender la crema solar deja parte de mi barriga descubierta (ahora, cuando escribo esto, esa parte está roja y destaca frente al blanco nuclear del resto de mi piel). Vuelta a casa, siestas y perezas.


Lluís, el vecino que hizo nuestra vida posible los últimos veranos al compartir con nosotros su clave de wifi, ya no vive aquí. Lo echamos de menos. Economizamos datos como el bien más preciado y la televisión online queda fuera de nuestro alcance. Por suerte fuimos previsores y cargamos con un reproductor que nos permite recuperar viejas series que teníamos olvidadas. Por fortuna, Transparent es una de ellas.

29 julio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 29 de julio de 2017
Vacaciones, día 1

Pese a las quejas de María José – que, medio dormida, me llama tarado – consigo despertarla y, poco después de las 7 llegamos a la playa de Sant Pol con Cass. El señor que conduce la máquina que a esas horas limpia la playa, se para a saludarnos. Son muchos años de mañanas compartidas y me alegra que la alegría por reencontrarnos un año más, sea mutua.  El resto es lo de siempre: Cass jugando en el agua, el sol saliendo y empezando a calentar… el paraíso en pequeño formato y al alcance de todos… los que se levanten pronto. Damos un paseo por la orilla y acabamos desayunando en el Hotel Sant Pol.



Nos hemos encontrado la casa más sucia de lo habitual. Cambiamos nuestra primera jornada de playa por una inesperada jornada de puesta a punto.

Siesta. María José aún duerme y yo me siento a escribir. Como en los últimos años, renuncio a la tecnología y lo hago en una libreta con un bolígrafo que me compré ayer (también me compré el primer número de la renacida Ajoblanco pero eso no tiene nada que ver con lo que estoy explicando ahora). Después, algún día, pasaré este diario al ordenador e iré publicando las distintas entradas.

No hace demasiado calor. Tras un paseo con Cass por la urbanización, cenamos en Bell –Lloch con Marta, JoanMa y Xavi.

28 julio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 28 de julio de 2017

Últimas horas de trabajo, últimas llamadas y últimos emails antes de empezar las vacaciones.

Me encuentro con María José en Graceland y, tras comer en el japonés (que en realidad es chino) de la puerta de al lado, empezamos a preparar las maletas (eufemismo que utilizo para definir el montón de bolsas de diversas medidas y formatos que contienen todas aquellas cosas que no utilizaremos las próximas tres semanas en S’Agaró). La operación de “enmaletado”, tradicionalmente motivo de no pocos malhumores, se resuelve con sorprendente agilidad. La siesta que nos regalamos, sin lugar a dudas, ayuda.

Viaje plácido con parada en casa de Marta y JoanMa para dejar una caja y llegada a S’Agaró donde, una vez descargadas todas las bolsas, nos encontramos con Toni para uno de nuestros tradicionales viernes veraniegos. Cena en el Pi de Sant Pol y primer gintonic en el Sunset Boat. Han empezado las vacaciones.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 28 de julio de 2017

Hace 43 años (¡43!) empecé a estudiar con Ignacio y con Cesc. El pasado miércoles nos reencontramos para cenar. Con Cesc me suelo encontrar (vivimos en la misma ciudad, compartimos aficiones) pero Ignacio vive lejos de Barcelona y nos hemos visto poco (casi nunca se acerca más a la realidad). Y pese a esa distancia en el tiempo y a la provocada por la falta de contacto, inmediatamente nos sentimos cómodos. Los muchos espacios vacíos en nuestros respectivos proyectos vitales, literatura, música, viejas historias, informaciones sobre las vidas de nuestros compañeros de clase… la conversación salta de un tema  a otro ágilmente y tras la cena en Due Spaghi (volveré, me gustó mucho) continuamos la conversación caminando por la calle, en el Marea Alta y en el Ocaña. El año que viene todos cumpliremos 50 años. Con promesas de organizar alguna sonada con esa excusa, nos despedimos. Me ha gustado verlos y volver a compartir un buen rato con ellos.

Leo la tercera entrega de “Mi lucha” de Karl Ove Knausgard. Más fácil que los dos anteriores libros, igualmente fascinante… el paseo por su infancia que propone Knausgard– quizá por la distancia en el tiempo – es menos obsesivamente detallista y más cargado de nostalgia. Nostalgia pese al miedo que domina gran parte del libro, nostalgia pese a los malos recuerdos también… nostalgia por una infancia, por un tiempo y por un lugar que quedaron atrás. Seguiré leyendo a Knausgard… sólo quedan tres entregas.

También sigo el repaso de los Blueberry. He empezado los volúmenes de “la Juventud” tras leer “Dust”. El oeste de Charlier y Giraud lo alterno con algún que otro paseo por el New York de Will Eisner.



24 julio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 23 de julio de 2017

Jueves. Acabo la jornada laboral y pocas horas después aterrizo en Belloch abriendo la casa de Marta y JoanMa. Primer baño de Cass en la piscina a los pocos minutos de llegar. Marta y Marga llegan un poco después y cenamos en el jardín. La desconexión es total. Hace poco más de un año salimos a navegar con un velero y decidimos repetirlo. Mañana es el día. Todos nos hemos cogido el día libre menos JuanMa y Toni que no han podido venir. Después de cenar pasan Esther y Albert camino de su casa. Nosotros dormiremos aquí.

Viernes. Nos levantamos pronto, desayunamos en la cocina. Pan tostado con tomate, queso, longaniza y jamón. Hace sol. Alargaríamos más… pero tenemos una cita en Palamos y un patrón – Mía, el mismo del año pasado – que nos está esperando. El barco es el mismo y también tenemos, como el año pasado, un poco de mar de fondo que hace la navegación más entretenida, pero más difícil el rato de fondeo. Durante la jornada tendremos lluvia, viento, nubes y sol… muchas conversaciones y viejas anécdotas. También tenemos pinos tocando al mar, grillos y olas… Acabamos fondeando en la bahía de Palamós. El sol nos acompaña durante el aperitivo que se convierte en comida. Tras la siesta es hora de volver al puerto. Foto de grupo y promesa de volver el año que viene. Empezamos a recoger el dinero para hacerlo posible.



Esto de navegar es más cansado de lo que parece. Los planes que habíamos hecho (yo ya veía que eran muy optimistas) se deshacen como un castillo de naipes y son sustituidos por una casera y una sobremesa tranquila.

Sábado. El desayuno en la cocina es casi perfecto. Falta café. Lo hacemos en Santa Cristina y aprovechamos para comprar los periódicos y un montón de revistas. Vuelta a casa, baños y aperitivos. Conversaciones. Sol. Tranquilidad. Vacaciones sin serlo. Comemos pollo a l’ast en la cocina. Marta y Marga vuelven a Barcelona y nosotros nos quedamos con la casa… y con su piscina. La casa era casi perfecta el año pasado. Ahora, con wifi, tendrán problemas para echarnos.

Recuperando el plan previsto para ayer, decidimos acercarnos a la Santa Market. Por comodidad, dejamos el coche en una de las áreas de aparcamiento (la Santa Market está en el medio de la puta nada… pero pese a eso te cobran el aparcamiento. Si estás dispuesto a pagar el doble, el acceso es más fácil). En el aparcamiento de 5 euros la vigilancia es menos estricta que en el aparcamiento de 10 euros (esa es una de las diferencias que nos comenta el personal). El nivel de polvo y de suciedad que acumulará el coche es, no obstante, el mismo. Al menos en suciedad no somos clasistas. Decidimos aparcar por 5 euros. Muchos deciden dejarlo a las puertas del cementerio, unos metros más allá pero gratuito.

El invento está bien organizado. Personal amable, espacio cómodo, marcas patrocinando, muchas mesas, foodtrucks y tiendas presuntamente artesanales. Echo de menos que en las barras sirvan cerveza de verdad (sólo tienen esa bebida de una marca que empieza por M y acaba por Z) porqué sé que, pese a que la oferta es totalmente prescindible y con la primera visita yo ya he tenido bastante, corro el riesgo de acabar más de un día aquí (y la cerveza ayudaría a hacerlo soportable).

Damos una vuelta, me bebo una clara (mezcladas con limonada, todas las cervezas y similares son parecidas) y decidimos prescindir de la oferta gastronómica (sin sorpresas en lo que a foodtrucks se refiere… si no vives aislado en las montañas ya sabes lo que te vas a encontrar) y cenar en el jardín de casa (me permitiréis que la llame así). Estrellas y buena compañía. La banda sonora, pese a la distancia, la pone la Santa Market. No es desagradable… pero estamos muy lejos (algún kilómetro nos separa… no sabría deciros exactamente) y no la hemos pedido (igual va incluida en el precio del parking y sólo la escuchamos los que hemos asistido). Me gustaría saber que piensa el Ayuntamiento de la Santa Cristina de esta oferta complementaria que ofrecen a todos los vecinos).


Domingo. Desayuno en la cocina y, previo paso por nuestra casa a dejar algunos trastos, café en un bar de S’Agaró. Vuelta a Belloch, piscina, aperitivos, descanso y desconexión total. Cass y María José disfrutan de la piscina (yo también, pero en la foto sólo salen ellas). El primer intento de salir cuando empieza a oscurecer fracasa (demasiados coches en la carretera). Volvemos al porche de la casa de Marta y JoanMa y a la seguridad del wifi mientras llueve y dejamos pasar el tiempo y los coches. Pensamos en abandonar el trabajo y quedarnos a vivir ocupando la casa. Lo pensamos seriamente pero finalmente se impone la insensatez. Volvemos de noche, contentos y cansados tras tres días de intensas pre-vacaciones.



Gracias a Marta y a JoanMa por su generosidad. Gracias a Albert, Esther y Marga por su compañía. Gracias también a Toni (te hemos echado de menos) y a Mía (por llevarnos a buen puerto). Y gracias a María José (y a Cass) por ser la mejor compañía posible. Ha sido un gran fin de semana.

18 julio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 18 de julio de 2017

Un año más en el Petit Format. Me encuentro con Jordi P y hacemos un par de cervezas mientras escuchamos a Hibernales y a Alberto Montero. Tras la música nos acercamos al Su Ca Pa para cenar. Han cambiado la fórmula desde la última vez que vine y la nueva no me gusta tanto. Empiezo a estar harto de tanto compartir. Por suerte, todo está muy bueno pero algunos problemas con las bebidas (tras la primera cerveza nos dicen que no tienen más de la que hemos pedido y tenemos que seguir con quintos de otra marca. Quintos en un restaurante… en fin). La noche, con los habituales paseos y discusiones, nos llevará al Depo, al Oncle Jack y al Genesis. Al salir no encontramos taxi. Con la mente ralentizada por el consumo generoso de cerveza y bourbon, no se nos ocurre utilizar el teléfono para pedir uno. Caminamos.

Hace años – muchos y seguramente antes de iniciar estas crónicas – hicimos varias cenas veraniegas en casa de Mario. Recordando esas cenas y también otras en el Ugarit, nos reunimos todos en el pequeño Ugarit de la calle Bruniquer. Comida familiar y de amigos. Recuerdos y alguna nueva historia. Me gusta recuperar tanto la compañía como el local.

Que largo es este mes de julio.

11 julio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 11 de julio de 2017

Hoy, este blog cumple 14 años y, aunque importante, no es el único acontecimiento trascendente que ha sucedido hoy. Tras mucho tiempo de ausencia, ha vuelto “el que grita”. Quizá a menos volumen que otros años – la edad no perdona – su grito ha vuelto a romper la noche y, quizá para compensar ese vacío que su falta de actividad nos provoca , hoy nos ha regalado un segundo grito de igual o mayor intensidad que ha provocado grandes sonrisas y una gran sensación de plenitud.

Y los últimos días… pues lo de siempre. Trabajo, calor, comidas con familia y amigos (la tradicional barbacoa – que ya no lo es – en casa de Kris y Tony, un buen rato en el CentOnze con María José y mi madre), lectura, paseos cortos con Cass...Las vacaciones están cerca… pero el camino es arduo.

07 julio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 7 de julio de 2017

7 de julio. Cuando acababa el primer encierro, solía llamarle para felicitarle por su cumpleaños. Lo hacía y comentábamos el encierro y los planes que tenía para el día. Hoy no he podido hacerlo. Y lo he echado mucho de menos.


Miércoles. Me encuentro con Toni y con Roger en su barrio. El Quimet está cerrado y acabamos en La Bodegueta. Alrededor de un barril que nos sirve de mesa surgen viejas historias – alguna también nueva, que no sólo de nostalgia vivimos – y la misma complicidad que tejimos trabajando juntos. Es agradable recuperar estos momentos. Rematamos con “la que sobra” en el Samba Brasil. Llevado por la nostalgia me pido una caipirinha. La nostalgia suele ser traicionera.

02 julio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 2 de julio de 2017

Hace muchos años leí “A peu por l’Alt Maestrat” de Josep M. Espinàs. Me gustó mucho y poco después tuve la oportunidad de caminar una de las etapas de ese viaje. No he vuelto a leer ninguno de los libros de viaje de Josep M. Espinàs hasta ahora que me encontré con el “A peu per Castella” en las manos y no me pude resisitir. Durante los últimos días he acompañado al escritor por tierras de Soria mientras despertaba en mí la inquietud por hacer un viaje caminando y la nostalgia de unas tierras que nos acogieron – también hace muchos años – durante un par de veranos. Fueron pocos días pero intensos y guardo un sensacional recuerdo.

También he leído el “Vida en otro planeta” de Will Eisner y algunos cómics más de la serie Blueberry (la serie del oro de los confederados, quizá la cumbre narrativa de la saga).

Viernes. A la hora de comer, me encuentro con María José en el Bardeni (Valencia, 452. Barcelona). El Spin off del Caldeni parece que funciona mejor que el original y se ha acabado comiendo al restaurante original. Llego primero y espero con un plato de cecina y con una cerveza bien fría. Sardinas marinadas, Tataki de atún , Canelón de rabo de buey, Fricandó y Vaca charoláis. Todo delicioso. Servicio amable y, aunque salimos a 40 por persona, la relación calidad precio es muy correcta.

Sábado. Pablo y Elena organizan una reunión familiar en su casa. Entre adultos y niños somos 17. La cocina de Elena siempre es deliciosa. Un surtido de entrantes de lujo, huevos escalfados a baja temperatura, fricandó, pato con peras y tartas caseras de queso y chocolate…


Y sin dejar la gastronomía que ha marcado este fin de semana, hemos empezado a ver Samurai Gourmet, una serie japonesa deliciosa.

26 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 25 de junio de 2017

Y tras la verbena – como cada año en Graceland y con amigos –, fin de semana de extrema pereza y pocas ganas de salir (algún paseo corto con Cass y poco más). Películas, juegos, siestas… y un constipado en plena ola de calor.

He leído el “Cabaret Pompeya” de Andreu Martín. Fines de semana de festivales y trabajo han hecho que la lectura se haya prolongado más de lo habitual. “Cabaret Pompeya” es una novela negra que, sin querer ser histórica, ambienta perfectamente la Barcelona de la república, de la Guerra Civil y de los primeros y últimos años del franquismo. Andreu Martín tira de oficio para fabricar una de esas novelas corales que reflejan una sociedad y su evolución. Una gran novela sobre Barcelona. Una más.

Hay veces que lees algo que hace tiempo que quieres escribir. Cuando pasa, tienes dos opciones: escribes tu propia versión o compartes el texto que cuenta más o menos lo mismo que quieres contar y que – como es el caso  - está firmado por alguien que escribe mejor que tú.

Gaudí te odia
Carlos Zanon

Ultimamente no soportamos a nadie. Ahora resulta que alguien ha reparado en que los turistas no son viajeros. Y en que molestan. Y en que sobran. Como si turistas y viajeros no hubieran molestado y hubieran sobrado siempre. Me temo que los despreciamos para no quedarnos fuera de onda. Tenemos tantas maneras de decir lo que pensamos, que tratamos de pensar todos lo mismo no sea que nos llamen la atención. Decir que no te molesta el turismo por la Rambla es como decir que te gusta el cine de Almodóvar. Pudo estar bien, pero ya no. Soplan brisas de añoranza de un mundo adánico donde Peret cantaría a Víctor Jara y en las mercerías se seguirían vendiendo botones y cremalleras.

Quizá no nos guste que exista el turismo como ocio. O no aguantamos a nadie que no esté a nuestra altura. De todos es sabido que los barceloneses cuando viajamos nunca hacemos turismo. Ni buscamos hoteles baratos, comer de cualquier manera y entrar en manada en cualquier ruina, comercio o bar siempre y cuando no se cobre entrada. Los barceloneses somos viajeros indómitos al tiempo que educados, de nivel económico alto sin que se note y compramos libros en Shakespeare & Co. y bailamos milongas en la Catedral del Tango. Una vez corrió la leyenda urbana de que un barcelonés había bostezado en el Museo Británico y que otro repartió bolígrafos a niños en Zambia, pero resultó que el primero era de Sabadell y el segundo lo que repartió fueron poemas de Joan Salvat-Papasseit. El barcelonés sólo se permite ser turista, almogávar y colonial, cuando viaja a las Baleares pero yo estuve en Eivissa de adolescente y he de callar.

El turista no es culpable de nada. Quizás de su atuendo y sus chanclas, su querencia a una gastronomía autodestructiva, el ansia de sol sin protector y de alcohol sin vesícula biliar. Ves atravesar entes tipo cigüeña, disimulando –sin conseguirlo– su pinta de guiri, bajo dianas y balas, pintadas que los envían a casa o les dicen que Gaudí los odia. ¿Qué puede haber más cruel que irte a la cama pensando que Gaudí te odia? Nada. Quizás debamos replantearnos cómo asimila el turismo una ciudad –ejem, perdón– de pequeñas dimensiones como la nuestra. Un rollo tipo Contrabandistas de Moonfleet creo que funcionaría a la perfección en Barcelona. El plan sería que, a eso de las tres de la mañana, serían desembarcados los turistas, en botes de remos, en la playa del Bogatell. Dejarían todo su dinero a músicos callejeros y empleados de CaixaBank a la espera de sucursal. Los turistas serían gente de posibles, nunca millonarios porque un turista millonario es, simple y llanamente, despreciable. Mediante túneles bajo tierra los guiaríamos antes de amanecer a visitar el parque de la Oreneta, ópticas de Via Júlia y curvas de Can Caralleu. Un grupo de cada veinte podría ver salir el sol desde el Park Güell, y por sorteo, tocaría desayuno en el Glaciar. Después, túnel, bote y a las nueve en el barco otra vez, escondidos hasta la noche. Los que viniesen en avión podrían coger metro hasta Bogatell, claro.

22 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 22 de junio de 2017

Martes. Día horrible de trabajo. Empalmo reunión tras reunión - non stop y corriendo de una a otra - de 10 a 9:30 -. Llego tarde a la cena con Albert, Esther, Marta, JuanMa y María José, pero gracias a ellos recupero las fuerzas perdidas.

Mariona me dijo que ya lo había visto... pero hasta hoy no puedo decir oficialmente que ya es verano. Aquí tenéis la tradicional pastilla de Fogo del vecino guarrete.





19 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 17 de junio de 2017
Sónar, día 3

Tras una mañana de perezas – yo – y de mucho dormir – Alejandro – nos acercamos, de nuevo pronto, al recinto del Sónar. Antes de entrar visitamos el Pabellón Mies Van der Rohe para ver – sobretodo escuchar y sentir - la instalación de Mark Bain. El artista capta con sensores sísmicos las microvibraciones que recorren los materiales con los que está hecho el Pabellón. Estas vibraciones son amplificadas – mucho – y reproducidas por un sistema de altavoces. Esto también es Sónar y es una de las cosas que lo convierten en un festival único en el mundo.

Las primeras horas siempre son tranquilas. Primera cerveza con Jordi P, comida en el Village, algún vistazo a los escenarios que ya están funcionando… Un poco de Animic, una pizca de Joe Goddard… y, en una actuación que prometía más de lo que nos ofrece, vemos a Oblique con Carlos Bayona. Su sonido ochentero no nos aporta demasiado y, tras unos cuantos temas, nos vamos a ver a Gaika. Pese a que abusa del autotune, su actuación es contundente. Dancehall y hip hop de alto voltaje con un sonido crudo e industrial. Pese a que se pueden encontrar paralelismos por los parámetros musicales en los que se mueven, Gaika está a años luz de la actuación de CTangana (a la que me arrastra Alejandro, demasiado tarde descubro que es uno de los Agorazein que ya sufrí en el Primavera Sound de este año  ). En Gaika todo es profesionalidad, preparación y talento, en CTangana  es vacío. Debo decir que entre el numeroso público, soy el único que lo ve así y el resto de la gente se lo pasa en grande.

Tras él tenemos una cita en la zona de realidad virtual donde me convierto en un dinosaurio, en un gorila, en un mono con cartera, en un dragón… y disfruto como un enano en un entorno virtual.


Queda ya poca energía. Fantástica actuación de Sohn para quemar las últimas reservas y vuelta a casa. Estoy agotado y, tras cenar, me retiro a dormir. Evidentemente, tampoco hoy habrá Sónar noche.

16 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 16 de junio de 2017
Sónar, día 2

Este año se nos ocurrió invitar a Alejandro a vivir el Sónar. No sé si podré llegar hasta el final pletórico de energía, pero seguro que será divertido. Llegamos pronto y aprovechamos las primeras horas para visitar Sonar Planta y la zona del Sónar+D que cada año ocupa más espacio y tiene más peso en el Festival. Aprovechamos también para hacer el primer recorrido de tanteo por los diferentes escenarios que empiezan perezosamente a despertar. Un poco de Juan Ingaramo (me gusta lo que escucho) y algo de SonarDome… no sabría decir quienes eran. La primera sorpresa musical nos la regala Jacques y su extraño peinado. Divertido, sorprendente e intenso nos ofreció uno de los conciertos del día.

Alejandro me arrastra a escenarios que no pisaría sin su compañía. Así acabo viendo a Bad Gyal. Su actuación, sin ser el despropósito de lo que me encontré ayer en este mismo escenario, no la guardaré entre mis mejores recuerdos musicales del Sónar. Recupero sensaciones – intensas, rozando lo salvaje - con la brutal agresión sónica y lumínica de Evian Christ. Su actuación en la edición de este año se recordará como una de las gozosas salvajadas del Sonar día.


Nos trasladamos al SonarComplex para ver la actuación de Nonotak. El dúo tiene un montaje impactante – en blanco y negro –. Alejandro se deja tentar por las mullidas butacas de la sala pese a que los decibelios y la fuerza de la actuación son notables. Rematamos, ya agotados, en el Village con Craig Richards. María José nos espera en casa con unas reparadoras pizzas. No habrá Sonar noche debido a la falta de fuerzas.

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Jueves, 15 de junio de 2017
Sonar, día 1

Primeras horas en el Sónar. Primera cerveza (cara) y toma de contacto con la habitual sensación de día de la marmota que acompaña a las primeras jornadas de un festival conocido. Aprovecho para pasear entre escenarios y para convencer a amigos, conocidos y saludados (y a algún desconocido también) que no se pierdan la Phosphere de Daito Manabe.

Escucho a RayRay en el SonarDome y, pese a que la oferta gastronómica del Festival es muy decente, prefiero salir del recinto para comer en Il Golfo di Napoli. La pizza sigue siendo tan buena como siempre.

Vuelta al recinto para ver Entropy, un interesantísimo proyecto que une músicos, artistas y científicos. Me encuentro con Jordi P. Un poco de Daniel Brandt & Eternal Something, una pizca de Princess Nokia… con incredulidad asisto a la performance bizarra de Yung Beef (bases y voces pregrabadas bajo gritos que pretenden ser la actuación. Cero preparación, menos calidad... y sin embargo éxito de público. Debo estar haciendome viejo. Creo que, ante la posibilidad de disfrutar con semejante engendro, me alegro) y acabo la jornada con el sonido denso de Andy Stott, sin duda, lo mejor del día.


El Sonar es un excelente generador de endorfinas, una bomba de conocimiento que va directo a los centros de placer del cerebro. Una gozada única que tengo la suerte de tener en mi ciudad.

15 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 14 de junio de 2017

Desde hace años, uno de los puntos imperdibles del Sonar es Sonar Planta, una instalación artística de gran formato que cada año sorprende. Este año se llama Phosphere.

Asisto a la presentación del artista japonés Daito Manabe y quedo fascinado. La instalación es interactiva y, en ciertos momentos del día, se reforzará con un espectáculo de danza que exprime hasta el límite las posibilidades tecnológicas de la instalación. Es una lástima que sólo esté disponible durante cuatro días y sólo para asistentes al Festival. Si eres uno de ellos, no dudes en visitarla.



María José no llega a tiempo tras un día complicado y asisto sólo al estreno de “Bodas de Sangre” en la Biblioteca de Catalunya / La Perla 29. Lo siento por ella, me lo paso genial.


Y tras tiempo sin hacerlo, vuelvo a introducir una de esas críticas – a lo Bret Easton Ellis en “American Psycho” – que rompen el ritmo y que son absolutamente prescindibles. Pero es que la obra lo pedía a gritos.

Bodas de Sangre
Biblioteca de Catalunya / La Perla 29

Lo primero que me vino a la cabeza,  al entrar en las naves góticas de la Biblioteca de Catalunya que acogen el Bodas de Sangre de La Perla 29 y ver la disposición del escenario, fue un torneo medieval. Y el Bodas de Sangre dirigido por Oriol Broggi tiene algo de torneo, un poco de western, mucho simbolismo, momentos de mucha verdad y un ritmo – flamenco – endiablado.

Hay muchos protagonistas que explican mi fascinación por este “Bodas de Sangre”:
El escenario aprovecha al máximo los recursos del espacio con mucha creatividad y una sana economía de recursos que gracias a la luz y a un hábil uso de las proyecciones nos transporta saltando entre escenas, lugares y tiempo.

Un caballo y sus apariciones llenas de carga simbólica también es uno de los inesperados protagonistas aunque el  escenario parece hecho a medida para él.

Fascinantes Clara Segura y Nora Navas que resplandecen llegando a intercambiarse alguno de los papeles principales que interpretan ambas. Del resto del reparto – que las acompaña a un gran nivel – destaca un gran Ivan Benet que borda los diferentes roles que asume.  

Pero, para mí, es la música de Joan Garriga uno de los grandes aciertos del espectáculo. Al piano, a la guitarra o al acordeón,  flanqueado por Marià Roch i Marc Serra, marca de manera magistral los tempos, imprimiendo ritmo, locura y tensión. Aires flamencos, de western terminal, de fiesta, 
momentos íntimos… y Camarón (Nana del Caballo Grande, la Leyenda del Tiempo…), Pata Negra (Bodas de Sangre) y Morente – aunque sus Lorca fueran otros – flotando en el aire. La obra tiene el final musical – por Camarón – que mi subconsciente ya estaba pidiendo a gritos.



Y todos estos protagonistas están mezclados en la medida justa por Oriol Broggi que ha sabido dar el ritmo adecuado a un espectáculo lleno de poesía, magia y verdad. Este Bodas de Sangre pone el listón muy alto a la temporada veraniega que acaba de empezar. ¡Que nadie se lo pierda!

13 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 13 de junio de 2017


En el Arts Santa Mónica Brian Eno inaugura “Lightforms / Soundforms”, una gran exposición en la que la luz, el sonido y el proceso creativo son los protagonistas.  Hay que ir con tiempo y dejarse envolver por “New Space Music” o “77 milion paintings”. Los sofás dispuestos en una y otra, ayudan a la contemplación inmersiva. Y vale la pena. Aunque está vinculada al Sónar, estará en el Arts Santa Mónica hasta el 1 de octubre.

New Space Music a l'Arts Santa Mònica

12 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 12 de junio de 2017

Queda poco de mí tras cuatro días inmerso en el Tast a La Rambla. Como cada año, ha sido agotador pero muy gratificante poder trabajar junto a un equipo fantástico y rodeado de gente feliz mientras disfrutan de la mejor oferta gastronómica de la ciudad condensada en pocos metros cuadrados.

Con tanto tiempo en La Rambla, he podido probar algunas de las propuestas de los restaurantes. Aquí mi ranquing personal (teniendo en cuenta que no las pude probar todas).

Top 3

Un año más, el Mano Rota se ha alzado con el premio a mi tapa favorita del Tast a La Rambla, su cordero con curry rojo estaba impresionante. Le acompañan en el podio el Gazpacho ahumado con mojama de atún del Marea Alta y los Agnolotti del plin del Cecconi’s.

Han estado cerca del pódium

La leche de tigre del Yakumanka, el Bao Ho Chi Minh del Bao Bao, el ceviche del Spoonik,  el Steak Tartar Poele del Opera Samfaina, el Taco al Pastor del Oaxaca, el Rabo de toro de Casa Leopoldo, la coca de aceite con tartar de tomate, aguacate, bacalao marinado y caviar de trucha del Bitxarracu, el Mollete de sobrasada de pulpo del Bobo Pulpín y el Nasu Dengaku de mar y Montaña del Kak-koy


Y he tenido la suerte de probar muchas más… y todas estaban realmente buenas. Empieza ahora el trabajo para que la próxima edición sea mucho mejor.


06 junio 2017

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 5 de junio de 2017

Domingo. Día de pereza máxima y dolor muscular tres el Primavera Sond. Tele, sofá y lluvia. Por la noche consigo salir de casa con la intención de ver a Shellac como resopón del festival. Llego justo y hay mucha cola. Tras diez minutos veo que este año no cumpliré con la tradición y no disfrutaré de la contundencia de Shellac. Me consuelo viendo a Ondina en la sala 2 mientras me bebo la última cerveza de esta edición.


Lunes. Festivo. Día de más tele y más sofá. Barbacoa con Mariona (que nos ha facilitado disfrutar más intensamente del Primavera Sound al ocuparse de Cass) en el patio de Graceland y tristeza por acabar este paréntesis musical.