11 octubre 2009

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 11 de octubre de 2009


Sábado. En el barrio han montado un mercado medieval.
En nuestra particular versión del “mercado medieval” hay vendedoras de avanzada edad disfrazadas de jocker de Heraclio Fournier, juegos de psp, ratones inalámbricos y banderitas de papel.
Hacemos una visita rápida y una hora después estamos – con Víctor “Mans blaves”y Antonia – en los “Encants”. Este si que es un mercado medieval: mucha gente, calor, gritos, “3 bragas a un euro”, olores difíciles, objetos inverosímiles, trastos viejos, joyas entre la basura, regateo, empujones... no hay nada como lo auténtico para sacarse la mala sensación que siempre deja el cartón piedra.
Mientras María José y Antonia siguen buscando (al final María José conseguirá piezas para completar nuestra desaparejada vajilla), acompaño a Víctor hasta el mercado para comprar los últimos ingredientes de la comida de hoy. En el mercado hay orden y limpieza, pero el tercer mercado de hoy también tiene encanto y ese ambiente que hace que comprar aquí sea completamente distinto que hacerlo en cualquier otro tipo de comercio.
Aperitivo mientras Antonia y Víctor cocinan para nosotros (esta vez Víctor si que cocina).
En su patio – hay que aprovechar estos últimos días en el que el tiempo nos lo permite - nos comemos un sensacional risotto de setas y langostinos (uno de los mejores que me he comido nunca) y, de postre, una tarta de limón de la que – por suerte – María José ha anotado la receta.
Volvemos a casa, apetecería descansar pero mañana domingo tenemos una cena en casa y hay que preparar el estofado (que siempre está mejor si se ha cocinado el día antes).

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