DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 14 de noviembre de 2019
1969...
El niño de la gorra ridícula soy yo.
Los dos tipos que me dan la mano, con pinta de mafiosos de
Florida, son mi padre y mi tío Hernán.
Hoy, casi tres años después de la muerte de su amigo Tony, Hernán
se ha ido rodeado de los que lo querían.
De la foto sólo quedamos el lugar (S’Agaró), yo (ambos mejorados
o empeorados por el paso del tiempo – es cuestión de matices y de puntos de
vista-) y un montón de recuerdos.
Mi tío Hernán era también mi padrino. De los primeros años
sólo me queda el recuerdo transmitido por las fotos. Celebraciones familiares,
vacaciones en la playa, excursiones a la montaña…
Durante muchos años, mi tío Hernán fue parte del grupo
variopinto de adultos que se encargaron de mi educación básica. Lo recuerdo
como el adulto que me hacía reír, el que volvía de sus salidas de fin de semana
con chocolates increíbles o coches de juguete, el de las monas espectaculares, el
taxista ocasional (era el único que tenía coche en una familia de “descochados”),
el que hizo más grande la familia añadiendo a mi tía – Lluïsa - al
casarse con ella, el que me regaló mi primera – o mi segunda – bici de
carreras, el que disfrutaba en las
reuniones familiares, el apasionado de los vinos, el que me acogió en su casa
cuando tuve que estudiar en verano, el padre de Albert, Marta y Anna, el abuelo de Lluc y Quim…
Hernán es el tipo que se cayó, con más de 70 años, en la
calle haciendo carreras con mi madre cuando ambos intentaban demostrar por que
lado de la calle se llegaba más rápido (mi cabezonería es hereditaria y ya
sabéis de donde viene), el que se dejaba una barba impresionante de papa Noel
para que dos treintañeros (María José y yo) fueran felices, el que se parecía a
Junior Soprano cuando no llevaba esa fantástica barba…
En los últimos años mi tío Hernán era el señor que hacía
sudokus en casa de mis padres después de leer la prensa, el que disfrutaba
viendo Betevé y luego te contaba lo que había visto, el que sufrió mucho cuando
mi padre murió….
…Siempre me quiso y siempre lo demostró.
Tietnan espero haver
aportat a la teva vida més alegries que penes, més bons moments que disgustos.
Tu ho has fet a la meva al llarg d’aquests 51 anys que he tingut la sort de compartir
amb tu. Recordaré tots aquests bons moments tan com et trobaré a faltar! T’estimo!
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