13 septiembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 12 de septiembre de 2004


Me levanto tarde y, medio dormido, preparo el desayuno. La pereza es poderosa y cuesta ponerse en marcha pero al final conseguimos salir de casa. Hace un día estupendo y lo aprovechamos para dar un paseo hasta el cine (más de un mes después de nuestra última visita). Tras algunas dudas, la película elegida es “I robot” que me encanta.
Volvemos a casa caminando y por el camino – y para hacer domingo- compramos un pollo para comer.
Los domingos por la tarde son un periodo de transición. Queda poco tiempo y hay que descansar: el resto del día pasa lentamente mientras vemos “OC” y nos pegamos un atracón de “Friends”.

12 septiembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 11 de septiembre de 2004


Viernes. Empiezo a recuperar las fuerzas desperdiciadas durante toda la semana laboral con una cena en casa de Toni con María José, Clara y Roger. Toni nos sorprende con una cena impresionante en la terraza de su casa y, cuando ya no podemos más, aparece un delicioso conejo a la cazuela que nos deja sin habla.
Hoy ha hecho calor y el aire que corre esta noche se agradece casi tanto como la oportunidad de estar aquí, rodeado de amigos y disfrutando de una noche genial. Levi Pants queda muy atrás, rodeado por una neblina que la enterrará hasta el lunes (que ahora y aquí se adivina muy lejano).
Sábado. Estoy vago. Podría ir al Club y disfrutar de un día de playa. Podría ir al cine. Podría... pero me quedo en casa y paseo, en pijama, del ordenador al sofá y del sofá al ordenador.
A mediodía me armo de valor y decido salir en busca de algo para comer. Tras media hora de paseo por el barrio, vuelvo a casa con un tarro de café descafeinado. Como cazador soy un verdadero fracaso... hoy comeremos hierbas.
En nuestro tiempo dedicado a la televisión, y mientras no llegan más resúmenes del apasionante “Gran Hermano 5”, seguimos con el visionado de series: “Friends” (mucho mejor ahora que empiezo a conocer a los personajes) y “24” (si secuestran también esta vez a la hija del protagonista prometo tomar algún tipo de medida drástica en contra de los guionistas).
Por la noche cenamos con Mónica y José María en el Kiku-chan (c/Numancia, 133). El restaurante es pequeño y sencillo pero todo lo que pedimos está buenísimo. Hacía tiempo que no nos veíamos y la colección de anécdotas que hemos atesorado durante todos estos días es bastante larga. Al levantarnos de la mesa aún queda mucho por contar, tendremos que continuar en otro sitio.
Poco después estamos sentados en la barra de una coctelería anclada en algún punto de mediados de los ochenta. Fuera llueve y el ambiente del local es tranquilo, acogedor y , en cierta forma, familiar. Nos dejamos aconsejar por el barman, Jaime, también anclado en ese mismo momento en que el tiempo decidió dejar de lado este rincón perdido de la ciudad. Tras la primera, llega la segunda y después la tercera copa... contar historias da sed y por suerte estamos en un bar.
Cuando salimos ha dejado de llover y la tentación de seguir se pasea con descaro ante nosotros. Al final triunfa la cordura y decidimos volver a casa.

09 septiembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 08 de septiembre de 2004


La semana laboral sigue fagocitando mi tiempo libre pese a la oposición que, con poco éxito, intento ejercer. Aprovecho los viajes a la ciudad vecina (aproximadamente una hora entre la ida y la vuelta) para leer: esta semana he acabado “La edad de hierro” y ahora estoy leyendo “Milenio Carvalho” de Manuel Vázquez Montalbán. Es una sensación extraña encontrarse de nuevo con Carvalho y saber que, ahora ya de manera definitiva, estoy leyendo sus últimos pasos.
A la larga lista de series que actualmente estamos siguiendo (“24”, “C.S.I.”, “Friends”, “Sexo en Nueva York”, “Los Soprano”, “Fraisier”, “O.C.”... ) añadimos “Sin rastro” (investigación policial ,con estética “CSI”, en busca de desaparecidos... es probable que dure poco en la parrilla de Antena 3) .
Miércoles. Cena con María José en el “Río Azul” (Balmes, 92 Tel. 932159333). Todo está buenísimo, creo que es uno de los mejores restaurantes chinos de Barcelona.

J.M. COETZEE
La edad de hierro

A través de una carta que una madre, sentenciada por un cáncer terminal, escribe a su hija, Coetzee retrata con crudeza y sin concesiones la violencia sin sentido de la Sudáfrica del apartheid. De nuevo la acerada prosa de Coetzee nos muestra una dura historia personal en la que nos podemos reflejar todos nosotros.
¿vivimos también en urnas que nos apartan de aquello que no queremos ver? ¿En que medida somos culpables de la violencia que asola la periferia del tranquilo mundo en el que vivimos? ¿Podemos realmente hacer algo?
La muerte, siempre presente, es una protagonista mas de la novela. La muerte como fin inevitable, como fin deseado, como resultado de la violencia, como motivo de todo, como liberación...
No es fácil, no es amable, pero “La edad de hierro” es un gran libro.

07 septiembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 6 de septiembre de 2004


Domingo. Me levanto y desayuno acompañado de María José y de una resaca considerable no exenta de propósitos de enmienda. Estas promesas de nunca más, impulsadas por el malestar con el que nuestro organismo se queja por el trato recibido durante la noche anterior, serán – sin ningún tipo de duda - sistemáticamente incumplidas (siempre he creído que nuestra memoria histórica es muy débil).
Comida familiar en casa de mis padres, en la mesa somos siete (mis padres: Tony y Carmen, la Yayi, Eli, Cesc, María José y yo). Después de comer cambio la sobremesa por una pelea con los múltiples virus que asolan el ordenador (pierdo yo). Vuelta a casa, “O.C.” y siesta.
Ha empezado una nueva edición de “Gran Hermano”. El culebrón promete y, como en las anteriores ediciones, nos hemos enganchado desde el primer día.
Lunes. No contentos con aplicarme una tortura diaria, los capitostes de Levi Pants han decidido regalarme un par de horas extras. Vuelvo a casa derrengado, el ocio es un concepto que empieza a serme ajeno y la cosa es preocupante.
Al llegar a casa, por suerte, María José ha preparado la cena. Sólo nos queda tiempo para ver alguna de las muchas series que ahora tenemos para ver. Como los episodios de “CSI” que hoy emite T5 ya los hemos visto y “24” empieza muy tarde (lo grabaremos), nos decidimos por empezar el visionado de “Friends”. Nunca he sido un fan de esta serie pese a que, debido a la pasión que despierta, he intentado engancharme en ocasiones. Quizás no me ha atrapado debido a que siempre he visto episodios sueltos. Espero que esta vez, siguiendo la serie en el orden correcto, me enganche. El piloto ha sido entretenido y poco más.... ya veremos.

05 septiembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 4 de septiembre de 2004


Después de desayunar con María José decido que un poco de reposo me sentará bien. Puede parecer que aprovecho para descansar más de lo necesario. Nada más lejos de la realidad, actúo así por prescripción facultativa.
Aprovecho para enflaquecer la nutrida colección de “Babelias” y otros suplementos que he acumulado durante el último mes. También me queda tiempo para, en compañía de María José, acabar de ver la tercera temporada de “Sexo en Nueva York”.
Por la noche cena en casa de Iola y David. Llegamos pronto para poder jugar con Ona antes de que se duerma. En la terraza han preparado un banquete (ensalada de rúcula con bresaola y parmesano, tomate con mozzarela, huevas, anchoas, embutidos...). Todo está buenísimo. Al empezar a cenar unas gotas inoportunas nos han hecho creer que nos mojaríamos pero al final la noche es muy tranquila y en la terraza corre aire fresco. La sobremesa se alarga y vuelvo a casa convencido de que mañana tendré una resaca sensacional.
Nota delictiva: Hemos obligado a David a dejarnos las dos primeras temporadas de Friends que, a partir de hoy, se añade a nuestro amplio catálogo de series a visionar.

04 septiembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 3 de septiembre de 2004


Me levanto pronto para desayunar con María José. Mi pié anda algo mejor que ayer pero aún soy capaz de exhibir un vistoso (y no exento de gracia) bamboleo parecido al que, en los últimos años, han lucido prácticamente todos los miembros de mi familia como rasgo distintivo.
Siguiendo el acuerdo que ayer cerré con la dirección delegada de Levi Pants hoy me quedo en casa. Mi estado no es preocupante y la ingesta bajo supervisión médica de calmantes evita el dolor, pero los traslados en transporte público son muy molestos y excesivamente largos para un organismo atormentado como el mío.

En casa, ya sólo y con el pie en alto, recupero el espíritu que me guió mientras trabajaba para la empresa más grande de este país: leo, dormito, escucho la radio, escucho música, juego con el ordenador, zapeo sin sentido por las televisiones... en la calle una tormenta impresionante me recuerda la suerte que he tenido pudiéndome quedar en casa.

Por la tarde, tras comer con María José, maratón de “Sexo en Nueva York”. Después de la larga sesión de hoy estamos a un paso de acabar la tercera temporada.

03 septiembre 2004

“Nota sanitaria: Mi válvula se cerró violentamente esta tarde, cuando el señor González me pidió que le sumara una columna de cifras. Cuando vio el estado en que su petición me precipitó, sumó el mismo, consideradamente, dichas cifras. Procuré no hacer una escena, pero mi válvula pudo más que yo. Por cierto que ese jefe administrativo podría resultar un fastidio”
Ignatius J. Reilly. “Diario de un joven trabajador o adiós a la holganza”. Escrito en un cuaderno Gran Jefe.


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 02 de septiembre de 2004


Tantos días de frenética actividad en Levi Pants han provocado, como era de esperar, tremendas consecuencias en mi organismo. El malestar acumulado durante las largas jornadas laborales se ha desplazado, por efecto de la gravedad, hacia mi pie derecho paralizándolo parcialmente. Mi imagen – apoyado en un paraguas para poder caminar – roza lo esperpéntico. Es por ello que, tras una corta pero productiva reunión con la dirección de Levi Pants, hemos decidido que mañana me quedo en casa para no dañar – todavía más- la imagen de la empresa.
No tengo, estos últimos días, demasiado tiempo para dedicarlo al ocio. De nuevo el visionado de series (“sexo en Nueva York” y “O.C.”) y la lectura (he acabado “El último catón” –entretenido y poco más-) han ocupado mi tiempo libre.
Tras el libro de Matilde Asensi me he reencontrado con Coetzee. Su “La edad de hierro” me ha cautivado desde la primera página.
Despedimos el jueves con una cena con los padres de María José en “La Chacha”. Hacía mucho que no nos veíamos y teníamos regalos pendientes. La vuelta a casa, a ritmo de paraguas, se convierte en un larguísimo paseo nocturno.

31 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 29 de agosto de 2004


La ilusión de vacaciones se desvanece con la misma facilidad con la que empezó. Hoy es el último día de las vacaciones de María José que, a falta de unas particulares, he adoptado como propias.
De nuevo el día, convencido de estar a la altura de las circunstancias, pone un gris telón de fondo para ambientar mejor el drama: mañana hay que volver al trabajo.
Hoy es un día perezoso, apático, desganado... tendríamos que apurar los últimos minutos que nos quedan de vacaciones con energía, intentando aprovechar cada segundo, apurando hasta el último minuto para hacer aquello que nos hemos demorado un mes en hacer... pero en vez de eso nos dejamos llevar por el ritmo que marca el cielo y nos movemos con lentitud, sin ganas. No apetece hacer nada especial, apetece apenas saltar de la cama al sofá. Hoy es un día triste.
Haciendo un esfuerzo salimos a dar una vuelta por el barrio, compramos el periódico y lo leemos en la terraza del “Black Horse”. Una cosa lleva a la otra y poco después estamos en el “Murivechi” haciendo una pizza.
Pero todo ha sido un vano intento de disimular la realidad. Hoy es el día que es y sus restos los malgastaremos dejándonos llevar por la dinámica que quizás no deberíamos haber abandonado.
También hoy se acaba una olimpiada que no he seguido tanto como me hubiera gustado pero que me ha proporcionado muy buenos ratos. Hoy es un día de finales y de despedidas, hoy es un día triste y ha sido una gozada disfrutar de él.

29 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 28 de agosto de 2004


Se acerca el final de las vacaciones que no he tenido. María José empieza a trabajar el lunes y la sensación de veraneo se desvanece poco a poco. El día gris y desapacible añade su granito de arena para que la sensación de final de fiesta se acentúe.
Decidimos sacudirnos la sensación de episodio final de “Verano azul” (con canción de el “Dúo Dinámico” incluida) y dedicamos la mañana a un intensísimo visionado de series (“O.C.” y “Sexo en Nueva York”) alternándolo sabiamente con siestas y ratos de lectura.
A la hora de comer bajamos hasta el “Agua” para comer un arroz. Mientras nos lo preparan, esperamos leyendo el periódico y disfrutando de la vista. El “A foreign sound” de Caetano Veloso, que me ha acompañado toda esta semana, suena en el hilo musical.
Al salir paseamos por la playa, hoy más vacía que de costumbre debido a las muchas nubes que llenan el cielo, y continuamos hasta casa.
Olimpiadas, siestas y lectura...
Al anochecer salimos a dar una vuelta por el barrio y acabamos en el FNAC. Al salir de él somos más pobres económicamente pero nos hemos enriquecido culturalmente (es una manera de justificar el consumismo como cualquier otra).
Por la noche, y ya en casa, intentamos ver una película pero acabamos atrapados por la apasionante final de voley femenino entre China y Rusia.
Ha sido un día estupendo... lástima que la canción del “Duo Dinámico” sigue sonando con insistencia.


CAETANO VELOSO
A foreign sound. Universal Music 2004

Nos guste o no, la música popular norteamericana ocupa un lugar destacadísimo en nuestra cultura musical. La hemos respirado en películas, series de televisión, musicales, discos y emisoras de radio y forma parte de nuestra vid y de nuestros recuerdos desde siempre.
“A foreign sound” es un homenaje a toda esa música, una colección de temas a los que Caetano Veloso añade su particular estilo. Temazos clásicos de Gershwin (“The man I love” y “Summertime”), Cole Porter (“So in love”), Jerome Kern y Otto Harbach (“Smoke gets in your eyes” popularizado por “The Platters” se mezclan con increíbles temas de factura más reciente como el “Come as you are” de Kurt Cobain, “it’s alright, ma” de Bob Dylan o “If it’s magic” de Stevie Wonder.
El resultado de aplicar la sabiduría musical de uno de los grandes a una buena materia prima es, casi siempre, un álbum espectacular. Los 23 temas de los que está compuesto este álbum sonaran en cenas y reuniones de amigos durante mucho tiempo. Jordi y Nuria me descubrieron esta maravilla, espero con estas líneas descubríroslo a vosotros.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 27 de agosto de 2004


Suena la sirena en Levi Pants, una nueva semana laboral llega a su fin.
Cena en casa de Roger y Clara . Somos cinco (también ha venido Toni), la cena es en la terraza y el aire fresco garantiza una noche agradable. Guacamole, Muttabal, Burritos, ensalada griega... la propuesta de la noche es un placentero viaje gastronómico. Todo está buenísimo.
Como siempre que nos reunimos vuelven las historias sobre el mundo de la confección (en el que todos los que estamos sentados en la mesa hemos trabajado en un momento u otro) y sobre “Aquel que tu ya sabes” (protagonista de impagables anécdotas y fuente de todos los conflictos). También nos permitimos soñar sobre nuestro futuro.
Ha sido una buena noche.

26 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 25 de agosto de 2004


Si cada uno de mis días es un clon del día anterior, las noches también tienden a confundirse y mezclarse.
Martes. Cena con María José, Jordi R. y Nuria en “La Chacha”. Copas en “La Candela”.
Miércoles. Cena en casa de Olivia y Roberto. Una molesta lluvia (cuatro gotas pero muy inoportunas) nos impide disfrutar del jardín.
Ya ha pasado una semana desde mi cumpleaños y sigo recibiendo inesperados regalos: el “a foreign sound” de Caetano Veloso (arrebatador tras una primera escucha) y un libro de cocina (“100 recetas para quitarse el sombrero” de Abraham García) con el que espero aumentar mi repertorio culinario.
Mañana toca descansar (del trabajo y de la intensa vida social desplegada durante estos últimos días), aprovecharé para leer. He acabado “El enigma del cuatro” de Ian Caldwell y Dustin Thomason (muy entretenida) y he empezado “El último catón” de Matilde Asensi. Ya se sabe: los best sellers son para el verano.

24 agosto 2004

“Ignatius leyó con satisfacción lo que acababa de escribir. El Diario brindaba todo género de posibilidades. Podía ser un documento de actualidad, vital, real, un testimonio de los problemas de un joven.”
John Kennedy Toole. La conjura de los necios.


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 23 de agosto de 2004


Domingo. Me despierto pronto y preparo el desayuno que tomaremos en el balcón.
Poco después ya estamos en “Punta Prima” disfrutando de la playa.
El resto del día pasa lentamente entre siestas, ratos de lectura y olimpiadas en la tele (ciclismo en pista, voley playa y atletismo). Me gustaría quedarme aquí pero mañana tengo que trabajar. Volvemos a Barcelona.

Lunes. El día empieza cuando mi trabajo en Levi Pants llega a su fin. Hoy vamos a cenar en casa de Jordi R2. Tras subir los cinco pisos que separan la casa de Jordi de la calle, no estoy en mi mejor momento (María José no está mucho mejor). Poco después llega Xavi al que no hemos visto los últimos años.
El menú que Jordi ha preparado justifica el esfuerzo invertido en la escalada desde la calle, el olor del pan (de calabacines y cebolla) sólo es un aviso de lo que viene después: sopa de melón, bacalao con tomate confitado, piñones y pasas y helado casero de frutas del bosque con mascarpone (todo delicioso).
Si algún día Jordi deja el mundo de la confección de pantalones siempre encontrará un lugar en la restauración.
Un buen güisqui de malta (del que consumimos más de lo que la prudencia aconseja) acompaña la sobremesa.

23 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 21 de agosto de 2004


Estoy de nuevo sumergido en un fin de semana de vacaciones, cada segundo tiene un valor incalculable. Pese a eso nos levantamos tarde, desayunamos tranquilamente y, sin prisas, partimos hacia S’Agaro.
Llegamos poco antes de la hora de comer y en la pescadería compramos la comida. Al salir llevamos un pequeño tesoro en una bolsa de plástico.
Nos damos un pequeño festín rematado con una siesta sensacional. Después de la siesta nos damos un baño en punta prima. El viento nos obliga a volver a casa.
Nos encontramos a Benito (el ex presidente del Club que parece haber hecho un pacto con el diablo porqué está exactamente igual que hace 20 años) y a Carles (el actual presidente) y nos invitan a la fiesta de esta noche de la que no teníamos noticia.
La fiesta del Club... han pasado muchos años desde la última a la que asistí. Al llegar tengo la sensación de que el tiempo, en una de esas bromas que suele gastarnos, decidió detenerse en un día de agosto de hace muchos años. Durante la noche, amigos y conocidos, intentarán resaltar los grandes avances que la fiesta ha tenido durante mis años de ausencia... nada más alejado de la realidad.
Las raciones de la cena están contadas y nosotros nos hemos apuntado a última hora... pero la providencial ausencia del “mosen” (toda una institución fuente de múltiples anécdotas) pone en nuestro plato el sustento necesario para esta noche.
La fiesta (poco más que una cena de fin de verano con baile posterior) transcurre placidamente. Rodeado de los amigos de siempre (aunque no están todos) me siento como en casa. En la mesa somos muchos: Anna, Jaume, Neus, Andreu, David, Nuria, Carles, Montse... y, de tanto en tanto, Pau, Claudia y Martí, la nueva generación, se dejan caer por la mesa de los “viejos”.
En varios momentos de la noche me dejo llevar por la nostalgia de otras fiestas, de otras noches, de otros veranos.
Volvemos a casa, después de echar una mano a la hora de recoger, caminando. Es tarde cuando nos metemos en la cama.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 20 de agosto de 2004


Jueves noche. María José organiza un casino ilegal con el único fin de darme mis regalos de cumpleaños. Como siempre hay mucha ilusión encerrada en cada uno de los paquetes (muchos). Camisetas personalizadas (alguna de ellas genial) y libros, muchas gracias.

Viernes. Las fechas señaladas, en este caso mi cumpleaños, tienen las mismas posibilidades de convertirse en un infierno o en un paraíso que cualquier otro día del año. La única diferencia somos nosotros ya que nos gustaría que un día perfecto acompañara a esa fecha especial.
El día se complica y tener que pasarme el día en la fábrica de pantalones no facilita la cosa.

Tras salir de Levi Pants, donde todos los compañeros han tratado de hacerme el día más llevadero, la jornada empieza a cambiar de color. Llego a casa y ayudo a María José a dar los últimos toques a la cena que se ha pasado el día preparando. Pronto llega Jordi R2 que, como buen vecino, se ha apuntado a últma hora. Tras él, y poco después, llegan Toni, Roger, Clara, Víctor y Laura.
Entre bocado y bocado surgen anécdotas divertidas, historias mil veces contadas (y nunca iguales) e imposibles discusiones sobre fechas y lugares donde quizá estuvimos.
Tras la cena, Víctor sufre lo que en casa es conocido como un “pablazo” y es el primero en abandonar la sobremesa que no se alarga demasiado.

Pablazo: Suspensión total o parcial de la conciencia que sufre un invitado en nuestra casa. Recibe este nombre en honor a uno de los practicantes habituales de esta extraña –pero menos rara de lo que nos gustaría- conducta.

20 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 19 de agosto de 2004


Días aciagos. El poco tiempo libre que me deja mi agotadora jornada laboral en Levi's Pants lo malgasto en una batalla perdida contra Bill Gates y su jodido sistema operativo (que irónico nombre). Esta guerra está provocando, entre otros efectos colaterales igualmente desagradables, que el tiempo dedicado a contar, en este diario, mis andanzas, se vea notablemente reducido. Además no hay demasiado que contar.
Al final parece que, tras días de desigual lucha, tendré que tomar soluciones drásticas.
Mañana cumplo 36 años y María José está montando una cena en casa... no todo tiene que ser malo.

17 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 16 de agosto de 2004


Domingo. Cena con Consol y Alberto en el “Panyvino” (Consolat del Mar, 15. Tel. 932687776). De nuevo – y esta vez sin esperar al final de la cena – recibimos la noticia de que vamos a ser tíos. Besos, abrazos, brindis... nos están rodeando.
Alberto, que apostó que la selección española haría un buen papel en el último mundial (de hecho dijo que quedaría entre los cuatro primeros), paga la cena con la promesa de no volver a apostar jamás a favor de la selección española.
Después de cenar hacemos una cervecita en el “Borneo” y lo dejamos por hoy. Este otoño intentaremos hacer una escapada a Milán para devolverles la visita.
Lunes. La jornada en Levy Pants termina. Estoy agotado pero saco fuerzas de flaqueza y, con María José, voy al barrio de Gracia que esta semana está en fiestas. En el “Puku” nos encontramos con Emma y Jordi P. y recibimos la tercera noticia de embrazo en tres días consecutivos (los embarazados son Edu y Gloria).
Cenamos en el “Ugarit” (como siempre, muy bien) y después iniciamos un largo paseo por las calles decoradas del barrio. Cuando ya no podemos más, paramos en el “Garaje Hermético” para repostar. Soy el único que mañana trabaja.

15 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 15 de agosto de 2004


El desayuno se sirve en la terraza. Desayunar con los ojos anegados por el verde de los árboles y acompañado de una suave música de fondo era una de las cosas que con más cariño recordaba de nuestra primera estancia aquí. Nada ha cambiado: Zumo de naranja, embutidos, pan de payés y café...
Al acabar bajo a la piscina y nado un rato aprovechando que todavía está vacía. Después nos instalamos en las hamacas y leemos (he empezado a leer “El enigma del cuatro” de Ian Caldwell y Dustin Thomason).
A las dos de la tarde, y con pena por abandonar este remanso de paz, volvemos a Barcelona.Después de comer y mientras María José se regala con una siesta espectacular empiezo mi – por motivos laborales limitado – visionado de competiciones olímpicas. En esta primera tongada desfilará ante mis retinas una caótica mezcla de ciclismo femenino, gimnasia, vela, judo, hockey hierba y waterpolo. Que grande es el deporte de salón.

“Qué cosa más absurda tener que escribir para comprender el día a día. Las palabras que hoy redacto cuando las leo mañana se me antojan como escritas por alguien ajeno. A veces me hacen reír. A veces me inquietan. Actúan sobre mí como un espejo. No puedo negar que las he escrito y veo con claridad entre sus líneas”
Sabino Méndez. “Corre, Rocker. Crónica personal de los ochenta”


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 14 de agosto de 2004


Tras cinco jornadas de despertares idénticos, me sorprende la novedad de un amanecer sin despertador. María José ya se ha levantado y me recibe con el desayuno preparado.
A media mañana, todavía anonadados por la cena de ayer en el camarote de los hermanos Marx, salimos de casa hacia el Montseny. Nuestro destino es Can Barrina (Tel. 938473065) un pequeño hotel situado en medio de la montaña (como diría Jordi P.: “en el puto medio de la nada”). Hace 8 años Mar y Carlos celebraron aquí su boda, nos alojamos aquí y nos gustó mucho.
Por suerte el hotel sigue siendo tan encantador como quedo fijado en nuestra memoria. A los cinco minutos de llegar ya estamos disfrutando de la piscina (desde la que se goza de una vista espectacular de las montañas vecinas).
Una vez instalados no nos apetece coger el coche y empezar a buscar un sitio donde comer. Decidimos no movernos de aquí y disfrutar al máximo de la paz y del espectacular paisaje que se nos ofrece.
El resto del día transcurrirá entre ratos de lectura (he acabado el libro de Sabino Méndez), siestas en el jardín junto a la piscina y en la habitación, baños y buenas comidas en el comedor del hotel).

Acabamos la cena en la terraza mirando el cielo estrellado (en el comedor hace un poco de calor). La tenue luz que nos rodea nos molesta un poco y bajamos hasta la zona de la piscina para, tumbados en las hamacas, poder mirar al cielo sin la interferencia de la luz. De fondo oímos la música suave que suena en la terraza del hotel, conversaciones y risas. Nos hemos puesto un jersey pero el fresco de la noche hace que, tras un rato dedicado a intentar encontrar las pocas estrellas que somos capaces de reconocer, nos retiremos a nuestra habitación.

14 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 13 de agosto de 2004


Prácticamente a diario consigno en este diario mis desayunos con María José. Y lo hago porque, para nosotros, son importantes. Son la manera de empezar el día juntos, de hacer planes o de contarnos nuestras expectativas para el día que empieza. Muchos días no nos volveremos a ver hasta la noche y ese momento que hemos conseguido arrancarle al día – en ocasiones a base de madrugones – se ha convertido en una necesidad, casi una adicción.

Después del desayuno me voy a trabajar mientras María José se va al Club a disfrutar del sol, de la playa y de todo eso que – hasta hace dos semanas – era parte de mi vida. La tortilla se ha girado y ahora soy yo el que está en la parte de la sartén que más quema.

Por la noche damos una vuelta por el barrio y decidimos cenar en la terraza del Centre d’Art Santa Mónica. La vista sobre la parte baja de Las Ramblas es espectacular, corre aire fresco y los sonidos que llegan de la calle convierten el restaurante en un sitio ideal.
La comida es sencilla pero correcta... el servicio es demencial: Los primeros platos no llegarán jamás, sólo llegan la mitad de las bebidas, a la hora de los postres aparece una canastilla de pan que – poco después – desaparece intacta... pedimos la cuenta y nos traen una que no coincide en nada con lo que hemos pedido. La segunda cuenta es correcta pero no nos han cobrado los cafés. Todos los camareros – eso sí, son amables – parecen estar totalmente superados. No volveremos y es una verdadera lástima.Hacemos la primera copa en el Belmonte y nos convertimos en los primeros clientes de la terraza del “PANYVINO” (Consolat de Mar, 15) que hoy inauguran.

12 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 11 de agosto de 2004


Cena con María José, Yoli y Rafa en el Murivechi. Hoy abandonamos las deliciosas pizzas y nos decantamos por la pasta y los risottos (que están igualmente buenos). Con los postres llega la noticia: en unos meses seremos “tíos”. Abrazos, besos y mucha alegría. Es increíble como han podido aguantar toda la cena sin decirnos nada (yo no hubiera podido).Decidimos celebrarlo en una terracita del barrio. Como el “Black Horse” está cerrado, probamos en “La Candela” pero su terraza está llena. Al final acabamos en la terraza de un bar fanta. Estamos muy contentos.