08 noviembre 2015

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 8 de noviembre de 2015

Sábado. Aún no hace frío… pero apetece preparar un arroz al horno.  Eli, Cesc, Mireia y Núria vienen a comer a casa. Aperitivo mientras Cesc devuelve el agua corriente a Graceland y comida familiar.

Creíamos que teníamos entradas para ir al teatro el domingo… pero a última hora descubrimos que son para el sábado. Por suerte, justo a tiempo. Vemos Vilafranca.

Vilafranca es la tercera parte de la trilogía de Jordi Casanovas sobre la identidad catalana. Tras las brillantes “Una història catalana” y “Patria”, el listón estaba muy alto, casi tanto como nuestras expectativas.

Y todas ellas se vieron desbordadas por una gran obra de teatro que, con mimbres locales, teje un gran relato universal. Jordi Casanovas escribe y dirige una obra que está por encima del tiempo y del espacio, un clásico que, como todos ellos, se cimienta sobre las pasiones humanas, sobre nuestras debilidades y sobre nuestras grandezas. Teatro grande.

Ayudan también unas grandes interpretaciones. Todo el reparto está muy bien pero sería injusto no destacar la impecable actuación de Lluïsa Castell. También quiero destacar a Manel Barceló que cambia con facilidad de registro sin la ayuda que supone un cambio de apariencia física.


Una escenografía simple pero totalmente efectiva y una banda sonora deliciosa de Anna Roig y L’ombre de ton chien son las guindas de un espectáculo redondo, sin fisuras y tremendamente emocionante. Está en el Lliure hasta finales de mes.

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