DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 29 de noviembre
de 2014
El despertador suena como
cada mañana. Nos levantamos rápido y, poco después, ya estamos en
el AVE con destino a Madrid. El viaje en si será más largo, pero el
tiempo invertido será el mismo y la comodidad es infinitamente
superior.
Llueve. Hemos reservado
habitación en el hotel Dormirdcine (Principe de Vergara, 87.
Madrid). Todas las habitaciones han sido decoradas por un artista que
se ha inspirado en una película. La nuestra, decorada por Javier
Crespo, es Hulk. Me gusta, a parte de bonita es cómoda y funcional.
Aunque sigue lloviendo
decidimos pasear hasta Centro Centro Cibeles para ver la colección
Abelló. En el folleto explicativo que nos dan al entrar, se habla
de que la colección es “coherente”. Si entendemos por coherencia
juntar obras – fantásticas muchas de ellas – de todos los
estilos y de todas las épocas, esta muestra de la colección sin
duda lo es. Y excesiva, brutal, envidiable...una visita
imprescindible.
Cruzamos la calle y en la
Fundación Mapfre disfrutamos de otra excelente exposición “Sorolla
y Estados Unidos” recoge obras hechas por el pintor durante su
estancia en Estados Unidos y la relación que tuvo con los mecenas
norteamericanos.
Hora de comer. No
nos desplazamos mucho y comemos en La Kitchen (Prim, 5. Madrid.
Teléfono: 91 360 49 74). Hemos entrado porqué nos ha parecido
bonito y tenemos suerte con la comida: Croquetas de morcilla de
cebolla con mermelada de zanahoria y tataki de atún con verduras
asiáticas. El postre, compartimos una tartaleta de manzana con
helado, también está muy bueno. La comida, tranquila, nos ha hecho
recuperar las fuerzas necesarias para volver andando hasta nuestro
hotel. Sigue lloviendo.
Tras la siesta
empezamos a andar con destino al restaurante en el que hemos quedado
con Pepe y Lidu (que, como cada año por esta época, está
trabajando aquí). Nos encontramos en la puerta de La Imperial de
Raimundo (Raimundo Fernández Villaverde, 44. Madrid. Teléfono: 91
553 89 75). Pese a no ser ninguna de las ciudades en las que solemos
encontrarnos (Barcelona o Castellón) la situación no difiere en
nada de nuestros encuentros habituales. Hay mucho que contar y lo
hacemos mientras disfrutamos de una comida – de tapas –
sensacional. Torreznos con pimientos del padrón, verduras a la
brasa, calamarcitos a la plancha y un riquísimo cachopo asturiano...
todo buenísimo y regado con – abundante - cerveza Brabante (un
agradable descubrimiento para mi). La relación calidad precio es muy
buena y el servicio excelente. Lástima que me caiga un poco lejos.
Volvemos a casa –
nos llevan Pepe y Lidu en su taxi – muy cansados después de un día
intenso. Hora de dormir en brazos de Hulk.
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