21 abril 2016

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 21 de abril de 2016

Hay periodos en los que sentarse a escribir resulta una tarea hercúlea. Los que leéis con asiduidad este diario (¡Hola familia!) ya habréis notado que – sin duda – atravieso uno de esos momentos. No se trata de una falta de creatividad – Diario de un Ocioso nunca ha destacado por eso –, ni de una falta de actividades – pese a una excesiva vida laboral, no he dejado en ningún momento el ocio de lado -, tampoco hay motivos ocultos, de salud, futbolísticos (no ha sido un buen periodo para los barcelonistas), esotéricos o existenciales... mi falta de actividad escritora – mi intención era poner literaria...pero tampoco – responde únicamente a la conjunción de grandes dosis de pereza con circunstancias que me alejan de la mesa y del ordenador donde suelo escribir.

Lo que leo también influye en como escribo. Y tras leer a Karl Ove Knausgard (no se poner el circulito encima de la segunda a de knausgard) tenía la intuición de que mi escritura daría un salto cualitativo ya que “La muerte del padre”, primera parte de “Mi lucha”(6 largas novelas, más de 3000 páginas, que estoy deseando devorar) , me ha cautivado. La escritura de Karl Ove Knausgard tiene todo aquello que suele faltar en este diario: ficción – toda escritura lo es – que roza la realidad, hiperrealismo autobiográfico, sinceridad descarnada, oficio, talento...

Decía que tras leer a Karl Ove Knausgard creía haber encontrado el camino a seguir... y mientras esperaba que cayera en mis manos la segunda parte, “Un hombre enamorado”, abrí un libro que había comprado para un amigo – El “Jambalaia” de Albert Forns – y empecé a leerlo. En Jambalaia también hay autoficción, metaliteratura y reflexiones sobre el hecho de escribir (en ambos libros el escritor está escribiendo sus primeros trabajos) , egoescritura... Pero Forns le añade humor, gamberrismo intelectual y referencias cercanas... es casi lo mismo, pero a la mediterránea. Mi amigo se ha quedado sin libro y yo sin los buenos propósitos literarios. Desengañémonos, yo tampoco soy nórdico, aunque me gustaría escribir como el bueno de Karl Ove.

Y después de tantas disquisiciones que no llevan a lugar alguno, la familia estará esperando noticias frescas sobre mi devenir vital. Aquí tenéis el habitual resumen de aliño – hecho consultando el Google Calendar desde el último día que me puse a escribir – que pese a ocupar un largo periodo de tiempo, no tiene demasiadas entradas: Documental musical en el sótano de Graceland con los amigos (vimos el excelente “The Punk Singer” centrado en Kathleen Hanna), una comida con mis padres para celebrar el cumpleaños de mi madre (en el restaurante de enfrente de su casa), muchas series (en realidad no tantas), la preparación y la consumación de un aperitivo – comida y casi cena – en Graceland para celebrar el cumpleaños de María José rodeados de amigos, un poco de lectura y muchas partidas a diversos juegos online.


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