14 abril 2004

“Desde la perspectiva cristiana hay una inclinación a justificar el trabajo, pero no a verlo como algo valioso. Los pensadores cristianos hacían referencia al principio paulino "quien no trabaja no debe comer…", pero entendían que el trabajo era un castigo o, cuando menos un deber.”
Santiago García Quintana. Pequeña Historia del Ocio. Buenos Aires. 1958


DIARIO DE UN OCIOSO
miércoles, 14 de abril de 2004


Me gusta leer el periódico. Pero esta noble actividad que ocupa parte de mi tiempo de ocio tiene algunos molestos inconvenientes:
INCONVENIENTE NÚMERO UNO: A mi me gusta leer el periódico en pijama y mientras tomo el desayuno. Actualmente me veo obligado a ducharme, vestirme, bajar al quiosco, pagar el periódico y volver a casa para poder disfrutar de este pequeño placer.
INCONVENIENTE NÚMERO DOS: Leer el periódico produce una intensa y sumamente molesta tinción en los dedos. Antaño las clases ociosas solucionaban este problema con el previo planchado (por parte de un atento y mal pagado servicio) del periódico, evitando así los efectos perniciosos de la tinta. Mi habitual estado económico, agravado actualmente por mi situación laboral, me impiden disponer del personal necesario para ofrecerme este imprescindible servicio. Por todo ello he decidido, inspirado en el ejemplo de multitud de empresas españolas, aplicar nuevas soluciones a viejos problemas. La oferta laboral que publico a continuación pretende corregir estas molestias que me impiden el total disfrute de los placeres que la lectura del periódico del día puede proporcionarme.

COMPRADOR Y PLANCHADOR DE PERIÓDICO EN PRÁCTICAS

Se ofrecen prácticas laborales en sociedad de contrastada solvencia. No se necesita experiencia. Formación a cargo de la empresa. Contrato en prácticas sin retribución económica. Posibilidad, según valía, de desayuno diario.
La tarea consiste en la compra del periódico del día (EL PAÍS los lunes, martes, jueves, viernes y sábados y LA VANGUARDIA los miércoles y domingos) y el planchado del mismo para evitar los molestos efectos de la tinta en los dedos del sufrido lector.
Interesados enviar currículum vitae con fotografía reciente a: diecinueve@eresmas.com


Desayuno con María José y mañana plagada de “tengos que”.
Volviendo a casa me encuentro con Jordi P. y juntos esperamos a Pablo.
En el Xativa (c/Valencia, 360. Tel. 934583418) como un arroz caldoso de marisco impresionantemente bueno. Pablo y Jordi se decantan por la fideuà.
Después de la larga sobremesa se hace obligatorio caminar un rato. Las cervezas en el Xampu Xampany y en las posteriores en el Clansman nos remiten a tardes de adolescencia.
Vuelta a casa. Con María José empezamos a ver la segunda temporada de “Sexo en Nueva York”.

13 abril 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 12 de abril de 2004


Vacaciones de Semana Santa, día 5.
Estamos llegando al final de las vacaciones y necesitamos descansar. La mañana, sin actividades destacadas, pasa volando y a mediodía vienen Yoli y Rafa a comer y nos traen una mona para cumplir con la tradición.
Muchas risas después nos quedamos solos con la intención de hacer una larga siesta. Cerramos los ojos y... llaman a la puerta. Salgo a abrir. Es la vecina. Ha vuelto de vacaciones y no puede entrar en su casa ya que alguien ha cerrado desde dentro. Llamamos a la policía que, cuando llega, entra por el balcón. Alguien ha entrado a robar aprovechando su ausencia y por suerte parece que no se le ha llevado demasiado. No podemos hacer nada, ofrecemos nuestro apoyo por si lo necesita y nos retiramos.
Pienso que, si algún día alguien entra en casa, tampoco podrá llevarse nada de valor, pero la sensación de que han entrado en tu casa debe dar mucha inseguridad. Y además debe joder mucho.

Acabamos pues, estas largas, sociales y provechosas vacaciones, con un regusto amargo.

12 abril 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 11 de abril de 2004


Vacaciones de Semana Santa, día 4. Cumpleaños de María José.
Nuestro organismo, sumamente maltrecho a estas alturas de las vacaciones, pide a gritos un poco de reposo. Nos tomamos la mañana con calma y salimos a dar una vuelta. Acabamos en el parque de la Guineueta haciendo unas bravas en el chiringuito mientras sigo leyendo –ahora ya ávidamente- el cuarto libro de Harry Potter. Hay pocos chiringuitos de parque que, en su oferta culinaria, incluyan tapas cocinadas y se agradece que, encima, estén buenas. La música (tienen sintonizada Hit Radio), un poco fuerte, es el único elemento que desentona un poco.
Vuelta a casa. Cambiamos la siesta por Dragón Rojo. No me gusta tanto como el libro de Tomas Harrys pero me lo paso bien.

Por la noche improvisamos – con todo lo que encontramos por los rincones de la maltrecha despensa -una cena con Pablo, que está de vacaciones en Barcelona. Las últimas veces que Pablo ha venido a Barcelona apenas hemos podido hablar y esta noche por fin nos hemos puesto al día.
Tras la cena caen un par de copas en el Black Horse. Pablo nos cuenta que, desgraciadamente y por motivos laborales, tendrá que acortar su estancia en Barcelona; pese a ello intentaremos vernos un par de días la semana que viene.

11 abril 2004

“Podrá decirse que, en tanto que un poco de ocio es agradable, los hombres no sabrían cómo llenar sus días si solamente trabajaran cuatro horas de las veinticuatro. En la medida en que ello es cierto en el mundo moderno, es una condena de nuestra civilización; no hubiese sido cierto en ningún período anterior. Antes había una capacidad para la alegría y los juegos que, hasta cierto punto, ha sido inhibida por el culto a la eficiencia”
Bertrand Russell. Elogio de la ociosidad. 1932


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 10 de abril de 2004


Vacaciones de Semana Santa, día 3.
Salimos de casa pronto y caminamos, casi corremos, hasta la estación de autobuses. Allí cogemos una “Sarfa” (autobús de línea que cubre el servicio de la Costa Brava) que nos dejará, dos horas mas tarde y después de pagar un precio abusivo, en Palamós. Por el camino empiezo a leer “Harry Potter y el cáliz de fuego” de J.K. Rowling.
Hemos quedado con Jordi y Nuria en la estación. Hace sol y la cervecita en la terraza del Club Náutico se convierte en un asunto de obligado cumplimiento. Nuria ha reservado mesa a las tres; tenemos todavía tiempo para dar un buen paseo.


Cala Margarida es un remanso de paz, uno de esos rincones de la costa donde el tiempo parece haberse detenido. Quedan pocos lugares así y espero que sigan resistiendo para que, dentro de muchos años, puedan seguir sorprendiendo por su encanto y su singularidad.
Nuestro paseo nos lleva de vuelta al pueblo y a Can Blau donde vamos a comer un buenísimo arroz.
Todo está delicioso (excepto el sorbete de menta que nos seduce a casi todos y que no responde en absoluto a las expectativas que había despertado).

Hay que bajar la comida. Cogemos el coche y vamos a la playa del Castell. El Castell es un paraje que el pueblo de Palamós, después de un polémico referéndum, decidió salvar de la especulación urbanística. Es una maravilla y es una lástima no haber llegado a tiempo para rescatar más rincones como este. Nada más llegar nos encontramos a Jesús y Natalia. Tienen razón los que dicen que el mundo es un pañuelo. En Barcelona vivimos a diez minutos caminando y hace meses que no nos vemos.



Paseamos por el poblado ibérico que hay en uno de los extremos de la playa, hacemos un par de fotos y volvemos a Palamós. Vuelta a casa en Sarfa. María José, como no bebe alcohol, no sabe que el consumo de bebidas espiritosas en cantidades abundantes produce auto-sordera y me pide que no grite.

Mañana es el cumpleaños de María José... pero no aguanto más sin darle sus regalos. Me adelanto un par de horas y se los doy... ya se que es trampa... pero las normas están para romperlas.

10 abril 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 9 de abril de 2004


Vacaciones de Semana Santa, día 2.
Son raros los días que, como hoy, no hay periódico. Son tres días a lo largo del año y no son los mismos en todas las comunidades autónomas (en Cataluña no hay periódicos el Viernes Santo, mañana no aparecen los periódicos de tirada nacional).
Salimos de casa sin destino fijo dispuestos a dejarnos llevar por el azar. Acabamos en Vallvidrera y, desde allí, bajamos caminando por extrañas urbanizaciones hasta Barcelona. El paseo, rodeados de casas que nos hacen soñar, es muy agradable y el día acompaña.
Llegamos a casa tarde y un poco cansados. Urgencias, la habitual siesta y una larga partida de cartas ocupan el resto de horas del día.
Por la noche acabo “El pozo de la muerte”. El libro de Douglas Preston y Lincoln Child, sin ser uno de sus mejores obras, ha conseguido atraparme con su mezcla de historias de piratas, arqueología, ciencia de salón y aventura. Un buen best seller para leer en vacaciones, como todos los que he leído de Preston y Child.

09 abril 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 08 de abril de 2004


Vacaciones de Semana Santa, día 1.
Llueve. Nos enfrentamos a la adversidad con valentía y salimos a la calle dispuestos a plantarle cara a la meteorología y a los enemigos que pretenden derrotarnos.
Caminamos por el barrio que hoy está lleno de turistas (en un número superior al habitual) y de vendedores de paraguas de dudosa calidad (la proporción es de un vendedor de paraguas por cada dos turistas). En el Centre d’Art Santa Mónica visitamos las exposiciones de Yamandu Canosa, Costa Vences y Livia Torres. También se expone un proyecto de largo recorrido de Tere Recarens. El proyecto, que se llama “19 de marzo de 2014” consiste en dos contenedores industriales que permanecerán cerrados durante 10 años. Tras este periodo - en el que los contenedores viajaran, permanecerán expuestos o se guardarán – serán abiertos. El contenido de uno de ellos habrá mejorado, el del otro habrá empeorado. Me gusta la idea de jugar con los conceptos de progreso y deterioro. Y mi espíritu marujeril también se enciende ¿Qué debe haber puesto la artista en cada contenedor? ¿Seguiré el proyecto durante los próximos diez años? ¿Volveré a oír de él?

Al salir, y en el punto de información que la Generalitat tiene en los bajos del Museo, cargamos con algunos folletos de exposiciones y conciertos. Peso total del material adquirido (tras el pesaje realizado al llegar a casa en la báscula de la cocina): 1 kilo y 100 gramos.

Nos dejamos llevar por la nostalgia y por la creencia de que cualquier tiempo pasado fue mejor y decidimos comer un bocadillo en Can Paixano. Entrar se convierte en una tarea hercúlea pero lo conseguimos. A codazos y mordiscos conseguimos el espacio mínimo necesario para poder hacer, no sin grandes esfuerzos, el movimiento preciso para acercarnos el bocadillo y la copa de cava rosado a los labios. Salir del local no resulta mucho más fácil y empleamos en ello varios minutos.
Rematamos la faena con una par de pinchos en el Txacolín.
Vuelta a casa y siesta. Sigue lloviendo y María José sale a por una película. Vemos “En la ciudad” de Cesc Gai que, quizás por la cercanía geográfica y quizás por otras cercanías, nos gusta mucho y que nos dará tema de conversación para el resto de la noche.
Después de cenar hacemos una copa en el Borneo mientras seguimos hablando de la triste historia de robinsones urbanos que hemos visto por la tarde.

Suena, mientras escribo esto, el “Friends and lovers” de Bernard Butler.

08 abril 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 08 de abril de 2004


Martes noche. Cena en casa con David y Helena que acaban de aterrizar en Barcelona después de su largo viaje por los USA. Después de cenar repasamos fotos, propias y ajenas, del día de su boda.

Miércoles. Dedico la mañana, una vez María José se ha marchado a trabajar, a comprar los regalos para su cumpleaños (el domingo).
María José empieza hoy sus vacaciones que serán solemnemente inauguradas con una larga siesta. Mientras duerme intento comprar entradas para el teatro en el Ticket 3 (entradas a mitad de precio tres horas antes de que empiecen los espectáculos) pero no encuentro nada interesante.
La alternativa será el cine. Cometemos el error de elegir el cine París por estar cerca de casa. El responsable de diseñar esta sala pensó que le cabían unas cuantas butacas más y las puso. El resultado es una sala tremendamente incómoda. Además, a la inutilidad manifiesta del diseñador de la sala, le añaden los responsables de su explotación comercial una falta de respeto alarmante por la integridad de la obra cinematográfica al encender las luces sobre los títulos de crédito (que en la película que hemos visto contienen imágenes). Un desastre de local.
La película, “El abrazo partido”, me gusta. No es una película redonda pero contiene muchos elementos que la hacen atractiva (fragmentos de vida, pequeñas historias bien resueltas, guiños simpáticos...).
Volvemos a casa y alquilamos la floja “hollywood homicide”. A las 2:30 nos vamos a dormir.

CRITICA DE PALOMITAS. LAS PALOMITAS DEL CINE PARIS. BARCELONA.
Tengo que confesarlo. Soy un cinéfilo palomitero. De pequeño relacionaba el cine con las palomitas (entonces en alargadas bolsas que, en más casos de lo que sería deseable, contenían rancias colecciones del deseado manjar). Con los años no he cambiado demasiado. Es por esta razón que inauguro este servicio a la sociedad. A partir de hoy valoraré las palomitas atendiendo a varios criterios entre 0 (pésimo) y 5 (genial).
Sabor.................................................... 2 (mantequilloso y algo rancio)
Consistencia......................................... 1 (algo blandas, no están – ni mucho menos – recién hechas)
Relación cantidad / precio...................... 0 (insultante, por desgracia esta puntuación se repite en casi todos los cines de la ciudad. 1’90 el segundo tamaño de cuatro).
Valoración global................................. 1 (estoy seguro que las palomitas que hoy han sobrado serán consumidas mañana... puajjj!!!)

06 abril 2004

“Ese día se acabó el ron. Mis hombres estaban sobrios. ¡Y vaya confusión la que se produjo entre nosotros! Comenzaron las conjuras. Hubo rumores de separación, de modo que busqué algo para retenerlos. Y capturamos un barco con muchas bebidas espiritosas a bordo, y renació el entusiasmo entre mis hombres. Después, todo volvió a marchar bien.”
Del diario de a bordo de Edward Teach (Barbanegra). Hacia 1718


DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 6 de abril de 2004


Lunes de intendencia casera por la mañana y de cursillo por la tarde.

Martes. Me levanto muy pronto y, tras desayunar con María José, me vuelvo a la cama a leer y dormir hasta las nueve.
Hace sol, es primavera... apetece bajar a la playa. Tras meses de abandono recupero la bicicleta. El prolongado olvido ha causado que la bici no esté, físicamente, en su mejor momento. La adecento como puedo (María José le ha prometido un tratamiento más a fondo) y salgo de casa con destino al Club.

En la piscina del club: lectura y sol. Acabo “Las Horas” de Michael Cunningham (que finalmente me ha gustado, pese a que en algunos momentos me pareció sólo un brillante ejercicio de estilo desposeído de alma) mientras disfruto del mar y el calor.
No quiero someter a mi piel, blanca inmaculada, a un castigo demasiado severo y me retiro justo cuando la piscina empieza a llenarse.
Con la bici me acerco al Arenal y, en su recién estrenada terraza (que con descaro invade parte de la arena de la playa), me tomo una cerveza que sabe a gloria mientras empiezo a leer “El pozo de la muerte” de Douglas Preston y Lincoln Child.
Al volver a casa cometo el error de entrar en la calle Montcada. La calle está totalmente llena de turistas ávidos de cultura, y el recorrido – en bicicleta- se convierte en un slalom gigante sin nieve y sin premio para el ganador.
Ha sido una mañana de reencuentros: la bicicleta, el club, la terraza del Arenal (el año pasado tenía otro nombre pero el local era el mismo), el sol, la playa que empieza a llenarse... la tarde será diferente (descanso, lectura y cocina se adivinan como las opciones más probables).

04 abril 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 04 de abril de 2004


Nos levantamos tarde y me cuesta mucho arrancar.
Hemos quedado con Olivia y Roberto en la estación de tren de Vilassar (el cochecito de Martina ocupa una parte importante del asiento trasero del coche y nosotros iremos en tren). El viaje es cómodo y, en un día soleado como hoy, muy agradable. Llegamos pronto y leemos el periódico mientras esperamos junto a la playa. Los minutos van pasando... Olivia y Roberto no vienen... mucho después – y cuando ya pensamos que hemos sido abandonados - aparece Roberto que acaba de descubrir que Vilassar tiene una estación y un apeadero. Hemos estado esperando durante casi una hora unos junto a la estación y los otros junto al apeadero. Desventajas de no saber.

Ya juntos estamos un rato en la playa y nos acercamos al restaurante “Palomares”. Es tarde pero la lucha por las mesas de la terraza (con una vista estupenda de la playa) es dantesca. Clientes que esgrimen una lista de espera autogestionada combaten duramente (haciendo gala de una agresividad abrumadora) contra un individuo (de semejantes actitudes broncas) por una mesa esquinera de seis plazas. Nosotros somos alojados en la mesa contigua al preciado objeto del deseo y, curiosamente, no somos atacados por los partidarios de la lista autogestionada (aunque hemos sido claramente los últimos en llegar). La pelea llega a límites insospechados y, finalmente, el individuo (apodado por sus contrincantes como el “calveras” por la poca presencia de apéndices pilosos en su cuero cabelludo) abandona el campo de batalla tras enfrentarse también a la propietaria.
Nos llega el rumor de que este tipo de performances son habituales todos los domingos y que son uno de los encantos del lugar. A mí, por si acaso, no me vuelven a pillar un domingo (y menos desarmado) que a este mundo hemos venido a divertirnos y no a pelearnos.
Una vez calmados los ánimos conseguimos que nos sirvan y disfrutar de un buen arroz y una buena fideuà. Se está muy bien al sol... pero sabemos que la primera paella al aire libre de la primavera siempre tiene unas consecuencias desastrosas para nuestra blanca piel.
Los cafés los hacemos dentro (el sol se esconde y llega el frío).
A las 6:30 salimos del restaurante y volvemos a casa rojos y sanos como una manzana.
Larga siesta que casi empalmaremos con la noche.

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 04 de abril de 2004


Nos levantamos pronto, desayunamos y, como hace un día estupendo, salimos a pasear sin rumbo fijo. Siguiendo el sol y evitando las calles oscuras llegamos al antiguo parque de atracciones de Montjuich, hoy jardines Joan Brossa. No queda mucho del viejo parque de atracciones... y es una pena, son muchos los recuerdos que sólo podremos recuperar con fotos.
De vuelta en la ciudad comemos en “El gallo Kiriko” que, pese a que su nombre parece indicar otra cosa, es un restaurante paquistaní.
Siesta. Me despiertan los berridos de un vecino cantando a dúo con el líder de Mojinos Escocios, hecho que- como puede suponerse- influye negativamente en mi humor. Dentro del ciclo de cine español patrocinado por mi padre veo la grandiosa “El espíritu de la colmena” de Victor Erice.

Inauguración de la exposición de fotografías de Jordi P. en el Puku. Bajo el título genérico de “Formes elèctriques” Jordi recoge una serie de fotos en blanco y negro de torres de alta tensión. Su propuesta está construida a base de juegos de formas geométricas, de blancos y negros, de líneas... En el bar nos encontramos un montón de gente conocida: Jordi –claro, es el anfitrión y artista-., Emma, Dani, Roger, las dos Mónicas, Toni, Isa, Alex “el niño”, Víctor, Laura, Quim, Carol... copas y risas entre las fotos de Jordi.

Después de algunas dudas decidimos continuar y cenamos en el Ugarit (c/Bruniquer, 37). Tenemos que esperar bastante para conseguir una mesa libre pero el trato amable y la deliciosa comida compensan el tiempo de espera. Salimos del restaurante a la 1:30. El día ha sido muy largo y estamos muy cansados.

02 abril 2004

“El tiempo libre es esencial para la civilización, y, en épocas pasadas, sólo el trabajo de los más hacía posible el tiempo libre de los menos. Pero el trabajo era valioso, no porque el trabajo en sí fuera bueno, sino porque el ocio es bueno. Y con la técnica moderna sería posible distribuir justamente el ocio, sin menoscabo para la civilización.”
Bertrand Russell. Elogio de la ociosidad. 1932


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 02 de abril de 2004


Sigo con la impresión de estar andando en círculos (y no me molesta, pero es una sensación extraña). Hace tres años cambié de trabajo y hoy he vuelto a mi antigua empresa para hacer una visita (no exenta, debo confesarlo, de interés). Todo sigue exactamente igual... con muchos más trastos por los pasillos, pero en lo fundamental sigue todo igual. Me he sentido como si sólo hubiera salido para unas largas vacaciones o como si, desde que marché hace tres años, mi antigua empresa viviera sumergida en un día de la marmota eterno. Por suerte también me encuentro a mucha gente que me trata con cariño. Es agradable notar que gente a la que aprecias siente algo parecido por ti. Y hoy lo he notado.

A parte de la –más larga de lo que pensaba – visita, no he hecho demasiadas cosas más pese al mucho tiempo que he tenido.

01 abril 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 1 de abril de 2004


Me cuesta levantarme, es muy pronto. A medio desayuno consigo, por fin, despertarme y después, cuando María José se va al trabajo, me pongo a teclear un rato en el ordenador.
Largo paseo por el barrio y, en la Fundación Círculo de lectores, visito la exposición de dibujos, acuarelas y obra gráfica de Günter Grass. Los dibujos del escritor hacen gala de una técnica notable y alguna de las obras expuestas resulta interesante. Pero no nos engañemos, el principal interés de la exposición reside en quién es el autor de los cuadros, no es habitual que un Nobel de literatura exponga obra gráfica. La lista de precios me acompaña durante la visita a la exposición (A los fans acérrimos de Gunter Grass les diré que los precios están entre los 290 y los 9860 Euros).

Sigo mi paseo y paro en el bar Montferry a leer “El País” mientras disfruto de un vermú con anchovas. El bar, que se cae de viejo, mantiene el encanto de los bares de barrio de toda la vida. Los parroquianos entran y conversan entre ellos o con la persona que está tras el mostrador. El trajín es incesante y, sin embargo, el bar (sin radios, músicas ni televisiones contaminantes) resulta un remanso de paz que, pese a que ha vivido tiempos mejores, sigue manteniendo ese algo especial que lo hace acogedor .
Leo en “El País” que ha cerrado el G’s Club, un rincón de la música más alternativa (primero en el añorado Communique – asistí en él a memorables conciertos de, entre otros, Superelvis y Audiopeste...- y luego en el Sidecar). Hace años que no me pasaba, pero saber que ya no está allí las noches de los martes me llena de tristeza.

Comida en el Portolés con Jordi B., Albert, Joan y otros ex-compañeros de trabajo (en la mesa somos diez). El Portolés (c/Diputación, 375) es un restaurante de cocina de mercado que entra en la categoría de “locales imprescindibles de la Barcelona Pre-forum”. Su carta, elaborada con buenas materias primas, ofrece platos sin artificios cocinados con honradez. Todo un valor en estos tiempos de malabaristas que intentan y consiguen vender todo aquello que se proponen sin ningún tipo de respeto hacia el cliente.
Nos ponemos las botas mientras hablamos de todo un poco.
Vuelta a casa caminando. Con María José vemos “Urgencias”. Hoy tenemos reunión de vecinos... ya os contaré.

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 31 de marzo de 2004


Desayuno con María José y dedico parte de la mañana a instalar el material subministrado ayer por Toni (muchas gracias).
He empezado a leer “Las horas” de Michael Cunningham pero, como hoy es miércoles, cojo el “Culturas” de La Vanguardia para leer en el bus. No tengo tiempo de acabarlo (casi nunca tengo tiempo de hacerlo) pero encuentro un par de artículos – reseñas literarias aparte- muy interesantes: El primero, de Luis Cerveró, reflexiona sobre el plagio en pubicidad a partir de la polémica surgida sobre el imprescindible “Cog” (“tuerca”, el anuncio de Honda basado en el efecto domino). El otro artículo que recomiendo, de Freddy Massad y Alicia Guerrero, trata sobre casas prefabricadas en la Gran Bretaña de posguerra.
Media hora de lectura después llego al Caixa Forum, por fin voy a ver la exposición "Dali, cultura de masas”.
Primera constatación: Haciendo honores al título de la exposición Dalí sigue teniendo tirada. Las habituales salas vacías del Caixa Forum (al menos en días laborables) han sido substituidas hoy por salas repletas de masas recién salidas de lujosos autocares (masas de todo tipo: de estudiantes, de turistas, de jubilados... sólo faltan los japoneses para tener todas las tipologías habituales). La exposición repasa la relación entre el mundo de Salvador Dalí y la cultura de masas (cine, publicidad, moda, medios de comunicación...). Una relación en la que los límites entre el mundo del arte y el de la cultura de masas se diluyen, se confunden y se yuxtaponen (la sala dedicada al “El Ángelus” de Millet resulta muy clarificadora en este aspecto).
Pese a ser tremendamente interesante, la exposición se olvida del Dalí histrión (sólo apuntado en alguno de los anuncios en los que aparece en la sección dedicada a la publicidad). Se han obviado las apariciones públicas de Dalí, sus salidas de tono, sus payasadas galácticas... y sólo se ha dado cabida en la muestra al Dalí más serio. Echo de menos al entrañable (y, a la vez, terriblemente cargante) payaso, echo de menos a la que – para mí- es la mejor obra del artista ampurdanés: el mismo.

Al salir intento introducirme en la otra exposición: “Ficcions documentals”. Es una muestra que reflexiona sobre los nuevos formatos documentales. Pienso que hemos de reinventar un espacio para este tipo de exposiciones. No se pueden emplear los mismos criterios museísticos que empleamos con la pintura para mostrar videos. Es un tipo de obra diferente y necesita un espacio y un tratamiento diferente. Dejando de lado lo interesante –o no – de los documentales elegidos, el poco acertado espacio en el que son mostrados me alejan de la muestra.

Vuelta a casa. Tarde de CSI y siesta. Una llamada me despierta. Mal humor desde entonces hasta el final del día.

31 marzo 2004

“ Si gasta su dinero -digamos- en dar fiestas a sus amigos, éstos se divertirán -cabe esperarlo-, al tiempo en que se beneficien todos aquellos con quienes gastó su dinero, como el carnicero, el panadero y el contrabandista de alcohol. Pero si lo gasta -digamos- en tender rieles para tranvías en un lugar donde los tranvías resultan innecesarios, habrá desviado un considerable volumen de trabajo por caminos en los que no dará placer a nadie. Sin embargo, cuando se empobrezca por el fracaso de su inversión, se le considerará víctima de una desgracia inmerecida, en tanto que al alegre derrochador, que gastó su dinero filantrópicamente, se le despreciará como persona alocada y frívola”
Bertrand Russell. Elogio de la ociosidad. 1932


DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 30 de marzo de 2004


El repaso a la agenda del día me asusta de buena mañana:
Obligaciones......................................................... 2
Actividades de ocio programadas......................... 1

Las obligaciones me roban toda la mañana, dejo apartado el ocio para otro día.
Por la tarde acompaño a María José al médico. Le sacan el yeso. Está contenta.

Vuelta a casa dando un paseo. El día, que ha empezado con lluvia, es soleado y apetece caminar por una ciudad limpia después de las lluvias de los últimos días.
Preparo la cena y cenamos con Toni que ha venido a traernos vitaminas para el ordenador (mañana por la mañana tengo trabajo). Buena conversación y divertidas anécdotas acompañan la comida. Mañana Toni y María José tienen que trabajar... lo dejamos a una hora prudencial.

29 marzo 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 29 de marzo de 2004


Me levanto pronto, desayuno con María José y salgo de casa. En la estación de metro compro una tarjeta multiviaje en una de las máquinas expendedoras. Pago con un billete de 20 (la tarjeta vale 6). Cae la tarjeta y, detrás, empiezan a caer monedas. Al principio el sonido de las monedas al caer me alegra la mañana (¡Qué suerte! ¡nunca me había tocado nada!), pero entonces me doy cuenta que no estoy ante una tragaperras y que las 28 monedas que, con una sonrisa irónica, me miran desde la bandeja inferior de la máquina, no son otra cosa que el cambio que me corresponde.
Recojo las monedas y las reparto entre mis bolsillos de manera equitativa para evitar desequilibrios que podrían resultar fatales.

Al llegar a la estación de destino me deshago del botín conseguido no sin antes descubrir que dos de las monedas han decidido aprovechar un agujero en el bolsillo interior derecho para buscar una nueva vida entre los pliegues del forro de la chaqueta.
Al final llego al cursillo de hoy. He cambiado por un día las habituales teclas del ordenador por los cacharros de cocina. La clase, impartida por el maestro pastelero Paco Fernández, resulta divertida y – sobretodo – muy instructiva.

Tarde de médicos. Se confirma que, tras la expulsión de la piedra, soy un hombre limpio y que la intervención programada se suspende “sine die”. Me gustaría celebrarlo pero el tiempo (lluvia acompañada de mucho viento) no acompaña y vuelvo a la seguridad del hogar.

Leo y acabo “La pell freda” de Albert Sánchez Piñol. Me ha gustado mucho.

LA PELL FREDA
Albert Sánchez Piñol

“La pell freda” es un relato de ciencia ficción que comparte elementos con los relatos decimonónicos de terror y con las novelas de aventuras. Desde las primeras páginas la novela exhala un aroma de clasicismo que contrasta con la juventud y la contemporaneidad de su escritor.
La Prosa de Albert Sánchez Piñol resulta limpia, rica y tremendamente fácil de leer. Es quizás, por esta aparente simplicidad, que el relato –escrito originariamente en catalán- huye de todo tipo de localismos y se convierte en universal (creo que, a parte de la traducción en castellano, ha sido traducida ya a cerca de veinte idiomas). El autor ha conseguido huir de los tópicos (muchas veces absurdos tics copiados de los autores más exitosos de la ciencia ficción) del género consiguiendo uno de las mejores novelas de la ciencia ficción española. Las lucidas reflexiones sobre la violencia que se esconden tras el relato de las cuitas de los protagonistas y de sus complejas relaciones personales, añaden todavía más valor a un libro que dejará indiferentes a pocos.
Muy recomendable..

28 marzo 2004

“Si el asalariado Ordinario trabajase cuatro horas al día, alcanzaría para todos y no habría paro -dando por supuesta cierta muy moderada cantidad de organización sensata-. Esta idea escandaliza a los ricos porque están convencidos de que el pobre no sabría cómo emplear tanto tiempo libre”
Bertrand Russell. Elogio de la ociosidad. 1932


DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 28 de marzo de 2004


Sábado. No han puesto las calles cuando salimos con destino a la Estación de Sants. Por el camino nos cruzamos con espectros que vuelven de un partido que, por los andares sinuosos de los que hacen gala, seguramente han perdido.
Dormito en el Euromed y, dos horas después de salir de Barcelona, llegamos a Castellón. Cae la misma lluvia que nos acompañará durante los dos días que pensamos pasar aquí. El fin de semana de fiesta en familia se convertirá, gracias a la meteorología, en un fin de semana familiar.
Pese a todo salimos, pateamos calles que imponen su ambiente festivo a una lluvia que quiere convertirse en la protagonista, nos cruzamos con bandas musicales de ropajes imposibles y nos regalamos tapas y aperitivos que ayudan a recuperar fuerzas.
En casa de Lidu, Jose, Alejandro y Joana las macetas de las plantas están protegidas con film transparente. Parece ser que la terrofagia de Joana no ha sido recibida con una actitud positiva por el resto de la familia.

Domingo. Por fin abandonamos el triste horario de invierno para llenar nuestras horas de luz. Por el camino hemos perdido una hora. No me importa, la doy por bien empleada. El día se alarga y las horas que nos sobran las podemos emplear en tertulias de terraza de bar y en otras actividades nobles que sin duda aportaran brillo a nuestro diario devenir.
Día de familia. Por la tarde cogemos el tren para volver a Barcelona. Ha sido un fin de semana divertido y, sobretodo, distinto.

26 marzo 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 26 de marzo de 2004


Hace casi un año María José y yo sufrimos un accidente de moto. Aquí seguimos y hoy enterramos definitivamente el tema con un último trámite en el juzgado. Nos hemos sacado, por fin, un peso de encima. El miedo, todavía hoy, enseña sus dientes de tanto en tanto.
En una pastelería del barrio compramos la mona para nuestros ahijados y, maravillados ante los dulces expuestos, nos regalamos unos deliciosos buñuelos de cuaresma.
Al mediodía bajamos a los Icaria. La última de Almodóvar (“La mala educación”) es recibida en el seno de nuestra familia con disparidad de criterios. A María José no le gusta demasiado. A mí me gusta mucho (siempre me gustan las películas de Pedro Almodóvar aunque no suelo verlas por segunda vez).
Al salir del cine tengo el tiempo justo para llegar a casa y comerme un bocadillo rápido antes de salir de nuevo con destino al cursillo de hoy.

Por la noche cenamos en un chino (de impronunciable nombre) y nos vamos a dormir pronto.
Mañana nos levantamos a las 5:30 de la madrugada. Son fiestas de la Magdalena en Castellón.

25 marzo 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 25 de marzo de 2004


Salgo de clase. El sol de mediodía anima a disfrutar de un buen aperitivo. La Bodega Luís (calle Pinar del Rio / Paseo Maragall) es un pequeño comercio de barrio con cuatro mesas donde se puede disfrutar de un excelente aperitivo a base de conservas. En una mesa bañada por el sol espero a Jordi P. que no tarda en llegar. Nos tomamos un “combinado de la casa” regado con cerveza y después nos acercamos a “La Ternerita” para comer. Rodeados por prácticamente toda la colonia argentina en Barcelona disfrutamos de una buena parrillada y de un atento servicio.
Vuelvo a clase después de dos cafés que me ayudarán a resistir la tarde.

De nuevo en casa con María José. La programación televisiva del día nos lanza de cabeza a una sesión de más de dos horas de lectura. Acabo “La ciudad sagrada” dando por concluido el ciclo Douglas Preston- Lincoln Child. Es aconsejable, si alguien se anima a leer los entretenidos libros de los autores americanos (son Best Sellers muy absorbentes), seguir el orden cronológico (aunque no son de una misma serie, comparten personajes y eso hace que el orden en el que se leen sea importante): “The relic”, “El relicario”, “La ciudad sagrada” y “Los asesinatos de Manhattan.”

24 marzo 2004

"Todo el mundo tiene prisa. No se puede perder ni un minuto... y se pierden todos"
Pintada en la calle de la Bòria. Barcelona


Diario de un ocioso
Martes, 23 de marzo de 2004


En clase con Jordi P.
He viajado en el tiempo. La misma situación (en clase, sentados uno junto al otro, haciendo chistes malos y echando unas risas) repetida catorce años después.
Nos conocimos estudiando FP hace ya mucho tiempo y ahora nos hemos reencontrado en una situación similar también en una clase.
Tengo la sensación de que estamos avanzando en círculos y que hoy he vuelto al punto de partida. Por el camino hemos acumulado todo tipo de experiencias y supongo que algo hemos aprendido.

María José luce desde hoy un lujurioso conjunto de yeso y vendas que, francamente, le queda muy sexy.
Ceno con ella y después de una doble sesión de "Urgencias" nos retiramos a descansar.

23 marzo 2004

“Quiero decir, con toda seriedad, que la fe en las virtudes del trabajo está haciendo mucho daño en el mundo moderno y que el camino hacia la felicidad y la prosperidad pasa por una reducción organizada de aquél.”
Bertrand Russell. Elogio de la ociosidad. 1932


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 22 de marzo de 2004


Día de médicos y de lanzamiento indiscriminado e improductivo de currículos.
Poca televisión (un buen episodio de CSI Miami) y mucha lectura (de la manita de Preston y Child) ocupan mis horas de ocio en días como hoy.

Quería celebrar el primer aniversario de este diario y he descubierto que el 25 de febrero hizo un año que empecé esta insensatez. Como el día 11 de julio hará un año que empecé a publicarlo (antes lo enviaba a unos cuantos amigos por correo electrónico), ya lo celebraremos entonces.