22 mayo 2008

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 22 de mayo de 2008


Hace años que utilizo distintas redes sociales con más decepción que alegrías. Por eso, cuando hace unos meses, abrí una cuenta en Facebook, lo hice más por inercia que por creer en su utilidad. Y tengo que decir que estaba equivocado. En pocos meses he recuperado el contacto con compañeros de estudios y de trabajo. Pero, a parte del contacto virtual que me ha permitido echar unas partidillas a poker con mi primo que está viviendo en Korea, he recuperado también el contacto – cara a cara – con gente a la que no veía hacia años.
Y dentro de esta tarea de recuperación de gente que te importa pero que la rutina diaria te ha hecho dejar atrás, el martes por la noche me reencontré con Joselusi en el Marc’s.
Con Joselusi y otros compañeros de trabajo (algunos de los cuales ahora son mis amigos) – hace ya catorce años – iniciamos un proyecto nuevo con todo lo bueno que eso tiene (la verdad es que no recuerdo demasiadas cosas malas de ese periodo). Después seguimos trabajando juntos durante seis años, pero es ese arranque el que cimentó nuestra relación. En los últimos años nos hemos visto poco y siempre por circunstancias relacionadas con alguno de nuestros trabajos o por casualidad. Es por eso que tenemos mucho que contarnos y muchos vacíos que llenar.
Lo hacemos primero delante de un par de bocadillos (en mi caso un delicioso “blanc y negre” y un “Acapulco”) y después con un par de copas en “La Torre Rosa”.
Intentaremos vernos más a menudo. Espero que nuestras respectivas rutinas no lo impidan.

Miércoles. Hemos dormido poco y mal y es por eso que cuesta el doble levantarse pronto. Al final lo conseguimos y, después de desayunar, bajamos al centro de Barcelona para probar un Gocar.

Los Gocar son unos pequeños vehículos biplaza, descapotables y con un divertido diseño deportivo, pensados para hacer turismo por la ciudad. Hoy nos lo dejan probar a cambio de que cuente aquí la experiencia.

Nos explican el funcionamiento – muy sencillo –, nos dan cuatro explicaciones de tipo práctico, nos dejan el casco que – por desgracia – tendremos que llevar y nos dejan para que nos movamos a nuestro aire.

María José al volante de un Gocar
El coche está dotado de un ordenador que, conectado con un sistema de GPS, nos guiará por la ciudad dándonos indicaciones sobre posibles rutas a seguir y explicaciones sobre los monumentos y barrios que vamos cruzando. Los Gocar son muy nuevos en la ciudad (es un invento que antes ha funcionado en ciudades como San Francisco, Miami o San Diego) con lo que nada más salir nos convertimos en el centro de atención. Una vez superada la primera vergüenza, empezamos a disfrutar de las sonrisas que nuestro vehículo – y por extensión nosotros – provoca en el resto de conductores y paseantes. El Gocar es un vehículo simpático y la verdad es que llama la atención. María José conduce y yo, cámara en mano, hago lo que todo buen turista tiene que hacer.

Las indicaciones del tour guiado son claras y, siguiéndolas, nos plantamos en poco tiempo en la Sagrada Familia. Una de las ventajas del Gocar es que puedes abandonar el tour guiado y dar vueltas por donde quieras, cuando te reincorpores a alguno de los puntos del tour guiado tu ordenador volverá a darte indicaciones (si estás fuera del tour permanece en silencio).

No tenemos tiempo para mucho más pero la experiencia ha valido la pena. Un paseo diferente por la ciudad en uno de los vehículos más divertidos que hemos probado.

Haruki Murakami. Kafka en la orilla
He acabado “Kafka en la Orilla” de Haruki Murakami y me ha gustado mucho más de lo que esperaba. Realidad y ficción se mezclan en un relato con regusto a tragedia griega actualizada.
Lo he estado evitando desde navidad - por su gran tamaño y peso que lo convierte en un incómodo compañero de trayectos en transporte público -pero creo que ha llegado el momento de enfrentarme al nuevo libro de Ken Follett. “Un mundo sin fin” será mi alternativa al gimnasio durante los próximos días.

2 comentarios:

Alex Castellá dijo...

Hace unos días vi un gocar de estos aparcado enfrente de la Puerta del Angel... me pareció de lo más curioso.

Anónimo dijo...

Monísima. Gracias cariño