DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 13 de febrero de 2005
De nuevo en el balcón de nuestra pequeña habitación en “La Fosca”. Escribo un rato mientras María José se ducha. El sol se levanta y empieza a calentar, pronto me sobrará el jersey que me he puesto. La playa está desierta y sólo se oye el rumor de las olas y el canto de los pájaros. La vista también es impresionante. Sólo por este momento ha valido la pena desplazarse hasta aquí.
Bajamos a desayunar en el comedor del hostal, desde la ventana vemos el mar.
Seguimos delante del mar cuando, ya en S’Agaro, paramos en la terraza de “La taverna del mar” para repasar los periódicos de hoy domingo. Esta ilusión de verano nos acompañará y nos dará fuerzas durante los próximos días.
En Alella nos encontramos con Carles y Dolors, comemos un menú en un restaurante y devolvemos el coche a los padres de María José (con el depósito no muy lleno, sin Coca-colas light y sin jamón). “El Tete” tiene que bajar a Barcelona en coche y nos lleva a casa.
El resto del día lo invertimos en vegetaciones caseras de domingo terminal.
15 febrero 2005
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