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07 diciembre 2014

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 1 de diciembre de 2014

Último día en Madrid. Dejamos la maleta en la consigna de la estación y paseamos por Lavapies y por Malasaña. Lo viejo y lo nuevo se mezclan en tiendas y cafeterías. Parada técnica en Maricastaña y comida en el Mercado de San Ildefonso.

De nuevo la casualidad – hora y lugar adecuados – nos lleva a un espacio del que no habíamos oído hablar. Pariente cercano del Mercado de San Miguel, su oferta gastronómica me parece más completa y atractiva. Es pronto y hay poca gente con lo que el amplio espacio resulta muy agradable. Comemos muy bien.



Plácida vuelta a Barcelona y reencuentro con Cass que parece más cansada que nosotros después de tres días de colonias perrunas.

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 30 de noviembre de 2014

Planificamos el día en el vacío salón del hotel mientras desayunamos. Hora de salir a la calle, ha dejado de llover.  Paseamos un buen rato por el rastro y después nos acercamos hasta el Espacio de la Fundación Telefónica para ver “Paco Roca. Viajante ambulante”. Aprovechamos para echar un vistazo al resto de exposiciones que hay en este fantástico espacio. “Nikola Tesla. Suyo es el futuro” y “Ferrán Adrià. Auditando el proceso creativo” son dos grandes exposiciones y ambas merecen mucho más tiempo del que les podemos dedicar. También visitamos la exposición “Historia de las telecomunicaciones” que nos recuerda un pasado tecnológico no tan lejano”. Tenemos otra cita con el pasado y seguimos con nuestro paseo.


Al salir caminamos hasta la antigua parada de metro de Chamberí. Cerrada en 1966 la estación se conservó con los elementos originales hasta que fue reabierta – ya como museo – en el año 2008. Un fantástico viaje en el tiempo.


La caminata ha sido larga. Recuperamos fuerzas en el Muta (Ponzano, 10. Madrid. Teléfono: 91 2509887). Pese a su curiosa decoración – la barra, la cocina, los servicios… están hechos con cajas de madera – nos decidimos por él entre las muchas ofertas que la calle ofrece. No nos equivocamos. La comida – alcachofas fritas, queso del roncal y un chuletón enorme acompañado de piquillos y patatas fritas – resulta deliciosa.

Siesta gigante. Volvemos a la carga para pasear por el centro y ver la decoración navideña de la ciudad. Cenamos un par de tapas en el Mercado de San Miguel. Sigue siendo una interesante opción… pero me gustó mucho más en nuestra primera visita hace unos años.  Creo que no es la falta de novedad, es más bien la perversión de un modelo de calidad que me pareció muy cuidado hace unos años y que ahora me parece que busca el dinero fácil de la visita turística.



Agotados, volvemos a casa para descansar. Paramos, ya cerca del hotel,  para hacer una última copa en el Restaurante Martinete (Plaza del Marqués de Salamanca, 9. Madrid). El restaurante, en el que hemos aterrizado por casualidad (la verdad es que parece muy agradable desde la calle), es todo un descubrimiento. No tendremos tiempo para volver y probar su cocina, pero nos apetece hacerlo. Quizá la próxima vez.




05 diciembre 2014

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 29 de noviembre de 2014

El despertador suena como cada mañana. Nos levantamos rápido y, poco después, ya estamos en el AVE con destino a Madrid. El viaje en si será más largo, pero el tiempo invertido será el mismo y la comodidad es infinitamente superior.

Llueve. Hemos reservado habitación en el hotel Dormirdcine (Principe de Vergara, 87. Madrid). Todas las habitaciones han sido decoradas por un artista que se ha inspirado en una película. La nuestra, decorada por Javier Crespo, es Hulk. Me gusta, a parte de bonita es cómoda y funcional.

Aunque sigue lloviendo decidimos pasear hasta Centro Centro Cibeles para ver la colección Abelló. En el folleto explicativo que nos dan al entrar, se habla de que la colección es “coherente”. Si entendemos por coherencia juntar obras – fantásticas muchas de ellas – de todos los estilos y de todas las épocas, esta muestra de la colección sin duda lo es. Y excesiva, brutal, envidiable...una visita imprescindible.

Cruzamos la calle y en la Fundación Mapfre disfrutamos de otra excelente exposición “Sorolla y Estados Unidos” recoge obras hechas por el pintor durante su estancia en Estados Unidos y la relación que tuvo con los mecenas norteamericanos.

Hora de comer. No nos desplazamos mucho y comemos en La Kitchen (Prim, 5. Madrid. Teléfono: 91 360 49 74). Hemos entrado porqué nos ha parecido bonito y tenemos suerte con la comida: Croquetas de morcilla de cebolla con mermelada de zanahoria y tataki de atún con verduras asiáticas. El postre, compartimos una tartaleta de manzana con helado, también está muy bueno. La comida, tranquila, nos ha hecho recuperar las fuerzas necesarias para volver andando hasta nuestro hotel. Sigue lloviendo.

Tras la siesta empezamos a andar con destino al restaurante en el que hemos quedado con Pepe y Lidu (que, como cada año por esta época, está trabajando aquí). Nos encontramos en la puerta de La Imperial de Raimundo (Raimundo Fernández Villaverde, 44. Madrid. Teléfono: 91 553 89 75). Pese a no ser ninguna de las ciudades en las que solemos encontrarnos (Barcelona o Castellón) la situación no difiere en nada de nuestros encuentros habituales. Hay mucho que contar y lo hacemos mientras disfrutamos de una comida – de tapas – sensacional. Torreznos con pimientos del padrón, verduras a la brasa, calamarcitos a la plancha y un riquísimo cachopo asturiano... todo buenísimo y regado con – abundante - cerveza Brabante (un agradable descubrimiento para mi). La relación calidad precio es muy buena y el servicio excelente. Lástima que me caiga un poco lejos.

Volvemos a casa – nos llevan Pepe y Lidu en su taxi – muy cansados después de un día intenso. Hora de dormir en brazos de Hulk.



26 enero 2010

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 24 de enero de 2010

CRÓNICAS MADRILEÑAS (y III)


Nos levantamos más tarde de lo habitual y desayunamos – de nuevo junto a una ventana – tranquilamente mientras ojeamos la prensa. Ayer fue un día muy intenso y decidimos tomarnos el día con algo más de calma.
Nos apetece patear la ciudad. El larguísimo paseo nos lleva por varios barrios de la ciudad. Todo está muy tranquilo excepto el centro. Es un gustazo pasear con María José mientras comentamos todo lo que nos sorprende (que sigue siendo mucho).
Vuelta al hotel y pequeño descanso.

Ayer, en la calle Moratín, pasamos por delante de un bar en el que hace muchos años pasamos buenos ratos juntos. El bar se llama Taberna de Conspiradores y nuestra intención es comer algo en él. Pero cuando llegamos está muy lleno y decidimos quedarnos con el recuerdo y dejarlo para una ocasión mejor. En la misma calle, unos metros más arriba, está la Arrocería Gala (c/Moratín, 22 Madrid. Teléfono. 91 429 25 62) que también nos gusta mucho. No tenemos reserva pero nos encuentran una mesa en un rincón del patio. Nos sorprende, como en la mayoría de restaurantes a los que hemos ido, el nivel de ruido. Pero en el patio se está muy bien. Pese a estar en un interior climatizado tenemos la sensación de estar en un exterior y eso siempre es agradable.
Comemos un arroz a banda impresionante y quedamos muy contentos. La nostalgia, por una vez, ha ido acompañada de una experiencia igual de buena que el recuerdo.

Siesta tonificante y tarde en el Prado. Los domingos por la tarde el Prado es gratuito (yo ayer, en mi condición de parado, tampoco pagué en el Reina Sofía y se agradece) y eso hace que esté más lleno de lo habitual. Visitamos algunas salas (sobretodo Goya y Velázquez) y volvemos a “casa” paseando por el paseo. Hace 70 años el gobierno de la República decidió trasladar los cuadros del Museo del Prado – y de otros museos – a Suiza para preservarlos de los efectos de la guerra. Una instalación ubicada en el paseo, justo delante del museo, recuerda estos hechos.

Junto a nuestro hotel, hay otro hotel que tiene una agradable cafetería que da a la calle. Paramos para tomar algo y leer los restos de la prensa que hemos decidido guardar (algún suplemento). El bar es muy agradable y, pese a ser muy caro (café y cerveza 6’50 euros), es recomendable (el café viene acompañado de un par de trufas y mi cerveza también la acompañan con un zurito de cacahuetes).

No tenemos hambre. El arroz - y todo lo que hemos comido estos dos días - nos ha dejado saciados por hoy. Volvemos al hotel, descansamos un poco y preparamos todo para mañana salir temprano.

Ha sido un fin de semana genial. Un regalo maravilloso en la mejor de las compañías. Muchas gracias.

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 23 de enero de 2010

CRONICAS MADRILEÑAS (II)


Nos levantamos pronto. Aquí amanece más tarde y todavía está oscuro. No obstante, la luz artificial nos deja ver el privilegiado paisaje que se extiende ante nuestra ventana: árboles, algún edificio lejano y una amplia calle muy concurrida.
Desayunamos en el hotel, junto a una ventana que nos empieza a enseñar la vida de la ciudad, y nos preparamos para una larga jornada.

El CaixaForum está a pocos metros de nuestro hotel. Caixaforum Madrid
Es la primera parada. El edificio, una antigua central eléctrica, es impresionante, tanto exterior como interiormente. Somos los primeros visitantes del día y nos movemos por un edificio que está despertando. No tenemos suerte con las exposiciones. “Maternidades” está muy bien montada pero me parece muy floja y la muestra de Hannah Collins, con tres videos y fotografías, requiere más tiempo que el que hoy le vamos a dedicar. Visitamos la cafetería, en el último piso y nos despedimos del CaixaForum y de su jardín vertical
Siguiente parada: Reina Sofía. Hace muchos años que no lo visito y hay muchísimas novedades desde la última vez. La colección permanente sigue siendo impresionante: hay mucho y casi todo es muy bueno.
También tenemos suerte con las exposiciones temporales. Sobretodo con “León Ferrari y Mira Schendel: El alfabeto enfurecido”. Las obras del argentino y la suizo-brasileña dialogan en una amplísima e interesantísima muestra. Ambos, sin un conocimiento previo, trabajan en terrenos vecinos y sus obras se cruzan, encuentran caminos paralelos o se alejan de un mismo punto por caminos opuestos. Muy interesante y muy completa.
Una cervecita en la casi espacial cafetería – una de las novedades que no estaban en mi última visita - nos permite recuperar fuerzas antes de seguir con nuestra visita por el edificio Nouvel (otra de las novedades para mí).

El metro nos acerca a Chueca donde callejeamos mirando tiendas mientras buscamos un sitio para comer. Aquí, en estas calles llenas de pequeños locales, me parece que Madrid y Barcelona se acercan. Al final acabamos haciendo un menú más que correcto en “el 26 de libertad” (libertad, 26 Madrid. Teléfono: 915222122).

Volvemos caminando al hotel y una larga siesta nos ayuda a reponer fuerzas.

Una vez reestablecidos decidimos ir al teatro. Compramos las entradas y vamos a cenar algo mientras esperamos la hora de la función. La Cervecería Alemana (Plaza Santa Ana, 6 Madrid. Teléfono: ) está muy llena pero milagrosamente encontramos una mesa junto a la ventana. Calamares (muy buenos), croquetas (flojas), albóndigas (o almóndigas según quien lo pronuncie), buena cerveza y un servicio increíblemente profesional.

Es hora de acercarse al Teatro Alcazar para ver “Ser o no ser”. La obra, una versión de Julio Salvatierra de la obra de Ernst Lubitsch, es floja pero el fabuloso guión salva los trastos y nos hace pasar un rato entretenido. Las críticas en La Guía del Ocio la ponen unanimemente (los críticos de la SER, la Razón, El Mundo y Guía del Ocio) como buena... pero no es lo que nos parece. Actuaciones de aliño (especialmente floja me parece Amparo Larrañaga que encabeza el cartel), una escenografía pobre, recursos teatrales de función de colegio (como una voz en off que nos sitúa temporalmente no sea que alguien se pierda) y una sensación final de obra poco trabajada. En ningún momento puedo olvidar el original al que la obra de teatro no consigue acercarse en ningún momento. Una lástima.

Nuevo paseo hasta el hotel. El día ha sido muy completo y estamos agotados.

25 enero 2010

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 22 de enero de 2010


En Navidad, María José me regaló un fin de semana en Madrid con viaje en AVE incluido y por fin ha llegado el momento de poder disfrutar de mi regalo.
A mediodía cogemos el tren en la estación de Sants y dos horas y media después – por el camino he prescindido de lecturas y me he dejado acompañar por la música de Mayte Martín, Refree y Vic Chesnutt - bajamos en Atocha.

El Hotel está justo delante de la estación. Dejamos las cosas en la habitación y salimos.
Durante tres días os acompañaré con estas:

CRÓNICAS MADRILEÑAS (I)

Empezamos con un paseo por la calle Atocha hasta la Plaza Mayor. Buscamos y encontramos diferencias y parecidos con Barcelona, todavía excitados por lo mucho que nos gusta hacer de turistas en una ciudad que no es la nuestra. Es hora de cenar y nos dejamos llevar por la recomendación que nos hizo Clara en casa de Víctor “Mans Blaves”. el mercado de San Miguel, un mercado donde cenarEl Mercado de San Miguel es un histórico mercado que ha sido reconvertido en un espacio gastronómico en el que conviven las paradas de mercado con puestos de degustación. Con una copa en la mano eliges lo que quieres comer y lo degustas mientras sigues mirando, dando vueltas o acodado en una de las barras. La idea me parece sencillamente genial.
Nos dejamos tentar por la oferta de la parada de salazones (pinchos de bacalao, de salmón, de arenque ahumado...), por la de quesos (con un generoso surtido) y por una bodega que sirve un vermú buenísimo. Pero lo mejor es mirarlo todo, dejarse llevar y disfrutar con los sonidos, los olores y este ambiente de mercado insólito a estas horas de la noche.
Salimos para seguir con el paseo – con la intención de volver algún día – y callejeamos sin rumbo fijo.
Rematamos la cena en Casa González (c/León, 12 Madrid. Teléfono: 91 429 56 18) un bar pequeñito con una extensa carta de embutidos, quesos y patés. Algo ruidoso pero agradable, es justo lo que nos apetecía para descansar un poco después de este largo paseo, que ha servido para entrar en contacto de nuevo con esta ciudad a la que hacía demasiado tiempo que no visitábamos.