DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 12 de abril de 2015
Sábado. Celebramos el cumpleaños de María José con un
aperitivo entre amigos en el patio de Graceland. El día acompaña. Tarde y noche de series para rematar el día.
Acabamos más tarde de lo habitual por culpa de los jodidos finales de episodio
de Allegiance.
Domingo. En el Goya vemos “La plaza del Diamante”. Joan Ollé
adapta el texto de Mercè Rodoreda y dirige a Lolita Flores en un monólogo que
consigue transmitir toda la esencia del texto original. Lolita compone una
excepcional “Colometa” a la que el texto le sale de las entrañas. Sentada en un
banco durante un poco más de una hora, cuenta la historia con pasión pero sin
trucos. Es la sobriedad de la actuación –
reforzada por un escenario también sobrio – lo que la hace creíble y tremendamente
emotiva. La actuación de Lolita sólo se adorna con unas bombillas de colores y
con apuntes musicales (de Pascal Comelade) que nos hablan con nostalgia de un
tiempo y un lugar – el barrio de Gracia – que se ha disipado. Grande Ollé que
supo ver y crear esta versión de “La Plaça del Diamant” que emociona. Y grande
también, Lolita, que se dejó convencer y que, sin artificios, nos ofrece una
actuación que respira verdad en la ficción.
No quiero dejar de mentar a los ancestros de una pequeña
parte del público que, sin ningún tipo de respeto, son incapaces de cerrar el
móvil (un par de melodías y muchos mensajes intentaron lastrar la actuación de
Lolita sin, por suerte, conseguirlo). También merecen una mención los/las
idiotas que comentan con su vecina de butaca, los/las que tosen y carraspean
por encima de sus posibilidades (¡es un monólogo! ¡Y necesita silencio!) y
todos aquellos que buscan caramelos u otros objetos envueltos en celofán y de
difícil apertura. Espero no volver a
coincidir con ninguno de ellos nunca más en un teatro.
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