19 abril 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 17 de abril de 2005


Sábado. Mañana de compras. Entre los objetos adquiridos destaca un nuevo video Vhs (mucho más barato que la reparación del anterior). Aprovechamos para pasear.
Estamos cansados. Volvemos a casa, comemos y nos entregamos a la siesta de la semana.
El resto del día – único festivo para mí esta semana – lo paso con María José en casa (entre otras actividades vemos un “CSI Las Vegas” que teníamos grabado. Por desgracia tiene segunda parte que, no podía ser de otra manera, no tenemos).

Domingo. El Sr Levi ha decidido organizar una fiesta para clientes y proveedores. Los trabajadores también estamos invitados a participar... como parte de la organización y trabajando. Alta participación, clientes contentos, buen día y más de 10 horas de trabajo por la patilla (total es una fiesta): el sueño de todo ocioso hecho realidad, soy un tipo afortunado.
María José me ayuda a recuperar fuerzas con una cena tempranera en el “Panyvino”.

17 abril 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 15 de abril de 2005


Jueves. Salgo de Levi Pants, abandono la ciudad vecina y – ya en Barcelona me encuentro con Jordi P. en el “Seanconnery”. El “Seanconnery” realmente se llama “Bar Bodega Córcega” (c/ Córcega 479 Tel. 934577793) y durante muchos años fue el destino de muchas de nuestras cenas. Ahora hacía mucho tiempo que no pasábamos por aquí pero – por suerte – todo sigue igual: tapas buenísimas, amabilidad, cerveza y buen café.
Como antaño somos los últimos clientes en abandonar el local. Tiempo de hablar de los viejos tiempos con los propietarios y salir a la calle con una extraña sensación de plenitud (no sólo física).
Empieza en este punto una larga peregrinación por extraños bares llenos de extrañas gentes. “Almodo-bar” (huimos de un ambiente nada apacible), “Sona bé” (grandes partidas a una máquina de Trivial), “El Venecia” (nos dejan en la calle con los restos de nuestras bebidas en un vaso de plástico) y – finalmente y como viene siendo costumbre – el “Papillón” (donde nos cruzamos con lo peor de cada casa).
Cerramos la noche con sensaciones gratas ya vividas años ha.

Viernes. Por la mañana paso por la biblioteca a conseguir nuevas maravillas (Vinicius de Moraes en la Fusa – con Toquinho, María Creuza y María Bethania –, el “Cositas Buenas” de Paco de Lucía, el “Bridge Over Troubled Water” de Simon and Garfunkel y un libro “Trenta-dos morts i un home cansat” de Llort).
Después del obligado y nada agradable paréntesis laboral vuelvo a Barcelona. Hoy es el cumpleaños de mi madre y lo celebramos con una cena “sorpresa” en el restaurante “Languedoc Roussillon” (Pau Claris, 77 Tel. 933010498). A la familia (mi padre, Eli, Cesc, mis tíos, Anna, Marta y María José) hoy también se unen buenos amigos (Pepita, Digna, Amelia, los “primitos”, los “padrinets”, Ramón y Salud.
Nos han reservado la parte de arriba y a la comodidad que supone tener un amplio salón para nosotros se añaden unos platos deliciosos y un servicio muy amable.
También es el aniversario de mis padres (38 años más) y lo celebramos con un pastel. Regalos, fotos de grupo, besos, emociones y abrazos... son más de las dos cuando volvemos – agotados – a casa.

14 abril 2005

“Pero es en el siglo XIX cuando las representaciones de tiempo se modifican. Los románticos, en lugar de valorar la inactividad como algo detestable, la consideran una oportunidad única para dedicarse ya no a la contemplación divina sino a la introspección (...) En este contexto, el burgués, además de ser el más rico ( quien controla los medios de producción desde el materialismo histórico) es aquel que tiene la posibilidad de disponer de su tiempo.”
Glòria Soler. En busca de la ociosidad. Cultura/s de “La Vanguardia” 123


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 14 de abril de 2005


En mi afán por consumir productos culturales (libros, discos, dvd’s...) me he dejado llevar – la culpa es del Fnac - por el afán parejo de poseerlos. Inmerso en esta dinámica había olvidado la existencia de las bibliotecas.
Decido apuntarme a la biblioteca del barrio con la intención de encontrar libros descatalogados que hace tiempo que busco y de abandonar – o al menos reducir – la acumulación innecesaria (pero, he de confesarlo, placentera) de libros y cd’s.
Mi primera búsqueda (“El peor viaje del mundo” de Apsley Cherry-Garrard) da como resultado un fracaso parcial. Tendré que ir a buscar el libro en una biblioteca del otro extremo de la ciudad. Para resarcirme del sinsabor me voy a la sección de música y encuentro el último disco de “Franz Ferdinand”. Cojo también una guía de viajes que me servirá para preparar nuestra próxima salida de fin de semana y otro disco (la banda sonora de “Good Morning Vietnam”). Precio total de la adquisición: 0 Euros.

Durante los últimos días Levi Pants ha dejado poco tiempo para el ocio. Series de televisión (“Seinfeld”y los primeros capítulos de “Urgencias”) y un poco de lectura han sido los encargados de consumir este bien tan preciado y, por desgracia, tan escaso.

Acabo “Vaig creure que el meu pare era Déu” de Paul Auster. Es una recopilación de las historias que los oyentes del programa “Weekend All Things Considered” enviaron al autor. Historias reales , fragmentos de vida explicados por sus protagonistas, fotografías de una nación en diversos momentos de su historia... su lectura es muy agradable. Algunas historias despiertan una sonrisa, otras una profunda emoción. Hay historias tristes, alegres, intrascendentes, sorprendentes, incluso mágicas.
Hora de entregarse a un Best seller. “Devoradores de cadáveres” de Michael Crichton servirá.

12 abril 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 11 de abril de 2005


Hoy es el cumpleaños de María José y – desde el primer minuto – intentamos entre los dos que, pese a ser un día de trabajo, sea un día especial.
Desayunamos juntos y salimos a dar una vuelta por el barrio hasta que se tiene que ir a trabajar con el pastel que hicimos ayer en la mano. La mañana ha pasado volando pero, hemos estado juntos y hemos podido celebrarlo.

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 10 de abril de 2005


Playa de Sant Sebastià. Barcelona Me levanto tarde, desayunamos sin prisas y dejamos pasar el resto de la mañana sin actividades destacables. Hoy toca descansar y nos entregamos con pasión a la actividad del día.
Hace sol y apetece calle. Paseamos hasta el mar y – en el Pato Pekín (calle de la Marina 16-18 Tel. 932254111) – comemos con el Puerto Olímpico de fondo. El viento mueve las palmeras, la vista es un regalo.
Volvemos caminando junto al mar. Pese al viento hay ganas de playa y la arena se llena de gente buscando las primeras raciones de sol del año.
Siesta, regalos para María José (mañana es su cumpleaños) y – a cuatro manos- preparamos un pastel de chocolate.

11 abril 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 9 de abril de 2005


Me levanto pronto, me ducho, voy a comprar pan, preparo el desayuno, despierto a María José, desayunamos, voy a comprar vasitos de plástico, nos encontramos con Toni T. delante de la Catedral y salimos con destino a “Casa Joan B”. casa Joan B
“Casa Joan B”. está lejos. Una persona menos optimista que yo diría que está muy lejos. Por el camino Toni T. y yo hablamos y María José recupera horas de sueño perdidas.
Por el camino nos adelantan Jordi M. y Mónica y continuamos el camino juntos.
El año pasado celebramos en “Casa Joan B.” una reunión con los compañeros de la empresa de pantalones (Pantalones Gordo) que nos acabó despidiendo a todos. Decidimos repetirlo y al final, después de muchas altas y bajas en la alineación titular, seremos 18 adultos, tres niños (más uno en camino) y un perro. Pronto llegamos todos y empezamos a preparar el fuego donde haremos los calçots. Muchas risas después –debido a nuestra poca pericia en el manejo del fuego – conseguimos una hoguera decente. Pero no será hasta la aparición de Jordi B. Jordi B. trabajando
(maestro “calçotero”) que la cosa empezará a funcionar realmente.
Mientras todos los demás nos dedicamos a mirar, a probar el vino y a dar consejos sobre temas que desconocemos totalmente, Jordi prepara los calçots, cuida la hoguera, prepara la butifarra, la cocina en las brasas, se ahuma, llora cuando el humo le ciega totalmente, prepara el cordero, lo cocina en las brasas... es nuestro héroe y, pese a eso, no se lo reconocemos y le hacemos trabajar todavía más.
Pese al frío, hacemos el aperitivo y comemos los calçots en el prado que hay delante de la casa. Hace viento pero el sol calienta y se está bien. La salsa – preparada calçots
por Julia – está buenísima. Intento llevar la cuenta de los calçots que degluto pero, debido al vino ya ingerido, me pierdo y no puedo aportar este dato que – sin duda – aportaría valor añadido a esta crónica.
Decidimos comer la carne en la casa. Risas, viejas historias... me gusta volverme a encontrar con ellos y espero que sigamos siendo capaces de encontrar momentos para disfrutar juntos pese a que ahora ya no trabajamos en la misma empresa.
Rubén tiene que irse pronto y decidimos apuntarnos. Durante el viaje de vuelta María José recupera horas de sueño perdidas.
Una vez en Barcelona nos despedimos de Rubén y nos acercamos a la clínica donde Lucas nació ayer. Llegamos apestando a humo, a calçots y a campo pero, pese a eso, nos dejan entrar. Yoli se encuentra bien, Rafa está muy contento y Lucas es todo un campeón (3 kilos, 800 gramos). Estamos un ratito con ellos pero – un poco avergonzados por el olor que se empieza a extender por toda la clínica – volvemos a casa.
Vemos “El Bosque” (fantástica, me gusta mucho) y a dormir. El día ha sido muy largo.

10 abril 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 8 de abril de 2005


Salgo de Levi Pants antes de lo que es habitual. Cojo el metro para alejarme de la ciudad vecina y en Barcelona el tren para ir hasta la Estación de Sants. Allí, en el hotel que se alza justo encima de la estación, los compañeros de trabajo de mi madre han organizado una cena sorpresa para ella con motivo de su próxima – el viernes que viene – jubilación.
Pese a las carreras por los pasillos del metro me pierdo su entrada triunfal en el Hotel pero cuando llego todavía está emocionadísima.
En el salón en el que se celebra la cena somos casi 100. La noche se llena de emociones: homenajes, canciones, regalos de alto valor sentimental y otros más prácticos (un viaje con el que empezar a disfrutar del tiempo libre que ahora le sobrará), abrazos, besos...
En quince días mi madre dejará de tener relación laboral con la empresa para la que trabaja... muchos años de dedicación, buenos y malos momentos, alegrías y disgustos... y una noche inolvidable. Es una suerte poder compartirla con ella y poder ver como se emociona con las muchísimas muestras de sincero afecto que sus compañeros – muchos de ellos ya amigos – le brindan.
El sentimiento – me lo decía hace unos días – es agridulce. Por un lado está cansada y ve la jubilación como una liberación... pero sabe que también echará de menos los buenos momentos y la relación con gente más joven que ella que tantas energías le ha aportado durante los últimos años.
Vuelvo a casa con María José contento de haber podido estar hoy con ella y de haber visto lo mucho que se le quiere.

07 abril 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 4 de abril de 2005


6:30 am , suena el despertador. María José me deja dormir mientras se ducha. Nos reencontramos con el buffet de desayuno del hotel (Hesperia-Zubialde. Camino de la Ventosa, 34 944008100) y regresamos a Barcelona.
Ha llegado el momento de volver a la rutina después de unas vacaciones (¿han sido realmente sólo dos días?) fantásticas. En el aeropuerto, mientras esperamos el embarcar en el avión, María José duerme a mi lado. Me gusta mucho viajar con ella.

06 abril 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 3 de abril de 2005


Me despierto, miro por la ventana y veo – con regocijo – que hoy nos acompañará el buen tiempo. Bajamos a desayunar y nos dejamos llevar por las muchas maravillas que desde la pasarela panorámicanos ofrece el buffet del hotel. Anne nos ayuda a elegir nuestro destino de hoy. Con el tren nos acercamos a Neguri y paseamos junto al mar hasta el viejo “puente trasbordador” (una maravilla de la ingeniería) que nos cruza hasta Portugalete. Subimos a la pasarela panorámica (la vista vale la pena) y después paseamos hasta Santurce. Nuestro pies dicen basta y un barco nos cruza al otro lado de la Ría. En la playa de Ereaga la gente toma el sol de espaldas al mar. Acostumbrados a lo contrario la situación es muy extraña (yo siempre he tomado el sol con los ojos fijos en el azul del mar y darle la espalda se me hace muy difícil). En la privilegiada terraza del bar “la Ola” (Playa de Ereaga Tel. 944601568) tomamos un par de tapas que nos servirán de comida y leemos el periódico (hoy más voluminoso que de costumbre debido al suplemento especial Juan Pablo II que hace meses estaban preparados para publicar). Hace sol y la temperatura es de más de 25º, no es lo que esperábamos encontrar pero el cambio no decepciona en absoluto. Cruzamos las empinadas calles del puerto viejo de Algorta y volvemos al hotel. Necesitamos una larga siesta para recuperar las fuerzas agotadas en los largos paseos de la mañana.
Guggenheim de noche restaurante Abaroa
Es casi la hora de cenar cuando volvemos a la calle. Cenamos en el Abaroa (Plaza del Museo, 3 Tel. 944249107) y nos despedimos del Guggenheim donde la instalación de Yamagata llena de reflejos el cielo de Bilbao. Junto al museo un videomatón permite enviar un mensaje (con video y audio) por email. No nos podemos resistir y probamos el invento (1 euro). Antes de volver al hotel en tranvía hacemos unas cuantas fotos nocturnas. Un paquete de Marlboro se convierte en nuestro improvisado trípode.

05 abril 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 2 de abril de 2005


Suena el despertador a una temprana hora en la que, en un fin de semana normal, solemos acostarnos. Vuelvo a tener la misma sensación agridulce que – hace ya muchos años- me provocaban los madrugones que precedían a una excursión. La excitación por la aventura – como entonces – vence al sueño y a las ocho de la mañana nuestro avión aterriza en el aeropuerto de Bilbao. Verde por todas partes y olor a tierra mojada son los primeros embajadores que nos asaltan mientras esperamos al bus que nos acercará al hotel (moderno, funcional, muy cómodo) que, gracias a las gestiones de Laura, será nuestro campamento base mientras dure nuestra estancia aquí.
Llegamos muy pronto y la mayoría de clientes aún no han bajado a desayunar... pero somos unos enchufados y conseguimos una habitación y podemos dejar los trastos en ella.
La primera vez que vinimos a Bilbao fue hace once años y los cambios que ha experimentado la ciudad son el principal aliciente para volverla a visitar. Si entonces nos gustó mucho, ahora – con la cara lavada – estamos seguros que disfrutaremos de la estancia.

Paseamos hasta el Museo Guggenheim por la orilla de la ría. Donde antes habían muelles abandonados y una zona industrial vieja y gris, ahora podemos disfrutar de un fantástico paseo. Al fondo, el fabuloso Museo Guggenheim edificio del Museo, nos atrae como un faro que guía nuestros pasos. Llegamos al Museo un par de minutos antes de que abran las puertas y somos de los primeros en entrar. Contrariamente a lo que esperaba no hay demasiada gente. Lo había visto en fotos y reportajes pero aún así el edificio consigue impresionarme. Pese al día nublado, la luz natural llena todos los espacios y, a esta hora – todavía con poca gente caminando por las salas – es un placer deambular por el interior. Primero visitamos la exposición de Yves Klein (que actuó como detonante para decidirnos a visitar Bilbao). Disfruto al reencontrarme con su obra aunque la muestra no es más completa que la que pude ver hace unos años.
La exposición sobre el Imperio Azteca resulta, por el contrario, algo decepcionante. Su presentación es más que cuestionable (poca información, carteles que no se pueden leer, carteles que sólo pueden ser leídos por contorsionistas de gran habilidad, grandes plafones informativos que se vendieron la información que tenían que dar por un plato de estética, ridículos espacios vacíos, des-iluminación desconcertante... ). No obstante, alguna de las obras – creadas sin duda por consumidores habituales de todo tipo de potentes substancias psicotrópicas – merecen la visita. La desesperación que la ineptitud de alguno de los responsables de la muestra causará con toda seguridad al visitante puede resistirse gracias a la riqueza de alguna de las piezas.
Seguimos descubriendo rincones del museo y discutiendo sobre arte. La muestra de la colección permanente – toca informalismo y expresionismo abstracto – también provoca una encendida tertulia sobre el arte y sus límites.
Las obras “estrella” del Museo también ocupan nuestro tiempo. “Snake” de Richard Serra y “installation for Bilbao” de Jenny Holzer son, con razón, uno de los atractivos añadidos que ofrece el Guggenheim.
Llevamos más de cuatro horas caminando sin parar. Es hora de buscar un sitio con comer. Al salir “Puppy” de Jeff Koons entretiene (como la estrella mediática que es) a las masas de posadores que a sus pies protagonizan el remake de “yo también estuve allí”.

El “Café Iruña” (Jardines del Albia, Tel. 934237021) se convertirá en el reposo de nuestros cansados pies y en la mesa donde aplacar nuestra hambre. Pisto, pimientos rellenos de bacalao, un más que generoso entrecot y una tarta casera son devorados en pocos minutos. María José y yo seguimos hablando de arte y de lo mucho que ha cambiado la ciudad.
Volvemos al hotel que está – se me ha olvidado decirlo – junto a San Mamés, en tranvía. Ya en la habitación, y a un minuto de coger el sueño, llaman a la puerta. Un detalle de la dirección del hotel (gracies Laura), una bandeja de fruta cortada que nos servirá para merendar cuando despertemos de la siesta. Campo Cuántico x3. Hiro Yamagata (interior)
El metro, también nuevo para nosotros, nos acerca al casco viejo. Callejeamos (esto no ha cambiado demasiado), entramos en tiendas modernas, volvemos a callejear, volvemos al Guggenheim, visitamos la instalación “Campo Cuántico x3” de Hiro Yamagata. De nuevo el arte como espectáculo. Ni mejor ni peor, es el arte – epatante - con el que nos ha tocado convivir.

Oscurece, empezamos a buscar un lugar donde cenar. Las primeras opciones fallan (demasiada gente, locales cerrados...) y al final – después de caminar un buen rato – recalamos en el bar “Oriotarra” (Blas de Otero, 30). Sus pinchos son impresionantes (brandada de chipirón con queso gratinado, bacalao con gulas en pan de cebolla, cabeza de jabalí picante, cazuelita de pimiento con huevo de codorniz y chorizo...).
Un café en la cafetería del hotel nos ayuda a hacer balance de una jornada tan agotadora como provechosa. En la calle, junto al estadio, el botellón se convierte en nuestro hilo musical para preparar el sueño.

01 abril 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 1 de abril de 2005


Jueves. Róbert (así, con acento en la o), tras un par de meses de trabajo en Levi Pants, ha decidido que el mundo de los pantalones no es el mejor sitio donde invertir una vida. Su sabia decisión merece una cena de despedida. Los organizadores, sin pensar demasiado, deciden que el mejor lugar para celebrar el acontecimiento es el bar gallego de la ciudad vecina que tuve la "fortuna" de visitar hace algunas semanas.
Cena, risas y conversaciones en torno al mundo de los pantalones (cuando los pantaloneros nos reunimos somos incapaces de hablar de otro tema) consiguen ocupar el hueco que la comida - escasa - ha dejado.
El parroquiano que se nos unió la última vez que cené aquí aparece a su - supongo- hora habitual y, como si fuera parte de una liturgia esotérica, se incorpora de nuevo al grupo aportando historias poco interesantes y aún menos edificantes.
Se remata la noche en un garito cercano. A una hora poco prudencial protagonizo una de mis ya tradicionales desapariciones nocturnas y decido volver a casa.

31 marzo 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 31 de marzo de 2005


La llegada del nuevo horario ha venido acompañada de una temperatura primaveral que me empuja a salir a la calle y me ayuda a enterrar en el recuerdo el duro invierno – hace años que no pasaba tanto frío – que justo acabamos de abandonar.

Grande hazaña! Con Muertos!En el Círculo del Arte (pequeño espacio de exposiciones que Círculo de Lectores tiene en la calle Princesa) están exponiendo los “Desastres de la guerra” de Goya. Siempre me han impresionado los grabados de Goya (es uno de mis pintores favoritos y algunas de sus pinturas son de visita obligatoria cada vez que visito Madrid) y nunca pierdo una oportunidad para poder volver a verlos. Alguno de los más conocidos (como “Grande hazaña! Con muertos!”) me vuelve a impresionar por su crudeza. En la sala también hay una exposición – mucho menos interesante - con los dibujos originales de Carlos Saura para su película “Goya en Burdeos”.

El martes Tv3 estrenó la serie americana “Nip / Tuck” (globo de oro a la mejor serie dramática del año). Un guión impresionante en el que se abren distintos frentes y donde la ética de la práctica de la medicina tiene mucha importancia, buenos actores (Julian McMahon y Dylan Walsh), humor negro, sexo, amistad, traición, dinero... El arranque de la serie es espectacular y desde ahora queda incorporada a la larga lista de series que seguimos de manera más o menos continua. Si no bajan el nivel (“Six feed under”, después de un primer episodio monumental, fue perdiendo gas) han ganado un espectador fiel.

29 marzo 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 28 de marzo de 2005


Sábado. Nubes otra vez. Desayunamos en el balcón y salimos hacia el Club con la esperanza que nuestro generoso vecino nos obsequie hoy con un nuevo regalo. Pero la lámpara que hoy ha dejado junto al contenedor no cumple nuestras expectativas (la nevera de ayer dejó el nivel muy alto). Tenis, “21” (que hoy gano yo) y un rato de frontón.
Siestas del carnero, paseos por Sant Feliu, un café en “La Vienesa”, lectura, un poco de tele (nos estábamos quitando pero el mono obliga), los amigos que se pasan al oscurecer y nos dejan su barbacoa, el crucigrama de Mambrino con ayuda de María José, una cena de carpaccio de bacalao de Can Prat... vacaciones.

Domingo. Por fin ha vuelto el esperadísimo horario de verano. La hora que alevosamente nos robaron hace unos meses, por fin ha sido devuelta. Me levanto pronto, preparo el desayuno, despierto a María José y desayunamos en el balcón. El sol, que a esta hora está saliendo, parece que hoy – por fin – nos acompañará. En el club, como cada día, somos los únicos clientes. Silencio y olor a resina acompañan nuestros no demasiado diestros golpes de raqueta. En el “21” vuelve a imponerse María José (2 a 1 en el global de la eliminatoria).
Volvemos a casa y llegan Clara y Roger. “La taverna del mar” nos acoge en su impagable terraza. Damos un paseo por el camino de Ronda y volvemos a casa donde nos regalamos un aperitivo mientras María José empieza a preparar una fideuá de escándalo. Sobremesa apurando el sol hasta que aparecen David, Montse y Oriol. El sol ha dejado paso a una fina lluvia pero en el balcón se está muy bien.

Por la noche nos pasamos a saludar por casa de Albert y después vamos a casa de Anna para que pueda cumplir con mis obligaciones como padrino. Como mi padrino – mi tío Hernán – también es un padrino cumplidor, soy obsequiado con una mona actualizada (dos botellas de un Rivera del Duero que promete mucho y una longaniza que ha acabado con mi sentido del olfato). María José ha sido acogida como ahijada por la familia y recibe también su mona (un osito de peluche muy parecido a su Osito y en un estado físico parecido. Debido a él recibirá el nombre de Karol). Cenamos muy bien (las tortillas están impresionantemente buenas) con mis tíos (Hernán y Luisa), Marta, Anna y Anna2 (una amiga de la familia).

Lunes. Nos levantamos muy tarde y dedicamos la mañana a limpiar la nevera. Anna J. y Jaume (que viven en S’Agaro) paran un momento a saludar cuando vuelven de la playa con Claudia y Martí. Las últimas veces que nos hemos visto ha sido en condiciones parecidas y prometernos quedar un día para poder hablar con más calma.
Vuelta a casa. Pedimos comida china y, después de disfrutar de un par de capítulos de “Seinfeld”, nos vamos a dormir pronto. Han sido unas buenas – pero cortas- vacaciones.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 25 de marzo de 2005


Me despierto en S’Agaro. Silencio. Ayer llegamos a última hora sin tiempo para nada. Preparamos el desayuno y lo tomamos en el balcón. Ha llegado la hora de dejar el ocio contemplativo y adentrarse en el mundo del deporte. Camino del club nos encontramos, junto a un contenedor de basura, una vieja nevera de Coca-cola. No nos podemos resistir y el primer ejercicio del día consiste en arrastrar (por etapas) la nevera hasta casa. ¿Funcionará? Decidimos descubrirlo más tarde y volvemos al Club. Peloteamos en la pista de tenis y después llega el momento de jugar un “21” que, naturalmente, pierdo debido a mi poca habilidad desde la línea de tiros libres.
En el camino a casa pasamos por casa de Albert, saludamos a toda la familia y quedamos para cenar. Mientras María José se ducha aprovecho para escribir y leer (he empezado “Vaig creure que el meu pare era Déu” de Paul Auster). Se está muy bien, la sensación de vacaciones es total.

Cuando estás de vacaciones incluso las actividades más habituales se convierten en pequeños placeres. El resto del día se reparte entre estos pequeños placeres y algunas actividades necesarias.
La nota triste del día la pone el próximo cierre de “Utopics”. La tienda era una alternativa gironina a “Fnac” y, como tal, contenía las mismas maravillas que los locales de la cadena francesa. En la que probablemente será nuestra última visita vemos como los libros languidecen en semi vacías estanterías mientras una multitud de familias andan a la caza del videojuego rebajado. Triste final para un local en el que pasamos buenos momentos eligiendo el libro para devorar en un fin de semana. La nota alegre del día se la apunta el sol, que tras sernos esquivo durante todo el día, ha tenido a bien hacer acto de presencia justo antes de retirarse hasta mañana. Ha sido un momento efímero, pero ha sido un gran momento.

Hora de cenar. Primero hay que acostar a las pequeñas (Laura y María) y dar de comer a Nakuru. Preparamos la cena y nos sentamos los seis (Albert, Esther, Marta, Miquel, María José y yo) a la mesa. Es como estar en familia y un poco familia, después de tantos años, si que somos.

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 24 de marzo de 2005


Me levanto gracias al aumento de moral que supone enfrentarse al último día laborable antes de cuatro días de descanso y relax. Preparo el desayuno y despierto a María José que, disfruta ya, de unas merecidas aunque cortas vacaciones.
Las primeras horas de la mañana en compañía de María José son fantásticas. Pero yo tengo cosas que hacer y María José sale en misión de rescate.
Primera parada: Cacao Sampaka. En este palacio de ensueño para todo chocolatero compro una mona (heterodoxa, pero mona al fin y al cabo para Anna, mi ahijada (es tradición en Cataluña que el padrino compre a sus ahijados una “mona”- antiguamente un pastel y una figura de chocolate en la actualidad -).
Estoy frente a la galería que dirige Isa después de abandonar el negocio de la confección de pantalones. Me paso a saludarla y, en la misma calle, visito la galería Jordi Bernadas. Los cuadros de Joan Mateu me gustan aunque algunos me parecen poco sinceros.
Hora de continuar, después del necesario paréntesis amigo-cultural, con mi lista de “tengos que”. No puedo, no obstante, contar nada de las paradas que siguen ya que no quiero dar pistas a nadie sobre su próximo regalo de cumpleaños.
Vuelta a casa, el día lluvioso ha dado paso a un día de sol fantástico para pasear. Es hora de ir a Levi Pants. Por el camino acabo “El último merovingio” un best-seller relleno de leyendas urbanas y teorías conspiratorias variadas y, pese a todo, entretenido.

22 marzo 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 22 de marzo de 2005


Se acaba el martes. Estoy delante del ordenador apurando el día y a punto de cerrar un paréntesis que – junto con María José – hemos abierto escapando de la rutina de un día de trabajo. Un paseo hasta los Icaria, una buena película (“Million Dollar Baby”) acompañada de sus correspondientes palomitas (ya criticadas en este mismo diario), la vuelta a casa comentando la película, una cena tempranera... es posible hacer que un martes se convierta en un día de fiesta.

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 20 de marzo de 2005


Con el diario bajo el brazo cogemos un tren hasta Castelldefels. Pep nos ha prometido una paella en su casa y aprovecharemos para dar una vuelta por el pueblo. Hace ya casi 20 años que conozco a Pep y, aunque últimamente nuestros encuentros son menos frecuentes, siempre buscamos un momento para vernos y explicarnos como nos trata la vida, a poder ser, con una cerveza en la mano.
Llegamos a Castelldefels pronto y aprovechamos para pasear por el centro y comprar el postre en una pastelería.
Volvemos a la estación donde Pep nos recoge y nos lleva hasta su casa. Visitamos la casa y hacemos una parada especial para admirar la niña de los ojos de su propietario: una emisora de radio que emite 24 horas al día, 7 días a la semana, música de los años 70, 80 y 90.
Es la hora de ponerse a trabajar. Como tenemos una mano ocupada por la cerveza utilizamos la otra para ayudar con la paella en la barbacoa. Pese a mi pobre aportación la paella queda buena y la comida en el interior – pese a que hace sol, la mesa exterior queda a la sombra de los pinos y hace un poco de frío – es más que agradable.
Empieza a oscurecer cuando volvemos a Barcelona. Queda tiempo para empezar a aceptar que mañana es laborable, se acaba el fin de semana.

20 marzo 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 19 de marzo de 2005


Suena el despertador y volverá a hacerlo muchas veces antes de que consiga – tras un esfuerzo heroico – levantarme. Tras desayunar con María José salgo a la calle con la intención de mirar un par de cosas para el regalo de cumpleaños de María José (hoy es su santo y – pese a que no lo celebramos – ya ha tenido su pequeño regalo). Hace sol y pasear por la ciudad es una gozada.
Es casi mediodía cuando, con la misión cumplida, llamo a María José y decidimos improvisar. Quedamos en el “Kikuchan” para comer y, como no estoy demasiado lejos, aprovecho para acercarme al apartado para recoger un par de discos y para sentarme en una terracita al sol para acabar “La tentación de lo imposible” y empezar “El último merovingio” de Jim Hougan (cuando estás acabando un libro siempre debes llevar encima el siguiente para evitar quedarte sin lectura).
María José llega (tras superar indefiniciones de orientación que casi provocan un desencuentro que hubiera sido fatal) y comemos sashimi mientras nos contamos la mañana (yo no puedo contar demasiado sin desvelar mi oculto destino y las razones que me han llevado a él).
Al salir decidimos seguir improvisando y vamos hasta el “Caixaforum”. Primero vemos las nuevas adquisiciones de la Colección de la Fundación “La Caixa”. Impresionantes las obras de Óscar Muñoz, Ernesto Neto, Xavier Veilham y las inquietantes fotos de Gillian Wearing.
Al salir nos encontramos con la exposición “Turner y Venecia”. Había oído hablar mucho de la magia de las acuarelas de Turner pero nunca había tenido la oportunidad de contemplarlas (sólo había visto reproducciones). La exposición – pese al reducido espacio que le han dedicado – vale la pena.
Vuelta a casa donde me esperan los periódicos del día, una larga siesta, un par de capítulos de “Senfield” y el partido Barça – Deportivo que acerca un poco más al Barça a ese título de liga que los últimos años le ha sido esquivo.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 18 de marzo de 2005


En el viaje de metro que me aleja de la ciudad vecina he dejado el residuo que la semana laboral ha adherido a mi cuerpo, es el momento de empezar a disfrutar de un largo – espero – fin de semana.
Llego al “Panyvino” poco después de las 11. En la mesa redonda que está junto a la gran cristalera me esperan María José, Eli y Cesc. Cenamos (la pizza buenísima como siempre), hablamos mucho y nos contamos historias. Pese a la desconexión que supone una cena con gente a la que quieres no consigo alejarme del todo del mundo laboral: en el restaurante me encuentro con Mireia que era la encargada del almacén de la primera manufacturera de pantalones para la que trabajé y, poco después de salir, cuando vamos en búsqueda de una copa me encuentro con Quim con el que trabajé en la empresa de pantalones que me echo hace poco más de un año. Pese al recuerdo que ambos suponen del mundo laboral me gusta encontrarme con ellos y comentar – aunque sólo sea por un momento – como nos va todo.
Copa en “The Black Horse” (hoy ya libre de la invasión de las tropas irlandesas que ayer lo ocuparon) y vuelta a casa.

18 marzo 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 17 de marzo de 2005


El ocioso lee la última entrada de su diario y decide dejarse de boludeces y volver a escribir en primera persona.

Suena la sirena en Levi Pants, se ha acabado la jornada laboral. Vuelvo en metro a Barcelona y me encuentro con Jordi P. en “The Black Horse”, el bar – que celebra “St Patrick’s day” - ha sido tomado hoy por hordas de bárbaros irlandeses y por la cerveza negra. El “If I should fall from grace with god” de “The Pogues” suena sin parar trayendo recuerdos de fiestas lejanas en el recuerdo.
Hablamos, como siempre, de lo mal que está el mundo de la confección de pantalones y arreglamos un mundo que – pese a nuestros esfuerzos – mañana seguirá igual..
Es el momento de hacer un paréntesis para cenar algo en “La Tinaja”. Reconfortados por la abundante comida volvemos al “Black Horse” para sumergirnos de nuevo en una balsa de cerveza negra.
Hora de cerrar, aún hay tiempo de hacer la última y la que sobra en el “Papillón”. Llamamos a la puerta y, poco después, entramos en un local totalmente remodelado desde la última vez que matamos la noche aquí.
A las cuatro, y en un momento de lucidez extraño a estas horas de la noche, decidimos dejarlo para otro día.