12 septiembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 11 de septiembre de 2004


Viernes. Empiezo a recuperar las fuerzas desperdiciadas durante toda la semana laboral con una cena en casa de Toni con María José, Clara y Roger. Toni nos sorprende con una cena impresionante en la terraza de su casa y, cuando ya no podemos más, aparece un delicioso conejo a la cazuela que nos deja sin habla.
Hoy ha hecho calor y el aire que corre esta noche se agradece casi tanto como la oportunidad de estar aquí, rodeado de amigos y disfrutando de una noche genial. Levi Pants queda muy atrás, rodeado por una neblina que la enterrará hasta el lunes (que ahora y aquí se adivina muy lejano).
Sábado. Estoy vago. Podría ir al Club y disfrutar de un día de playa. Podría ir al cine. Podría... pero me quedo en casa y paseo, en pijama, del ordenador al sofá y del sofá al ordenador.
A mediodía me armo de valor y decido salir en busca de algo para comer. Tras media hora de paseo por el barrio, vuelvo a casa con un tarro de café descafeinado. Como cazador soy un verdadero fracaso... hoy comeremos hierbas.
En nuestro tiempo dedicado a la televisión, y mientras no llegan más resúmenes del apasionante “Gran Hermano 5”, seguimos con el visionado de series: “Friends” (mucho mejor ahora que empiezo a conocer a los personajes) y “24” (si secuestran también esta vez a la hija del protagonista prometo tomar algún tipo de medida drástica en contra de los guionistas).
Por la noche cenamos con Mónica y José María en el Kiku-chan (c/Numancia, 133). El restaurante es pequeño y sencillo pero todo lo que pedimos está buenísimo. Hacía tiempo que no nos veíamos y la colección de anécdotas que hemos atesorado durante todos estos días es bastante larga. Al levantarnos de la mesa aún queda mucho por contar, tendremos que continuar en otro sitio.
Poco después estamos sentados en la barra de una coctelería anclada en algún punto de mediados de los ochenta. Fuera llueve y el ambiente del local es tranquilo, acogedor y , en cierta forma, familiar. Nos dejamos aconsejar por el barman, Jaime, también anclado en ese mismo momento en que el tiempo decidió dejar de lado este rincón perdido de la ciudad. Tras la primera, llega la segunda y después la tercera copa... contar historias da sed y por suerte estamos en un bar.
Cuando salimos ha dejado de llover y la tentación de seguir se pasea con descaro ante nosotros. Al final triunfa la cordura y decidimos volver a casa.

09 septiembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 08 de septiembre de 2004


La semana laboral sigue fagocitando mi tiempo libre pese a la oposición que, con poco éxito, intento ejercer. Aprovecho los viajes a la ciudad vecina (aproximadamente una hora entre la ida y la vuelta) para leer: esta semana he acabado “La edad de hierro” y ahora estoy leyendo “Milenio Carvalho” de Manuel Vázquez Montalbán. Es una sensación extraña encontrarse de nuevo con Carvalho y saber que, ahora ya de manera definitiva, estoy leyendo sus últimos pasos.
A la larga lista de series que actualmente estamos siguiendo (“24”, “C.S.I.”, “Friends”, “Sexo en Nueva York”, “Los Soprano”, “Fraisier”, “O.C.”... ) añadimos “Sin rastro” (investigación policial ,con estética “CSI”, en busca de desaparecidos... es probable que dure poco en la parrilla de Antena 3) .
Miércoles. Cena con María José en el “Río Azul” (Balmes, 92 Tel. 932159333). Todo está buenísimo, creo que es uno de los mejores restaurantes chinos de Barcelona.

J.M. COETZEE
La edad de hierro

A través de una carta que una madre, sentenciada por un cáncer terminal, escribe a su hija, Coetzee retrata con crudeza y sin concesiones la violencia sin sentido de la Sudáfrica del apartheid. De nuevo la acerada prosa de Coetzee nos muestra una dura historia personal en la que nos podemos reflejar todos nosotros.
¿vivimos también en urnas que nos apartan de aquello que no queremos ver? ¿En que medida somos culpables de la violencia que asola la periferia del tranquilo mundo en el que vivimos? ¿Podemos realmente hacer algo?
La muerte, siempre presente, es una protagonista mas de la novela. La muerte como fin inevitable, como fin deseado, como resultado de la violencia, como motivo de todo, como liberación...
No es fácil, no es amable, pero “La edad de hierro” es un gran libro.

07 septiembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 6 de septiembre de 2004


Domingo. Me levanto y desayuno acompañado de María José y de una resaca considerable no exenta de propósitos de enmienda. Estas promesas de nunca más, impulsadas por el malestar con el que nuestro organismo se queja por el trato recibido durante la noche anterior, serán – sin ningún tipo de duda - sistemáticamente incumplidas (siempre he creído que nuestra memoria histórica es muy débil).
Comida familiar en casa de mis padres, en la mesa somos siete (mis padres: Tony y Carmen, la Yayi, Eli, Cesc, María José y yo). Después de comer cambio la sobremesa por una pelea con los múltiples virus que asolan el ordenador (pierdo yo). Vuelta a casa, “O.C.” y siesta.
Ha empezado una nueva edición de “Gran Hermano”. El culebrón promete y, como en las anteriores ediciones, nos hemos enganchado desde el primer día.
Lunes. No contentos con aplicarme una tortura diaria, los capitostes de Levi Pants han decidido regalarme un par de horas extras. Vuelvo a casa derrengado, el ocio es un concepto que empieza a serme ajeno y la cosa es preocupante.
Al llegar a casa, por suerte, María José ha preparado la cena. Sólo nos queda tiempo para ver alguna de las muchas series que ahora tenemos para ver. Como los episodios de “CSI” que hoy emite T5 ya los hemos visto y “24” empieza muy tarde (lo grabaremos), nos decidimos por empezar el visionado de “Friends”. Nunca he sido un fan de esta serie pese a que, debido a la pasión que despierta, he intentado engancharme en ocasiones. Quizás no me ha atrapado debido a que siempre he visto episodios sueltos. Espero que esta vez, siguiendo la serie en el orden correcto, me enganche. El piloto ha sido entretenido y poco más.... ya veremos.

05 septiembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 4 de septiembre de 2004


Después de desayunar con María José decido que un poco de reposo me sentará bien. Puede parecer que aprovecho para descansar más de lo necesario. Nada más lejos de la realidad, actúo así por prescripción facultativa.
Aprovecho para enflaquecer la nutrida colección de “Babelias” y otros suplementos que he acumulado durante el último mes. También me queda tiempo para, en compañía de María José, acabar de ver la tercera temporada de “Sexo en Nueva York”.
Por la noche cena en casa de Iola y David. Llegamos pronto para poder jugar con Ona antes de que se duerma. En la terraza han preparado un banquete (ensalada de rúcula con bresaola y parmesano, tomate con mozzarela, huevas, anchoas, embutidos...). Todo está buenísimo. Al empezar a cenar unas gotas inoportunas nos han hecho creer que nos mojaríamos pero al final la noche es muy tranquila y en la terraza corre aire fresco. La sobremesa se alarga y vuelvo a casa convencido de que mañana tendré una resaca sensacional.
Nota delictiva: Hemos obligado a David a dejarnos las dos primeras temporadas de Friends que, a partir de hoy, se añade a nuestro amplio catálogo de series a visionar.

04 septiembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 3 de septiembre de 2004


Me levanto pronto para desayunar con María José. Mi pié anda algo mejor que ayer pero aún soy capaz de exhibir un vistoso (y no exento de gracia) bamboleo parecido al que, en los últimos años, han lucido prácticamente todos los miembros de mi familia como rasgo distintivo.
Siguiendo el acuerdo que ayer cerré con la dirección delegada de Levi Pants hoy me quedo en casa. Mi estado no es preocupante y la ingesta bajo supervisión médica de calmantes evita el dolor, pero los traslados en transporte público son muy molestos y excesivamente largos para un organismo atormentado como el mío.

En casa, ya sólo y con el pie en alto, recupero el espíritu que me guió mientras trabajaba para la empresa más grande de este país: leo, dormito, escucho la radio, escucho música, juego con el ordenador, zapeo sin sentido por las televisiones... en la calle una tormenta impresionante me recuerda la suerte que he tenido pudiéndome quedar en casa.

Por la tarde, tras comer con María José, maratón de “Sexo en Nueva York”. Después de la larga sesión de hoy estamos a un paso de acabar la tercera temporada.

03 septiembre 2004

“Nota sanitaria: Mi válvula se cerró violentamente esta tarde, cuando el señor González me pidió que le sumara una columna de cifras. Cuando vio el estado en que su petición me precipitó, sumó el mismo, consideradamente, dichas cifras. Procuré no hacer una escena, pero mi válvula pudo más que yo. Por cierto que ese jefe administrativo podría resultar un fastidio”
Ignatius J. Reilly. “Diario de un joven trabajador o adiós a la holganza”. Escrito en un cuaderno Gran Jefe.


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 02 de septiembre de 2004


Tantos días de frenética actividad en Levi Pants han provocado, como era de esperar, tremendas consecuencias en mi organismo. El malestar acumulado durante las largas jornadas laborales se ha desplazado, por efecto de la gravedad, hacia mi pie derecho paralizándolo parcialmente. Mi imagen – apoyado en un paraguas para poder caminar – roza lo esperpéntico. Es por ello que, tras una corta pero productiva reunión con la dirección de Levi Pants, hemos decidido que mañana me quedo en casa para no dañar – todavía más- la imagen de la empresa.
No tengo, estos últimos días, demasiado tiempo para dedicarlo al ocio. De nuevo el visionado de series (“sexo en Nueva York” y “O.C.”) y la lectura (he acabado “El último catón” –entretenido y poco más-) han ocupado mi tiempo libre.
Tras el libro de Matilde Asensi me he reencontrado con Coetzee. Su “La edad de hierro” me ha cautivado desde la primera página.
Despedimos el jueves con una cena con los padres de María José en “La Chacha”. Hacía mucho que no nos veíamos y teníamos regalos pendientes. La vuelta a casa, a ritmo de paraguas, se convierte en un larguísimo paseo nocturno.

31 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 29 de agosto de 2004


La ilusión de vacaciones se desvanece con la misma facilidad con la que empezó. Hoy es el último día de las vacaciones de María José que, a falta de unas particulares, he adoptado como propias.
De nuevo el día, convencido de estar a la altura de las circunstancias, pone un gris telón de fondo para ambientar mejor el drama: mañana hay que volver al trabajo.
Hoy es un día perezoso, apático, desganado... tendríamos que apurar los últimos minutos que nos quedan de vacaciones con energía, intentando aprovechar cada segundo, apurando hasta el último minuto para hacer aquello que nos hemos demorado un mes en hacer... pero en vez de eso nos dejamos llevar por el ritmo que marca el cielo y nos movemos con lentitud, sin ganas. No apetece hacer nada especial, apetece apenas saltar de la cama al sofá. Hoy es un día triste.
Haciendo un esfuerzo salimos a dar una vuelta por el barrio, compramos el periódico y lo leemos en la terraza del “Black Horse”. Una cosa lleva a la otra y poco después estamos en el “Murivechi” haciendo una pizza.
Pero todo ha sido un vano intento de disimular la realidad. Hoy es el día que es y sus restos los malgastaremos dejándonos llevar por la dinámica que quizás no deberíamos haber abandonado.
También hoy se acaba una olimpiada que no he seguido tanto como me hubiera gustado pero que me ha proporcionado muy buenos ratos. Hoy es un día de finales y de despedidas, hoy es un día triste y ha sido una gozada disfrutar de él.

29 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 28 de agosto de 2004


Se acerca el final de las vacaciones que no he tenido. María José empieza a trabajar el lunes y la sensación de veraneo se desvanece poco a poco. El día gris y desapacible añade su granito de arena para que la sensación de final de fiesta se acentúe.
Decidimos sacudirnos la sensación de episodio final de “Verano azul” (con canción de el “Dúo Dinámico” incluida) y dedicamos la mañana a un intensísimo visionado de series (“O.C.” y “Sexo en Nueva York”) alternándolo sabiamente con siestas y ratos de lectura.
A la hora de comer bajamos hasta el “Agua” para comer un arroz. Mientras nos lo preparan, esperamos leyendo el periódico y disfrutando de la vista. El “A foreign sound” de Caetano Veloso, que me ha acompañado toda esta semana, suena en el hilo musical.
Al salir paseamos por la playa, hoy más vacía que de costumbre debido a las muchas nubes que llenan el cielo, y continuamos hasta casa.
Olimpiadas, siestas y lectura...
Al anochecer salimos a dar una vuelta por el barrio y acabamos en el FNAC. Al salir de él somos más pobres económicamente pero nos hemos enriquecido culturalmente (es una manera de justificar el consumismo como cualquier otra).
Por la noche, y ya en casa, intentamos ver una película pero acabamos atrapados por la apasionante final de voley femenino entre China y Rusia.
Ha sido un día estupendo... lástima que la canción del “Duo Dinámico” sigue sonando con insistencia.


CAETANO VELOSO
A foreign sound. Universal Music 2004

Nos guste o no, la música popular norteamericana ocupa un lugar destacadísimo en nuestra cultura musical. La hemos respirado en películas, series de televisión, musicales, discos y emisoras de radio y forma parte de nuestra vid y de nuestros recuerdos desde siempre.
“A foreign sound” es un homenaje a toda esa música, una colección de temas a los que Caetano Veloso añade su particular estilo. Temazos clásicos de Gershwin (“The man I love” y “Summertime”), Cole Porter (“So in love”), Jerome Kern y Otto Harbach (“Smoke gets in your eyes” popularizado por “The Platters” se mezclan con increíbles temas de factura más reciente como el “Come as you are” de Kurt Cobain, “it’s alright, ma” de Bob Dylan o “If it’s magic” de Stevie Wonder.
El resultado de aplicar la sabiduría musical de uno de los grandes a una buena materia prima es, casi siempre, un álbum espectacular. Los 23 temas de los que está compuesto este álbum sonaran en cenas y reuniones de amigos durante mucho tiempo. Jordi y Nuria me descubrieron esta maravilla, espero con estas líneas descubríroslo a vosotros.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 27 de agosto de 2004


Suena la sirena en Levi Pants, una nueva semana laboral llega a su fin.
Cena en casa de Roger y Clara . Somos cinco (también ha venido Toni), la cena es en la terraza y el aire fresco garantiza una noche agradable. Guacamole, Muttabal, Burritos, ensalada griega... la propuesta de la noche es un placentero viaje gastronómico. Todo está buenísimo.
Como siempre que nos reunimos vuelven las historias sobre el mundo de la confección (en el que todos los que estamos sentados en la mesa hemos trabajado en un momento u otro) y sobre “Aquel que tu ya sabes” (protagonista de impagables anécdotas y fuente de todos los conflictos). También nos permitimos soñar sobre nuestro futuro.
Ha sido una buena noche.

26 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 25 de agosto de 2004


Si cada uno de mis días es un clon del día anterior, las noches también tienden a confundirse y mezclarse.
Martes. Cena con María José, Jordi R. y Nuria en “La Chacha”. Copas en “La Candela”.
Miércoles. Cena en casa de Olivia y Roberto. Una molesta lluvia (cuatro gotas pero muy inoportunas) nos impide disfrutar del jardín.
Ya ha pasado una semana desde mi cumpleaños y sigo recibiendo inesperados regalos: el “a foreign sound” de Caetano Veloso (arrebatador tras una primera escucha) y un libro de cocina (“100 recetas para quitarse el sombrero” de Abraham García) con el que espero aumentar mi repertorio culinario.
Mañana toca descansar (del trabajo y de la intensa vida social desplegada durante estos últimos días), aprovecharé para leer. He acabado “El enigma del cuatro” de Ian Caldwell y Dustin Thomason (muy entretenida) y he empezado “El último catón” de Matilde Asensi. Ya se sabe: los best sellers son para el verano.

24 agosto 2004

“Ignatius leyó con satisfacción lo que acababa de escribir. El Diario brindaba todo género de posibilidades. Podía ser un documento de actualidad, vital, real, un testimonio de los problemas de un joven.”
John Kennedy Toole. La conjura de los necios.


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 23 de agosto de 2004


Domingo. Me despierto pronto y preparo el desayuno que tomaremos en el balcón.
Poco después ya estamos en “Punta Prima” disfrutando de la playa.
El resto del día pasa lentamente entre siestas, ratos de lectura y olimpiadas en la tele (ciclismo en pista, voley playa y atletismo). Me gustaría quedarme aquí pero mañana tengo que trabajar. Volvemos a Barcelona.

Lunes. El día empieza cuando mi trabajo en Levi Pants llega a su fin. Hoy vamos a cenar en casa de Jordi R2. Tras subir los cinco pisos que separan la casa de Jordi de la calle, no estoy en mi mejor momento (María José no está mucho mejor). Poco después llega Xavi al que no hemos visto los últimos años.
El menú que Jordi ha preparado justifica el esfuerzo invertido en la escalada desde la calle, el olor del pan (de calabacines y cebolla) sólo es un aviso de lo que viene después: sopa de melón, bacalao con tomate confitado, piñones y pasas y helado casero de frutas del bosque con mascarpone (todo delicioso).
Si algún día Jordi deja el mundo de la confección de pantalones siempre encontrará un lugar en la restauración.
Un buen güisqui de malta (del que consumimos más de lo que la prudencia aconseja) acompaña la sobremesa.

23 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 21 de agosto de 2004


Estoy de nuevo sumergido en un fin de semana de vacaciones, cada segundo tiene un valor incalculable. Pese a eso nos levantamos tarde, desayunamos tranquilamente y, sin prisas, partimos hacia S’Agaro.
Llegamos poco antes de la hora de comer y en la pescadería compramos la comida. Al salir llevamos un pequeño tesoro en una bolsa de plástico.
Nos damos un pequeño festín rematado con una siesta sensacional. Después de la siesta nos damos un baño en punta prima. El viento nos obliga a volver a casa.
Nos encontramos a Benito (el ex presidente del Club que parece haber hecho un pacto con el diablo porqué está exactamente igual que hace 20 años) y a Carles (el actual presidente) y nos invitan a la fiesta de esta noche de la que no teníamos noticia.
La fiesta del Club... han pasado muchos años desde la última a la que asistí. Al llegar tengo la sensación de que el tiempo, en una de esas bromas que suele gastarnos, decidió detenerse en un día de agosto de hace muchos años. Durante la noche, amigos y conocidos, intentarán resaltar los grandes avances que la fiesta ha tenido durante mis años de ausencia... nada más alejado de la realidad.
Las raciones de la cena están contadas y nosotros nos hemos apuntado a última hora... pero la providencial ausencia del “mosen” (toda una institución fuente de múltiples anécdotas) pone en nuestro plato el sustento necesario para esta noche.
La fiesta (poco más que una cena de fin de verano con baile posterior) transcurre placidamente. Rodeado de los amigos de siempre (aunque no están todos) me siento como en casa. En la mesa somos muchos: Anna, Jaume, Neus, Andreu, David, Nuria, Carles, Montse... y, de tanto en tanto, Pau, Claudia y Martí, la nueva generación, se dejan caer por la mesa de los “viejos”.
En varios momentos de la noche me dejo llevar por la nostalgia de otras fiestas, de otras noches, de otros veranos.
Volvemos a casa, después de echar una mano a la hora de recoger, caminando. Es tarde cuando nos metemos en la cama.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 20 de agosto de 2004


Jueves noche. María José organiza un casino ilegal con el único fin de darme mis regalos de cumpleaños. Como siempre hay mucha ilusión encerrada en cada uno de los paquetes (muchos). Camisetas personalizadas (alguna de ellas genial) y libros, muchas gracias.

Viernes. Las fechas señaladas, en este caso mi cumpleaños, tienen las mismas posibilidades de convertirse en un infierno o en un paraíso que cualquier otro día del año. La única diferencia somos nosotros ya que nos gustaría que un día perfecto acompañara a esa fecha especial.
El día se complica y tener que pasarme el día en la fábrica de pantalones no facilita la cosa.

Tras salir de Levi Pants, donde todos los compañeros han tratado de hacerme el día más llevadero, la jornada empieza a cambiar de color. Llego a casa y ayudo a María José a dar los últimos toques a la cena que se ha pasado el día preparando. Pronto llega Jordi R2 que, como buen vecino, se ha apuntado a últma hora. Tras él, y poco después, llegan Toni, Roger, Clara, Víctor y Laura.
Entre bocado y bocado surgen anécdotas divertidas, historias mil veces contadas (y nunca iguales) e imposibles discusiones sobre fechas y lugares donde quizá estuvimos.
Tras la cena, Víctor sufre lo que en casa es conocido como un “pablazo” y es el primero en abandonar la sobremesa que no se alarga demasiado.

Pablazo: Suspensión total o parcial de la conciencia que sufre un invitado en nuestra casa. Recibe este nombre en honor a uno de los practicantes habituales de esta extraña –pero menos rara de lo que nos gustaría- conducta.

20 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 19 de agosto de 2004


Días aciagos. El poco tiempo libre que me deja mi agotadora jornada laboral en Levi's Pants lo malgasto en una batalla perdida contra Bill Gates y su jodido sistema operativo (que irónico nombre). Esta guerra está provocando, entre otros efectos colaterales igualmente desagradables, que el tiempo dedicado a contar, en este diario, mis andanzas, se vea notablemente reducido. Además no hay demasiado que contar.
Al final parece que, tras días de desigual lucha, tendré que tomar soluciones drásticas.
Mañana cumplo 36 años y María José está montando una cena en casa... no todo tiene que ser malo.

17 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 16 de agosto de 2004


Domingo. Cena con Consol y Alberto en el “Panyvino” (Consolat del Mar, 15. Tel. 932687776). De nuevo – y esta vez sin esperar al final de la cena – recibimos la noticia de que vamos a ser tíos. Besos, abrazos, brindis... nos están rodeando.
Alberto, que apostó que la selección española haría un buen papel en el último mundial (de hecho dijo que quedaría entre los cuatro primeros), paga la cena con la promesa de no volver a apostar jamás a favor de la selección española.
Después de cenar hacemos una cervecita en el “Borneo” y lo dejamos por hoy. Este otoño intentaremos hacer una escapada a Milán para devolverles la visita.
Lunes. La jornada en Levy Pants termina. Estoy agotado pero saco fuerzas de flaqueza y, con María José, voy al barrio de Gracia que esta semana está en fiestas. En el “Puku” nos encontramos con Emma y Jordi P. y recibimos la tercera noticia de embrazo en tres días consecutivos (los embarazados son Edu y Gloria).
Cenamos en el “Ugarit” (como siempre, muy bien) y después iniciamos un largo paseo por las calles decoradas del barrio. Cuando ya no podemos más, paramos en el “Garaje Hermético” para repostar. Soy el único que mañana trabaja.

15 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 15 de agosto de 2004


El desayuno se sirve en la terraza. Desayunar con los ojos anegados por el verde de los árboles y acompañado de una suave música de fondo era una de las cosas que con más cariño recordaba de nuestra primera estancia aquí. Nada ha cambiado: Zumo de naranja, embutidos, pan de payés y café...
Al acabar bajo a la piscina y nado un rato aprovechando que todavía está vacía. Después nos instalamos en las hamacas y leemos (he empezado a leer “El enigma del cuatro” de Ian Caldwell y Dustin Thomason).
A las dos de la tarde, y con pena por abandonar este remanso de paz, volvemos a Barcelona.Después de comer y mientras María José se regala con una siesta espectacular empiezo mi – por motivos laborales limitado – visionado de competiciones olímpicas. En esta primera tongada desfilará ante mis retinas una caótica mezcla de ciclismo femenino, gimnasia, vela, judo, hockey hierba y waterpolo. Que grande es el deporte de salón.

“Qué cosa más absurda tener que escribir para comprender el día a día. Las palabras que hoy redacto cuando las leo mañana se me antojan como escritas por alguien ajeno. A veces me hacen reír. A veces me inquietan. Actúan sobre mí como un espejo. No puedo negar que las he escrito y veo con claridad entre sus líneas”
Sabino Méndez. “Corre, Rocker. Crónica personal de los ochenta”


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 14 de agosto de 2004


Tras cinco jornadas de despertares idénticos, me sorprende la novedad de un amanecer sin despertador. María José ya se ha levantado y me recibe con el desayuno preparado.
A media mañana, todavía anonadados por la cena de ayer en el camarote de los hermanos Marx, salimos de casa hacia el Montseny. Nuestro destino es Can Barrina (Tel. 938473065) un pequeño hotel situado en medio de la montaña (como diría Jordi P.: “en el puto medio de la nada”). Hace 8 años Mar y Carlos celebraron aquí su boda, nos alojamos aquí y nos gustó mucho.
Por suerte el hotel sigue siendo tan encantador como quedo fijado en nuestra memoria. A los cinco minutos de llegar ya estamos disfrutando de la piscina (desde la que se goza de una vista espectacular de las montañas vecinas).
Una vez instalados no nos apetece coger el coche y empezar a buscar un sitio donde comer. Decidimos no movernos de aquí y disfrutar al máximo de la paz y del espectacular paisaje que se nos ofrece.
El resto del día transcurrirá entre ratos de lectura (he acabado el libro de Sabino Méndez), siestas en el jardín junto a la piscina y en la habitación, baños y buenas comidas en el comedor del hotel).

Acabamos la cena en la terraza mirando el cielo estrellado (en el comedor hace un poco de calor). La tenue luz que nos rodea nos molesta un poco y bajamos hasta la zona de la piscina para, tumbados en las hamacas, poder mirar al cielo sin la interferencia de la luz. De fondo oímos la música suave que suena en la terraza del hotel, conversaciones y risas. Nos hemos puesto un jersey pero el fresco de la noche hace que, tras un rato dedicado a intentar encontrar las pocas estrellas que somos capaces de reconocer, nos retiremos a nuestra habitación.

14 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 13 de agosto de 2004


Prácticamente a diario consigno en este diario mis desayunos con María José. Y lo hago porque, para nosotros, son importantes. Son la manera de empezar el día juntos, de hacer planes o de contarnos nuestras expectativas para el día que empieza. Muchos días no nos volveremos a ver hasta la noche y ese momento que hemos conseguido arrancarle al día – en ocasiones a base de madrugones – se ha convertido en una necesidad, casi una adicción.

Después del desayuno me voy a trabajar mientras María José se va al Club a disfrutar del sol, de la playa y de todo eso que – hasta hace dos semanas – era parte de mi vida. La tortilla se ha girado y ahora soy yo el que está en la parte de la sartén que más quema.

Por la noche damos una vuelta por el barrio y decidimos cenar en la terraza del Centre d’Art Santa Mónica. La vista sobre la parte baja de Las Ramblas es espectacular, corre aire fresco y los sonidos que llegan de la calle convierten el restaurante en un sitio ideal.
La comida es sencilla pero correcta... el servicio es demencial: Los primeros platos no llegarán jamás, sólo llegan la mitad de las bebidas, a la hora de los postres aparece una canastilla de pan que – poco después – desaparece intacta... pedimos la cuenta y nos traen una que no coincide en nada con lo que hemos pedido. La segunda cuenta es correcta pero no nos han cobrado los cafés. Todos los camareros – eso sí, son amables – parecen estar totalmente superados. No volveremos y es una verdadera lástima.Hacemos la primera copa en el Belmonte y nos convertimos en los primeros clientes de la terraza del “PANYVINO” (Consolat de Mar, 15) que hoy inauguran.

12 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 11 de agosto de 2004


Cena con María José, Yoli y Rafa en el Murivechi. Hoy abandonamos las deliciosas pizzas y nos decantamos por la pasta y los risottos (que están igualmente buenos). Con los postres llega la noticia: en unos meses seremos “tíos”. Abrazos, besos y mucha alegría. Es increíble como han podido aguantar toda la cena sin decirnos nada (yo no hubiera podido).Decidimos celebrarlo en una terracita del barrio. Como el “Black Horse” está cerrado, probamos en “La Candela” pero su terraza está llena. Al final acabamos en la terraza de un bar fanta. Estamos muy contentos.

11 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 10 de agosto de 2004


Trabajo y poco más. Volver a casa cada día supone un pequeño trozo de cielo después de la larga jornada laboral.
El poco tiempo libre que queda lo he dedicado a, en compañía de María José, ver “Soldados de Salamina” (que no me ha gustado ni la mitad que el libro de Javier Cercas) y “O.C.” (los dos episodios de la semana pasada). En la columna del haber también tengo que consignar una cena en “el foro”.
He empezado a leer “Corre, rocker” de Sabino Méndez que, como reza el subtítulo del libro, es una crónica – muy personal pero nada sentimental – de los 80. Que Sabino, responsable de alguno de los mejores temas del rock nacional, escribe bien ya lo sabía después de leer sus excelentes crónicas en “Ruta 66”. Pero el libro me está sorprendiendo gratamente. En algunos momentos se pierde en su mundo interior perdiendo el hilo de la narración pero rápidamente lo compensa con algún sublime episodio de esos años gloriosos para el rock patrio. La sinceridad y la autocrítica también se agradecen.

09 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 8 de agosto de 2004

Dormimos mal y nos levantamos pronto. Desayunamos en el hotel (un buffet bastante lamentable) y bajamos a la playa. No hay prácticamente nadie y podemos elegir donde aterrizamos las toallas. Se está muy bien pero, cuando nos vamos a dar un baño, vemos que el agua está bastante sucia.
Volvemos al hotel, cogemos los trastos y, con el sucio coche, llegamos a Castell.
Aquí se está mucho mejor. Hay más gente pero el marco vale la pena y el agua está mucho más limpia. Después de un par de baños paramos en el chiringuito (que lástima la música) a hacer un café y emprendemos el regreso a Barcelona previo paso por el túnel de lavado. Por fin el coche presenta un estado decoroso.
Por la noche vamos al “teatre Grec” para disfrutar del “Yo, Claudio” protagonizado por Héctor Alterio. La adaptación de la obra de Robert Graves, hecha por José Luis Alonso de Santos es buena y disfrutamos mucho. Algunos aspectos de la puesta en escena (gratuitos, desafortunados) y algún error en la elección de los actores (esa Mesalina...) son los únicos “peros” a una gran noche de teatro. Los actores (especialmente Héctor Alterio, Alicia Agut y Israel Frías) están realmente bien y las dos horas y media de espectáculo pasan volando pese a las incómodas gradas del teatro.
Al acabar la representación bajamos paseando por el Poble Sec. Ya en casa cenamos un poco y – es tarde y mañana trabajo – nos vamos a dormir.

08 agosto 2004

“El verano se asocia frecuentemente a la posibilidad de disfrutar por un tiempo de las bendiciones de la vida (...) casi nadie asocia la palabra “disfrutar” con su antecesora lingüística, la más popular “fruto”. Disfrutar significa, aun desde su origen, aprender a tomar del árbol de la vida cotidiana sus más preciados frutos y paladearlos. Saborear cada cosa, cada momento, alegre o triste, extraordinario o cotidiano, siempre intensamente. Degustar el simple hecho de vivir”
Jorge Bucay. Degustar el simple hecho de vivir. El País. Sábado 7 de agosto de 2004.


DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 7 de agosto de 2004


Nos levantamos pronto y tras desayunar copiosamente salimos con destino a Palamós.
El coche, recién estucado de manera gratuita por las aves que pueblan el cielo de nuestra ciudad, presenta un aspecto lamentable que causa sensación en la autopista. Necesitamos un túnel de lavado.

Los acontecimientos de las últimas semanas se han precipitado a una velocidad endiablada trastocando mi ritmo vital. Apenas me he dado cuenta de que ha llegado agosto, de que los periódicos han sufrido su habitual reducción de volumen y de que ya han aterrizado los habituales columnistas veraniegos de El País. Me incorporo, desde hoy (y con ocho días de retraso), a la legión de lectores veraniegos que siguen las peripecias veraniegas de Elvira Lindo, los interesantísimos artículos científicos de Javier Sanpedro, el “palabras.net” de Jorge Bucay (que hoy me presta una cita)... En verano me olvido de la información (mucho más magra que el resto del año) y dedico más tiempo a “la revista” que al resto de contenidos del periódico... por desgracia este año sin vacaciones.
Llegamos al apartotel que servirá de base para las actividades de este fin de semana tras dos horas de viaje (con visibilidad limitada debido a la nueva decoración del coche que aún no hemos podido eliminar). En el vestíbulo nos recibe, lo juro, una reproducción del esqueleto de un tiranosaurio en actitud amenazadora. Aún no repuestos de la impresión subimos a la habitación. La habitación tiene un balcón con unas vistas estupendas... al tiranosaurio. Si estiramos la cabeza también se ve el mar.
La playa está a pocos metros. Baño, un poco de sol y un largo paseo allanan el camino para una buena comida. Comemos (muy bien) en “La Salsa” (c/Lopez Puigcerver, 22. Palamós. Tel. 972315456).
Después de la siesta bajamos a la piscina del hotel y nadamos en el excelente caldo de cultivo para todo tipo de enfermedades que son sus – no tan transparentes – aguas. Los jacuzzis (2) prometen infecciones cuyo nombre no aparece todavía en los libros de medicina y decidimos que, con el primer baño, ya nos hemos expuesto a suficientes riesgos por hoy.
Lectura en el balcón... el tiranosaurio me mira de reojo.
A las 9 embarcamos en el “Rafael”, un precioso barco de vela latina construido en 1915. El paseo, organizado por el “Museu de la Pesca” de Palamós, nos llevará (a motor) hasta la playa de Castell. Durante el viaje de ida, Joan, el patrón, nos ofrece un poco de información sobre el barco y sobre navegación en general. Anclamos en Castell cuando ya ha oscurecido y las estrellas se empiezan a ver con claridad (poco después las nubes nos impedirán disfrutar del espectáculo). De fondo se escuchan las olas rompiendo contra la orilla y los grillos. Sólo rompe el encanto del paseo el ego, anormalmente grande, de un poeta local – pasajero como nosotros - que se empeña en imponer sus poemas recitados, historias y batallitas a las amenas explicaciones de los dos “Joans” que patronean la barca.
Volvemos a puerto con un inconsciente al timón del barco. Me divierto mucho y me siento privilegiado al poder llevar el timón de esta embarcación tan bonita. Volveremos, la próxima vez de día para poder ver al “Rafael” con las velas desplegadas.
Llegamos al puerto a las 12:30 con mucha hambre. Por suerte encontramos un restaurante que tiene la cocina abierta hasta las 2:30 de la madrugada. Se llama “La Queixalada” (Passeig del mar, 16. Palamós. Tel. 972315704). La comida está buena y los camareros son muy atentos, hemos tenido suerte. A María José le regalan un pareo de color naranja.
Volvemos al hotel y leemos. Acabo “El lejano país de los estanques” que me ha gustado mucho. El tiranosaurio no descansa.

“Tampoco se nos había ocurrido suplir esa carencia con un teléfono móvil. Personalmente me había abstenido de pedirlo porque soy de la opinión de que el teléfono móvil es el más salvaje y abyecto atentado que el progreso tecnológico ha producido contra uno de los pocos tesoros espirituales del hombre: la soledad.”
Lorenzo Silva. El lejano país de los estanques. Barcelona 2003


DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 6 de agosto de 2004


Tras cinco largas jornadas de agotadora esclavitud, mi entrega a Levi Pants llega a su fin por esta semana. Estoy agotado pero consigo reunir fuerzas para emprender el regreso a casa donde me espera María José.
Ha empezado un nuevo período vacacional, limitado por el tiempo (a dos escasos días) pero con un sin fin de posibilidades para disfrutar de cada momento.
Cenamos en el “Ugarit” del Born y después hacemos una cerveza en la terraza del “Black Horse” donde una conocida marca de cerveza americana (si, esa) está de promoción y nos regala –previo consumo – los siguientes objetos promocionales:
Objeto número uno: Un par de llaveros – abre cd’s: Desde este momento pongo una de las unidades de este utilísimo “gadget” al alcance del primer amigo que demuestre interés por él.
Objeto número dos: Una gorra (tipo Luís Aguilé) que pasa a engrosar la abultada colección de María José, sólo superada por la del propio Aguilé y, por motivos laborales, la del capitán Pescanova.
Objeto número tres: Una utilísima chapa que, una vez colocada en la ropa y tras apretar un botón ubicado en su dorso, emite de manera regular destellos cegadores. Su utilidad es un misterio al que no pienso dedicar ni un minuto de mi precioso tiempo vacacional.
Objeto número cuatro: Un reloj de pulsera tan feo como útil para la playa.
Contentos con nuestros regalos, volvemos a casa.

06 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 5 de agosto de 2004


Miércoles. Al salir de Levy Pants me encuentro con María José en el FNAC con la intención de realizar el tradicional abastecimiento literario para las vacaciones (aunque este año no tengo vacaciones). Un Coetzee, el “Corre, rocker” de Sabino Méndez y “El enigma del cuatro” son mis elecciones para este mes de agosto. Me apetece mucho empezar a leerlos (primero tengo que acabar “El lejano país de los estanques” de Lorenzo Silva). Por la noche vemos O.C. (lo teníamos grabado), los dos primeros episodios nos gustan lo suficiente para incorporarla a la larga lista de series que seguimos.

Jueves. El día es una anodina fotocopia del resto de mis jornadas en la manufacturera de pantalones. Por suerte, a la hora de comer, María José se acerca a la ciudad vecina para que podamos pasar un rato juntos. Hora y media después la magia del día se retrae de nuevo para permitirme ingresar de nuevo en la zona oscura.
Al salir me encuentro con María José en el Club. El sol ya se ha puesto pero aún hace calor. Unas cuantas piscinas después soy un hombre nuevo – muy cansado, pero nuevo -.Sólo queda un día para el fin de semana.

04 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 3 de agosto de 2004


El ritmo desenfrenado que ha tomado mi vida durante estos últimos días espacia mis escritos y hace que, muchos de ellos, lleguen con un considerable retraso. Consagro los días laborables a Levy Pants y me lanzo de cabeza en la dorada piscina del ocio durante los fines de semana.No obstante, en el lento y gris transcurrir de los días de labor, queda espacio para pequeñas cosas que llenan de luz mi día: los desayunos y las largas conversaciones con María José, los viajes de ida y vuelta – convenientemente refrigerados - a la ciudad vecina con buena lectura (he acabado “El club de la buena estrella” de Amy Tan, me ha gustado mucho), una cena con Víctor y Laura en el “Murivechi” con copas en la terracita del Black Horse...

03 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 1 de agosto de 2004


El calor me despierta demasiado pronto y sigo dormitando en el sofá del comedor. Dos horas después María José me despierta y desayunamos en el balcón los últimos restos del pan que nos hizo Jordi R2.
Mientras damos forma a la agenda de actividades lúdicas de hoy leemos un buen rato aprovechando el silencio sólo roto por el canto del puto gallo tonto de nuestro vecino.
Cuando más pica el sol, a una hora inhabitual para nosotros, llegamos a “La Conca”. Hay muchísima gente y el griterío es ensordecedor. Decidimos darnos un rápido baño (tan rápido que olvido el paquete de klennex en el bolsillo del bañador) y huir de la que – en otras condiciones – suele ser una playa paradisíaca.
Vuelta por Platja d’Aro y regreso a casa.Se hace difícil creer, cuando estás tan cerca de la felicidad absoluta, que mañana tengo que ir a trabajar... tendré que tener paciencia... son sólo cinco días.

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado 31 de julio de 2004


Nos levantamos pronto, desayunamos en el balcón y vamos a la playa. Cuando llegamos hay muy poca gente y aparcamos las toallas junto al agua. Nueva jornada de sol y agua fría... una gozada. Al volver nos cruzamos con familias que, cargadas con un montón de accesorios seguramente imprescindibles, llegan ahora con la intención de tostarse al sol.
El resto de la mañana la ocupamos en una visita a Sant Feliu de Guixols que está en plena fiesta mayor. Compramos bacalao en Can Prat y paseamos un rato.
Después de una larga y reparadora siesta salimos con destino a Palamós donde nos encontramos con Jordi R. y Nuria. Seguimos los cuatro hacia Peralada y, en los jardines del casino, asistimos al ensayo general de “Madama Butterfly” de Puccini. La segunda ópera de la semana me reafirma en mis ideas aunque me gustó más la del Liceo.
Cena tardía en el jardín. El marco es muy agradable pero la comida resulta algo floja.
3:00 AM: terminamos de cenar y salimos del casino
3:30 AM: dando vueltas por el Empordà en busca de una gasolinera abierta.
3:45 AM: nos paran los “mossos”. Como venimos de Peralada no tenemos que soplar.
4:00 AM: Jordi y Nuria nos dejan en Palamós junto a nuestro coche.
4:35 AM: Nos metemos en la cama. Estamos muy cansados.

02 agosto 2004

“Tengo ganas de fiesta/ de que acabe el invierno/ de volver a nadar en el mar (...) seremos delfines o ballenas azules viviendo en el fondo del mar” Family. El bello verano. Un soplo en el corazón. Elefant Records 1993.

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes,30 de julio de 2004


Jueves. En Levi Pants suena la sirena que marca el final de la jornada. Su sonido es música para mis oídos. Me encuentro con María José en una de las salidas de la ciudad y partimos con destino a S’Agaro. Por el camino, como siempre, no paramos de hablar.
Al llegar vamos directamente a casa de Albert y Esther que nos han preparado la cena. También está Alonso, que trabaja en Strauss Pants y, con el que, no puedo dejar de hablar de gente a la que ambos conocemos (el mundo de la confección de pantalones es un mundo pequeño).
La cena está muy buena (sobretodo las patatas al horno con las que Albert nos sorprende), la noche es fresca y, en el porche de la casa, se está muy bien, pero estamos cansados y aún no hemos pasado por casa.
Al llegar al apartamento nos encontramos un regalo que nos dejó mi madres. Es un pequeño carrusel de madera en el que, al girar, suena la misma música que sonaba en una atracción del Magic Parc que me gustaba mucho cuando era pequeño. Recuerdos de infancia – relacionados con S’Agaro – comprimidos en un regalo para nuestro aniversario con el deseo de que nuestra “vida en común continúe con el mismo entendimiento, cariño, comprensión y alegría”.

Viernes. Nos levantamos y, después de desayunar en el balcón y pelearnos con las persianas bajamos hasta la playa. Hacía años que no iba a “Punta Prima” pero, quizás por que las playas son de los pocos lugares que no cambian demasiado, todo sigue igual.
Volver a nadar en el mar, descansar, dejarse querer por el sol... casi me había olvidado de lo bien que se está en la playa. Cuando el sol empieza a picar volvemos a casa y nos regalamos una estupenda siesta del carnero. Serán muy cortas... pero son nuestras vacaciones.
Comemos en el balcón y María José se va a ver una amiga mientras me quedo leyendo.
A las 7 y armado con nuestra pelota de básquet subo al Club. El Club son dos pistas de tenis, un frontón, una cancha de baloncesto y poco más, pero durante muchos veranos pasé horas y horas jugando aquí con los amigos. Ahora está algo abandonado pero la pista de básquet aún funciona. Después de unos cuantos intentos de enceste y cuando ya estoy cansado llegan Albert y Esther, que vienen con María y Laura y María José. Empiezan los 21. Pierdo el primero y gano el segundo pese a mi lamentable estadística de tiro. Llegan también Marta y Miquel y el Club empieza a parecerse al club de los veranos de nuestra infancia. Marta me gana el tercer 21 justo cuando María José aparece con provisiones líquidas.
Recuperamos fuerzas mientras María se lanza a perseguir las recién descubiertas pompas de jabón.

El sol ya se está poniendo pero aún hay tiempo para un baño rápido en Punta Prima. En la playa no hay casi nadie y la luna, roja en el horizonte, pone el broche al largo día. Un día que no me importaría repetir una y otra vez si me quedara “Atrapado en el tiempo”.

29 julio 2004

“Mi organismo entero está aún agitado. En consecuencia, estoy aún en el proceso de adaptarme a la tensión del mundo laboral”
Ignatius J. Reilly. “Diario de un joven trabajador, o adiós a la holganza”. Escrito en un cuaderno Gran Jefe.


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 28 de julio de 2004
 
Miércoles. Desayuno con María José y voy a trabajar. En pocos días el embrutecimiento y la rutina laboral (dos conceptos redundantes) se han apoderado de mí. Levy Pants es como todas las empresas del mundo: los trabajadores están cabreados (en proporción al tiempo que llevan contratados por la empresa) y los jefes también están cabreados (de manera aleatoria y por motivos que siempre se me han escapado).
Por la noche, después de cenar, Jordi R2 – a estas alturas ya repostero oficial de nuestra casa – se presenta en casa con un pan bajo el brazo. El pan – delicioso – es de pepinos y cebolla. Probamos el pan y hablamos un rato. Jordi se va pronto y aún tenemos un rato para leer antes de dormirnos.

Jueves. Desayunamos con el pan de Jordi R. (buenísimo) y María José se va a trabajar. Hoy empieza sus vacaciones.

28 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 27 de julio de 2004


Ya soy un elemento integrado en la cadena de producción de Levy Pants. Pero la larga jornada laboral que me ha sido impuesta, roza lo aberrante y decido, tras una breve pero intensa reflexión, recortarla a fin de introducir de nuevo en mi vida el ocio.
Con María José cruzamos el barrio hasta el “Gran Teatre del Liceu” para disfrutar de nuestra primera ópera. Asistimos a la representación de “Giulio Cesare” de Händel (realmente es una adaptación y versión libre de Herbert Wernicke). 210 minutos de representación después (255 si contamos los entreactos) salgo por la puerta del Liceo con una primera opinión sobre la ópera.
No me ha emocionado (como muchas veces he oído afirmar a los aficionados) pero me ha gustado mucho. He disfrutado mucho con la música y – menos – con la excelente escenografía y una más que correcta puesta en escena. Pese a la larguísima duración de la obra no me he aburrido en ningún momento y he descubierto que tengo ganas de aprender más  (mi formación musical es más bien rancia). No obstante sigo considerando la ópera como un espectáculo fuera de tiempo, como una reliquia del pasado que no hemos sabido adaptar a nuestra manera de entender el espectáculo. Por mucho que cambiemos el vestuario y los elementos escénicos adaptándolos a las tendencias teatrales actuales, seguimos concibiendo los espectáculos de ópera sin innovaciones destacables (vaya por delante que no tengo ni idea sobre la dirección que deberían tomar estas innovaciones para crear una opera actual). Hemos cambiado el envase pero el producto sigue siendo el mismo.
Me ha gustado mucho la interpretación de Ewa Podlés en el papel de Cornelia. Volveré algún día.

26 julio 2004

“ No hay duda, desde luego, de que en mi breve carrera en Levy Pants Limitada he logrado introducir varias innovaciones prácticas y eficientes (...) He dado en llegar a la oficina una hora más tarde de lo que allí se me espera. En consecuencia, me encuentro muchísimo más reposado y fresco cuando llego, y evito esa primera hora lúgubre de la jornada laboral en la que los sentidos y el cuerpo entorpecidos aún por el sueño convierten cualquier tarea en una penitencia. Considero que, al llegar, más tarde, mejora notablemente la calidad del trabajo que realizo.”
Ignatius J. Reilly. Fragmento de “Diario de un joven trabajador o adiós a la holganza”. Escrito en un cuaderno Gran Jefe.


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 26 de julio de 2004


Domingo. El último día de este largo periodo en el que he gozado del estado natural del hombre (después llego la jodida manzana, la serpiente y el rollo ese del pan y del sudor de tu frente) pasa sin pena ni gloria (no hay fiesta de despedida, ni pasacalles, ni orquestas tocando tristes canciones mientras todos nos cogemos de las manos).
Aprovecho el día para leer (acabo “Presa” de Michael Crichton y varios “Babelias” que corrían desde hace semanas por casa) y para ver películas (“Mi gran boda griega” - divertida - y “Timeline” - tediosa pese a estar basada en un libro muy entretenido: “Rescate en el tiempo”, también de Crichton - ).

Lunes. Tengo que acostumbrarme a volver a tener un horario fijo, a los largos viajes hasta la ciudad vecina y a entregar cada día a Levy Pants gran parte de mi tiempo de ocio a cambio de 30 monedas de plata. Los procesos mentales que me permiten sobrevivir a todas estas incertidumbres que se han cruzado en mi añorado bienestar me tienen ocupado gran parte del día.
Me ayudan a seguir de pie con media sonrisa en la cara unos nuevos compañeros de trabajo, que se apiadan de mi caída en desgracia y María José, que se encarga de que recupere fuerzas con una deliciosa cena y mucho cariño.
Por suerte los largos viajes en metro me permiten leer (he empezado “El club de la buena estrella” de Amy Tan).

25 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 25 de julio de 2004


Último sábado antes de reincorporarme a la vida laboral. Bajamos con las bicis hasta el Club y me despido de él con tristeza. Intentaré encontrar tiempo para seguir visitándolo pero me he acostumbrado a dejarme caer un rato cada día y lo echare mucho de menos.
Volvemos a casa, nos duchamos y vamos hasta los Icaria. Vemos la agridulce “Wilbur wants to kill himself”de Lone Scherfig, una delicia de película.
Ya en casa, y después de comer, nos regalamos una larga siesta que se lleva gran parte de la tarde.
Por la noche cena en casa de Olivia y Roberto. Cuando llegamos Martina ya está durmiendo y cenamos en el jardín. Pese al calor que ha hecho durante todo el día se está muy bien. Discutimos, como siempre, sobre cualquier tema (lo importante es discutir) y hablamos de sueños, casas y trabajos...A una hora prudencial nos retiramos... Martina sigue durmiendo.

24 julio 2004

“Limpió rápidamente la mesa arrojando al suelo con elegante gesto artículos de revistas y cuadernos Gran Jefe con un barrido de sus manazas. Puso ante sí un cuaderno nuevo y escribió lentamente en su áspera cubierta DIARIO DE UN JOVEN TRABAJADOR, O ADIÓS A LA HOLGANZA.”
John Kennedy Toole. La Conjura de los Necios
 
DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 24 de julio de 2004


Me levanto pronto, desayuno con María José y – adiós Club, adiós piscina, adiós playa – cojo el metro con destino al que, al final del día, será mi nuevo trabajo. Después de una breve entrevista queda claro que el lunes me incorporaré a la plantilla de Levy Pants. Paso el resto del día aprendiendo lo que será mi nuevo trabajo y poniendo a prueba la paciencia de mis profesoras.
Vuelvo a casa cansado después de un largo día de trabajo (pese a que no he hecho nada, la falta de costumbre ha hecho estragos en mi resistencia física).
Ceno con María José en el “Murivecchi” (c/Princessa, 59 Tel. 933152297), un restaurante de comida italiana que hace poco han abierto en el barrio. La comida es buenísima y el servicio muy amable, seguramente volveremos.
Hacemos una copa en la recién inaugurada terraza de “La Candela” (Plaça Sant Pere), pero estamos cansados y nos vamos a dormir pronto. 
Mi tiempo de ocio se verá reducido en cantidad – espero que no en calidad - a partir del lunes. También supongo que la periodicidad de este diario se verá afectada... ya lo iré contando.
 
“Estoy verdaderamente muy fatigado al final de mi primer día de trabajo. No quiero decir, sin embargo, que me sienta descorazonado o deprimido o derrotado. Me he enfrentado al sistema cara a cara por primera vez en mi vida, plenamente decidido a actuar dentro de su marco como observador y crí9tico de incógnito, como si dijésemos. Si hubiera más empresas como Levy Pants, estoy seguro de que las fuerzas laborales de Norteamérica se ajustarían mejor a sus tareas.”

Ignatius J. Reilly. Escrito en un cuaderno Gran Jefe.

23 julio 2004

 “Las cosas nunca salen como uno prevé”
Michael Crichton. Presa.


DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 22 de julio de 2004


Por primera vez en esta larga semana consigo hacer un hueco en mi apretada agenda y, después de desayunar con María José, bajo al Club. Disfruto del mar, de la piscina y del sol que hoy aprieta especialmente.Vuelvo a casa y el mundo que había previsto para este mes de agosto se desmorona en segundos como un castillo de naipes: adiós a las vacaciones en S’Agaró, adiós al curso en el que tanto estaba aprendiendo, adiós a la cola para sellar en el paro...  La empresa de la ciudad vecina con la que me entrevisté ayer parece que acepta mis condiciones y, si esto acaba siendo así, mi situación laboral puede cambiar en pocos días. Mañana viernes puede concretarse todo. Tendría que estar muy contento, pero la sensación es agridulce... dejo mucho a este lado del espejo.

22 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 21 de julio de 2004

 
De nuevo la rutina se ha apoderado de mi vida. Por las mañanas tengo cosas que hacer (variadas pero tediosas todas) y por las tardes el curso (que poco a poco está cogiendo velocidad) ocupa todas mis horas.
Con este apretado horario queda poco tiempo para la imaginación y el ocio.
 
Miércoles. Entrevista de trabajo en una ciudad vecina. Me ofrecen poca pasta, yo pido más. Con toda seguridad sigo sin trabajo.Empiezo a leer “Presa” de Michael Crichton (siento debilidad por sus best sellers). Por la noche cena con María José, Yoli y Rafa en “La chacha”. Nos estamos haciendo parroquianos habituales de este pequeño local (noticia triste: han dejado de hacer la estupenda parrillada de verduras que tanto me gustaba). Todos estamos muy cansados y, después de los cafés y sin copas, nos vamos a dormir.

20 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 20 de julio de 2004

 
El Club Dante
Matthew Pearl
 
Ambientada en Boston poco después del final de la guerra civil norteamericana“El Club Dante” es un fascinante thriller en el que lo histórico y lo literario van de la mano de una narración cautivadora. Se me hace imposible no caer en el tópico de citar los referentes literarios a la hora de evaluar la novela del joven Matthew Pearl. El conocimiento que el autor demuestra de “La Divina Comedia” de Dante y de las circunstancias en las que el poeta Henry Wadsworth Longfellow acometió su traducción sitúan “El Club Dante” cerca de “El Nombre de la Rosa” de Umberto Eco. La ambientación del Boston de la post-guerra es envidiable y su descripción de los bajos fondos me recuerda a “El Alienista” de Caleb Carr.
Pero hay mucho más. La hábil inclusión de personajes históricos, los ricos detalles que nos acompañan durante la lectura, los juegos - no excesivamente tramposos-  con los que Pearl juega con el lector... todo hace que nos encontremos delante de una gran y entretenida novela que se lee de un tirón.
También es casi obligatorio decir lo que no es “El Club Dante”. Su aparición después de “El Código Da Vinci” la ha situado, en algunos medios de comunicación, en la órbita de la novela de “Dan Brown”.  Nada más alejado de la realidad. Si la novela de Dan Brown era puro entretenimiento con muy poca literatura en sus páginas, “El Club Dante” es un ejemplo de novela histórica, una historia de suspense delicadamente tramada que además está muy bien escrita.
 
Me levanto, desayuno con María José y repaso la agenda del día.
Obligaciones.................................................................... 3
Actividades de ocio programadas.................................... 0
Preocupante. Paso la mañana cumpliendo con mis obligaciones y, antes de comer, paro un rato para leer.
La tarde está ocupada por la última de las obligaciones de hoy: mis cinco horas de clase.
Ya en casa, y después de cenar, recibimos una llamada. Es Jordi R2 que se ha liado en la cocina y ha hecho demasiado pastel... que nos trae un poco y que nos vamos a hacer una cerveza para celebrarlo. El pastel resulta ser un bonito y delicioso pastel de albaricoque. Ya tenemos solucionado el desayuno de mañana.
Vamos a la terracita del Black Horse y alargamos la cerveza un par de horas mientras hacemos tertulia de terraza de bar en verano. El aire es fresco y se está muy bien. Que bueno es tener amigos en el vecindario. 

19 julio 2004

“El concepto de ocio es equívoco. El término ocioso alude a alguien pasivo e, incluso etimológicamente, negocio es la negación del ocio o lo que es lo mismo «no-ocio».”
Santiago García Quintana. Pequeña Historia del Ocio. Buenos Aires 1958
 
DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 18 de julio de 2004

 
Nos levantamos tarde y nos dejamos llevar por la pereza. La mañana pasa lenta mientras leemos. A mediodía decidimos bajar un rato al Club. Pero el Club que nos encontramos al llegar es completamente distinto al que cada día me es permitido disfrutar. No hay ni una tumbona vacía y las piscinas están llenas.
Pese a que la tranquilidad habitual ha sido substituida por una cierta locura colectiva decidimos quedarnos y encontramos nuestro hueco a la sombra (el sol pica demasiado). Más tarde conseguimos un carril para poder nadar un rato.
Vuelta a casa y tarde de domingo tradicional (siestas, lectura y película de video club – paycheck (floja pero entretenida -). Se acaba el fin de semana y el aire empieza a oler a vacaciones.

18 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 17 de julio de 2004
 
 Viernes. Llevo ya 24 horas sin teléfono cortesía de Telefónica que me anuncia que – como no soy un cliente preferente – pueden tardar otras 24 horas (al final serán más) en solucionar la avería.
Voy al servicio técnico de Sony que, tras el pago de una abultadísima factura,  me entrega un equipo presuntamente despojado de los problemas por los que lo dejé en sus manos. A los diez minutos de ponerlo en marcha descubriré que el lunes tengo que volver a cargar con él (es bastante pesado) para ir al servicio técnico a reclamar (otros quince días, otro viaje hasta el servicio técnico...).
Sigo constipado, un pulpo atenaza mi nariz y mi garganta.
Sólo me salva de la mala leche que me entra al enumerar todas estas adversidades una cena agradable en casa de mis padres con María José.
 
Sábado. Nos levantamos tarde y pasamos la primera parte de la mañana leyendo en casa. Por fin, tras algo más de 48 horas incomunicado, recupero la línea telefónica.
Salimos a comprar regalos y nos regalamos una comida en el Hanin. Entre otras delicias, me pongo ciego de Kimchi.
De nuevo en casa. El Tour y la larga etapa pirenaica de hoy sirven de arrullo para nuestra siesta. Después leo “El Club Dante” que me está encantando.
Por la noche vamos a casa de Jordi P. Celebramos el cumpleaños de Jordi, el de Emma y que pronto se irán a vivir juntos. Jesús y Natalia han llegado poco antes que nosotros y pronto llegarán los demás: David, Iola, Quim, Carol, Mireia, Laura y Alex “el niño”.
Emma y Jordi nos han preparado una cena sensacional. Para aliñar los berberechos del aperitivo me veo obligado a robarle un limón al limonero de la vecina (espero que si lee esto algún día me sepa perdonar).La sobremesa se alarga con los regalos y, pese a que me lo estoy pasando muy bien, soy el primero en caer. El cansancio acumulado durante la semana, unido supongo a la medicación que estoy tomando para el resfriado (hábilmente mezclada con cerveza), pasa factura y empiezo a dormirme. Somos los primeros en abandonar. Ha sido una gran fiesta.

17 julio 2004

 DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 15 de julio de 2004

 
La noche ha sido horrible. Tengo un resfriado monumental (gentileza de los aires acondicionados) sólo moderado por los cuidados que María José y la aspirina efervescente me han dispensado. Desayuno y decido volver un rato a la cama hasta que haga un poco más de calor.
Decido bajar hasta el Club con bus y me arrepiento nada más entrar en el gélido ambiente impuesto por un conductor fanático del aire acondicionado. Nado y tomo el sol mientras leo “El club Dante” de Matthew Pearl.
Al salir cojo otro bus (conducido por un primo del anterior con las mismas obsesiones térmicas) hasta Plaza Cataluña. Entro en el Fnac y el aire acondicionado consigue que mi nariz se convierta en una versión orgánica de la fuente de Canaletas. Pese a las dificultades compro lo que he venido a comprar y evito caer en el consumo compulsivo de productos culturales que es habitual en mí cada vez que entro en una de las tiendas de la cadena francesa.
Como no tengo ganas de cocinar, me como un menú en un restaurante del barrio y voy a clase. De nuevo el aire acondicionado me ataca sin que pueda hacer nada para defenderme.
Cinco horas después cojo un bus y paso mucho frío pese a que voy con una camisa de manga larga. El conductor, seguramente un inmigrante Groenlandés, parece no darse cuenta de las bajas temperaturas.
Hoy he quedado para cenar con los compañeros de mi último trabajo. Es una despedida (mañana echan a los pocos que continuaban trabajando después de la primera tongada de despidos) pero en el ambiente se respira un aire lúdico y de cierta liberación. Verlos a todos, juntos de nuevo, me gusta. Vuelven las viejas historias y reímos mucho.
Cenamos en un restaurante cercano al Puerto Olímpico y, alguna mente poco pensante, decide continuar la fiesta en el “Baja Beach”. El  infierno debe ser algo parecido a esto: cientos de personas – apretadas y sudorosas -bailan compulsivamente animadas por un dj que acaba de salir de la lobotomía que ha finiquitado  las pocas neuronas con las que la naturaleza le dotó. Mientras, camareros y camareras (ambos con muy poca ropa) bailan en vez de servir copas. Apretones, camareras que se abren paso a golpe de pito, coreografías vengorzantes... Por suerte – y no entiendo las oscuras  razones que mueven los hilos del destino – tenemos acceso a una zona reservada donde evitamos las apreturas de la pista central (del circo) y donde siempre hay alguien pendiente de que no te falte una copa en la mano (servida a domicilio).
A las tres decido que ya he tenido bastante y Chus se despide de mi diciéndome: ”Algún día seré jefe”.
Vuelvo a casa en taxi reflexionando  sobre los significados ocultos de la frase de Chus (inspirada, sin duda, por la ingestión no controlada de bebidas espirituosas de alta graduación) y no consigo llegar a ninguna conclusión. En la radio del taxi suena “New Kid in Town” de los Eagles. 

14 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 14 de julio de 2004


Me levanto pronto, preparo el desayuno y despierto a María José para ver juntos el encierro de hoy, el último de este accidentado año. Pobres de nosotros... tardaremos todo un año en volver a oír la voz de Javier Solano comentando los encierros. Será un largo año sin los anuncios de Moshy, sin la publicidad de los espárragos de Navarra y sin ver el barco de Forum Filatélico. Los echaremos a todos de menos con la esperanza de reencontrarlos el próximo siete de julio.
Cogemos las bicis y bajamos hasta el Club. El sol anuncia un largo día de playa pero nuestra alba piel nos hace desistir pronto y volvemos a casa. María José se va a trabajar mientras me quedo escribiendo un rato.
El “Cultura/s” de La Vanguardia viene encabezado por un largo reportaje sobre Rafael Amat i de Cortada y su largo diario “Calaix de sastre”. Tomo nota y, en la primera ocasión que tenga, me haré con los escritos de este predecesor (en lo que a escribir un diario se refiere) del siglo XVIII. Los diarios son un género literario menor que cada vez me interesa más. Su mezcla de costumbrismo y reflexión nos acerca mucho a la manera de pensar y de vivir de aquellos que los escribieron y sus coetáneos.
Por la tarde vuelvo al “cole”. Cinco horas de clase me esperan.

Empecé a escribir este diario como una broma para unos amigos. Ahora, más de un año después, sigo escribiéndolo – sobretodo – para mí y para, si es posible, contagiar una parte del entusiasmo con el que intento transitar por la vida. Me gusta ver que la gente lo lee y, más que nada, que lo disfruta. Supongo que los lectores más habituales son amigos que quieren saber de mí. También sé que hay lectores a los que no conozco. Hoy he recibido un mail de una de esas personas desconocidas que se pasan por aquí con cierta regularidad (es el primero que recibo). Es agradable tener algo de feedback y sobretodo cuando lo que te dicen es bonito.
Muchas gracias. Un beso.

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 13 de julio de 2004


Me levanto para, medio dormido, desayunar con María José. Cuando ella se va al trabajo, consigo aguantar despierto y ver el penúltimo encierro de los “Sanfermines” de este año (por suerte mucho más tranquilo que el de ayer). Bicicleta, Club, un rato de piscina y, un poco de sol.
Vuelvo a casa sin sospechar que, la adversidad – sin duda animada por la fecha- se me echa encima. Tengo que cambiar el agua del bacalao. Abro el grifo y veo, con gesto de pánico no contenido, que no cae ni gota. Si no hay agua para cambiar el bacalao... tampoco tengo agua para ducharme. En la compañía de agua atienden mi reclamación pero no podrán enviar a nadie hasta la tarde.
Con mi “look” playero (y sin duchar) salgo por el barrio a hacer un par de “tengos que”.
La solución a mi falta de higiene (y a un pelo que necesita ser peinado con ayuda del agua) será volver al Club a ducharme. Pero tengo el tiempo justo para llegar después a clase.
Cojo el 17 que, inexplicablemente, se desvía y me deja donde le da la gana. Camino, casi corro, hasta el Club y me ducho en cinco minutos.
Pese a las carreras llego tarde a mi primera clase (con lo que me empiezo a labrar una fama entre mis compañeros de clase). El curso parece que está muy bien, pero las cinco horas diarias (con una pequeña pausa de media hora) se hacen duras. Espero que sólo sea la falta de costumbre.

13 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 12 de julio de 2004


Me levanto para ver el encierro y arrastro a María José hasta el comedor. El encierro de hoy es el más peligroso que he visto los últimos años y el montón que se forma en el callejón de entrada a la plaza es realmente angustioso. En él, uno de los corredores habituales – el clásico calvo que a lo largo del día sabré que se llama Julen - es corneado repetidas veces hasta que consigue escapar del montón. No lo conozco de nada, pero el hecho de llevar años buscándolo entre la multitud de corredores hace que sufra mucho por él. Por suerte parece que, pese a las cinco cornadas que se lleva de recuerdo, la cogida ha sido menos grave de lo que las imágenes parecían presagiar. Espero verlo de nuevo el año que viene.
Después de desayunar dedico la mañana a comprar por el barrio. Hace frío y decido no ir al Club.
Por la tarde voy caminando a clase. El primer día sirve para presentarnos el curso y para tener un primer contacto con los profesores. Jordi P. se sienta a mi lado, mi vida sigue girando en círculos concéntricos.
Vuelvo a casa, cocino un rato y espero a María José. Juntos veremos un poco de tele y a dormir.

11 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 11 de julio de 2004


Duermo muy mal (el somier del sofá del comedor es el principal culpable) . María José – que no ha pasado mejor noche -, mi madre y yo somos los más madrugadores y vemos juntos el encierro antes de desayunar.
Vuelven las cajas, las risas, los muebles, los cajones, los armarios, las baldosas que sobran, las bayetas y las fregonas... mañana volverán las agujetas.
A mediodía lo dejamos, todos estamos muy cansados. Hemos avanzado mucho pero aún queda mucho trabajo por hacer. Recuperamos fuerzas en el “Pi de Sant Pol” y María José y yo volvemos en la Sarfa a Barcelona. El bus arranca y, cinco minutos más tarde, ya estoy durmiendo.

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 10 de julio de 2004


Viernes tarde. Cuando llega María José comemos y nos regalamos una larga siesta.
Caminamos hasta los Icaria y vemos la segunda parte de “Shrek”. Nos lo pasamos en grande y, al salir del cine, los dos estamos de muy buen humor. Volvemos caminando a casa sin dejar de comentar los mejores gags y detalles de la película.

Sábado. Hoy tenemos una agenda llena de actividades programadas. Parece que las obras del apartamento de S’Agaró por fin han terminado y ahora toca limpiar y devolver todos los muebles a su sitio.
Suena el despertador a las siete. Preparo el desayuno y despierto a María José (que normalmente es quien se encarga de esta madrugadora tarea). Desayunamos, vemos el encierro de los toros de Dolores Aguirre (muy emocionante) y, con las bicis, bajamos hasta el Club.
Nadar, tomar el sol, llenarse los ojos de azul del mar... lo habitual (pero hoy – y lo mejora mucho – con compañía). Vuelta a casa y lectura mientras esperamos que Cesc –que será nuestro chofer hasta S’Agaró – nos llame.
El viaje pasa volando y, cuando llegamos, veo que mi madre y Eli, que llegaron ayer, han avanzado mucho. Comemos y nos ponemos manos a la obra: cajas, muebles, risas, bayetas, fregonas, más risas... al final del día parece que la cosa avanza. Alberto y Esther –que, Dios los perdone, ya están de vacaciones- vienen a invitarnos a cenar, pero estamos destrozados y cenaremos en casa.
La tormenta de la noche moja la ropa que nos quedaba por recoger.

09 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 9 de julio de 2004


Jueves. Desayuno con María José y después trabajo un rato con el ordenador. Veo el encierro (tranquilo) y bajo al Club.
Nadar en la piscina exterior es una verdadera gozada. Al ir, cada vez que la cabeza sale del agua para tomar aire, me encuentro con el sol – todavía no muy alto – reflejado en la superficie. Al volver centro mi atención en las burbujas doradas que acompañan cada brazada y en la torre del teleférico que vigila, desde las alturas, esta parte del puerto. Después toca secarse al sol y disfrutar de la vista.
Vuelvo a casa y leo. Acabo el libro de Frank McCourt (que me ha gustado tanto como “Las cenizas de Ángela”) y empiezo “Breviario de idiotas” de Ermanno Cavazzoni. El libro recoge pequeños momentos de vidas que jamás existieron, de idiotas variados que no aportaron nada a la humanidad ni a ellos mismos. Descerebrado, raro y divertido.
Viernes. Tras el desayuno y el encierro llega la ración diaria de piscina y sol. Pese al esfuerzo acumulado durante toda la semana estoy preparado para afrontar el fin de semana que empezará cuando María José llegue a casa después de trabajar.
El lunes empiezo un cursillo bastante completo (son cinco horas diarias) con lo que el tiempo dedicado al ocio se verá limitado.

08 julio 2004

IARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 7 de julio de 2004


Nos levantamos con el tiempo justo para ver el primer encierro de las fiestas de San Fermín de este año. Los toros de Torrestrella, normalmente problemáticos, ofrecen un encierro limpio pese a la lluvia que ha dejado las calles resbaladizas.
Ayer los meteorólogos de televisión anunciaban tormentas terribles y en la radio hoy prometen que el tema será peor de lo esperado. Como no quiero convertirme en el protagonista de la versión española de “El día de mañana” me quedo en casa para “fer dissabte” (limpieza a fondo de la casa). Cuando acabo – sudado pese a que en la calle las temperaturas deben ser glaciales – descubro que los meteorólogos han jugado con cartas marcadas y que hace un sol de justicia.
Es tarde y mi rutina mañanera ha sido desmontada. Pese a todo decido bajar al club y nadar un rato. Me seco al sol pero aguanto poco rato ya que el sol – pasado el mediodía – pica demasiado para mi blanca piel.
Miro mi cartera e invierto la mitad de mi capital en literatura (por un euro compro “Breviario de idiotas” de un tal Ermanno Cavazzoni). El cincuenta por ciento restante de líquido disponible es invertido en la compra de La Vanguardia.
Con la cartera vacía dejo que María José me invite a cenar. La pizza en “La Gavina” (c/ Ros de Olano 17, Tel. 934157450) está deliciosa.
Vuelta a casa y a dormir.

07 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 6 de julio de 2004


María José me despierta. Son las tres de la madrugada y hay cierta agitación en el ambiente. El motivo es que Alejandro ha decidido que ayer cenó demasiado y está dejando el remanente en el suelo de la habitación.
Una vez solucionado el problema –cinco minutos- volvemos a dormirnos los tres.
Por la mañana, después de desayunar, María José se va a trabajar mientras Alejandro y yo jugamos al “Great 1000 milles rally” hasta que lo vienen a buscar.
Me queda tiempo para ir al club y disfrutar del poco sol que hoy nos visita. Los días nublados, la vista - con colores más intensos y sin calina - mejora mucho.
Por la tarde, con María José, vemos el último capítulo de la segunda temporada de “Los Soprano”.

05 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 5 de julio de 2004


Me he dado cuenta que, estos últimos días, me repito bastante. La llegada del verano en todo su esplendor, el sol y la calma que rodea mi placentera vida, me han llevado a un círculo vicioso del que no soy capaz de salir. No se si debería seguir explicando mis hedonistas rutinas mañaneras o si, por el contrario, debería zanjar el asunto – como tuve a bien hacer la semana pasada – con un “mañana standard”. Rutinas como levantarme cada día pronto (aunque no tengo necesidad de madrugar), desayunar con María José (mientras hablamos del día que nos espera y hacemos planes de futuro), coger la bicicleta y bajar hasta el club (un rápido paseo por un barrio que empieza a despertar), nadar (ejercicio en mi vida después de muchos años de largas jornadas de deporte de sofá) y tomar el sol (los que me conocen saben que siempre he tenido un déficit en esta materia) mientras leo (que gozada) y disfruto del mar (¿puede haber mejor vista?), se han convertido en placeres a los que ahora me sería muy difícil renunciar. Y es por ello que me gusta contarlos cada vez que los disfruto con la intención de que vosotros, los que leéis este Diario, los podáis disfrutar conmigo.
Pues eso... que hoy lo he vuelto a hacer.
Al volver a casa miro la nevera y me doy cuenta de que – en un pasado no muy lejano – conoció tiempos mejores y que con una pequeña ayuda volverá a ser el útil electrodoméstico que un día fue. Compro fruta a la señora Carmen que anda, como cada día, con sus dos pares de cerezas colgando de las orejas y después sigo comprando en las pequeñas tiendas del barrio.
Después de comer me acerco a La Pedrera y visito la exposición “Cuerpo y cosmos. Arte escultórico del méxico precolombino”. La exposición es una muestra notable de las representaciones escultóricas humanas en varias culturas mesoamericanas. Me parece muy interesante y, en algunos momentos, incluso divertida (hay piezas fantásticas, tremendamente cotidianas y llenas de sentido del humor). Me entristece pero, ver lo poco que sabemos de todas estas culturas con las que los conquistadores del “nuevo mundo” no quisieron convivir.
María José vuelve a casa con Alejandro. Alejandro es nuestro sobrino, tiene siete años y sufre un terrible ataque de incontinencia verbal. Juntos vamos al “Yume” (c/Via Laietana, 13 Tel. 932681813), un restaurante japonés con buffet libre giratorio. Aprender a utilizar los palillos, atreverse a probar el pescado crudo, poder decidir que comer... todo son sensaciones nuevas. Nos lo pasamos bien y volvemos a casa caminando bajo la lluvia (cuatro gotas mal contadas).
Ahora, mientras escribo esto, Alejandro y María José están concentrados en el noble arte de hacer pulseras de cuerda.

04 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 4 de julio de 2004


Nos levantamos pronto, desayunamos y, con las bicis, bajamos por calles completamente vacías hasta el Club. Si por el camino estábamos prácticamente solos, al llegar la sensación de soledad se acentúa. El Club suele estar vacío a estas horas pero hoy hay menos gente todavía. Nado un rato y después leo frente al mar.
Volvemos a casa cruzándonos con la marea humana que empieza a llenar la playa.
Dejamos las bicis, compramos el periódico y nos vamos a leerlo en la terraza del “Caliu”. Las flores de las acacias, que no paran de caer alfombrando el suelo de amarillo, nos obligan a defender nuestras bebidas con alguno de los folletos publicitarios (cada día más numerosos) que acompañan al periódico dominical.
Todavía no hace calor, la calle es peatonal y no tenemos ninguna prisa. Se está bien. El periódico, estratégicamente dividido en partes, va pasando de mis manos a las de María José y de las de ella a las mías.
Hemos desayunado muy pronto y tenemos hambre. Comeremos en horario europeo en “La Chacha” que se ha convertido últimamente en nuestro segundo hogar.
Vuelta a casa y siesta patrocinada por el Tour (ayer se me olvidó contar que había empezado este gran generador de siestas, este sin par culpable de cabezadas históricas. Esta primera semana – llena de etapas llanas – augura unas tardes reconfortantes delante del televisor).
Completo la tarde deportiva con motociclismo, automovilismo y la final de la Eurocopa. La victoria de Grecia me deja exhausto. Me voy a dormir.

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 3 de julio de 2004


Me levanto pronto, preparo el desayuno y desayuno con María José que, después de leer el Diario durante toda la semana, también quiere su propia ración de sol y playa. Cogemos las bicis y bajamos hasta el Club. En el cielo hay nubes amenazadoras pero, como hemos sido buenos, se nos regala una impagable mañana de sol que aprovechamos nadando y leyendo.
La mañana se estropea y, por el aspecto de las nubes, creemos que el sol no volverá a salir. Volvemos a casa y, nada más llegar, empieza a llover.
No importa. Por el camino hemos parado en el video-cajero automático y nos hemos provisto de películas para pasar el día. Vemos “Bajo el sol de la Toscana” (Bien) y “Elephant” (Impresionante, me gusta mucho).
Decidimos no salir. Los resfriados veraniegos nos están dando más dolores de cabeza que los invernales.

03 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 2 de julio de 2004


Jueves. Mañana estándar (me levanto pronto, desayuno con María José, bajo al Club en bicicleta, nado un rato, tomo el sol y leo). Acabo “Ciudad de huesos” de Michael Connelly (como todas las suyas, una buena novela negra) y vuelvo a casa.
Por la tarde, con María José, visitamos una casa en obras. Está en el Carmelo (a 50 metros de la casa del hombre de los “fontainers” y tiene unas vistas impresionantes desde todas las habitaciones (Barcelona a tus pies y el mar de fondo). Pero pese a las excelentes vistas y a que cuando esté acabada será una maravilla, no nos la quedaremos (es demasiado cara para no ser exactamente lo que andamos buscando). Si alguien está interesado le paso el teléfono de la inmobiliaria.

Viernes. Mañana estándar. En el club he empezado a leer “Lo es” de Frank McCourt, que es la continuación – de hecho tendría que ser el mismo libro - de “Las cenizas de Ángela”. Espero que esta segunda parte me guste tanto como me gustó la primera.
Ya en casa espero a María José leyendo “El País” y haciendo el crucigrama de Mambrino (últimamente había abandonado esta sana costumbre).
Comemos y, después de una siesta, caminamos hasta los Icaria. Al llegar han empezado casi todas las películas y no tenemos mucho donde elegir. Vemos “Janis y John “ y me lo paso en grande. El guión es divertido y las interpretaciones de Sergi López y Marie Trintignant le añaden todavía más valor. Incluso ese pedazo de madera conocido como Christopher Lambert está bien (el papel de colgado le sienta bien).
¿Seguro que François Cluzet no es John Lennon?

01 julio 2004

...”Una de las pocas fiestas patronales relacionadas con el ocio tiene lugar en Los Corrales de Buelna (Cantabria). Durante la fiesta de San Cipriano, patrón del pueblo, sus habitantes muestran públicamente sus aficiones, normalmente constreñidas en el ámbito privado”...
Santiago García Quintana. Pequeña Historia del Ocio. Buenos Aires, 1958.


DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 30 de junio de 2004


Mis dotes adivinatorias se hallan en proceso de crecimiento. La resaca que ayer anunciaba en esta misma plaza, no sólo se ha producido sino que sus dimensiones han sido superiores a las inicialmente esperadas. Su llegada, no hace falta decirlo, no ha sido recibida con la mejor de mis sonrisas.
Pero como suelen decir: “al mal tiempo, buena cara” y me levanto (tarde y de buen humor) para desayunar con María José. Dejo que la mañana transcurra placidamente mientras evito sonidos y luces que podrían dañar mi frágil equilibrio neuronal.
Recibo, por teléfono, una poco atractiva propuesta laboral que no llegará a buen puerto. En los próximos días se acabará de concretar pero el tema no tiene buen aspecto.
Lo que tiene mejores pintas es el curso a cuya sesión informativa acudo en compañía de Jordi P., parece muy interesante. La idea inicial era continuar, después de acudir a la reunión del curso, con la semifinal de la Eurocopa, pero – debido a que todavía estoy en proceso de recuperación - me rajo y vuelvo a casa para leer y descansar.
Y es que, como ha dicho Jordi ante mi deserción, nos estamos haciendo viejos.

30 junio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 29 de junio de 2004


Coger la bici y bajar al club cada mañana se está convirtiendo en una agradable rutina. Voy muy pronto y, gracias a esto, evito la marea de niños que aparece cuando yo me voy. El libro que estoy leyendo es muy pesado (físicamente) y eso es incómodo a la hora de leer en la tumbona de la piscina. El próximo lo escogeré por su tamaño.
Vuelvo a casa y, después de comer, con María José vamos a ver unos pisos que han puesto a la venta muy cerca de casa. El que nos gustaba ya está vendido (es un ático de ensueño con unas vistas sensacionales) y los que les quedan son demasiado caros. Otra vez será.
Entro en la cocina y empiezo a preparar cosas para la cena de esta noche. He decidido preparar tapas (que son muy fáciles de hacer pero requieren dedicación). Preparo esqueixada de bacalao, gildas, boquerones, taquitos de salmón – con la receta mejorada que me dio Nuria la semana pasada-, pinchos de solomillo y pinchos de salmón marinado y gambas.
Acabo poco antes de que lleguen Roger, Clara y Toni. Cenamos mientras me cuentan divertidas (y no tan divertidas) historias laborales. Gracias a las libaciones hechas durante la cena me aseguro una resaca de considerables dimensiones para mañana.

29 junio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 28 de junio de 2004


Desayuno con María José, cojo la bici y bajo hasta el club. En el club me encuentro con Francesc. Francesc y yo fuimos juntos a clase, éramos muy amigos y dirigimos dos publicaciones rivales (la guerra comercial fue dura pero no minó nuestra amistad). Pero en quinto de EGB, cambió de colegio. Estuvimos muchos años sin saber el uno del otro y, tras un encuentro casual, ahora nos encontramos por el barrio. Es uno de los pocos compañeros de clase que me encuentro regularmente, no sé que hacen el resto.
Mar, sol, un rato de natación en la piscina, lectura...
Vuelvo a casa y dedico el resto de la mañana a llenar la nevera.

28 junio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 27 de junio de 2004


Sábado. Acabo “Infancia” de Coetzee (impresionante, me gustaría poder escribir la mitad de bien algún día) y empiezo “Ciudad de huesos” de Michael Connelly. El resto del día lo dedico a la intendencia casera.
Por la noche María José y yo vamos a cenar a casa de Rafa y Yoli. Yoli ha preparado doradas al horno (buenísimas) y Rafa se ha encargado de las ensaladas. Cenamos en la terraza. (Nota médica: tanta cena en las terrazas ajenas nos está provocando un resfriado de grandes dimensiones). Interrumpimos la sobremesa para ver la ronda de penaltis del Suecia - Holanda y, tras la victoria de los holandeses, volvemos a la terraza para continuar con la conversación.

Domingo. Nuestra falta de moderación terracil ha tenido consecuencias y tendremos que pasar el día en casa para recuperarnos con la ayuda de una tortilla de aspirinas.
A mediodía golpean la puerta de casa (no tenemos timbre) interrumpiendo el disfrute del delicioso arroz que María José ha preparado. Es el vecino de arriba que dice que la escalera huele a quemado. El olor viene del piso de enfrente. Llamamos y no abren. Decidimos abrir (tenemos la llave) y no podemos ver nada debido al humo. Llegan los bomberos, envían al becario dentro y, cinco minutos después (es un piso muy pequeño), descubre un cazo en el fuego con dos biberones -convertidos en un engrudo calcinado- en su interior. Por suerte no ha pasado nada.
Como no podemos salir a la calle nos organizamos un ciclo de cine casero, vemos “Mistic River” (muy bien) y “La sonrisa de Mona Lisa”(muy floja).

26 junio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 25 de junio de 2004


Cena en la terraza del nuevo piso de Jordi R. y Nuria. Nos han invitado para inaugurar la que, cuando acaben las obras de reforma, será su nueva casa. También han invitado a Oriol (que también estudio con nosotros y al que últimamente no habíamos visto demasiado) y a Maribel.
Cena deliciosa y mucha cerveza son los ingredientes de la improvisada inauguración. En la conversación mezclamos viejas historias con nuevos proyectos. Lo dejamos a una hora prudencial.

25 junio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 24 de julio de 2004


Cansado y casi despierto paso el día como un zombi. María José no está mucho mejor.
A las 21’00 conseguimos salir a la calle. Damos un largo paseo y, como la pereza afecta a todo tipo de actividades, cenamos en La Chacha. Al volver a casa veo el final del Inglaterra – Portugal y siento sana envidia por ambas aficiones. Todos los aficionados al fútbol guardamos en nuestra memoria momentos que convertimos en mito particular, en parte de nuestra memoria futbolística. Estoy seguro que muchos portugueses y no menos ingleses guardarán para siempre la emoción tanto del partido como de la emocionante tanda de penaltis.

24 junio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 23 de junio de 2004


De nuevo estoy en el club, el sol calienta más que los últimos días y el mar está en calma. Me he dejado las gafas de sol en casa y leer resulta imposible. No tengo más remedio que cerrar los ojos y entregarme al feo vicio de escuchar conversaciones ajenas. Junto a mí, dos de las habituales hablan de lo cara que está la comida y de lo mucho que ha cambiado el tiempo – los inviernos ya no son como antes-. Una de ellas lleva una impresionante gorra amarilla hecha de ganchillo.
Por la tarde, con María José, vemos “Los Soprano”. Nos estamos acabando la segunda temporada que, como todo lo bueno, ha ido de menos a más.
Hoy es la vigilia de San Joan. Hemos quedado para cenar en casa de Albert y Esther en compañía de un grupo de amigos. María José y yo nos encargamos de comprar las cocas.
Al llegar a la casa hay un poco de confusión. Anna y Jaume han sido los primeros en llegar a la puerta de casa y al no encontrar a nadie han decidido llamar por teléfono para ver donde estamos los demás y por qué la casa parece cerrada. La casa parece cerrada porqué en S’Agaro –donde ellos están esperando – no hay nadie y todos los demás estamos llegando a casa de Albert en Barcelona.
Nos hemos quedado sin la compañía de Anna y Jaume y (también importante) sin embutidos.
Por suerte los demás (Marta, Miquel, Neus, Andreu, Ivan y Mani) llegan sin problemas.
Primero cenan los pequeños (María, Laura y Nacho) y, cuando se duermen, subimos a la terraza y empezamos a cenar mientras en los terrados vecinos no paran de lanzar cohetes y tracas.
En la sobremesa vuelven las viejas historias mezcladas con las noticias (por suerte todas buenas) del resto de amigos del grupo que hoy no han podido estar aquí.
La frecuencia de los estallidos a nuestro alrededor va decreciendo dejando paso a una calma agradable. Una brisa suave hace que en la terraza se esté bien y dejamos que la noche transcurra lentamente.
Al final, antes de volver a casa, Albert nos engaña para traer un limonero desde una terraza vecina. El limonero pesa mucho pero al final – y entre risas – conseguimos moverlo hasta su emplazamiento definitivo. Creo que la cena era la excusa para hacernos mover el (¿jodido? ¿puto?) limonero.
Aunque estamos en la otra punta de la ciudad y es muy tarde, decidimos volver caminando. Cuando nos acercamos a casa el cielo empieza a clarear. A las seis nos acostamos.

23 junio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 22 de junio de 2004


Es agradable levantarse pronto cada día y poder empezar el día con una conversación mientras desayunamos. María José se va a trabajar y yo cojo la bici y bajo hasta el club pese a que las nubes esconden el sol y el ambiente es fresco. Nado un rato mientras el sol, tímidamente, hace un quiebro a las nubes y empieza a calentar.
Me estiro delante del mar y leo (“Infancia” me está encantando). Oigo el mar, el lejano murmullo de la ciudad que todavía está arrancando y el rítmico sonido que los nadadores hacen a mis espaldas. Algunos de los veteranos socios del club se adentran con paso vacilante en la arena de la playa embutidos en bañadores comprados hace más de treinta años. El de ellas, como no, tiene un estampado floreado. Más tarde llegan los niños, ya de vacaciones, y empiezan a jugar, gritar y reír en la arena. Dejo el libro, cierro los ojos y me dejo llevar. Me dejo acariciar por el sol que todavía sigue luchando por ganar la batalla que, finalmente, conseguirá ganar. Hoy hay menos gente pero los habituales no faltan nunca (se les conoce fácilmente por su apergaminada piel y su cara de felicidad).
Vuelvo a casa y juego un buen rato con el “heroes of might and magic”.
Me encuentro con Eli cerca de su trabajo. Comemos en un restaurante de menús y alargamos la sobremesa en una terraza cercana. No tenemos suerte con el restaurante, por suerte es lo de menos.
En el apartado recojo tres cd’s (nada interesante) y vuelvo a casa.
Por la noche, y ya con María José, vemos un par de capítulos de “Los Soprano”.

22 junio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 21 de junio de 2004


Nos levantamos pronto y después de desayunar bajamos hasta el club. Las nubes que nos anunciaban un mal día no consiguen tapar el sol y embellecen el escenario. Nadamos y después me quedo en la tumbona secándome y leyendo mientras María José se va a trabajar. Acabo “Ahora sabréis lo que es correr” de Dave Eggers.
Vuelvo a casa y al llegar estalla la tormenta. Poco después vuelve a salir el sol. Empiezo “Infancia” de Coetzee (en algún momento de la semana pasada – no consignado en este diario – entramos en el Fnac, no me pude resistir y obligué a María José a que me regalara la edición de bolsillo).
Dedico la tarde al aprovisionamiento de la despensa y a una improvisada reunión de vecinos para tratar el reciente acto vandálico que nos ha dejado sin la puerta de la calle.

Ahora sabréis lo que es correr
Dave Eggers

Con aires de gran aventura, de vuelta al mundo en 80 días, Dave Eggers nos narra el desquiciado viaje de dos personajes disparatados en busca del necesitado al que regalar dinero. No será el viaje de Will y Hand una colección de postales turísticas. Su devenir por el mundo transcurrirá en escenarios habituales de nuestro tiempo: aeropuertos, hoteles, prostíbulos y oficinas de alquiler de coches. Tremendamente actual y contada con un gran sentido del humor “Ahora sabréis lo que es correr” es también un viaje al interior de los personajes (a sus motivaciones, a sus miedos y a su evolución) y una crítica a la forma en que desde los EE.UU tratan al tercer mundo (critica que también podemos, por desgracia, aplicarnos). Interesante y divertida.

21 junio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 20 de junio de 2004


Paso el domingo descansando. Alguno de los habituales lectores de este diario se preguntará ¿Descansando? ¿De qué? El cansancio que supone contestar a preguntas como esta debería ser suficiente para acallar estas voces resentidas que se alzan en contra de nuestra tranquilidad.
Veo el último partido de España en la Eurocopa con la sensación de haber vivido este momento muchas veces. Veo luchar, con convicción, a los portugueses, mientras los representantes de nuestra selección deambulan por el campo mal dirigidos por un hombre con pinta de petanquero de playa. Tras el final del partido creo entender el término “Furia española”: Dícese del cabreo de tamaño monumental que atenaza a los ciudadanos españoles tras la tradicional eliminación de su selección en las competiciones internacionales.

20 junio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 19 de junio de 2004


Viernes. Me levanto pronto y desayuno, como cada día, con María José. Cuando se va a trabajar me pongo el bañador, cojo la bicicleta y bajo hasta el club. Hay poca gente en la piscina y las tumbonas están vacías. Es una gozada nadar en la piscina exterior climatizada: la temperatura del agua, el sol – todavía bajo – reflejándose en el fondo de la piscina... Después de nadar leo y dormito delante del mar. La playa está vacía todavía. Cuando empiezan a llegar los habituales (jubilados que prácticamente viven en el club) vuelvo a casa dando una vuelta.
Sorprendentemente “Heroes of might and magic” vuelve a estar instalado en el ordenador. Juego un poco.
Con María José decidimos ir a los Icaria a ver “Harry Potter y el prisionero de Azcaban” pero hoy es el día del estreno y, cuando llegamos, no quedan localidades para la sesión de la noche. Decidimos quedarnos en el cine y vemos “Whale Rider”.
Al salir, contentos, pues la película nos ha gustado, decidimos reengancharnos y volvemos a entrar en el cine para ver – ahora sí- Harry Potter. La tercera entrega de la serie, dirigida por el mejicano Alfonso Cuaron, es – con diferencia- la mejor de las tres. Una película más obscura, menos infantil, más dinámica y muy entretenida (su larguísimo metraje pasa en un suspiro).
Son más de las 3 de la madrugada cuando llegamos a casa y nos acostamos.

Sábado. Hoy hace catorce años que María José y yo estamos juntos. Son catorce años de compartir todo tipo de experiencias, catorce años de –sobretodo- alegrías y amistad. Tenemos mucha suerte.
La mañana se nos va entre un campeonato de solitario (que gano yo) y un largo paseo. Comemos en un restaurante vietnamita, el Hanoi (plaza Letamendi, 27 Tel. 934515686). El menú de degustación es impresionante.
Volvemos a casa caminando y conversando sin parar. Ha refrescado y se agradece. Al llegar a casa recuperamos fuerza con una siesta.

18 junio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Jueves, 17 de junio de 2004


Cena con María José, Jordi R. y Nuria en La Chacha (c/ Portal Nou esquina Comerç). Hace poco que han abierto, es sencillo y agradable. Cenamos muy bien. Al salir, la noche es muy calurosa y decidimos hacer una cerveza en una de las terrazas del barrio. Ha llegado definitivamente el verano. El pistoletazo de salida lo da, como cada año, el uso de las terrazas. Hoy están todas llenas de gente que ha preferido un rato de buena conversación con los amigos a una nueva sesión de televisión. En la terraza del Black Horse no hay ninguna mesa libre, así que nos quedamos en la del bar de difícil nombre que hay en el otro lado de la calle.
Parece fin de semana pero mañana es laborable. Lo dejamos a una hora prudencial.

17 junio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Miércoles, 16 de junio de 2004


Me levanto pronto, leo un rato y desayuno con María José que tiene la mañana libre. Empleamos este precioso tiempo de estar juntos en diferentes tareas de suma importancia (entre ellas muchas partidas al solitario de Microsoft).
A mediodía, y ya solo, me acerco a los Icaria. Mi intención era otra pero acabo en la sala 5 viendo “Un Filme Falado”.

Un Filme Falado
Manoel de Oliveira

En otras manos, la nueva película del veteranísimo director (creo que tiene 93 años), no habría pasado de ser una serie de postales turísticas contadas con más o menos gracia. Manoel de Oliveira consigue, con la excusa de un viaje, darnos una lección de historia y – a la vez – una lección de vida. Pero al viaje físico de las dos protagonistas lo acompaña una reflexión – un viaje mental – sobre nuestra sociedad y nuestra cultura. “Un filme falado” no es una película fácil y, por ello, tendrá una vida corta en nuestras salas. Es una lástima.


En “La Vanguardia” encuentro un artículo sobre la primera Exposición Universal de Micronaciones, una de las actividades del Sónar 2004. Siempre me han fascinado estas pequeñas naciones – como Sealand – surgidas de la mente de un individuo. En Barcelona estarán representados cinco de estos pequeños estados.

Tarde de fútbol con Jordi P. y Víctor. Vemos el partido de España (triste empate que nos deja en una incómoda posición) en el Black Horse. Tristes y afligidos decidimos alegrarnos con una cena. Cenamos en La Candela (Plaça de Sant Pere) a base de tapas (deliciosas todas). Víctor nos abandona y decidimos continuar primero en el Ugarit y luego con una copa en el Borneo.
Nos retiramos relativamente pronto y en un estado lamentable.

16 junio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 15 de junio de 2004


Atrapado en un vórtice de inactividad caigo incomprensiblemente en un episodio de sueño que me ocupa la mañana y parte de la tarde del martes. A duras penas consigo salir a dar una vuelta con María José y el inicial propósito de ir al cine queda relegado tras la comprobación de mi estado.
Por la noche, y tras ver la incomprensiblemente larga “El último samurai”, parece que estoy recuperado. Ha sido un día extraño (la mayor parte del cual la he pasado en un estado de aletargamiento que me ha impedido todo tipo de actividad).