16 diciembre 2004

“Cualquier infeliz puede quemar energía sin parar, pero uno debe tener alguna cosa dentro antes de poderse dedicar a no hacer nada. Debe tener reservas que le permitan sumergirse en los extraños ríos de los sueños y la divagación, es decir, debe tener alma de poeta.”
Miguel Berga. Sobre no hacer nada. Cultura/s de La Vanguardia 123


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 15 de diciembre de 2005


Martes. Nos rescata de la oscuridad provocada por dos días sólo ocupados por obligaciones una cena con amigos en casa de Juan y Carmen. También están Luís, Carlos y Rosa. La cena resulta impresionante y la sobremesa, animada por una botella de excelente tequila reposado, se alarga hasta más allá de lo prudente en un día laborable.
Miércoles. Vuelta a la rutina, al lado oscuro de la fuerza. Se acerca la navidad y empieza a faltar el tiempo para todo.

14 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 12 de diciembre de 2004


Attenti El castillo de los Sforza
El día empieza con un magnífico paseo por el parque de Legnano. En sus puertas encontramos un mercadillo idéntico a los mercadillos españoles (son pocos los indicadores que nos muestran que no estamos en España: los carteles de las tiendas, el idioma que habla la gente y una presencia mucho menor de gente vestida de chándal que no practica ningún deporte, son los tres más destacados).
El centro de Legnano es una celebración de la vida. Grupos de gente que se encuentra, se saluda, habla y ríe. Tiendas abiertas y ambiente navideño. El largo paseo nos ha despertado el apetito. Nada más entrar en la cafetería de Beppe nos recibe un olor delicioso a café y pastas y la amabilidad y simpatía de su propietario. Desayunamos y, después de aprovisionarnos de deliciosos productos (café, mermeladas y otras dulces maravillas), salimos con destino a Milán.
Nuestra primera parada es el cementerio “Monumentale” que responde totalmente a las expectativas que su nombre despierta. Paseamos por el vacío cementerio disfrutando de los espectaculares panteones (algunos verdaderas obras de arte de la escultura y la arquitectura) y del tranquilo ambiente).
La segunda parada de nuestro tour turístico tiene que ver con el diseño. Ayer ya tuvimos nuestra primera dosis de diseño en la visita a la “Triennale”. En “10 Corso.Como” (una galería de arte, librería, cafetería de diseño y tienda de productos demasiado caros para considerar su compra) paseamos entre las maravillas del diseño. Productos fantásticos nos tientan con sus características y nos asustan con su precio.
Recuperamos fuerzas con un bocadillo (son las 2:30 del mediodía, demasiado tarde para que un restaurante nos dé de comer) y seguimos con nuestro periplo por el Milán más comercial.
Acabamos nuestra visita turística, un poco antes de lo previsto debido a nuestro cansancio, en la estación Central (impresionantemente grande).
Vuelta a casa, cervecita tranquila, buena conversación y sesión de fotos.
Es hora de marchar. Consol y Alberto nos acompañan al aeropuerto. Vamos más cargados que a la ida (Grappa, vino para Jordi P. – para que no se queje de su poca presencia en este diario aquí tiene su aparición en el diario de hoy -, un Panetone, pasta, dulces...
Facturación, embarque, vuelo tranquilo y llegada al aeropuerto de Barcelona media hora antes de lo previsto. Volvemos a casa en el bus.
Han sido dos días magníficos. Hemos aprendido mucho y nos hemos divertido todavía más. Alberto y Consol han sido unos anfitriones increíbles (muchas gracias) y se nos han despertado las ganas de viajar más.

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 11 de diciembre de 2004


Suena el despertador mucho más pronto de lo habitual. Salimos a la calle sin desayunar y caminamos hasta plaza Cataluña cruzándonos con gente que está dándole los últimos tragos a la fiesta nocturna. Autobús, aeropuerto, facturación y – por fin un poco de tranquilidad - desayuno con el periódico. A las 7:55, puntualmente, despega nuestro avión hacia Milán. Volamos con “Vueling” que a parte de ser muy económica (el billete de ida y vuelta para dos personas nos ha costado 72 euros, tasas incluidas) resulta ser una compañía muy eficiente y el ambiente de cercanía que consiguen con la simpatía del personal de cabina se agradece.
En Milán – Malpensa nos recoge Consol y nos lleva en coche hasta su casa en Legnano. Mis primeros pasos en Italia consisten en un agradable paseo por la pequeña ciudad y en un café (delicioso) en el local de Beppe.
Consol y Alberto están arreglando la que será su casa cuando terminen las obras y, después de encontrarnos con Alberto, vamos a visitarla. El piso, ahora en obras, está en un antiguo “cortile” (un conjunto de viviendas que dan a un patio interior, es la construcción típica de esta zona) y, aunque aún falta mucho por hacer, parece muy acogedor.
Vuelta a casa y primera comida (un plato de pasta buenísima que Alberto se encarga de preparar. Estamos preparados para acercarnos a Milán para empezar a hacer el turista. La “Trienale”, un paseo por el parque el parque sempione al anochecer “Sempione” y el castillo de los Sforza, el “Duomo”, las galerías Vittorio Emanuele, el teatro de la “Scala”, un mercadillo de productos artesanos... visitar una ciudad acompañados por un guía nativo y una guía que no es nativa pero sabe más que muchos nativos es un privilegio. En nuestro deambular por la ciudad no hay pasos en falso y lo que no sabemos o entendemos encuentra pronto respuesta.
Cuando llegamos a casa estamos muy cansados. Pero tenemos mesa en un restaurante típico y volvemos a salir. Tras dar muchas vueltas con el coche llegamos a Torba (un pueblo muy pequeño) donde está la “Trattoria di Torba” (21040 Torba di Gornate Olona. Italia. Tel. 0331/820180). Nada más entrar Alberto se encuentra a unos clientes y, en una muestra de la educación italiana, somos presentados a los clientes y a los amigos de los clientes. El comedor del restaurante se convierte en un ir y venir incesante de manos que se cruzan, de inclinaciones de cabeza y de saludos de cortesía. Una escena de caos sólo comparable a la de los hermanos Marx en el camarote de “Una noche en la ópera”.
Al final conseguimos llegar hasta la mesa. Son las 9’30.
Pronto aparecen los “antipasti” (“cotechinni”, “copa”, “prosciutto”, tortilla, una especie de empanada, queso con tomates secos...). Damos cuenta de ellos (ayudados por grandes dosis de un tinto buenísimo) y nos lanzamos a por el primero (yo me decido por un risotto y los demás por pasta). Todo está delicioso. Al segundo sólo llegamos Alberto y yo (yo me decido por un plato de queso a la plancha). Con los segundos aparece un plato de patatas fritas, después otro y – cuando ya estamos acabando- una segunda ración de “cotechinni” que, en una lección de gula perfectamente articulada, devoramos por completo.La cena ha sido fantástica, la mejor en mucho tiempo. Cuando nos levantamos de la mesa el reloj marca la 1’30. No hemos parado de hablar ni de comer durante las últimas cuatro horas. Nos despedimos de la señora del restaurante (que nos vuelve a dar muestras de afecto y cordialidad) y salimos a la calle. Hace mucho frío (el termómetro del coche marca 0 grados) y es hora de volver a casa.

11 diciembre 2004

“A priori, un trabajador, por el simple hecho de formar parte del engranaje económico, es considerado como una persona virtuosa; por el contrario al ocioso se le ve como un perezoso o, peor aún, un gandul, un vagabundo, un inadaptado social. El deber y el derecho al trabajo se encuentran en el art. 35 de la Constitución española, pero al ocio no se le considera ni un derecho ni mucho menos una obligación.”
Glòria Soler. En busca de la ociosidad. Cultura/s de La Vanguardia 123


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 10 de diciembre de 2004


Ya tenemos árbol (como siempre hecho por María José con materiales reciclados) y lo hemos empezado a llenar de postales. La primera que llegó fue la de Kris y Tony y la segunda (y última hasta el momento) es la de el alcalde de nuestra ciudad (al que, como muestra de buena voluntad navideña y en respuesta a su amable – y, no nos engañemos, más falsa que judas – felicitación, no adornaré con los adjetivos que se ha ganado gracias a su inhábil gestión al frente del consistorio).
Los últimos días – ha vuelto el trabajo – ha quedado poco tiempo para disfrutar.
Tiempo que he invertido, junto a María José, en empezar el visionado de la tercera temporada de “Los Soprano” y que he malgastado, también junto a María José, viendo la insufrible “Cold Mountain”.He cometido el error de instalar de nuevo “Age of empires” y no paro de perder partidas. También tengo problemas con el “Doom”. He llegado a una pantalla llena de malos (muchos y muy malos todos) que no soy capaz de superar.

08 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 07 de diciembre de 2004


Por fin, tras muchas horas invertidas y no pocas risas, hemos acabado nuestro trabajo con la felicitación de navidad. Las 104 postales ya están ensobradas y con los sellos puestos. Ahora ya es cosa de correos.
Estos últimos días han sido fotocopias los unos de los otros. Por las mañanas compras navideñas (ya tengo el primer regalo de María José pero – como ella lee este diario – no puedo contar nada), por las tardes trabajo con la postal y por las noches cena-rescate con amigos.
El lunes cena con Nuria y Jordi en el restaurante del “Ateneu” (c/Canuda, 6 Tel. 933185238). Precios ajustados, carta con sabrosos platos tradicionales y tranquilidad. Cenamos muy bien y hacemos una copa en el “Raval” y una segunda en un bar cuyo nombre soy incapaz de recordar. Vuelta a casa con paso vacilante parando en las Ramblas a comprar el periódico.
El martes, con la satisfacción de tener ya la postal ensobrada, cenamos con Clara y Roger en el “Pan y vino”. Hay poca gente y hoy se está especialmente bien. Tras la cena cae una segunda botella de vino que nos obligará a alargar la sobremesa hablando de un montón de cosas.
Mañana, aunque parezca mentira, también es festivo.

06 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 05 de diciembre de 2004


Sábado. Dejo dormir a María José y preparo el desayuno tranquilamente. Desayunamos y, por primera vez esta temporada, nos enfrentamos a las compras navideñas. Las calles del centro están llenas de gente que corre de un lado a otro con cara de pocos amigos, debe ser el espíritu navideño. Sin haber comprado nada nos acercamos a la sala Parés y disfrutamos con la imprescindible exposición de Josep Roca Sastre. Seguimos, tras el paréntesis cultural, en nuestra primera incursión en la locura navideña... sin éxito en lo que a regalos se refiere.
Por la tarde nos entregamos a fondo a trabajar con la felicitación navideña que ya está en fase de producción.
Cenamos en casa de Yoli y Rafa. Como siempre la mesa está más que surtida y nos ponemos las botas.
La sobremesa, larga y divertida, se traslada al sofá. Acabamos tarde y Rafa nos devuelve a casa (gracias).

Domingo. Nos levantamos tarde y, como tengo deberes del cursillo, me paso el día delante del ordenador (con algunos inexplicables problemas que me obligan a llamar a Jordi P. – ya tienes tu aparición de hoy – para pedirle ayuda).
Por la noche damos un paseo hasta los Icaria y, después de cenar algo en el mismo centro comercial, vemos “The Increibles” . Me lo paso genial.Volvemos a casa paseando sin prisas ya que mañana, lunes, también es festivo.

04 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 03 de diciembre de 2004

Hoy es el día de mi santo y aunque no lo solemos celebrar, María José me ha regalado un jersey (negro, naturalmente) muy chulo que no tardo en ponerme. El día (trabajo y cursillo) no ha estado mal y saber que es el pistoletazo de salida para un largo fin de semana (cinco días festivos) anima mucho.
Cenamos en casa y después salimos a hacer una copa en “The Black Horse”. Allí nos encontramos con Jordi R2 y Víctor. Poco después completan la animada tertulia Jordi P. y Alex “el niño”.
Los videoclips añejos que ofrece un canal de televisión nos recuerdan que alguna de las batallitas que contamos ocurrieron hace más tiempo del que somos capaces de reconocer.Jordi P. afirma que últimamente sus apariciones en este diario son demasiado fugaces y pide un mayor protagonismo. Estoy pensando en establecer una tarifa de aparición... podría ser la manera de alcanzar el estatus de ocioso sin demasiado trabajo.

03 diciembre 2004

“Desde entonces soy un optimista contumaz. Ver truncarse las vidas, con todo lo que cada vida llega a contener, y verlas truncarse por motivos absurdos o irrisorios, y de formas a menudo atroces y desdichadas, despierta en uno una inevitable desconfianza hacia los semejantes, pero también una necesidad incontrolable de proteger y alimentar a cada segundo la ilusión de vivir. Aunque sea estúpida, y frágil, y aunque los días y las noches te ofrezcan tantas razones para perderla.”
Lorenzo Silva. La niebla y la doncella


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 2 de diciembre de 2004


Salgo de Levi Pants y, pese a que todavía es pronto, ya ha oscurecido. De vuelta en la ciudad me veo obligado a hacer tiempo en un barrio que no es el mío. Camino sin prisas mientras miro escaparates. Por unos momentos vuelvo a convertirme en el ocioso modelo y disfruto de la sensación conocida y confortable de vagar sin rumbo fijo. Paseo, entro en una tienda sin otra intención que dejar pasar el tiempo, miro pasar a la gente (que se desplaza a un ritmo muy superior al mío), valoro entrar en un bar, sigo paseando y al final me siento en otro bar frente a la cristalera de entrada que me da una visión – muy fragmentada y limitada pero igualmente interesante – de la vida en el barrio. Aprovecho tambien para leer un poco (he acabado “Iacobus” de Matilde Asensi y ahora estoy leyendo “La niebla y la doncella” de Lorenzo Silva y un estudio sobre el mundo de la confección de pantalones (un regalo de cumpleaños) escrito por Javier Perez de Silva. Justo ahora, al escribirlo, me he fijado en la coincidencia de apellidos... curioso).
Pero todo tiene su fin (y lo bueno, por desgracia, también). Se acaba mi tiempo de ocio y me dirijo al despacho del administrador de nuestra finca para la reunión anual de vecinos de la finca donde vivimos ( motivo que me ha llevado a este barrio que no es el mío). La reunión resulta larga pero mucho menos dura de lo esperado. La pobre asistencia hace que las ancestrales rencillas vecinales no hagan – como es costumbre desde tiempos inmemoriales – aparición.
Pese a todo salgo agotado y llamo a María José para que protagonice un oportuno rescate. Quedamos en el “Panyvino” pero, cuando llego, un inoportuno apagón nos deja sin cena. Paseamos por el barrio – que hoy, por la oscuridad, presenta un aspecto insólito- y acabamos cenando en el “Murivechi”. La cena, la conversación con María José y las noticias que me trae del avance de nuestra felicitación de navidad de este año actúan como un bálsamo reconstituyente que me cura de los sinsabores de los últimos días.

30 noviembre 2004

“Sufro la inmensa pena de tu extravío
Y siento el dolor profundo de tu partida
Y lloro sin que sepas que el llanto mío
Tiene lágrimas negras
Tiene lágrimas negras como mi vida”
Miguel Matamoros. Lágrimas Negras (en la voz de “El Cigala”)


DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 30 de noviembre de 2004


De nuevo una llamada en el trabajo me trae malas noticias de gente a la que quiero.
Los amigos, con el paso del tiempo, se han convertido en familia y su dolor, duele.
Intentaré estar cerca y dar calor.
Estoy triste, El Cigala - acompañado por el piano mágico de Bebo Valdés- me acompaña intentando dar un poco de luz en un paisaje oscuro.

28 noviembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
domingo, 28 de noviembre de 2004


Es domingo por la tarde. El fin de semana llega a su fin y yo sigo sentado delante del ordenador (que es donde he pasado la mayor parte de los últimos días). Cada año, más o menos por estas fechas, María José y yo empezamos a trabajar en nuestra felicitación de navidad. Pese a que nos lo pasamos muy bien, son días de duro trabajo. Ayer, sábado, y hoy, domingo, hemos invertido la mayor parte de nuestro tiempo en empezar a confeccionar la felicitación de este año. Pocas actividades “de exterior” nos han apartado de la pantalla del ordenador:
Viernes. Cena con María José y Jordi P. en “La Sucursal” (c/Comerç, 4 Tel. 933106595). Después de fallar nuestras primeras opciones (todas ellas llenas de gente o con las mesas ya ocupadas) aterrizamos en este restaurante por casualidad. Y tuvimos mucha suerte: Cena agradable, tranquila y a un precio asequible. Tras la cena, copas en “The Black Horse”.
Sábado. Mi movimiento no me aleja de un radio de 10 metros del ordenador.Domingo. Para romper la inmovilidad que nos ha atrapado quedamos con Víctor y Laura para hacer el aperitivo. El aperitivo se convierte en una comida en “La Chacha”. Aún tenemos trabajo por hacer, volvemos a casa.

25 noviembre 2004

“Se quejaba Chesterton del tono hipócrita y enfermizo con el que sus coetáneos se referían a la práctica de pasar horas tumbado en una cómoda cama. La situación en este frente, no ha dejado de empeorar. Vale la pena recordar la advertencia de Chesterton: ‘Los avaros se levantan muy temprano; y los ladrones, según me informan, se levantan la noche anterior. El gran peligro al que se enfrenta nuestra sociedad es que mientras su espíritu se hace más y más voluble, sus mecanismos se tornan cada vez más rígidos.’ Por ahí viene la alarma social que debería provocar la proliferación de gentes atareadas y la disminución de ociosos convencidos, una especie en vías de extinción si las autoridades no ponen remedio.”
Miquel Berga. Sobre no hacer nada. Cultura/s de La Vanguardia 123.


DIARIO DE UN OCIOSO
jueves, 25 de noviembre de 2004


Poco a poco voy agotando una semana pintada en tonos grises. Las pinceladas de color que alegran el lienzo son pocas y, aunque intensas, efímeras.La lista de actividades de ocio pendientes va creciendo poco a poco sin que pueda hacer nada. Tengo muchas películas por ver, muchas exposiciones que visitar, libros que leer, música que escuchar, una postal de navidad que empieza a requerir atención, amigos a los que hace tiempo que no veo y otros a los que tengo ganas de ver otra vez, cenas por preparar, copas por beber, canciones que cantar, deportes que practicar, tiempo que perder, obras de teatro que no he visto, amigos a los que escribir, un diario desatendido (pocas cosas que explicar)... intentaré ponerme al día (sólo queda un día de trabajo. Mañana empieza la libertad).
Suena "Rock in the slingshot" el contundente tema que abre "American Oil" el nuevo álbum de "The Movies".

23 noviembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 21 de noviembre de 2004


Pese al jolgorio nocturno que rodeaba a nuestra pensión hemos dormido bien. Me levanto cuando suena el despertador y veo que el sol nos acompañará hoy. Parece que el viento, que irá desapareciendo a lo largo de la mañana, también acompañará en nuestro regreso a Palamós.
Me ducho y tengo una primera pelea con la deficiente ducha de nuestra habitación. Mientras María José se ducha acabo el libro de Herbert Rosendorfer y tengo una segunda lucha con los mandos de la ducha (de la que, contra todo pronóstico, salgo victorioso y consigo cerrar el agua caliente entre una nube de vapor terrible).
Nos reencontramos con los compañeros y desayunamos en un bar junto al puerto. Cuando llega el patrón zarpamos. Nada más salir del puerto izamos la vela pero pronto descubrimos que, si no soplamos todos con fuerza, no avanzaremos demasiado. Aprovechamos para instruirnos en el uso del sextantepuesta de sol a bordo del Rafael y el compás de marcación.
El sol ayuda a disfrutar de la jornada en el mar y, a falta de viento, bueno es un aperitivo a bordo. El cava aparece pronto y nos acompaña durante el resto de la singladura. Leer (empiezo el “Iacobus” de Matilde Asensi), contar y – sobretodo - escuchar historias, mirar hacia el horizonte y refrescarse con una copita se convierten en nuestra única preocupación.
A medida que el sol desaparece nos acercamos al puerto de Palamós. Recogemos vela y, ya a oscuras entramos en el puerto. Ayudamos a recoger el barco – que descansará durante unos días – y, tras el brindis de despedida (hemos tenido mucha suerte y nos ha tocado un grupo muy majo), emprendemos el viaje de vuelta.
Son más de las 9 cuando llegamos a casa agotados pero muy contentos.
puerto de Palamós el Rafael

cartas a la antigua china HERBERT ROSENDORFER. Cartas a la antigua China

Hay libros que se leen de un tirón. Este, además se lee con una sonrisa en la boca.
El planteamiento del libro es sencillo: Kao Tai, un mandarín del siglo X descubre la manera de viajar en el tiempo. Sus cálculos temporales no le engañan pero si los espaciales y aparece en el Munich de finales de los años 80, poco antes de la caída del muro.
Es un “extraterrestre” que analiza nuestra esquizofrenia cotidiana. No se salva nada: religión, cultura, costumbres, filosofía, arte... todo es analizado por la perpleja mirada de Kao Tai que narra nuestros desatinos en la correspondencia que mantiene con su – lejano en el tiempo- amigo.
El balance no puede ser más descorazonador. La mirada asombrada del viajante nos pone a todos delante del espejo donde descubrimos las contradicciones que forman parte de nuestro pan de cada día.
Como el Gurb de Mendoza, Kao Tai no entiende nuestra sociedad y ve, con la misma mirada perpleja, como hemos articulado nuestra sociedad. Pero pese al pesimismo que destila el análisis final y a las tristes expectativas de futuro que nos ofrece el libro, “Cartas a la antigua china” es un libro delicioso, sencillo y lleno de sentido del humor. Se lee en una sentada y se disfruta (yo lo he disfrutado mucho).

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 20 de noviembre de 2004


Suena el despertador y nos ponemos en marcha. Desayuno con María José y partimos hacia Palamós. En el “Rafael” nos encontramos, dos semanas después de lo previsto, con nuestros compañeros de curso. El retraso, motivado por la adversa meteorología de las últimas semanas, hace que todos estemos impacientes por partir. Cuando estamos todos partimos con destino al puerto de Blanes.
Izamos las velas para aprovechar el poco viento y, un par de horas después (y después de ver nuestra pobre velocidad), decidimos ayudarnos con el motor.
El día, nublado, no acompaña pero el mar está en calma y la navegación se convierte en un cómodo paseo.
A la hora de comer empiezan a aparecer en la cubierta del barco todo tipo de manjares. Comer a bordo es incómodo pero he de reconocer que las vistas son inmejorables. Ante nosotros desfila la Costa Brava, acantilados coronados por pinos nos saludan desde la costa.
navegando con el Rafael Una clase a bordo Puesta de sol desde el Rafael
Oscurece cuando atracamos en el puerto de Blanes. Tras un café nos ponemos a buscar una pensión donde pasar la noche (la posibilidad de dormir en el barco ha sido rechazada). Al llegar nos regalamos una breve pero necesaria siesta.
Tras la siesta los ocho que nos hemos quedado a dormir en Blanes salimos en búsqueda de un sitio para cenar. El consenso no es fácil pero en nuestra ayuda aparece “Don Primo” una pizzería que le parece bien a todo el mundo. Hemos renunciado a ver el clásico Barça – Madrid (que se juega mientras damos buena cuenta de nuestra pizza) pero los camareros nos mantienen informados del resultado.
Cuando salimos nos encontramos con las primeras celebraciones callejeras de la holgada victoria que el Barça acaba de conseguir. La alegría inicial por este hecho se convierte en miedo escénico al descubrir que nuestra pensión está justo en la plaza en la que los aficionados de Blanes lo están celebrando.
Nos dormimos con los etílicos cantos como música de fondo.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 19 de noviembre de 2004


Ya es oscuro cuando llegamos a S’Agaro. Atrás queda una larga jornada laboral y un tranquilo viaje en el que no paramos de hablar de futuro.
Dejamos los trastos en el apartamento y salimos en busca de provisiones para nuestro fin de semana marítimo.
Cargados con un pequeño tesoro en quesos vamos a Sant Feliu y cenamos en El Dorado Mar (c/President Irla, 15. Sant Feliu de Guíxols). El menú – tan bueno como siempre – y las privilegiadas vistas que el restaurante tiene sobre la bahía, actúan como un bálsamo milagroso que nos ayuda a olvidar preocupaciones y problemas.
Al salir hace frío . Volvemos a casa pasando por la playa de Sant Pol que hoy está totalmente vacía.

17 noviembre 2004

“Ya ves: progresan ¿Hacia donde progresan? Sospecho que ni siguiera ellos lo saben. En cualquier caso me parece que progresan por el mero hecho de progresar.”
Herbert Rosendorfer. Cartas a la antigua China. Barcelona, 2004.


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 17 de noviembre de 2004


Trampeo la semana como puedo. Entre el trabajo, el cursillo y las visitas a médicos (afición a la que dedico últimamente más tiempo del deseable) tengo poco tiempo para mí.
He acabado “En la noche y entre los hielos” y ahora estoy leyendo un libro delicioso. Se llama “Cartas a la antigua China” y cuando lo acabe, que seguramente será pronto, intentaré escribir un poco más sobre él.
Con el final del día me llega una oferta de trabajo que tendré que rechazar y una cena en casa con María José y Jordi R2 (que se apuntó a cenar tras leer el post anterior e hizo la solicitud en los comentarios).

En la noche y entre los hielos
Fridtjof Nansen

Mejor explorador que literato, Fridtjof Nansen, narra en este diario la expedición polar noruega de 1893 a 1896. Tres años de exploración polar, primero a bordo del Fram y después en un descerebrado periplo en busca de un norte desconocido y lejano en trineos tirados por perros.
Repetitivo en ciertos pasajes, el libro de Nansen es la crónica de una de las grandes expediciones polares en un tiempo en el que prácticamente todo estaba por descubrir.
Sigo prefiriendo el libro de Caroline Alexander sobre la expedición a la Antártida de Shackleton (“Atrapados en el hielo”) pero “En la noche y entre los hielos” es también el relato cautivador de una aventura real.

14 noviembre 2004

“Mientras la historia del ocio no ha suscitado verdaderos estudios antropológicos, su opuesto, el trabajo, ha sido objeto de casi todas las disciplinas.”
Glòria Soler. En busca de la ociosidad. Cultura/s de La Vanguardia 123

“Este libro pretende ocupar un vacío en la historiografía social provocado por la influencia de la historiografía marxista ( y a un cierto rechazo histórico hacia el denominado ‘tiempo libre’). En la historiografía contemporánea encontramos el trabajo asociado a conceptos como necesidad, esfuerzo, capacidad... mientras el ocio equivale a conceptos negativos como vagancia, dejadez, laxitud, inutilidad, pereza, holgazanería... Por esta razón el trabajo ha sido objeto de estudio mientras el ocio ha sido condenado al ostracismo. Ha llegado el momento de poner fin a esta anómala situación.”
Santiago García Quintana. Pequeña historia del ocio. Buenos Aires. 1958


DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 14 de noviembre de 2004


Suena el despertador. La tarea prorrogada ayer, no se puede evitar hoy. Desayunamos medio dormidos y nos ponemos manos a la obra. Horas de trabajo después (con pequeñas pausas para jugar al Doom) ya tenemos la casa en un estado presentable.
Teníamos mucha comida preparada para nuestro fin de semana de navegación en el ‘Rafael’ pero el mal tiempo ha pospuesto nuestro bautizo marítimo. Tenemos que hacer algo con el embutido y los quesos. Jordi M., Toni, Roger y Clara nos sacan del apuro y se apuntan a una comida improvisada.
Conseguimos echarlos a las 19:30. La velada ha sido fantástica pero aún tenemos un montón de comida en la nevera esperando comensales para ser consumida.
El fin de semana ha pasado volando. Empieza una nueva semana laboral, espero que pase volando.

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 13 de noviembre de 2004


Me levanto pronto, preparo el desayuno y – justo antes de despertar a María José - decido dejarla dormir un poco más y me pongo a escribir. Hoy tenemos limpieza general de la casa (lo necesita) pero, incluso esta imprescindible tarea, puede esperar.
Cuando María José se levanta desayunamos y, con todo preparado para empezar el trabajo, nos volvemos a la cama para regalarnos una ‘siesta del carnero’ que se prolonga hasta las 15:30. Hora de comer y, ahítos de tanta comida, volvemos a la cama para descansar de la agotadora jornada que estamos protagonizando.
A las 20:00 horas, abandonado ya el utópico proyecto de la limpieza casera, bajamos a la calle y, tras pasear por una esquizofrénica zona centro de nuestra ciudad, nos adentramos en el no menos peligroso Fnac. El resultado final es la compra de un par de libros (uno por cabeza).
Vuelta a casa. La agotadora jornada pasa factura y nos vamos a dormir pronto.

13 noviembre 2004

“Pocas personas tienen el carácter suficiente para atreverse a practicar la pereza de manera regular. Sin embargo es un hecho demostrable que detrás de los más prolíficos personajes se esconden seres con una repulsión activa contra todos aquellos – normalmente de raza blanca y religión protestante – que consideran la pereza el pecado capital por excelencia. Fíjense, por ejemplo, en Josep Pla, el escritor catalán que más volúmenes nos ha legado, y en cómo se apasionaba postulando su vocación más intima y auténtica. Conseguir el estatus de ‘badoc’ era para Pla la meta más preciada, el ideal más sincero”
Miquel Berga. Sobre no hacer nada. Cultura/s de La Vanguardia 123.

“badoc: m. Persona que bada, que s’abstreu mirant o que es distreu de la feina”
Santiago Albertí. Diccionari de la llengua catalana. Barcelona 1985


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 12 de noviembre de 2004


Son casi las diez cuando llego a casa. Estoy muy cansado pero me apetece salir. Llamamos a Víctor y Laura que, sin dudarlo demasiado, se apuntan a cenar algo. Nos encontramos en el “Black Horse” y bajamos al Borne. En la calle Montcada, en la puerta del “Xampanyet”, nos encontramos con una pequeña coral masculina que ha improvisado una actuación en el centro de la estrecha calle.
Las canciones, en italiano, son deliciosas y el ambiente que se consiguen crear pone la piel de gallina. Después de dos canciones recogen nuestros aplausos y siguen con su paseo nocturno. Hemos tenido mucha suerte. Seáis quién seáis, gracias.
De muy buen humor llegamos al “Panyvino” (buenísima la pizza, ahora servida sobre tablas de madera). Hablamos mientras cenamos, hablamos mientras caminamos por el barrio en busca de un bar y seguimos hablando en el “Black Horse”. La noche acaba con una espectacular partida de dardos (que gana Víctor).
El bar ya ha cerrado cuando salimos.

11 noviembre 2004

“En la antigüedad, no sólo la Biblia había puesto el trabajo en su sitio. Como dice Lafargue, para los romanos el trabajo remunerado era vergonzoso y la pereza una virtud. De hecho, la virtud era el ocio, su contrario, el nec otium (el negocio), era una conducta interesada, sudorosa y ávida, indigna de patricios. Algo de ello quedaba en el desprecio a las labores de los hidalgos españoles.”
Enric Sòria. Vindicación de la pereza. Cultura/s de La Vanguardia 123.


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 11 de noviembre 2004


Me levanto pronto, desayuno con María José y, estimulado por el café y la música del “Lágrimas negras” de Bebo Valdés y El Cigala, me siento delante del ordenador para poner al día un diario que los últimos días ha caído en el más absoluto de los olvidos.
No tengo tiempo para demasiadas alegrías durante la semana. Mi horario laboral, unido al cursillo que he iniciado recientemente, me dejan en una situación difícil para desarrollar mi tiempo de ocio con la riqueza que sería deseable. No hago el cursillo por motivos laborales y me lo paso bien. Creo que eso lo convierte en una actividad de ocio, poco variada pero reconfortante.
Todas las mañanas salgo de casa y camino por el barrio que empieza a despertar. Hace frío y el olor que sale de las panaderías es delicioso. Ruido de persianas que se abren, de conversaciones soñolientas y de saludos entre vecinos. Cuando llego al Metro - después de atravesar una plaza en la que las hojas, bailando con el viento, flotan ante mis ojos - toda la magia se rompe. Sólo me queda refugiarme en la lectura hasta llegar a la ciudad vecina.
Vuelvo a casa tarde y, de nuevo con María José, disfruto del merecido descanso. Mientras esperamos ese préstamo de “Friends” (quinta temporada) que no acaba de llegar, seguimos con “24” (que ha mejorado respecto a la segunda temporada, demasiado parecida a la primera.
Poco más puedo explicar de esta semana (una cena en “El Foro”, mi lectura del libro de Fridtjof Nansen que avanza – como su expedición – lenta y con dudas, largas conversaciones con María José...).
Sigue sonando el “Lágrimas Negras” (concretamente “La bien pagá”), arranca una nueva jornada.

08 noviembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 7 de noviembre de 2004


Vuelve a despertarme el sonido del despertador (esta semana no he conseguido desmarcarme de su férrea marca ni un solo día). Desayunamos con mucho sueño y salimos hacia casa de mis padres. La Yayi ya está totalmente repuesta y nos pasamos la mañana con ella (viendo “El Dragón Rojo” y teniendo a nuestra disposición cuatro periódicos de hoy).
El resto del domingo se nos escurre entre los dedos sin que podamos evitarlo. Hemos empezado a trabajar en la postal de navidad de este año. De momento estamos en la fase preliminar, pero pronto empezaremos con la producción