DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 27 de noviembre de 2005
La promesa de un desayuno reparador me hace salir de la cama. Fuera, en el mundo exterior, el viento sigue soplando con fuerza. En la vieja cocina de la casa – ahora convertida en un cálido comedor – tomamos el desayuno y planificamos el día. Es el momento de abandonar el “Hostal del Castell de Gimenelles” y volver a la vida real.
Nos volvemos a perder pero al final llegamos a Barcelona. Nos espera una loca comida familiar.
El motivo de la concurrida reunión es la visita de Ángel (parte de la familia francesa y al que no veía desde el 1983). Estamos todos: mis padres, hermanos, tíos, primas… sólo falta Alberto que sigue con su tour turístico-laboral por Asia. En medio del vórtice de caos que hemos creado una vez mas, intenta sobrevivir Ángel que, pese a entender algo de castellano, no entiende el pedazo de familia que le ha tocado en suerte. Chistes, gritos, discusiones, abrazos, bromas, risas, más gritos… y él en medio de todo, sonriendo pese a la que está cayendo.
El resto del día lo pasamos durmiendo aquejados de una extraña enfermedad.
30 noviembre 2005
27 noviembre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
sábado, 26 de noviembre de 2005
He dormido bien. Cuando me levanto María José está acabando de preparar el desayuno. No tenemos prisa pero en pocos minutos hemos conseguido salir a la calle. Nuestro destino es el “Hostal del Castell de Gimenelles” (Sant Jaume dels Domenys. Tarragona. Tel. 977671871), un pequeño hotelito rural situado en un pueblo perdido del Penedés. El equipaje es poco (mañana volvemos) pero la tecnología ocupa un lugar destacado (hace un par de años hubiera sido impensable cargar con ordenador, reproductor de música – mp3- y cámara de fotos digital). Nos vamos al campo, si, pero sin renunciar a las ventajas de la civilización.
Un par de cruces de camino mal tomados y finalmente conseguimos llegar al hotel. Es un caserón que se alza en medio de un mar de campos. La vista es impresionante y al fondo el mar – lejano- reluce. Hace frío y mucho viento.
Nuestra habitación, todas tienen nombre, se llama “Cub de Raig ”, tiene dos niveles y es justo lo que andábamos buscando para descansar lejos del trajín de la ciudad.
En una de las zonas comunes del hotel escribo el diario mientras María José lee. El viento sopla con fuerza en el exterior. Nos recomiendan un par de restaurantes cercanos y acabamos decidiéndonos por “El Bosc” (Marta Mata, 46 Urbanització Els Boscos. Banyeres del Penedès (Tarragona) Tel. 977671871). La decisión no podía ser más acertada. La carta es generosa pero la especialidad de la casa es la carne y las verduras a la piedra, así que la decisión ya está tomada. Comemos muy bien y el trato es amable. Volvemos al hotel y rematamos con una siesta espectacular.
Cuando nos despertamos ya es oscuro y el viento ataca con fuerza las recias paredes de la casa. No volveremos a salir, hemos encargado cena y tenemos libros para leer.
Cenamos muy bien (cocina de la tierra con el toque justo de creación) y, después de leer un rato, seguimos con nuestra cura de sueño.
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DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 25 de noviembre de 2005
Miércoles. Pese a no tener demasiado tiempo para leer (el trabajo con la postal de navidad ha ocupado casi todo mi tiempo libre durante los últimos días) he acabado “Diablo Guardián” de Xavier Velasco (me ha gustado, intentaré seguir leyendo a este escritor mexicano) y he empezado “El psicoanalista” de John Katzenbach .
Por la noche, al salir de Levi Pants y casi muerto de frío, me encuentro en el “Portolés” con Jordi P., Víctor, David y Jesús. Hacía casi un año que no quedábamos los cinco y los primeros minutos los empleamos en ponernos al día. Han habido muchos cambios y no todos estamos al corriente de todos ellos. Después la conversación girará hacia los temas habituales (fútbol, películas, libros...) pero en el ambiente está la angustia que el trabajo nos produce, en mayor o menor medida, a todos. A ella volvemos de tanto en tanto. Hay algo que no funciona en el actual modelo laboral, se trabaja bajo mínimos con un nivel de exigencia muy alto y todo ello acaba pasando factura. Una factura que no deberíamos pagar y que mina nuestra resistencia.
Seguimos con copas en un horrible bar cercano y, por diversos motivos, se van produciendo deserciones. Al final quedamos Jordi P. y yo con un sabor agridulce. Me ha gustado mucho volverlos a ver pero me preocupa saber que no estamos tan bien como sería deseable.
Ya con Jordi caminamos hacia el Borne y, cuando nos quedamos sin las opciones habituales, tomamos una penúltima cerveza en el Astin. Después continúa nuestro periplo con una última cerveza, acompaña de un shawarma y de la conversación de Pablo (un chileno recién aterrizado en Barcelona que hace de encargado en el “Kapadocia”). Reconstituido por el tardío resopón dejo a Jordi y, entre las nubes de bienestar producidas por la ingestión generosa de cerveza, vuelvo a casa. En la parte de atrás del taxi, pienso en todo lo que hemos hablado durante la cena.
Viernes. María José me recoge a la salida de Levi Pants. Ha empezado el fin de semana.
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22 noviembre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 22 de noviembre de 2005
El otro día, en los comentarios de este diario, me encontré un mensaje de Víctor “Mans Blaves”. Me hizo ilusión ya que hacía casi un año que no tenía noticias suyas, concretamente desde que, a principios de año, protagonizó – en la mejor tradición curroromerista – una “espantá” de las que marcan época. Pocos días después, fue el hombre al que le comprábamos el vino, el que me informaba de su destino: Portugal.
Desde entonces el silencio, por suerte ahora roto por un mensaje que promete una pronta recuperación del contacto.
No me preocupa la falta de noticias. Mi amistad con Víctor a estado siempre marcada por periodos de largas ausencias. Son muchos años y muchas anécdotas compartidas. Es mucho el cariño.
En ocasiones me planteo si desnudarme en este diario, si exponer parte de mi vida a la vista de tantos desconocidos, sirve para algo. Cuando me encuentro un comentario como el de Víctor descubro que sirve para mucho mas de lo que creía.
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DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 20 de noviembre de 2005
Sábado. Se acerca la navidad y nuestra postal está todavía algo verde. Empezamos a trabajar en ella y la mañana desaparece de nuestra vista.
A la hora de comer llegan Jordi R. y Nuria. Les enseñamos las novedades que hay en casa y salimos hacia el Maxi (Ctra. Del Prat, 30 Bis. Barcelona. Tel. 932968410). Hoy todavía está más bueno que ayer... tenemos que mirar si tienen algún tipo de bono ya que nos estamos haciendo habituales.
Vuelta a casa y siesta gigante. He renunciado a ver el Madrid – Barça pero mientras trabajo en la postal escucho el partido (y lo disfruto mucho) por la radio. Lo que queda del día se invierte en el visionado de series.
Domingo. Me levanto – son casi las diez – preparo el desayuno y despierto a María José. Desayunamos sin prisas y nos ponemos a trabajar en serio con la postal. A mediodía empiezan las prisas y acabamos corriendo para llegar a tiempo al cine. Vemos “Match point”, me gusta.
Al salir, el sol nos ofrece sus últimos rayos. Hora de volver a casa, de comer algo, de siestas y de series en televisión (actualmente enganchados a “Frasier”, “CSI” (a las 3 ciudades), “diario de una abuela de verano”, “Alias”, “Las Vegas”...).
Se acaba el fin de semana y empieza un nuevo periodo de entrega a una causa en la que no sé si un día creí. Las luces del día festivo empiezan – lentamente – a perder intensidad. Los ratos con los amigos, la compañía de María José, la tranquilidad y la falta de obligaciones han restaurado lo que la vida laboral nunca debió dañar.
Aún nos queda la mañana del lunes, una prorroga nada generosa que aprovecharemos hasta el último minuto.
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19 noviembre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 18 de noviembre de 2005
Jueves. El acromatismo que domina la semana empieza a remitir gracias a un encuentro con amigos. Lo de menos es el motivo (la inauguración de unas oficinas), sólo importa la compañía. Cuando llegamos – tarde – ya están recogiendo. No importa, nos reciben con una sonrisa y nos dan de comer (entre otras cosas unas croquetas buenísimas). Marta, Alberto, Esther, Neus, Andreu, Marga... estar entre amigos ayuda a mitigar los estragos causados por un día de trabajo.
Viernes. Me levanto muy pronto y desayuno con María José. Dudo entre volver a la cama o embarcarme en una nueva sesión de “estaredinalámbricanohayDiegoquelahagafuncionar”. La segunda opción gana y tras un par de fracasos y alguna parcial victor a decido dejar la informática y salir a la calle.
En el Caixaforum visito L’Art Nouveau. El legado de Siegfried Bing, una fantástica muestra sobre la importancia de este galerista para entender la corriente artística a la que su galería dio nombre.
Tengo un poco de tiempo antes de enfrentarme a Levi Pants. Aprovecho para, sin moverme de sitio, visitar Tiempos de Video. 1965-2005 (una muestra de video creación surgida de la colección Noveaux Médias del Centre Pompidou y de los fondos de la Fundación La Caixa). Junto a mayúsculas tomaduras de pelo encuentro obras interesantes (Nam June Paik, Peter Campus, Bruce Naumann...). Me encanta la reflexión lúdica que propone Dan Graham sobre nuestra percepción de la realidad y su relación con el tiempo.
(vida suspendida, gentileza de Levi Pants)
Cena en el Maxi (nuestra oficina este fin de semana) con Olivia y Roberto. Hace mucho que no nos vemos y tenemos muchos temas que discutir (moda, arte, el mundo rural, la vida, las tapas...). Seguimos en Graceland, ha empezado – mejor inicio no podía tener – un nuevo fin de semana
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17 noviembre 2005
"El meu avi sabia de què parlava. Els blancs sempre fan el mateix. Primer ariben els missioners i amenacen amb l'infern. Després vénen els mercaders, que tot ho roben. I després els soldats. Tots són dolents, però els que arriben són pitjors que els anteriors."
Albert Sánchez Piñol. Pandora al Congo. Barcelona 2005.
"Nosotros tardamos, con suerte, veinte años en pagar una casa. Los pigmeos construyen la suya en menos de una semana. Trabajamos ocho horas diarias. Los pigmeos, ocho semanales. Nuestra libertad nos la da el despertador cada lunes. Claro que todo tiene su coste: ellos mueren antes. Podrías darles una lavadora, pero sabiendo que tendría un coste"
Albert Sánchez Piñol en el Babelia de El País (29 de octubre del 2005).
DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 17 de noviembre de 2005
A veces uno tiene el día tonto. Un día tonto es aquel en el que tus pensamientos vagan en direcciones extrañas. En esos días, y cada vez mas frecuentemente, pienso en hacerme pigmeo. ¿Es posible bajarme de un mundo en el que estoy comodamente asentado? La respuesta es si. ¿Estoy dispuesto a renunciar a las comodidades de las que disfruto y que a la vez son las culpables de mi esclavitud? Si soy sincero conmigo mismo, la respuesta es que no. Seguramente la respuesta es negativa por que no me atrevo a dar el salto, ya que podría vivir sin mucho de lo que tengo. A cambio conseguiría tiempo y libertad. Pero una cobardía disfrazada de comodidad me obliga a seguir cumpliendo horarios laborales, a trabajar mas de lo que sería lógico y - en un alarde de estulticia - a ofrecer lo mejor de mí en esos minutos que mi patrón paga a precio de risa. Lo que decía, a veces uno tiene el día tonto y se pone a escribir en su diario.
Pero como no soy pigmeo mi vida transcurre entre Levi Pants y Graceland (paraiso de las cajas que, desde hace un par de días, disfruta por primera vez de cortinas).
La semana pasa a un ritmo lento, demasiado lento y en la calle hace frío. Pese a todo tengo que salir, vuelvo en un rato.
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15 noviembre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 13 de noviembre de 2005
Sábado noche. Cena en casa de Quim y Carol con Toni, Emma y Jordi P. Un delicioso lomo mechado con hierbas y un postre impresionante son las estrellas de la noche. Hace tiempo que no nos vemos y tenemos mucho que contarnos. La cerveza acompaña la larga conversación animada por un impagable episodio de mesianismo (el segundo en poco tiempo) protagonizado por Jordi. Es muy tarde cuando volvemos a casa.
Domingo. El día casi no existe. Lluvia y recuperación.
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12 noviembre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 12 de noviembre de 2005
Ya ha oscurecido (demasiado pronto, demasiado frío... ya está aquí el invierno) pero el “Unforgettable moments of forgettable times” de “Siwel” aleja la oscuridad, los miedos y las bajas temperaturas (con la ayuda inestimable, hay que ser realista y abandonar la poética de taberna con la que he arrancado, de la calefacción de Graceland).
María José – repuesta del desgaste que supone una mañana de compras gracias a una siesta – juega a mi lado al solitario (spider).
Esta mañana nos hemos levantado y, como no teníamos pan, hemos ido a desayunar al centro comercial que hay cerca de casa. La decoración navideña empieza a amenazarnos desde escaparates y rincones. En pocos días estaremos en navidad – aunque falten mucho tiempo – y tendremos todo un mes por delante para ser buenos con nuestros semejantes y consumir compulsivamente.
En la tienda de discos no tienen entradas para el concierto de Rufus Wainwright de mañana, lo intentaremos en taquilla.
El azar nos lleva a la puerta del “Batik” (Valencia, 454. Tel. 932316015), un restaurante especializado en cocina tailandesa, indonesia y malaya. Hacemos un menú de degustación (15 Euros por cabeza) bueno pero algo escaso.
Vuelta a casa y tarde de lectura, de música (ahora es Rufus Wainwright el que pone la banda sonora a la tarde) y de tranquilidad mientras nos preparamos para una cena tardía en casa de Quim y Carol.
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11 noviembre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 11 de noviembre de 2005
Viernes otra vez. Después de desayunar con María José espero al hombre de las cortinas que hoy tampoco llegará (una llamada telefónica servirá para excusar el segundo plantón en pocos días).
Semana de trabajo duro en Levi Pants (aire acondicionado estropeado, bajas sin suplencias, vacaciones de parte de la plantilla...) sólo animada por los buenos ratos que he pasado en compañía de María José y por una cena deliciosa en casa de Carles y Montse. El miércoles, al salir de Levi Pants después de un día especialmente agotador, nos encontramos en su casa con el grupo de amigos con el que - contra todo pronóstico - hemos conseguido encadenar varias cenas: Albert, Esther, Marta, Neus, Andreu, los anfitriones y nosotros, nueve en total.
La comida deliciosa, la bebida abundante y la conversación divertida. No se puede pedir más. Quedamos para la siguiente (en está ocasión una comida) en la que intentaremos liar a mas amigos del grupo.
Al salir me vence el cansancio y no cedo ante la nostalgia de entrar en el bar que hay bajo la casa de Carles y Neus. Hace años - muchos creo - fué lugar habitual de salidas nocturnas memorables y de otras no tan memorables.
Las lentejas que estoy preparando mientras escribo esto empiezan a oler. Es un olor de invierno, de días fríos y grises como el que hoy me está obligando a quedarme en casa hasta que sea la funesta hora de iniciar el camino hacia la ciudad vecina de la ciudad vecina. En unas horas empieza un nuevo fin de semana.
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07 noviembre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 6 de noviembre de 2005
Sábado. Desayuno con María José en el exterior de Graceland. Necesitamos gafas de sol para poder enfrentarnos a los primeros rayos que calientan nuestro, cada vez mas lleno de plantas, patio.
Mientras María José se emplea a fondo en el mantenimiento de la nueva vegetación que amenaza con hacerse con el poder, yo me voy a comprar al mercado. Es pequeño y no lo conozco demasiado pero poco a poco me voy haciendo con él.
Por la tarde, y después de siestas e indecisiones varias, decidimos ir hasta los Icaria con el coche que nos dejaron hace un par de meses y que aún nadie ha reclamado. Aparcamos en la puerta y, tras mucha cola, conseguimos un par de entradas para ver "el jardinero fiel" (una gran película, nos encanta a los dos).
Vuelta a casa. Pese a no haber hecho demasiado estamos muy cansados.
Domingo. He dormido mas de lo habitual pero no lo suficiente para perderme el desayuno al sol que estamos institucionalizando. Una vez acabado, y como nadie nos ha traído el periódico, nos entregamos a la vagancia, a los sudokus y a los crucigramas de Mambrino.
Jori R y Nuria nos llevan al "Quejio", un bar cercano a su casa donde vamos a hacer el aperitivo. Callos, costillas, patatas bravas y sardinas, todo buenísimo y regado con abuendante cerveza. Salgo experimentando ese estado de ingravidez delicioso que se consigue los domingos tras un buen aperitivo.
Vuelta a casa. Pese al generoso aperitivo encuentro un hueco para una comida que remato con una siesta de profesional.
Ha oscurecido cuando me levanto. Me pongo a cocinar (un par de platos para una comida con compañeros de trabajo que tiene María José el martes) mientras escucho la jornada futbolística. El fin de semana se acaba. Mañana toca batallar para conseguir uno nuevo.
Escrito por xavi a las 10:22 p. m. 0 comentaris
05 noviembre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 04 de septiembre de 2005
Por fin es viernes. Me levanto pronto y me encuentro con el desayuno preparado. El cambio de horario tiene una única cosa buena: fuera no es oscuro y se agradece la luz difusa que empieza a llenar el patio de casa. Desayuno con María José y planificamos el largo día que tenemos por delante.
María José se va a trabajar y, mientras espero al carpintero que tiene que ajustar una puerta del armario, aprovecho para añadir programas al ordenador. El ajuste es una cosa sencilla y pronto quedo libre.
En la oficina de objetos perdidos no encuentro nada de lo que nos robaron el otro día. Aprovecho para dar una vuelta por el barrio, para ver nuevas y viejas tiendas, para pasear sin prisas disfrutando del ajetreo de un día laborable desde el punto de vista del que no tiene obligaciones por cumplir.
Pero todo es una ilusión, Levi Pants pronto reclamará mis servicios y deberé acudir a su llamada. La jornada laboral se convierte en un infierno: aire acondicionado estropeado, máquinas que dejan de funcionar por el calor... pese a todo el buen ambiente que reina entre nosotros consigue convertir una jornada dura en un entretenido sufrimiento. Salgo agotado y en la puerta me encuentro la sonrisa de María José que me lleva a casa. Preparo una cena para poder disfrutar de la primera expulsión de Gran Hermano 7.
El libro ("El diablo guardián" de Xavier Velasco), leído en los largos viajes a la ciudad vecina de mi ciudad vecina, me está gustando mucho. En unos días seré capaz de hablar en "slang" mexicano.
Escrito por xavi a las 11:59 a. m. 4 comentaris
03 noviembre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 2 de noviembre de 2005
Empieza la semana y, a la vuelta de la esquina, nos encontramos con un día festivo. que es recibido con la alegría que se merece. Lo gastamos compartiendo Graceland con la familia. El tiempo - este verano que se resiste a abandonarnos definitivamente - acompaña y nos permite comer en el patio y alargar la sobremesa hasta que el sol desaparece - maldito cambio de hora -.
No hay tiempo para mucho más. Se agota el día festivo y detrás aparece otro día laborable, y después otro... y otro más.
Escrito por xavi a las 7:44 a. m. 2 comentaris
31 octubre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 30 de octubre de 2005
Días sin escribir, días en los que lo bueno y lo malo se mezclan dejando un regusto agridulce. Pero la vida está hecha de pequeños sinsabores y de mínimas victorias, unos y otras olvidadas al poco tiempo de haber ocurrido.
Viernes. Acabo “Pandora al Congo” de Albert Sánchez Piñol (una maravilla, una pequeña delicia fácil de leer que recomiendo a todo el mundo), he disfrutado mucho.
Empiezo “El diablo guardián” de Xavier Velasco que, pese a tener un nombre catalán, es un autor mexicano que me recomendaron (y regalaron el libro) Amador y María.
Me encuentro con ellos en el metro que les llevaba – y a mí también – a Graceland. Hemos quedado para cenar en el Maxi (c/Carretera del Prat, 30 Bis. Barcelona Tel. 932968410). Pulpo, calamares, lacón, jamón, mejillones, cañaillas, pimientos del padrón... nos ponemos las botas y no paramos de hablar. Continuamos en casa. El fin de semana no podía empezar mejor.
Sábado. El día despierta lento en Graceland. Finalmente conseguimos salir y nos acercamos al mercado a comprar. No es el mercado al que – en pocos días – me había vuelto a acostumbrar – falta variedad y cantidad – pero es el que tengo cerca y debo hacerme a él. Hacer la compra a cuatro manos es mas agradable.
Al volver tenemos la primera desagradable sorpresa. Nuestros vecinos –en un afán corporativo difícil de entender – han organizado la tercera reunión en poco mas de un mes. Parece que por tercera vez será María José la que sufra las consecuencias.
El resto del día transcurre entre siestas, partidas del solitario “spider”, de dardos y capítulos de Fraisier.
Domingo. Decidimos coger las bicis por primera vez desde Graceland. Las ruedas están deshinchadas. Perdemos una hora buscando la mancha entre las muchas cajas que todavía decoran el sótano de casa. Al final – cuando ya nos habíamos rendido – aparece en una bolsa donde no debería haber estado nunca. Cruzamos Montjuïc con más penas que glorias y llegamos al centro de Barcelona. Damos una larga vuelta y nos regalamos una cerveza en “El chiringuito del mar” (Playa de Sant Sebastià. Barcelona). Hace sol, la gente llena la playa y nosotros vamos con ropa veraniega.
Estamos muy cansados y decidimos volver a casa con metro. Delante de las taquillas, y en un despiste, nos roban la cartera que llevábamos en las alforjas de la bici. La guardia urbana – totalmente despreocupada por nuestro problema – nos indica que estas cosas pasan y la comisaría mas próxima para ir a poner la denuncia (en ningún momento hicieron amago de intentar ayudarnos de otra manera). Ponemos la denuncia y volvemos a casa en bici – todo nuestro dinero, por suerte no demasiado, y las tarjetas y documentación de María José estaban en la cartera. Sobretodo sabe mal por los recuerdos que también llevaba en la cartera.
En casa descansamos un rato y nos acercamos a un tanatorio cercano a casa – no sabíamos que estaba tan cerca – a darle un abrazo a un amigo. Otra mala noticia.
Al volver a casa – y aunque parece imposible – nos perdemos y acabamos haciendo un tour turístico por la Zona Franca.
Volvemos a casa muy cansados. Cocinar un rato me ayuda a reponerme de los sinsabores del día.
Escrito por xavi a las 1:48 p. m. 1 comentaris
28 octubre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 28 de octubre de 2005
Se acaba una nueva semana laboral. Quedan atrás cinco días de rutina con pequeñas ventanas abiertas a la esperanza: desayunos con María José, lecturas – “Pandora al Congo” me está encantando -, la irrupción explosiva de una nueva entrega de “Gran Hermano”, llegar a casa después del trabajo y encontrarme la cena preparada...
En Graceland se está muy bien pese a los pequeños inconvenientes que convertir una construcción en una vivienda comporta.
Miércoles noche. Salgo de Levi Pants con Jordi P. – recientemente fichado por la insigne empresa que me alimenta desde hace algo más de un año – y nos acercamos hasta el Born. Pateamos las calles en busca de algún sitio donde saciar el hambre acumulada durante todo el día. Recalamos en “el Born”, un pequeño restaurante especializado en fondees. Para empujar la fondee de carne que elegimos caen las primeras cervezas. Hablamos de trabajo, de Levi Pants, de música, de libros, de cine, de gente que conocemos, de gente que conocimos, de gente que no hubiéramos querido conocer, de cosas que pasaron hace tiempo, de política, de cosas que han pasado hace poco, de la vida, de cómo arreglar el mundo, de fútbol, de ordenadores... pero una cena, aunque sea reposada, da para poco rato de conversación. Continuamos con una cerveza en el “Suborn”, la acompañamos con patatas chips mojadas con una salsa inidentificable (he probado cosas mejores).
Salimos a la calle. Caminamos hasta “El Nus”, está cerrado. Nos acercamos al “Kan Kan”. Dani está cerrando, hablamos un rato y continuamos nuestra búsqueda de un lugar donde poder continuar la interrumpida conversación. Nos acoge el “Clansman” que hoy, pese a ser jornada de fútbol, está totalmente vacío. Acompañamos la cerveza con unas onduladas de alto nivel.
Decidimos hacer la última y la que sobra en el “bar del billar de enfrente de “El Nus”. Cerveza, billar y kikos de máquina (como final de fiesta gastronómico nuestra elección no puede ser mas lamentable).
Lo he pasado en grande. Vuelvo a casa con un taxista que me informa del resultado de la jornada de liga de hoy.
Jueves. No hay resaca pero el cansancio es descomunal. Me arrastro economizando esfuerzos. Estoy mayor para según que cosas.
Escrito por xavi a las 9:39 a. m. 4 comentaris
24 octubre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 23 de octubre de 2005
Sábado. El verano, enterrado ya por muchos, se defiende como gato panza arriba y consigue arañar una prorroga recibida con aplausos y menorquinas. Acabará por ser vencido pero su lucha se agradece.
Mañana de compras para Graceland y de visitas a tiendas de muebles. Llegamos a casa tarde y no tenemos ganas de cocinar. Seguimos un consejo de Yoli y Rafa y nos dejamos caer por el “Maxi” (c/Carretera del Prat, 30 Bis. Barcelona. Tel. 932968410). Nos sentamos en la terraza y nos pedimos unas tapas (medias raciones ya que nos han avisado que para dos tendremos bastante). Todo está muy bueno. Calidad, cantidad y a buen precio. A los cafés se apuntan Rafa, Yoli y Lucas que acaba de decidir comprobar empíricamente el efecto de la gravedad en el cuerpo humano. Lucas es muy pequeño y sus padres están preocupados, pero las risas que Lucas nos regala indican que – una vez pasado el susto - todo va bien. Los orujos con los que la casa nos obsequia acaban de poner todo en su sitio.
Vuelta a casa y siesta.
Paso la tarde y parte de la noche intentando (y finalmente consiguiendo) dotar a Graceland de una fantástica red inalámbrica. Ahora acceder a internet será mucho más fácil.
Domingo. Arranque lento. Pedimos un pollo a l’ast por teléfono y Jordi P. y Emma se apuntan al festín aportando un brazo de gitano, la comida dominical ya está completa.
En nuestra antigua casa no solíamos quedar con amigos para comer. Esta nueva modalidad de encuentro con los amigos, mas tranquila y relajada que las cenas, me gusta mucho.
Cuando nos quedamos solos, el ritmo del domingo se vuelve a ralentizar. Es el momento de dejarse llevar por la inercia del fin de semana y de acabar de cargar las pilas que nos darán energía durante el resto de la semana. Son las horas lentas y apacibles que suelen acompañar el final de todas las semanas.
Escrito por xavi a las 2:31 p. m. 0 comentaris
20 octubre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 20 de octubre de 2005
La semana pasa alarmantemente lenta. Aprovecho el ritmo reposado para acabar “L’Historiador” (que, pese a que me ha gustado, no es la joya literaria que alguna crítica literaria proclama) y he empezado “Pandora al Congo” la nueva novela de Albert Sánchez Piñol (el arranque, de momento no puedo decir mucho más, me ha encantado y el libro me tiene totalmente cautivado).
Miércoles noche. Volvemos a nuestro viejo barrio y vemos los cambios que en sólo dos meses ha experimentado. El motivo de la visita es una cena pendiente con Jordi R2 en el “Santa Caterina Cuines” (Tel. 932689918) un restaurante nuevo situado en el interior del mercado de Santa Caterina. Jordi llega un poco tarde pero lo perdonamos inmediatamente cuando nos obsequia con un fantástico pan casero recién hecho (razón de su pequeño retraso).
El atractivo espacio del restaurante (abierto, con techos muy altos y lleno de plantas) me hace olvidar rápidamente alguno de los inconvenientes (no reservan, mesas compartidas, no se puede fumar en las mesas – no soy fumador pero me molesta la limitación impuesta a los fumadores - ...). Los platos, todo es para compartir, van llegando y todo está muy bueno. El público, que probablemente es la primera vez que visita el barrio, es otra de las cosas que me sorprende.
Hablamos, como siempre, de todo un poco y tenemos ganas de alargar pero el madrugón que se adivina en el cercano horizonte de mañana por la mañana nos hace desistir.
Al salir me cruzo con “Gallo” que está sentado en la barra inmerso en ese mundo particular del que pocas veces sale. Me alegra volverme a encontrar con uno de los últimos personajes pintorescos de la ciudad, hacía mucho que no lo veía.
Jueves. Me levanto pronto y desayuno con María José el delicioso pan que ayer nos hizo Jordi (motes gracies).
Escrito por xavi a las 10:33 a. m. 0 comentaris
18 octubre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 16 de octubre de 2005
Me despierto tarde y con la sensación de que una apisonadora me ha aplastado durante la noche. Es lo que tiene salir al campo cuando uno es un urbanita recalcitrante.
Se impone un día de descanso pero lo primero que hacemos es montar las cuatro estanterías que no pudimos montar el viernes, el conjunto es imponente.
Consigo salir de casa, me acerco a la gasolinera y me hago con el último “La Vanguardia” que les queda.
Ahora si, descanso. Lectura en el patio, CSI’s, siestas... un domingo clásico.
Por la noche nos encontramos con María y Amador y después de una cerveza en su casa nos llevan al HANAGIN (c/Provenza, 201. Tel. 934546595). El Hanagin es un japonés de precio fijo. La ventaja es que tu pides lo que quieres comer y, como en cualquier restaurante, te lo preparan al momento. Todo está delicioso.
Al salir, y para bajar la comida, damos un paseo nocturno y rematamos la noche en una cervecería cercana.
Como premio por habérmelo comido todo y por haberme bebido toda la cerveza que me han puesto – es la única razón que se me ocurre – Amador y María me regalan un surtido de chucherías mexicanas que estoy disfrutando mucho.
Escrito por xavi a las 7:38 a. m. 0 comentaris
16 octubre 2005
DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 15 de octubre de 2005
He dormido poco cuando suena el despertador. Con pereza arrancamos y conseguimos, después de desayunar, salir juntos. En el metro nos separamos, María José se va a Castellón y yo a una tradicional excursión con ex compañeros de trabajo.
El tren que me lleva a Cerdanyola va casi vacío y, pese a que el sueño me vence en algún momento, consigo no dormirme profundamente y no me paso de parada. Recuerdo, al bajar, las muchas veces que, en esta misma estación y con los mismos ojos llenos todavía del sueño del madrugón, cambiaba de transporte en mi camino hacia la universidad.
Albert, el culpable de esta entrañable tradición, me recoge en la estación y me lleva hasta el punto de reunión. Poco a poco van llegando el resto de expedicionarios, todos relacionados con la empresa para la que trabajé hace ya unos años. Algunos, como yo, han dejado de trabajar en ella y otros todavía ahora trabajan en esa empresa. Es una oportunidad para encontrarme con ellos, para intercambiar – en las breves conversaciones que iré teniendo a lo largo del día – noticias sobre la evolución de nuestras vidas, para reír y para recordar viejas batallas perdidas y ganadas.
Reunirse es difícil y, cuando por fin estamos todos, empezamos la subida a “la Mola”. El día no nos acompañará y tendremos suerte si no nos llueve. El camino – pese a mis continuas quejas – es tranquilo y sólo lo endurece un poco la niebla que nos rodea, nos empapa y no nos impide dejar de sudar.
Dos horas después llegamos al monasterio de Sant Llorenç de Munt y en unos minutos ya estamos sentados en la larga mesa (en total somos 17) con una cerveza en la mano.
Comida hecha a la brasa, vino peleón y cava para brindar por el cumpleaños de Xavi C. sirven de cojín para las anécdotas de siempre y para nuevas historias. Recuperamos lo mejor del tiempo que pasamos juntos y tengo la sensación de que no ha pasado el tiempo, de que todavía participamos de un mismo proyecto. Es agradable. Fuera no para de llover.
Cuando escampa – la lluvia ha servido de excusa para una ronda extra de cava – empezamos a bajar. El sol nos acompaña y hace la excursión mucho más agradable. Rosa se pierde por el camino y – suerte del teléfono móvil – tardamos un buen rato en volvernos a reunirnos todos.
Llegan las despedidas, los abrazos y los “hasta pronto”. Ha sido agradable, el año que viene – si puedo – no faltaré.
Cuando llego a casa María José acaba de llegar. Tengo las fuerzas justas para dejarme preparar la cena y para intentar leer un poco antes de caer rendido.
Escrito por xavi a las 6:15 p. m. 0 comentaris
DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 14 de octubre de 2005
Me levanto pronto y desayuno con María José. Hoy tengo fiesta y pienso aprovecharla en todo tipo de actividades provechosas.
Instalo la conexión adsl (por fin, tras dos meses de incomunicación, vuelvo a estar en contacto con el mundo exterior) y espero que lleguen las estanterías que ayer encargué en Ikea (dado el volumen de lo comprado decidimos que, por una vez, el trabajo de transporte lo hagan otros).
Espero a María José para empezar el montaje de las estanterías pero mientras voy preparando la reubicación de los cd’s y cuando llega nos entregamos a un frenesí de montaje en cadena sólo interrumpido por una comida rápida en un restaurante chino cercano a casa (que sólo será utilizado en casos de emergencia). A última hora hemos conseguido tres cosas: montar ocho estanterías, ampollas en los dedos de tanto apretar tornillos y dolor en articulaciones y músculos varios.
María José se va al teatro con Nuria y yo espero a Jordi R. leyendo un libro en el “Deportivo” (Rambla Just Oliveras, 63. L’Hospitalet. Tel. 933375885). El olor de las tortillas que no paran de salir de la cocina es muy tentador. Cuando Jordi llega, cambiamos de bar y hacemos una cervecita mientras esperamos la hora de inicio del concierto de Jaume Sisa que hemos venido a ver.
Jaume Sisa, vestido como Chiquito de la calzada y armado de un repertorio de movimientos que en demasiados momentos me lo recuerda, presenta su nuevo disco “el congrés dels solitaris” acompañado de cuatro músicos que consiguen eclipsarlo en algunos momentos del concierto. Lo mejor son los temas de “Visca la llibertad” que nos ofrece en la segunda parte del concierto y los bises (coreados y esperados –sobretodo un discreto “Qualsevol nit pot sortir el sol”, por un público entregado desde el primer momento).
Al salir vamos a Barcelona y cenamos un bocadillo con María José y Nuria. Es muy tarde.
Escrito por xavi a las 6:09 p. m. 2 comentaris