06 enero 2008

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 06 de enero de 2008


La noche de Reyes sigue siendo una noche especial. Empezamos con una cena en casa con nuestros padres (que, con los años se ha convertido en una tradición que nos gusta mucho) y después continuamos cargando cuatro bicicletas en el coche y acercándolas a Radio Barcelona para la campaña de recogida de juguetes. María José – como cada año – se ha encargado de recoger dinero entre familiares y amigos para poder comprarlas. Espero que a estas horas estén ya en buenas manos.
Después – y siguiendo una tradición que empecé hace ya muchos años con amigos – tocaría pasear por la Gran Vía y disfrutar del ambiente festivo hasta altas horas de la madrugada, pero estamos cansados y tenemos ganas de dormir.

Y llega la mañana de reyes. El madrugón se premia con un fabuloso lote de chucherías mexicanas (dulces de tamarindo con chile y otras zarandajas igual de indigestas) y con el recital que a estas tempranas horas ofrecen los cientos de pájaros de la plaza del quiosco.
Cuando vuelvo a casa después del paseo con Cass, salimos hacia Alella para disfrutar de los regalos de reyes y del chocolate de la tieta Antonia. El chocolate está tan bueno – y tan espeso – como cada año y los regalos son generosos y en su mayoría literarios. La lectura en estos primeros meses del año está asegurada, en la recámara figuran nombres como: Vikram Chandra, Jonathan Little, Jaime Gonzalo (entre tanta novela se ha colado un ensayo rockero), Mark Haddon, Haruki Murakami, Peter Berling, Ken Follett, Noah Gordon...

El resto del día se consagra al descanso, que mañana hay que volver a la carga.

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