19 diciembre 2005

“Estimados clientes, el jefe de cocina se acaba de operar de apendicitis. Por favor reduzcan los pedidos de comida cruda para que se pueda recuperar con normalidad. ¡Disculpen las molestias! ¡Gracias!”
Pancarta en el medio del comedor de un restaurante japonés. Barcelona.



DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 17 de diciembre de 2005


Viernes. Empiezan a llegar las primeras felicitaciones de navidad y, a la vez, las primeras respuestas a las que hemos enviado nosotros. El esfuerzo ha valido la pena, ya ha empezado la navidad. Lo celebro acercándome al centro de Barcelona y entregándome al deporte nacional por estas fechas: la caza y captura del regalo.
Por la noche, y después de un productivo día (al menos para la empresa) en Levi Pants, María José y Jordi R2 me rescatan del tedio con una cena en Graceland. Hemos renunciado a salir ya que hoy es el día internacional de las cenas de empresa. El riesgo de que un grupo de compañeros de trabajo te toque en la mesa de al lado es muy grande y no queremos correrlo. Si es duro soportar la cena de la propia empresa, aguantar la de una gente que no te tienen que sufrir durante todo el año debe ser todavía peor.

Sábado. Nos levantamos tarde y no conseguimos arrancar hasta el mediodía. En Sants intentamos encontrar el regalo perfecto para la familia y aprovechamos para pasear por la calle. No tenemos demasiado éxito y acabamos comiendo en un restaurante japonés.
Volvemos caminando a Graceland.
Reventados, descansamos.

A última hora de la tarde nos encontramos con Albert, Esther, Marta, Neus, Andreu, Montse, Carles, David y Nuria. El sistema de quedar en una cena para la próxima ha vuelto a funcionar (con nuevas incorporaciones y actividad previa a la cena, una carrera de Karts en la que no participo).
Todavía con la adrenalina a flor de piel después de la dura competición cenamos en “El Caliu” (Sta. Rosa, 21. Esplugues de Llobregat Tel. 933717436), un pedazo de pueblo a dos pasos de Barcelona.
Al final de la cena salen las agendas, es necesario organizar la próxima quedada.

15 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 15 de diciembre de 2005


En la calle hace frío, mucho frío. Encerrado en Graceland escucho el “A grand don’t come for free” de The Streets intentando que la música de un poco de calor al día. Con una desazonadora sensación de falta de tiempo, deambulo por los días que separan un fin de semana de otro. Es una travesía por el desierto en busca del siguiente oasis. Si uno de esos vergeles repartidos a lo largo del camino no tuviera agua, los apuros serían grandes, la supervivencia difícil.

No todo es sombrío. Disfrutar en compañía de María José de Graceland, leer el “Glamourama” de Bret Easton Ellis (en los últimos días, durante mis viajes al trabajo, me he pasado dos veces de parada totalmente absorto en su lectura), ver algunas series (“CSI”, “Roma”, “Las Vegas”, “Alias”...) y escuchar música son cantimploras que ayudan en la larga travesía de cinco días. Ya queda menos.

13 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 11 de diciembre de 2005


En mi ciudad tenemos una larga tradición consistente en colgar cosas en los balcones. Hace años se solían colgar, una vez usadas, las palmas y los palmones. Todavía hay quien conserva esta tradición, pero últimamente ha caído en el olvido. También es tradicional colgar banderas para celebrar las fechas importantes y todo tipo de pancartas reivindicativas. Otra de las cosas que se suelen colgar en los balcones – o, en su defecto, en las ventanas - es la propia persona (es una manera de protesta que, poco a poco, va ganando adeptos).
La última desafortunada moda colgante la protagonizan multitud de “papa noeles” que este año amenazan con colapsar el espacio balcón de nuestra ciudad. Son de todos los tamaños y condiciones. Unos cuelgan de sus escaleras en un eterno “estoy a punto de llegar a tu casa para dejar los regalos que llevo en el saco”, otros – con más descaro- se han instalado en una silla del balcón y miran con descaro hacia la calle. Los hay pobres y lujosos... pero todos son - estéticamente - un atentado.
En el trayecto que nos lleva desde casa al Ugarit cuento mas de una veintena. La invasión está cercana.

Después de comer en el Ugarit nos encontramos con María y Amador y nos acercamos al faraónico recinto del Fórum. El motivo de nuestra primera visita a este recinto es la presencia en su desaprovechado suelo de un circo sobre hielo, el circo “Paraiso” (hemos conseguido las entradas en una tele local).
En el interior del circo hace frío, mucho frío. Claro, el hielo, concedes antes de empezar la función. Cuando acaba la función (floja salvo algún número de trapecio de mucho mérito) te preguntas cual es la razón de la presencia del hielo. La verdad es que podrían haber hecho lo mismo sin hielo y en un ambiente cálido y todos hubiéramos sido mas felices. Porque ¿era necesario que el saxofonista que se marca un solo en el centro de la pista saliera con patines? (Patines – que todo sea dicho – no dominaba a la perfección) Es mas, ¿era necesaria la presencia del saxofonista en el centro de la pista? ¿Es un solo de saxo un número circense? ¿El hecho de tocar sobre patines es un número de riesgo?
Son preguntas que, lamentablemente, nunca encontrarán respuesta.
Pese a que no es el circo de nuestra vida, nos lo pasamos bien y conseguimos llegar al final de la función sin congelaciones en las extremidades. Una tarde distinta y muy entretenida.

11 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 10 de diciembre de 2005


Miércoles noche. Al salir de Levi Pants me encuentro con María José, Amador y María en “La Esquinica”. La cola, como casi siempre, es impresionante. Pero por suerte María José ha llegado un poco antes y no tendremos que esperar mucho mas (cuando llego el mañico está llamando al 53 y nosotros tenemos el 64). El ambiente es el habitual y, ante el desfile de tapas y de simpatía que nos ofrecen, he de acallar las voces derrotistas que afirman que “ya no es lo mismo que antes”... si no te gusta, no vayas, panoli.
Continuamos la noche en un Pub ingles perdido en alguna calle del Eixample.

Jueves. Fiesta otra vez. No consigo sacarme el pijama en todo el día. En casa se está muy bien.

Sábado. La extraña semana está llegando a su fin. Después de un nuevo día de trabajo es el momento de disfrutar de un largo fin de semana. Aprovechamos para acabar de escribir las felicitaciones de navidad y para acercarnos a correos para enviar las primeras. Como cada año hemos puesto mucha ilusión y esperamos que sean recibidas con alegría.
Graceland, aunque presenta cada día un aspecto mejor, tiene todavía algunos déficit. La presencia de cables de corriente colgando por las paredes es uno de ellos, aunque ante las visitas lo justificamos aludiendo a extrañas corrientes decorativas de una modernidad fuera de toda duda. Habitualmente no cuela.
Tras cuatro meses de vivir aquí hemos decidido que ya va siendo hora de tener una luz en el baño. Nos acercamos a la casa de lámparas del barrio. Compramos dos apliques. Los colocamos. No nos gustan. Volvemos a la tienda. Los devolvemos. Compramos otro aplique, lo colocaremos mañana.

Estamos a punto de salir cuando recibimos la llamada de Jordi N. desde Almería. Me alegra tener noticias suyas. Se ha mudado, tendremos que reenviar la postal.
Por la noche cena en casa de Clara y Roger. También se apunta Toni. Hace mucho que no nos vemos y tenemos mucho que contarnos. Nos echábamos de menos pero el día a día, el trabajo y las respectivas casas nos han absorbido últimamente. Prometemos poner remedio.
Es muy tarde cuando volvemos a casa. Todavía queda un día de fiesta.

Por el camino he acabado de leer "Post Mortem" de Patricia Cornwell y empezado con "Glamourama" de Bret Easton Ellis, uno de esos libros que hace tiempo que tenía en lista pero que siempre aplazaba el momento de enfrentarme a él.

07 diciembre 2005

“No existe, en el ara destinado a loar a los elegidos, un lugar para los desocupados. Mientras el resto de actividades humanas tienen algún tipo de reconocimiento social, no ocurre lo mismo con la ociosidad, que es sistemáticamente ignorada en el mejor de los casos”
Santiago García Quintana. “Idle life”. Buenos Aires 1955.


DIARIO DE UN OCIOSO
miércoles, 07 de diciembre de 2005


El lunes se apaga con un brillo inusual. Mañana es fiesta y la noche es nuestra. Me encuentro con María José en casa de Yoli y Rafa (a cuatro pasos de Graceland) y pedimos comida a un restaurante chino cercano.
Estamos todos cansados después de un largo día de trabajo pero la cena y la conversación nos sirven para alejar todo lo malo del día y para recordarnos que mañana será mejor.

Martes. Me levanto de mal humor y sólo un rato después (con la ayuda de un desayuno con María José y de “Harry Potter y el cáliz de fuego” en los Icaria – se echa de menos la mano de Cuadrón - ) el día empieza a remontar. Damos un paseo por el centro pero no nos atrevemos a acercarnos al mercadillo navideño de Santa Llucia.
Al volver a casa paramos en nuestro proveedor habitual de pollo a l’ast y nos hacemos con la comida. Descanso en casa - con visita de Rafa y Yoli – y trabajo con la postal llenan el resto del día.

Miércoles. Escucho a Sarah Vaughan y eso facilita mi tránsito por Levi Pants. Mañana vuelve a ser festivo, eso también ayuda.

05 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 5 de diciembre de 2005


El primero que dijo aquello de que “lo bueno, si breve, dos veces bueno” era un descerebrado o un enfermo peligroso. Uno llega a esta conclusión cuando ve que el fin de semana ha pasado volando y que vuelve a enfrentarse a una larga – pero por suerte rellena de días festivos – semana laboral.

La llegada de un nuevo armario a Graceland ha producido un notable descenso en el número de cajas que nos rodea en nuestra vida diaria (ahora ronda la cuarentena). La mejora en las condiciones de vida ha tenido un coste elevado en horas de trabajo. El resto del tiempo de los últimos días se ha esfumado entre la cocina (un pastel de chocolate, una coca, puré de manzanas – gracias a la receta de Carol – y dos lomos mechados), un intento frustrado de ver la nueva película de Harry Potter (que fue substituido por una cena en “Il Golgo di Napoli” (Lleida, 38. Barcelona. Tel. 934234543) a base de pizza y otras delicias italianas) y una comida familiar con Rocío, Toni, Helena, David, Marc, Emma y Helena en Graceland.
También ha habido tiempo para nuestra postal de navidad, prácticamente acabada.

01 diciembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 01 de diciembre de 2005


Después de devorar la floja pero terriblemente adictiva “El psicoanalista” de John Katzenbach (su autor no ganará ningún premio literario de prestigio pero sabe como atraer la atención del espectador), me enfrento a la cercanía de la navidad gracias a “Oh, Blanca Navidad...” de David Sedaris.

David Sedaris es un cómico americano ácido y muy divertido. Leo a Sedaris y me pregunto de donde salen los guiones de los programas de humor y de los monólogos de los humoristas españoles. Si es posible hacer humor inteligente, ¿Porqué se empecinan en escribir chascarrillos de taberna? Leo a Sedaris en el metro y me río solo. Leo a Sedaris y me reconcilio con la navidad, leo a Sedaris y me lo paso en grande. Muy recomendable.

30 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 27 de noviembre de 2005


La promesa de un desayuno reparador me hace salir de la cama. Fuera, en el mundo exterior, el viento sigue soplando con fuerza. En la vieja cocina de la casa – ahora convertida en un cálido comedor – tomamos el desayuno y planificamos el día. Es el momento de abandonar el “Hostal del Castell de Gimenelles” y volver a la vida real.
Nos volvemos a perder pero al final llegamos a Barcelona. Nos espera una loca comida familiar.
El motivo de la concurrida reunión es la visita de Ángel (parte de la familia francesa y al que no veía desde el 1983). Estamos todos: mis padres, hermanos, tíos, primas… sólo falta Alberto que sigue con su tour turístico-laboral por Asia. En medio del vórtice de caos que hemos creado una vez mas, intenta sobrevivir Ángel que, pese a entender algo de castellano, no entiende el pedazo de familia que le ha tocado en suerte. Chistes, gritos, discusiones, abrazos, bromas, risas, más gritos… y él en medio de todo, sonriendo pese a la que está cayendo.

El resto del día lo pasamos durmiendo aquejados de una extraña enfermedad.

27 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
sábado, 26 de noviembre de 2005


He dormido bien. Cuando me levanto María José está acabando de preparar el desayuno. No tenemos prisa pero en pocos minutos hemos conseguido salir a la calle. Nuestro destino es el “Hostal del Castell de Gimenelles” (Sant Jaume dels Domenys. Tarragona. Tel. 977671871), hostal del castell de gimenellesun pequeño hotelito rural situado en un pueblo perdido del Penedés. El equipaje es poco (mañana volvemos) pero la tecnología ocupa un lugar destacado (hace un par de años hubiera sido impensable cargar con ordenador, reproductor de música – mp3- y cámara de fotos digital). Nos vamos al campo, si, pero sin renunciar a las ventajas de la civilización.
Un par de cruces de camino mal tomados y finalmente conseguimos llegar al hotel. Es un caserón que se alza en medio de un mar de campos. La vista es impresionante y al fondo el mar – lejano- reluce. Hace frío y mucho viento.
Nuestra habitación, todas tienen nombre, se llama “Cub de Raig ”, tiene dos niveles y es justo lo que andábamos buscando para descansar lejos del trajín de la ciudad.
En una de las zonas comunes del hotel escribo el diario mientras María José lee. El viento sopla con fuerza en el exterior. Nos recomiendan un par de restaurantes cercanos y acabamos decidiéndonos por “El Bosc” (Marta Mata, 46 Urbanització Els Boscos. Banyeres del Penedès (Tarragona) Tel. 977671871). La decisión no podía ser más acertada. La carta es generosa pero la especialidad de la casa es la carne y las verduras a la piedra, así que la decisión ya está tomada. Comemos muy bien y el trato es amable. Volvemos al hotel y rematamos con una siesta espectacular.cae la noche
Cuando nos despertamos ya es oscuro y el viento ataca con fuerza las recias paredes de la casa. No volveremos a salir, hemos encargado cena y tenemos libros para leer.
Cenamos muy bien (cocina de la tierra con el toque justo de creación) y, después de leer un rato, seguimos con nuestra cura de sueño.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 25 de noviembre de 2005


Miércoles. Pese a no tener demasiado tiempo para leer (el trabajo con la postal de navidad ha ocupado casi todo mi tiempo libre durante los últimos días) he acabado “Diablo Guardián” de Xavier Velasco (me ha gustado, intentaré seguir leyendo a este escritor mexicano) y he empezado “El psicoanalista” de John Katzenbach .

Por la noche, al salir de Levi Pants y casi muerto de frío, me encuentro en el “Portolés” con Jordi P., Víctor, David y Jesús. Hacía casi un año que no quedábamos los cinco y los primeros minutos los empleamos en ponernos al día. Han habido muchos cambios y no todos estamos al corriente de todos ellos. Después la conversación girará hacia los temas habituales (fútbol, películas, libros...) pero en el ambiente está la angustia que el trabajo nos produce, en mayor o menor medida, a todos. A ella volvemos de tanto en tanto. Hay algo que no funciona en el actual modelo laboral, se trabaja bajo mínimos con un nivel de exigencia muy alto y todo ello acaba pasando factura. Una factura que no deberíamos pagar y que mina nuestra resistencia.
Seguimos con copas en un horrible bar cercano y, por diversos motivos, se van produciendo deserciones. Al final quedamos Jordi P. y yo con un sabor agridulce. Me ha gustado mucho volverlos a ver pero me preocupa saber que no estamos tan bien como sería deseable.
Ya con Jordi caminamos hacia el Borne y, cuando nos quedamos sin las opciones habituales, tomamos una penúltima cerveza en el Astin. Después continúa nuestro periplo con una última cerveza, acompaña de un shawarma y de la conversación de Pablo (un chileno recién aterrizado en Barcelona que hace de encargado en el “Kapadocia”). Reconstituido por el tardío resopón dejo a Jordi y, entre las nubes de bienestar producidas por la ingestión generosa de cerveza, vuelvo a casa. En la parte de atrás del taxi, pienso en todo lo que hemos hablado durante la cena.

Viernes. María José me recoge a la salida de Levi Pants. Ha empezado el fin de semana.

22 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 22 de noviembre de 2005


El otro día, en los comentarios de este diario, me encontré un mensaje de Víctor “Mans Blaves”. Me hizo ilusión ya que hacía casi un año que no tenía noticias suyas, concretamente desde que, a principios de año, protagonizó – en la mejor tradición curroromerista – una “espantá” de las que marcan época. Pocos días después, fue el hombre al que le comprábamos el vino, el que me informaba de su destino: Portugal.
Desde entonces el silencio, por suerte ahora roto por un mensaje que promete una pronta recuperación del contacto.
No me preocupa la falta de noticias. Mi amistad con Víctor a estado siempre marcada por periodos de largas ausencias. Son muchos años y muchas anécdotas compartidas. Es mucho el cariño.
En ocasiones me planteo si desnudarme en este diario, si exponer parte de mi vida a la vista de tantos desconocidos, sirve para algo. Cuando me encuentro un comentario como el de Víctor descubro que sirve para mucho mas de lo que creía.

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 20 de noviembre de 2005


Sábado. Se acerca la navidad y nuestra postal está todavía algo verde. Empezamos a trabajar en ella y la mañana desaparece de nuestra vista.
A la hora de comer llegan Jordi R. y Nuria. Les enseñamos las novedades que hay en casa y salimos hacia el Maxi (Ctra. Del Prat, 30 Bis. Barcelona. Tel. 932968410). Hoy todavía está más bueno que ayer... tenemos que mirar si tienen algún tipo de bono ya que nos estamos haciendo habituales.
Vuelta a casa y siesta gigante. He renunciado a ver el Madrid – Barça pero mientras trabajo en la postal escucho el partido (y lo disfruto mucho) por la radio. Lo que queda del día se invierte en el visionado de series.

Domingo. Me levanto – son casi las diez – preparo el desayuno y despierto a María José. Desayunamos sin prisas y nos ponemos a trabajar en serio con la postal. A mediodía empiezan las prisas y acabamos corriendo para llegar a tiempo al cine. Vemos “Match point”, me gusta.
Al salir, el sol nos ofrece sus últimos rayos. Hora de volver a casa, de comer algo, de siestas y de series en televisión (actualmente enganchados a “Frasier”, “CSI” (a las 3 ciudades), “diario de una abuela de verano”, “Alias”, “Las Vegas”...).
Se acaba el fin de semana y empieza un nuevo periodo de entrega a una causa en la que no sé si un día creí. Las luces del día festivo empiezan – lentamente – a perder intensidad. Los ratos con los amigos, la compañía de María José, la tranquilidad y la falta de obligaciones han restaurado lo que la vida laboral nunca debió dañar.
Aún nos queda la mañana del lunes, una prorroga nada generosa que aprovecharemos hasta el último minuto.

19 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 18 de noviembre de 2005

Jueves. El acromatismo que domina la semana empieza a remitir gracias a un encuentro con amigos. Lo de menos es el motivo (la inauguración de unas oficinas), sólo importa la compañía. Cuando llegamos – tarde – ya están recogiendo. No importa, nos reciben con una sonrisa y nos dan de comer (entre otras cosas unas croquetas buenísimas). Marta, Alberto, Esther, Neus, Andreu, Marga... estar entre amigos ayuda a mitigar los estragos causados por un día de trabajo.

Viernes. Me levanto muy pronto y desayuno con María José. Dudo entre volver a la cama o embarcarme en una nueva sesión de “estaredinalámbricanohayDiegoquelahagafuncionar”. La segunda opción gana y tras un par de fracasos y alguna parcial victor a decido dejar la informática y salir a la calle.
En el Caixaforum visito L’Art Nouveau. El legado de Siegfried Bing, una fantástica muestra sobre la importancia de este galerista para entender la corriente artística a la que su galería dio nombre.
Tengo un poco de tiempo antes de enfrentarme a Levi Pants. Aprovecho para, sin moverme de sitio, visitar Tiempos de Video. 1965-2005 (una muestra de video creación surgida de la colección Noveaux Médias del Centre Pompidou y de los fondos de la Fundación La Caixa). Junto a mayúsculas tomaduras de pelo encuentro obras interesantes (Nam June Paik, Peter Campus, Bruce Naumann...). Me encanta la reflexión lúdica que propone Dan Graham sobre nuestra percepción de la realidad y su relación con el tiempo.

(vida suspendida, gentileza de Levi Pants)

Cena en el Maxi (nuestra oficina este fin de semana) con Olivia y Roberto. Hace mucho que no nos vemos y tenemos muchos temas que discutir (moda, arte, el mundo rural, la vida, las tapas...). Seguimos en Graceland, ha empezado – mejor inicio no podía tener – un nuevo fin de semana

17 noviembre 2005

"El meu avi sabia de què parlava. Els blancs sempre fan el mateix. Primer ariben els missioners i amenacen amb l'infern. Després vénen els mercaders, que tot ho roben. I després els soldats. Tots són dolents, però els que arriben són pitjors que els anteriors."
Albert Sánchez Piñol. Pandora al Congo. Barcelona 2005.

"Nosotros tardamos, con suerte, veinte años en pagar una casa. Los pigmeos construyen la suya en menos de una semana. Trabajamos ocho horas diarias. Los pigmeos, ocho semanales. Nuestra libertad nos la da el despertador cada lunes. Claro que todo tiene su coste: ellos mueren antes. Podrías darles una lavadora, pero sabiendo que tendría un coste"
Albert Sánchez Piñol en el Babelia de El País (29 de octubre del 2005).


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 17 de noviembre de 2005


A veces uno tiene el día tonto. Un día tonto es aquel en el que tus pensamientos vagan en direcciones extrañas. En esos días, y cada vez mas frecuentemente, pienso en hacerme pigmeo. ¿Es posible bajarme de un mundo en el que estoy comodamente asentado? La respuesta es si. ¿Estoy dispuesto a renunciar a las comodidades de las que disfruto y que a la vez son las culpables de mi esclavitud? Si soy sincero conmigo mismo, la respuesta es que no. Seguramente la respuesta es negativa por que no me atrevo a dar el salto, ya que podría vivir sin mucho de lo que tengo. A cambio conseguiría tiempo y libertad. Pero una cobardía disfrazada de comodidad me obliga a seguir cumpliendo horarios laborales, a trabajar mas de lo que sería lógico y - en un alarde de estulticia - a ofrecer lo mejor de mí en esos minutos que mi patrón paga a precio de risa. Lo que decía, a veces uno tiene el día tonto y se pone a escribir en su diario.

Pero como no soy pigmeo mi vida transcurre entre Levi Pants y Graceland (paraiso de las cajas que, desde hace un par de días, disfruta por primera vez de cortinas).
La semana pasa a un ritmo lento, demasiado lento y en la calle hace frío. Pese a todo tengo que salir, vuelvo en un rato.

15 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 13 de noviembre de 2005


Sábado noche. Cena en casa de Quim y Carol con Toni, Emma y Jordi P. Un delicioso lomo mechado con hierbas y un postre impresionante son las estrellas de la noche. Hace tiempo que no nos vemos y tenemos mucho que contarnos. La cerveza acompaña la larga conversación animada por un impagable episodio de mesianismo (el segundo en poco tiempo) protagonizado por Jordi. Es muy tarde cuando volvemos a casa.

Domingo. El día casi no existe. Lluvia y recuperación.

12 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 12 de noviembre de 2005


Ya ha oscurecido (demasiado pronto, demasiado frío... ya está aquí el invierno) pero el “Unforgettable moments of forgettable times” de “Siwel” aleja la oscuridad, los miedos y las bajas temperaturas (con la ayuda inestimable, hay que ser realista y abandonar la poética de taberna con la que he arrancado, de la calefacción de Graceland).
María José – repuesta del desgaste que supone una mañana de compras gracias a una siesta – juega a mi lado al solitario (spider).

Esta mañana nos hemos levantado y, como no teníamos pan, hemos ido a desayunar al centro comercial que hay cerca de casa. La decoración navideña empieza a amenazarnos desde escaparates y rincones. En pocos días estaremos en navidad – aunque falten mucho tiempo – y tendremos todo un mes por delante para ser buenos con nuestros semejantes y consumir compulsivamente.

En la tienda de discos no tienen entradas para el concierto de Rufus Wainwright de mañana, lo intentaremos en taquilla.

El azar nos lleva a la puerta del “Batik” (Valencia, 454. Tel. 932316015), un restaurante especializado en cocina tailandesa, indonesia y malaya. Hacemos un menú de degustación (15 Euros por cabeza) bueno pero algo escaso.

Vuelta a casa y tarde de lectura, de música (ahora es Rufus Wainwright el que pone la banda sonora a la tarde) y de tranquilidad mientras nos preparamos para una cena tardía en casa de Quim y Carol.

11 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 11 de noviembre de 2005


Viernes otra vez. Después de desayunar con María José espero al hombre de las cortinas que hoy tampoco llegará (una llamada telefónica servirá para excusar el segundo plantón en pocos días).

Semana de trabajo duro en Levi Pants (aire acondicionado estropeado, bajas sin suplencias, vacaciones de parte de la plantilla...) sólo animada por los buenos ratos que he pasado en compañía de María José y por una cena deliciosa en casa de Carles y Montse. El miércoles, al salir de Levi Pants después de un día especialmente agotador, nos encontramos en su casa con el grupo de amigos con el que - contra todo pronóstico - hemos conseguido encadenar varias cenas: Albert, Esther, Marta, Neus, Andreu, los anfitriones y nosotros, nueve en total.
La comida deliciosa, la bebida abundante y la conversación divertida. No se puede pedir más. Quedamos para la siguiente (en está ocasión una comida) en la que intentaremos liar a mas amigos del grupo.
Al salir me vence el cansancio y no cedo ante la nostalgia de entrar en el bar que hay bajo la casa de Carles y Neus. Hace años - muchos creo - fué lugar habitual de salidas nocturnas memorables y de otras no tan memorables.

Las lentejas que estoy preparando mientras escribo esto empiezan a oler. Es un olor de invierno, de días fríos y grises como el que hoy me está obligando a quedarme en casa hasta que sea la funesta hora de iniciar el camino hacia la ciudad vecina de la ciudad vecina. En unas horas empieza un nuevo fin de semana.

07 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 6 de noviembre de 2005


Sábado. Desayuno con María José en el exterior de Graceland. Necesitamos gafas de sol para poder enfrentarnos a los primeros rayos que calientan nuestro, cada vez mas lleno de plantas, patio.
Mientras María José se emplea a fondo en el mantenimiento de la nueva vegetación que amenaza con hacerse con el poder, yo me voy a comprar al mercado. Es pequeño y no lo conozco demasiado pero poco a poco me voy haciendo con él.
Por la tarde, y después de siestas e indecisiones varias, decidimos ir hasta los Icaria con el coche que nos dejaron hace un par de meses y que aún nadie ha reclamado. Aparcamos en la puerta y, tras mucha cola, conseguimos un par de entradas para ver "el jardinero fiel" (una gran película, nos encanta a los dos).
Vuelta a casa. Pese a no haber hecho demasiado estamos muy cansados.

Domingo. He dormido mas de lo habitual pero no lo suficiente para perderme el desayuno al sol que estamos institucionalizando. Una vez acabado, y como nadie nos ha traído el periódico, nos entregamos a la vagancia, a los sudokus y a los crucigramas de Mambrino.
Jori R y Nuria nos llevan al "Quejio", un bar cercano a su casa donde vamos a hacer el aperitivo. Callos, costillas, patatas bravas y sardinas, todo buenísimo y regado con abuendante cerveza. Salgo experimentando ese estado de ingravidez delicioso que se consigue los domingos tras un buen aperitivo.
Vuelta a casa. Pese al generoso aperitivo encuentro un hueco para una comida que remato con una siesta de profesional.
Ha oscurecido cuando me levanto. Me pongo a cocinar (un par de platos para una comida con compañeros de trabajo que tiene María José el martes) mientras escucho la jornada futbolística. El fin de semana se acaba. Mañana toca batallar para conseguir uno nuevo.

05 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 04 de septiembre de 2005


Por fin es viernes. Me levanto pronto y me encuentro con el desayuno preparado. El cambio de horario tiene una única cosa buena: fuera no es oscuro y se agradece la luz difusa que empieza a llenar el patio de casa. Desayuno con María José y planificamos el largo día que tenemos por delante.
María José se va a trabajar y, mientras espero al carpintero que tiene que ajustar una puerta del armario, aprovecho para añadir programas al ordenador. El ajuste es una cosa sencilla y pronto quedo libre.
En la oficina de objetos perdidos no encuentro nada de lo que nos robaron el otro día. Aprovecho para dar una vuelta por el barrio, para ver nuevas y viejas tiendas, para pasear sin prisas disfrutando del ajetreo de un día laborable desde el punto de vista del que no tiene obligaciones por cumplir.
Pero todo es una ilusión, Levi Pants pronto reclamará mis servicios y deberé acudir a su llamada. La jornada laboral se convierte en un infierno: aire acondicionado estropeado, máquinas que dejan de funcionar por el calor... pese a todo el buen ambiente que reina entre nosotros consigue convertir una jornada dura en un entretenido sufrimiento. Salgo agotado y en la puerta me encuentro la sonrisa de María José que me lleva a casa. Preparo una cena para poder disfrutar de la primera expulsión de Gran Hermano 7.
El libro ("El diablo guardián" de Xavier Velasco), leído en los largos viajes a la ciudad vecina de mi ciudad vecina, me está gustando mucho. En unos días seré capaz de hablar en "slang" mexicano.

03 noviembre 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 2 de noviembre de 2005


Empieza la semana y, a la vuelta de la esquina, nos encontramos con un día festivo. que es recibido con la alegría que se merece. Lo gastamos compartiendo Graceland con la familia. El tiempo - este verano que se resiste a abandonarnos definitivamente - acompaña y nos permite comer en el patio y alargar la sobremesa hasta que el sol desaparece - maldito cambio de hora -.
No hay tiempo para mucho más. Se agota el día festivo y detrás aparece otro día laborable, y después otro... y otro más.